La reducción de la población como parte de la agenda globalista

Las hipotéticas medidas de liquidar a 350.000 personas al día, 127,5 millones de personas al año y 1.280 millones de personas por década son propuestas por defensores radicales de la despoblación como el conocido oceanógrafo francés Jaques-Yves Cousteau. Para garantizar el llamado “desarrollo sostenible”, la reducción de la humanidad a una población mundial total de un máximo de 500 millones de seres humanos en el planeta requeriría al menos 50 años. En noviembre de 1991, cuando concedió esta entrevista, las medidas para lograr la reducción de la población eran, entre otras, el aborto y la esterilización forzosa.

Lo que parece un plan absolutamente satánico no es algo extraordinario en la historia de la humanidad, sino sólo la conclusión radical de la biopolítica moderna, el tipo de política que decide sobre la vida y la muerte. En la antigua Grecia, el control de la población era una medida destinada al bien común, por ejemplo en los escritos de Platón, para evitar la falta de mano de obra, pero también para prevenir el impulso bélico en caso de percibirse una superpoblación. En la realidad posmoderna del siglo XXI el control de la población y, por tanto, la despoblación por diversos medios se presenta como una solución para apocalipsis supuestamente provocados por el hombre como el cambio climático y la superpoblación. En realidad es un medio para imponer un control más directo y totalitario sobre los pueblos del mundo. Las grandes conspiraciones de nuestros días giran en torno a este tema -basta pensar en el pánico en torno a la vacuna COVID 19 y los efectos negativos sobre la fertilidad que la vacuna COVID tuvo en los pueblos de todo el planeta. Por supuesto, esta miríada de crisis -el cambio climático, las pandemias y mucho más- sólo existen en la propaganda globalista y en el pánico creado por los medios de comunicación estatales y las ONG. Sin embargo, son una hiperrealidad existente, como diría Jean Baudrillard, puesta en directo por los medios de comunicación y los debates públicos, por lo que tenemos que hacer frente a las consecuencias.

Con el inicio de la era moderna, las estadísticas, la tecnocracia y las teorías modernistas sobre la eugenesia como parte del estatalismo liberalista, el llamado peligro de superpoblación se convirtió en un tema siempre presente, indiferente si la población mundial era de unos 1.000 millones a principios del siglo XIX o de más de 8.000 millones en la actualidad. En innumerables ocasiones se alcanzó el límite de crecimiento percibido, pero el anunciado colapso social no se produjo como se esperaba.

Desde el advenimiento de la modernidad, la idea de la reducción/control de la población forma parte del pensamiento burgués. Como parte de la biopolítica, la ideología de la reducción de la población proclama, desde un punto de vista aparentemente humanista, el pensamiento de que vivimos en un mundo en el que los recursos alimentarios son limitados debido a los “límites del crecimiento” (proclamados por la organización globalista Club de Roma en 1972), mientras que la reproducción humana es prácticamente infinita y amenaza con conducirnos a un desastre humanitario. Como consecuencia, siempre se divide a los humanos en la mejor parte de la humanidad (los mil millones de oro, la raza superior, etc.) y los “comedores inútiles” que hay que reducir. Pero, ¿cuándo empezó este tipo de pensamiento?

El economista británico y sacerdote anglicano Thomas Robert Malthus proclamó en su libro “Un ensayo sobre el principio de la población” en 1798, que la producción de alimentos no puede en ningún caso mantener el ritmo de reproducción de las clases inferiores. Por lo tanto, prosigue Malthus, las autoridades deben frenar el crecimiento demográfico de las clases más pobres para no poner en peligro la mejora de la humanidad y evitar una catástrofe humanitaria. Especialmente nefasto en su argumentación es el hecho de que Malthus refuta la posibilidad de políticas sociales o de solidaridad como solución al problema, ya que opina que estas medidas sólo acelerarían el problema que él veía en la reproducción de las clases bajas. Por supuesto, la motivación del panfleto de Malthus era abolir las primeras leyes sobre seguridad social en la Inglaterra moderna e impedir la redistribución de fondos de la burguesía rica y la aristocracia a los pobres. A pesar de ser un sacerdote anglicano, Malthus rechazó el mandamiento de Dios “fructificad y multiplicaos”, en su lugar predicó un diabólico evangelio de inhumanidad. Mientras que los pobres eran declarados “comedores inútiles” y un obstáculo para el desarrollo de la humanidad, la élite supuestamente burguesa era considerada apta para la reproducción.

Por lo tanto, la obra de Malthus, a pesar de lo científica y filosóficamente defectuosa que era, incluso Karl Marx pudo probar su argumentación sistemáticamente errónea, fue utilizada por la élite británica para argumentar a favor de una mayor explotación y, por lo tanto, del control de las clases inferiores. Con el advenimiento del darwinismo social a través de personajes como Herbert Spencer, se introdujo un racismo biológico en las medidas de control de la población, que culminó en el exterminio de las supuestas “razas y pueblos inferiores” no sólo en las políticas coloniales liberalistas, sino especialmente infame en los genocidios fascistas y nacionalsocialistas. Incluso gobiernos supuestamente socialdemócratas como el sueco pidieron la esterilización de personas consideradas no aptas para vivir por el Estado, como los discapacitados mentales.

Tras la Segunda Guerra Mundial, esta ideología de reducción de la población ahora acuñada como “neomalthusianismo” vio un sorprendente renacimiento a partir de la crisis energética y los supuestos “límites del crecimiento” declarados por el think-tank globalista Club de Roma. Mientras que las profecías apocalípticas de este club globalista no se hicieron realidad, su ideología sí. Su metamorfosis más reciente en forma de rebelión de La Última Generación/Extinción reclama un mundo sin niños para salvar a la madre tierra.

Podemos rastrear la inspiración de esta medida hasta el filósofo sudafricano David Benatar., [que] defendía, desde un punto de vista ateo-materialista, que los momentos agradables de la vida son inferiores a la cantidad total de sufrimiento. […] Benatar abogó por un mundo consistente únicamente en el hedonismo sin responsabilidad, que es básicamente un culto a la muerte.

El actual orden mundial liberalista globalista de Occidente se parece cada vez más a un culto a la muerte que induce al miedo. Mientras que las cosas nuevas y brillantes y el hedonismo demoníaco para las masas siguen existiendo, incluso como parte del Great Reset, a las masas occidentales se les lava cada vez más el cerebro en el llamado “desarrollo sostenible”, que intenta estabilizar las sociedades consumistas occidentales e impedir un mayor crecimiento económico del Sur Global para preservar la hegemonía occidental. Por otra parte, la eugenesia para la clase alta se propaga ahora a través de las ideas del transhumanismo. Al convertirse en uno con la máquina, el hombre quiere vivir para siempre. Por supuesto, hasta ahora el transhumanismo no ha sido capaz de cumplir sus promesas y sólo ha conseguido que el hombre se parezca más a una máquina, no darle la vida eterna. Por lo tanto, podemos considerarlo como uno de los milagros negros de la posmodernidad.

Curiosamente, también existe un plan diferente de despoblación acuñado por activistas ecologistas radicales como Penti Linkola y Theodor Kaczynski. Ambos quieren destruir la civilización tecnológica para destruir la sociedad tecnogénica, lo que Heidegger llamó Ge-Stell y el proceso de Globalización. Mientras que los globalistas llaman a la preservación de las élites occidentales y a la liquidación de las masas, especialmente en el Sur Global, Evgeny Nechkasov propone liquidar al “Billón de Oro” formado por los Soros, Musks, Rockefellers, Kurzweils y otros miembros de esta bandada de la misma pluma. De la mano del renacimiento del tradicionalismo y del fin de la sociedad urbana, esta propuesta pagana incluye la multiplicación de las personas tradicionalistas, mientras que aboga por la despoblación de la parte de la humanidad de mentalidad globalista.

En conclusión, existen dos enfoques de la reducción de la población en el discurso occidental: la sugerencia globalista que quiere matar a los llamados “comedores inútiles” y un enfoque militante-heathen-tradicionalista, que quiere liquidar a los globalistas como supuestos subhumanos reales.

Afortunadamente, todas las civilizaciones fuera de Occidente empiezan a deshacerse de los grilletes del Globalismo y, por tanto, la ideología de la despoblación pierde terreno cada día que pasa. Las exitosas revueltas antifrancesas en África y la sangría blanca de la OTAN en Ucrania hacen que el triunfo de la ideología de la despoblación y del neomalthusianismo fuera de Occidente sea cada día menos probable. Pero, por supuesto, el peligro sigue presente sobre todo para nosotros, dentro de Occidente, que vivimos en el núcleo imperial o en la semiperiferia. Por lo tanto, el Gran Despertar de los pueblos europeos y poner fin al Globalismo es la condición previa necesaria para acabar con esta ideología […].

A. Markovics

El Presidente de la ONU aprueba la declaración de pandemia: advierten de un “gulag digital”

Por encima de las objeciones de 11 naciones, el presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha aprobado hoy una declaración sobre prevención de pandemias que pretende crear una autoridad mundial en la materia. Los críticos afirmaron que la declaración apoya restricciones al estilo COVID-19, como “cerrar escuelas lo que arroja a las mujeres de forma desproporcionada al paro y la pobreza.”

El presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) ha aprobado hoy la declaración no vinculante de la ONU sobre Prevención, Preparación y Respuesta ante una Pandemia (PPPR), sin someterla a votación en el pleno de la asamblea y a pesar de las objeciones de 11 naciones.

Los críticos calificaron de “hipocresía” y “desquiciamiento” la declaración, que pretende crear una autoridad mundial contra la pandemia con poder para imponer confinamientos, vacunación universal y censura de la “información errónea”.

La aprobación se produjo en el marco de una reunión de alto nivel sobre PPPR. Pero, ¿qué significa la declaración en la práctica?

Para sus defensores, la declaración es un paso clave hacia la coordinación mundial en materia de prevención de pandemias y salud pública.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “presenta una oportunidad… para prevenir y prepararse ante las pandemias y sus consecuencias, utilizando un enfoque que implique a todos los sectores gubernamentales”.

La OMS también señaló que el PPPR pretende “aplicar las lecciones aprendidas de la pandemia COVID-19 ” y “llega en un momento en que el mundo se enfrenta a múltiples crisis humanitarias y relacionadas con el clima que amenazan vidas y medios de subsistencia en todo el mundo”.

En una declaración, el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó: “Si COVID-19 no nos ha enseñado nada más, es que cuando la salud está en peligro, todo está en peligro.” Vinculó el PPPR a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, afirmando que los líderes mundiales deben “demostrar que han aprendido las dolorosas lecciones de la pandemia”.

El abogado Lawrence Gostin, director del Centro Colaborador de la OMS de la Universidad de Georgetown, una figura clave “que desempeñó un papel clave entre bastidores en las negociaciones” para el propuesto “tratado sobre la pandemia” y las modificaciones del Reglamento Sanitario Internacional (2005) (RSI) – dijo que la reunión de alto nivel “es nuestra mejor oportunidad para conseguir el apoyo y un compromiso profundo de los Jefes de Estado y de Gobierno”.

Acuerdo “sin precedentes” a costa de la soberanía nacional

Otros expertos adoptaron una postura diferente. El autor y podcaster Frank Gaffney, fundador y presidente del Centro de Política de Seguridad, dijo a The Defender que considera “muy preocupante” que la ONU y la OMS “sigan fomentando, si no es que están de hecho autorizando, el tipo de capacidad o autoridad permanente por su parte para dictar esencialmente lo que constituye una emergencia”.

“No se puede obviar el hecho de que se va a hacer a expensas de la soberanía de las distintas naciones a las que posteriormente se les dirá que tienen una emergencia y se les dirá lo que tienen que hacer al respecto”, añadió. “Esto no tiene precedentes”.

Gostin dijo que “los negociadores no tienen referencia” en cuanto a cómo equilibrar la responsabilidad y la soberanía a la hora de aplicar instrumentos como el PPPR, el RSI o el “tratado sobre pandemias”.

En un artículo publicado en el Brownstone Institute, el Dr. David Bell, médico especialista en salud pública, consultor en biotecnología y ex director de Tecnologías Sanitarias Mundiales en “Intellectual Ventures Global Good Fund”, afirmó que “el principal objetivo” de la declaración “es respaldar” el “tratado sobre pandemias” y las enmiendas al RSI que están negociando actualmente los Estados miembros de la OMS.

Bell dijo que se ha instituido un “procedimiento de silencio”, “lo que significa que los Estados que no respondan serán considerados partidarios del texto”. En su opinión, el texto es “claramente contradictorio, a veces falaz y a menudo carente de sentido”, y pretende centralizar el poder de la OMS.

Bell declaró a “The Defender”: “La declaración no se escribió con intenciones serias, sino que es esencialmente retórica vacía que promueve una centralización continua del control que la ONU y la OMS buscan abiertamente, a expensas de la democracia, los derechos humanos y la igualdad.”

Francis Boyle, J.D., Ph.D., experto en armas biológicas y profesor de derecho internacional en la Universidad de Illinois que redactó la Ley Antiterrorista sobre Armas Biológicas de 1989, se mostró de acuerdo. “Las mismas personas que redactaron el tratado sobre la pandemia y las enmiendas al RSI redactaron el documento del PPPR”, declaró Boyle a “The Defender”.

“Se trata de una ofensiva a ultranza para que toda la Organización de las Naciones Unidas, sus organismos especializados y sus organizaciones afiliadas respalden y apoyen su propuesta de estado policial médico y científico totalitario y globalista de la OMS”, afirmó.

La reunión de alto nivel de hoy incluye los discursos programados de 158 representantes nacionales, entre ellos los presidentes o primeros ministros de 34 países y, en representación de Estados Unidos, el Secretario de Estado Anthony Blinken.

Entre los ponentes se encontraban el Ministro de Sanidad alemán, Dr. Karl Lauterbach, y representantes de la Organización para la Innovación Biotecnológica.

¿Qué significa la declaración para usted?

El texto final de la declaración política del PPPR, fechado el 1 de septiembre, incluye declaraciones y propuestas que abarcan una serie de temas, desde la vacunación hasta la llamada “información errónea”.

Según la declaración, “las pandemias exigen un liderazgo oportuno, urgente y continuado, solidaridad mundial, mayor cooperación internacional y compromiso multilateral… para poner en marcha acciones nacionales, regionales y mundiales coherentes y sólidas, guiadas por la ciencia… para reforzar la prevención, preparación y respuesta ante pandemias”.

Afirmando que “la salud es una condición previa para todos” y un indicador de “desarrollo sostenible”, la declaración pide:

  • Vacunación universal: La declaración expresa su “profunda preocupación” por el descenso de las tasas de vacunación en el mundo, e incluye un compromiso de apoyo a “la investigación y el desarrollo de vacunas y medicamentos, así como de medidas preventivas y tratamientos para enfermedades transmisibles y no transmisibles.”

“La inmunización sistemática es una de las intervenciones de salud pública más eficientes y rentables, con mayor alcance y resultados sanitarios demostrados”, afirma la declaración, al tiempo que destaca el “importante papel desempeñado por el sector privado en la investigación y el desarrollo de medicamentos innovadores”, incluidas las vacunas.

Pide que se mejoren “las capacidades de inmunización sistemática, vacunación y divulgación, entre otras cosas proporcionando información basada en pruebas sobre el fomento de la confianza, la aceptación y la demanda” y “ampliando la cobertura de la vacuna para prevenir brotes, así como la propagación y reaparición de enfermedades transmisibles.”[ing]

  • Hace permanentes los poderes “temporales” de COVID-19: La declaración expresa “preocupación por la continua aparición y reaparición de enfermedades propensas a causar epidemias”, y afirma “la necesidad … de aprovechar las lecciones aprendidas y las mejores prácticas de la pandemia COVID-19”, incluyendo “convertir, cuando proceda, las capacidades ampliadas temporalmente” desarrolladas durante la pandemia “en capacidades permanentes de manera sostenible”.
  • Pide una mayor vigilancia y documentos sanitarios digitales, como pasaportes de vacunas: La declaración “reconoce… el potencial de las tecnologías sanitarias digitales” para “aplicar y apoyar medidas sanitarias y reforzar los esfuerzos nacionales de respuesta” ante pandemias y emergencias sanitarias.

Las tecnologías digitales, como los pasaportes de vacunas, son un componente clave de las enmiendas al RSI que se están negociando. La declaración, a su vez, también establece la necesidad de “sistemas de alerta temprana” y “un enfoque integrado de Una Sola Salud“, para “dar la respuesta más rápida y adecuada” a las pandemias y emergencias sanitarias.

  • Posible censura en las redes sociales: La declaración expresa “preocupación por el hecho de que la información errónea y la desinformación relacionadas con la salud repercutan negativamente en los servicios de inmunización sistemática en todo el mundo.”

En consecuencia, la declaración pide “medidas para contrarrestar y hacer frente a los efectos negativos de la información errónea, la desinformación, la incitación al odio y la estigmatización relacionadas con la salud, especialmente en las plataformas de los medios sociales… incluida la lucha contra las dudas sobre las vacunas… y para fomentar la confianza en los sistemas y autoridades de salud pública”.

  • Pide que se concluyan el “tratado sobre pandemias” y las enmiendas al RSI: La declaración “anima” a concluir las negociaciones sobre las enmiendas al RSI y el “tratado sobre pandemias”, sugiriendo que esto garantizará “el acceso sostenible, asequible, justo, equitativo, eficaz, eficiente y oportuno a las contramedidas médicas”, incluidas las vacunas.
  • Usted pagará por ello: La declaración “da la bienvenida al lanzamiento del Fondo Pandémico” para “financiar inversiones críticas” para la preparación y respuesta ante una pandemia, con un coste de 30.000 millones de dólares al año. Este precio incluye un “déficit estimado de 10.000 millones de dólares anuales en nueva financiación externa al margen de los niveles actuales de ayuda oficial al desarrollo”, es decir, las cuotas pagadas por los Estados miembros de la OMS.

Según Bell, “la OMS señaló en 2019 que las pandemias son poco frecuentes, e insignificantes en términos de mortalidad global en el último siglo” pero, “la OMS y todo el sistema de la ONU consideran ahora que las pandemias son una amenaza existencial e inminente.”

Dijo que esto es importante, porque “están pidiendo mucho más dinero del que se gasta en cualquier otro programa sanitario internacional”, lo que “proporcionará una gran riqueza a algunas personas” y grandes poderes a los gobiernos, que podrán utilizarlos para “volver a imponer las mismas respuestas que acaban de causar el mayor crecimiento de la pobreza y la enfermedad en toda nuestra vida”.

“Lógicamente, las pandemias sólo serán más frecuentes si alguien pretende que lo sean (por lo que deberíamos preguntarnos qué está pasando)”, escribió Bell.

Bell afirmó que, aunque la declaración defiende de boquilla cuestiones como los derechos de la mujer y la educación, se contradice a sí misma al apoyar restricciones al estilo de la COVID-19, como “cerrar escuelas lo que arroja a las mujeres de forma desproporcionada al desempleo y la pobreza”.

El periodista independiente James Roguski declaró a “The Defender”: “Los enormes daños que han causado las terapias e inyecciones aprobadas hacen que la hipocresía” de los llamamientos de la declaración a un “mayor acceso” a las vacunas sea “absolutamente asombrosa”.

“Si la OMS siguiera ocupándose de mejorar la salud en general, obviamente no participaría en esto, ya que es contrario a una buena política de salud pública”, afirmó Bell.

Gostin dijo que la información errónea “supone una grave amenaza para la salud, especialmente en la distribución de vacunas”, y añadió que “equilibrar la libertad de expresión con la lucha contra la información errónea es un reto” y que la “OMS puede liderar asociaciones entre expertos científicos y divulgadores de información para garantizar que la información creíble llegue al público”.

Bell, sin embargo, discrepó de esta opinión, escribiendo: “La OMS recientemente calificó públicamente a las personas que hablan sobre los efectos adversos de las vacunas COVID y cuestionan las políticas de la OMS de ‘ultraderechistas’, ‘agresores que van contra la ciencia’ y ‘una fuerza asesina’”, y añadió que “Esta actitud es desquiciante. Es la denigración y el discurso de odio que utilizan los regímenes fascistas”.

Sin embargo, para Gostin, la declaración del PPPR no es suficiente. “Es totalmente inadecuado en cuanto a medidas concretas, como promesas de financiación de los sistemas sanitarios”, dijo, y añadió: “Ha habido muy poca cooperación entre la ONU y la OMS”.

11 países se oponen a la declaración

El consenso sobre el PPPR no es universal. En una carta enviada el 17 de septiembre a Dennis Francis, presidente de la AGNU, firmada conjuntamente por los representantes de 11 países, se expresaban las “legítimas preocupaciones” “de un gran número de países en desarrollo han sido ignoradas”.

Los 11 países son Bielorrusia, Bolivia, Cuba, la República Popular Democrática de Corea, Eritrea, la República Islámica de Irán, Nicaragua, la Federación Rusa, la República Árabe Siria, Venezuela y Zimbabue.

Su carta rompió el “procedimiento del silencio“, declarando: “Nuestras delegaciones están convencidas de que ésta no es forma de gestionar las negociaciones multilaterales e intergubernamentales sobre cuestiones de gran relevancia para la comunidad internacional, en particular para los países en desarrollo”.

Añadió que “no se ha llegado a un consenso sobre ninguno de estos procesos”. Sin embargo, la carta no contiene objeciones específicas al contenido de la declaración PPPR.

Según Boyle, las objeciones de las 11 naciones deberían “impedir que esta declaración se adopte por consenso y se convierta así posiblemente en parte del derecho internacional consuetudinario, que es lo que pretenden quienes están detrás de la declaración”.

“No pudieron aprobarla en la AGNU como Resolución de Consenso debido a la oposición de 11 Estados”, dijo Boyle. “Están intentando darle la vuelta y tergiversarla”, dijo, haciendo que sea el presidente de la AGNU -y no la AGNU- quien apruebe la declaración.

Una organización apoyada por Gates impulsó la declaración del PPPR

Además de los representantes nacionales, organizaciones como Gavi, la Alianza para las Vacunas -reconocida como parte interesada y “observadora” por la OMS – también participaron en la reunión de hoy.

Gavi proclama su misión de “salvar vidas y proteger la salud de las personas“, y afirma que esta organización “ayuda a vacunar a casi la mitad de los niños del mundo contra enfermedades infecciosas mortales y debilitantes”.

La Fundación Bill y Melinda Gates es socia de Gavi y ocupa un puesto permanente en su consejo, al igual que la OMS, UNICEF y el Banco Mundial.

Gavi describió la AGNU de este año como “un hito aleccionador” en el camino hacia el cumplimiento de la fecha límite de 2030 para los ODS, y dijo que la reunión de alto nivel es “una oportunidad única e histórica para que los líderes adopten un enfoque global de todo el gobierno y toda la sociedad para hacer frente a las amenazas pandémicas.”

“Aprovechando las lecciones de la fase aguda de la pandemia, el momento es inminente para dar forma a un sistema más sensible y resiliente”, dijo Gavi, y añadió que “es necesario actuar con urgencia para cumplir las metas del ODS3 [salud y bienestar] y proporcionar a todos los niños vacunas que salvan vidas.

Gavi también se asignó un papel en este proceso, afirmando: “También debería haber un papel destacado para las agencias especializadas como Gavi, aprovechando la experiencia técnica y las lecciones de la respuesta a la pandemia COVID-19 para lograr la equidad sanitaria.”

Bell dijo que Gavi es un ejemplo de organización que no se vio “afectada negativamente” por la catástrofe de COVID-19. “A personas y empresas que patrocinan gran parte del trabajo de la OMS en emergencias sanitarias, y el de sus organizaciones hermanas como CEPI,, Gaviy Unitaid,les fue muy bien con las políticas que defendieron con tanto ahínco”, escribió.

El PPPR prevé un “gulag digital” negociado en “secreto”

Gaffney, que organiza un webinar hoy en relación con las propuestas para ampliar los pasaportes de vacunas y otorgar más poder a la OMS, dijo que el PPPR forma parte de una toma de poder más amplia por parte de la OMS y la ONU, incluidas las propuestas que se espera que sean debatido en la ONU en septiembre de 2024para conceder al secretario general de la ONU poderes de emergencia indefinidos..

“Tanto la ONU como la OMS prevén esta especie de gulag digital como mecanismo de apoyo para ejercer ese tipo de autoridad y, en concreto, la capacidad de esas entidades para dictar lo que debe hacerse en respuesta a lo que ellas decidan que es una crisis, ya sea relacionada con la salud o de otro tipo”, afirmó Gaffney. “Esto es lo que me resulta muy alarmante”.

El Dr. Michel Kazatchkine, médico y diplomático francés y miembro del equipo que redactó la declaración del PPPR, afirmó que la declaración y la propuesta de conceder al Secretario General de la ONU poderes de emergencia están relacionadas.

Según RoguskiLa declaración del PPPR es una de las “cuatro vías a las que es importante prestar atención ahora mismo”, junto con las Enmiendas al RSI adoptadas en mayo de 2022,que, según él, “deben rechazarse antes de finales de noviembre”, las nuevas enmiendas al RSI y el “tratado sobre pandemias” (denominado formalmente Convenio Marco CA+ de la OMS).

Roguski declaró a “The Defender” que la fecha límite de mayo de 2024 para la adopción de las enmiendas al RSI y el “tratado sobre pandemias” en la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS está en peligro debido a las naciones objetoras – una opinión compartida por Gostin, quien dijo que la fecha límite de mayo de 2024 es “apresurarse”, pero señalando que “la razón para la velocidad es convincente”.

Roguski afirmó que las negociaciones del PPPR se llevaron a cabo en “secreto” y señaló que la declaración del PPPR “no dice nada” sobre los esfuerzos para desarrollar una Red Mundial de Certificación Sanitaria Digital, que establecería un marco mundial para la implantación de “pasaportes de vacunas” y otros tipos de certificados sanitarios.

Roguski dijo que, en lugar de pedir que se ponga fin a la investigación sobre la ganancia de función, el PPPR apoya la financiación de los esfuerzos de la OMS “para implantar un Sistema de Acceso a Patógenos y Participación en los Beneficios“. Dijo que esto “aumenta el riesgo de propagación de patógenos mortales, por diseño”.

Según la declaración del PPPR, en 2026 se celebrará en Nueva York una reunión de alto nivel en la que se revisarán los avances en la aplicación del PPPR. Otras reuniones de alto nivel relacionadas con la salud que se celebran esta semana en la AGNU se centran en la cobertura sanitaria universal y la tuberculosis.

The Defender

La CIA y los Jesuitas en la manipulación sobre el origen de la Humanidad

Matthew Ehret

El 13 de septiembre de 2023, informes de los medios de todo el mundo exclamaron en voz alta que antiguos extraterrestres fueron descubiertos en Perú y presentados al Congreso mexicano por un equipo de valientes investigadores dirigido por un periodista llamado José Jaime Maussan. El lenguaje utilizado en los titulares de las principales agencias de prensa expresaba una certeza absoluta, lo que hacía que los consumidores de los medios creyeran que las afirmaciones de pequeños cuerpos extraterrestres de tres dedos con un ADN muy alejado de la especie humana eran ciertas.

En ese momento, las mentes de los ciudadanos estaban bien preparadas para aceptar estas afirmaciones acríticamente, ya que el Pentágono ya nos había dicho en 2020 que “vehículos extraterrestres hechos de material que no es de esta Tierra” habían estado en manos de agencias gubernamentales. por décadas. Personas internas del Pentágono nos habían dicho que científicos del gobierno habían disecado cuerpos extraterrestres desde la década de 1940, y las principales agencias de prensa nos habían dicho que los ovnis habían chocado con intrépidos aviones de combate estadounidenses en febrero de 2023.

Si nos tomamos en serio los mensajes coordinados en todas las plataformas de medios y creemos lo que dicen estos expertos, entonces parecería que una gran nueva hipótesis sobre los orígenes de la humanidad está en la punta de nuestros dedos al hacer películas de Hollywood como Prometeo de Ridley Scott y 2001: Una odisea en el espacio, de Kubrick, más objetivas de lo que nadie esperaba.

¿Pero algo de esto alguna vez fue cierto? ¿Cómo podemos saberlo?

Desdibujando la línea entre la realidad y la ficción

En 1952, nació un extraño periódico llamado “The National Enquirer” y encabezó una nueva y extraña forma de “noticias” que era un híbrido de pura ficción, historias paranormales y realidad. Personas de todo el mundo quedaron encantadas con brebajes sensacionales disfrazados de noticias pero que presentaban historias de platillos voladores, sirenas fosilizadas, antiguos extraterrestres, fantasmas e historias de celebridades muertas de fiesta en complejos turísticos de islas secretas.

 El National Enquirer inspiró literalmente a cientos de otras revistas sensacionalistas de América y Europa para encontrar una manera creativa de satisfacer una profunda necesidad arraigada de sentir emoción en medio de una vida banal de aburrimiento consumista y miedo a una guerra nuclear que era la Guerra Fría.

¿Debería sorprender a alguien descubrir que el fundador de The National Enquirer era hijo de un importante formador de reyes de la mafia, amigo de toda la vida de Roy Cohn y agente de la CIA entrenado en guerra psicológica?

El extraño caso de Generoso Pope Jr.

Generoso ‘Gene’ Pope Jr (1927-1988) compró el Inquirer con un préstamo de 75.000 dólares de Frank Costello (jefe de la familia criminal Luciano) y padrino del propio Pope Jr.

El padre de Generoso Pope Jr. fue un amigo de toda la vida de Costello y un hacedor de reyes en el mundo de la mafia con profundas conexiones con las estructuras de poder de la Italia de Mussolini, habiendo conocido a Il Duce en varias ocasiones, quien agradeció su patrocinio tanto en Italia como en los Estados Unidos, donde Pope Sr. había controlado el voto italiano con su periódico en italiano Il Progresso. A través de esta plataforma, Pope padre trabajó en conjunto con el fascista estadounidense Henry Luce (editor en jefe de las revistas Time y Life) promoviendo el fascismo como una solución milagrosa a los problemas económicos de Estados Unidos durante las décadas de 1920 y 1930.

Una vez que se inició la Guerra Fría en 1946, Generoso Pope padre y Luce no perdieron el ritmo al pasar de una postura profascista a una postura anticomunista, trabajando en estrecha colaboración con la CIA y el crimen organizado para combatir la expansión del comunismo mediante la difusión de los “valores estadounidenses” en todo el mundo.

El hecho de que estos valores tomaron la forma de la conquista imperial de América Latina por parte de la United Fruit Company, cambios de régimen organizados por la CIA, golpes de estado y asesinatos de presidentes… o casinos dirigidos por la mafia y operaciones de drogas en los EE.UU., Cuba y las Américas… o la colusión con nazis y fascistas no reconstruidos que trabajaban a través de los ejércitos secretos Gladio de la OTAN no preocupaba a “patriotas” como Generoso Pope o Luce.

Cuando se inició la Guerra de Corea en 1950, al hijo de Generoso Pope Sr (Genero Pope Jr) se le asignó una comisión de operaciones psicológicas en la Oficina de Coordinación de Políticas de la Agencia Central de Inteligencia, que mantuvo durante 18 meses antes de crear The National Enquirer.

El National Enquirer y la CIA impulsan los ovnis

En el libro Mirage Men de 2010, el investigador de ovnis Mark Pilkington señala que “el National Enquirer se convirtió quizás en la fuente de información más abierta y confiable sobre los ovnis, por improbable que parezca”.

Pilkington describió detalladamente cómo The National Enquirer tomó las riendas del Proyecto Bluebook de la Fuerza Aérea, que fue iniciado por el subdirector de la CIA, Charles Cabell, en 1952 y que terminó oficialmente en 1969.

En 1974, Pilkington escribe: “el Enquirer creó un panel de ‘Cinta Azul’ sobre OVNIs en conjunto con las organizaciones civiles de investigación APRO y el Comité Nacional de Investigaciones sobre Fenómenos Aéreos [NICAP] y científicos como J. Allen Hynek. Los grupos ovnis pasaron sus casos más interesantes al Enquirer, quien se ofreció a financiar más investigaciones sobre los incidentes… Al mismo tiempo, el Enquirer ofreció la friolera de un millón de dólares a cualquiera que pudiera probar que los OVNIs efectivamente vinieron del espacio exterior, y entre 5.000 y 10.000 dólares a testigos de los mejores casos del año”.

Joseph Allen Hynek había sido un activo de la CIA desde los primeros días del Proyecto Bluebook y se convirtió en una de las figuras más influyentes en la comunidad de la verdad OVNI, asesorando a Stephen Spielberg sobre Encuentros Cercanos del Tercer Tipo y asesorando al ufólogo Jacques Vallee. El NICAP fue una operación dirigida por la CIA desde sus inicios con el ex director de la CIA, Roscoe H. Hillenkoetter, y el jefe de Guerra Psicológica de la Oficina de Coordinación de Políticas de la CIA, Joseph Bryan III, como directores de la operación.

Como lo demostraron los archivos desclasificados del FBI publicados en 2019, Bryan participó en una reunión de 1953 en la Oficina del Fiscal General de los EE.UU. a la que asistieron nada menos que J. Edgar Hoover del FBI y Allen Dulles de la CIA, donde se discutió el tema del “lavado de cerebro”, entre los desclasificados. En los archivos publicados a petición de la FOIA, el tema de los ‘sueros de la verdad’ surgió ampliamente. Hoy sabemos que el desarrollo de un “suero de la verdad” fue la razón detrás del desarrollo del LSD-25 (entre una serie de otros psicodélicos que jugaron un papel importante en la ingeniería social del cambio de paradigma de la generación del baby boom en la década de 1960).

Herramientas de la mafia y agencias de inteligencia

En cuanto a las conexiones entre la Mafia y la CIA, se sabe que Allen Dulles trabajó estrechamente con el jefe del Área 51, Richard Bissell (Director de Planes de la Oficina de Coordinación de Políticas de la CIA), donde el dúo utilizó a los agentes de la mafia Carlos Marcello, Meyer Lansky, Santos Trafficante, Sam Giancana y Johny Rosselli (por nombrar algunos) en planes para asesinar a Castro mientras luchaban contra los comunistas durante la Guerra Fría.

Como lo demuestra Whitney Webb en su libro “Una nación bajo chantaje”, la participación del FBI y más tarde de la CIA en el crimen organizado fue literalmente incorporada en el tejido de la Guerra Fría.

No importa cómo se mire, toda la operación del National Inquirer como arma organizadora de control mental masivo siempre estuvo en manos de ingenieros sociales de la CIA.

Así, una operación de guerra psicológica de la CIA promovió el crecimiento del mito OVNI a lo largo de la Guerra Fría con profundos vínculos con las mismas redes de crimen organizado que eran necesarias para mantener una maquinaria internacional de narcóticos que hizo que la cultura de drogas MK Ultra de la CIA fuera parte de todas nuestras vidas, lo que ayudó a desdibujar enormemente la línea que separa la realidad de la ficción en toda una generación de baby boomers.

La lectura de periódicos como el Enquirer, que infundían noticias reales con temas ovni y paranormales, también desdibujaba la realidad entre la fantasía y la ficción.

La CIA no sólo estaba fabricando la realidad en forma de “informes noticiosos” del Enquirer, sino que también estaba fabricando la realidad en la forma de los medios de comunicación del Proyecto Mockingbird que involucraron a innumerables presentadores de noticias, editores y productores que difundieron narrativas de la CIA a lo largo de la Guerra Fría y que se hicieron públicos durante las audiencias del Comité de la Iglesia de 1975.

Finalmente, ahora es bien sabido que la financiación de la CIA no se limitó a los medios de comunicación, sino que se extendió profundamente a las películas de Hollywood, con recursos financieros ilimitados invertidos en la redacción de guiones, el proceso de selección, el rodaje y las operaciones de postproducción de literalmente cientos de miles de películas. y programas de televisión durante las últimas siete décadas.

Antiguos extraterrestres peruanos: más interesantes que la demolición controlada del sistema financiero o la Tercera Guerra Mundial

Entonces… volvamos a la historia de los extraterrestres peruanos de 1000 años transmitida al congreso mexicano (y a los medios mundiales), comenzando con algunas observaciones básicas:

1) La apariencia de estos extraterrestres con respecto a las criaturas que aparecieron en la exitosa producción de Spielberg de 1978 (supervisada por J. Allen Hynek de la CIA) es difícil de ignorar.

2) Toda la historia de los antiguos extraterrestres mantenidos en templos peruanos y reprimidos por agencias gubernamentales está literalmente tomada de la película de Spielberg/George Lucas de 2008, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal.

3) La persona real que se descubrió que estaba detrás de la gran revelación de los extraterrestres de 1000 años de antigüedad fue un periodista mexicano cortado del tejido del National Enquirer llamado José Jaime Maussan, quien simplemente tomó una historia fraudulenta de antiguos extraterrestres que resultó ser fabricada a partir de Restos compuestos de cráneos de llamas y cuerpos de niños (con dos dedos de cada mano amputados) que fueron “descubiertos” por primera vez por ladrones de tumbas en 2015 y desacreditados en 2018.

De hecho, los expertos que evaluaron el lote original de momias reclamadas por Maussan revelaron que eran una mezcla de partes de cuerpos saqueadas, cosidas y pintadas. También es extraño que, según Maussan, el propietario de estos cadáveres sea un coleccionista privado llamado “Mario” que cobra a los investigadores una suma no revelada por tomar muestras y radiografiar sus pertenencias saqueadas.

El periodista Aja Romano enumeró varios de los engaños de Maussan que han ocurrido durante la última década en su impecable artículo del 16 de septiembre de 2023 “La verdadera historia de los extraterrestres falsos sin caja es más salvaje que los extraterrestres reales”:

“Tampoco lo son los “descubrimientos” que afirma haber hecho en nombre de la pseudociencia, ni los fraudes OVNI que ha defendido, que supuestamente se remontan a la década de 1990.

Estos incluyen grandes éxitos como: Presentando un extraño ser apodado la “Criatura de Metepec”, que resultó ser un mono desollado. Defender un engaño llamado “Roswell Slides” en 2015 que pretendía mostrar una fotografía de un cuerpo extraterrestre pero resultó ser el de un niño momificado de 2 años. (Varias de las personas involucradas en este engaño se vincularían más tarde al engaño de la momia de Nazca). Afirma haber descubierto un “hada demoníaca” en 2016 que se reveló como “un conglomerado de murciélagos, palos de madera, epoxi invisible y otros elementos diseñados para engañar”, pero no hasta después de que lo vendió por 10.000 dólares. Obtener una entrada en la lista del Salón de la Vergüenza del Organismo Vigilante de OVNIs por repetidas afirmaciones falsas e intentos de fraude relacionados con ovnis”.

Maussan de alguna manera no se preocupa por su historial de fraude y fue lo suficientemente audaz como para afirmar ante el Congreso mexicano: “Estos especímenes no son parte de nuestra evolución terrestre… Estos no son seres que fueron encontrados después de los restos de un OVNI. Fueron encontrados en minas de diatomeas (algas) y luego fueron fosilizados… Si son extraterrestres o no, no lo sabemos, pero eran inteligentes y vivieron con nosotros. Deberían reescribir la historia”.

A pesar de las repetidas demostraciones de los engaños de Maussan, algo muy influyente que controla los medios corporativos continúa transmitiendo sus historias a través de una plétora de canales de medios tanto marginales como convencionales, incluyendo el canal Gaia, Ancient Aliens del History Channel, TV Azteca de México y ahora incluso aparece en Audiencias en el Congreso mexicano sobre Fenómenos Anómalos No Identificados.

Cualquiera que sea este “algo muy influyente”, una cosa es probable: no son extraterrestres sino que tiene una agencia de tres letras conectada a él.

Sabemos que este tipo de operación no es nueva, y los engaños arqueológicos han sido fundamentales para dar forma a grandes narrativas diseñadas para redefinir la esencia misma de la humanidad y nuestros orígenes durante mucho tiempo. Tomemos el caso de los engaños jesuíticos del Hombre de Piltdown y el Hombre de Pekín de Pierre Teilhard de Chardin. Estos dos “descubrimientos” que tuvieron lugar en 1912 y 1926 involucraron la complicidad de importantes actores dentro de la comunidad científica y el periodismo, y aunque ambos casos fueron demostrablemente engaños, el efecto psicológico eléctrico que tuvieron en el espíritu masivo de la época fue mucho más poderoso que la verdad. lo que llevó a varias generaciones de científicos a creer de todo corazón que en realidad se habían descubierto “eslabones perdidos”, lo que demostraba que se había producido la interpretación de la evolución ideada por Charles Darwin.

El caso de los fraudes de Chardin: el engaño del hombre de Piltdown 1.0

Después de enseñar paleontología en El Cairo durante tres años (1905-1908), Chardin fue llamado a regresar para pasar unas relajantes vacaciones en Piltdown, Inglaterra, cuando, he aquí, uno de los mayores descubrimientos de la historia ocurrió durante una corta caminata: Chardin descubrió un cráneo y Fragmentos de hueso en un campo. Era 1912 y el cráneo y la mandíbula fueron aclamados como el tan esperado “eslabón perdido” entre el simio y el hombre, cuya ausencia frustró a los darwinistas gradualistas durante décadas. La prensa internacional pregonó el nuevo descubrimiento como la gran prueba de que Darwin tenía razón, y pronto la Real Academia envió un equipo de arqueólogos británicos para terminar el trabajo de excavación. Aunque Chardin rápidamente se convirtió en una celebridad, persistieron rumores de dudas entre la comunidad científica, especialmente entre los dentistas. ¿Por qué no se encontraron dientes entre el Hombre de Piltdown? ¿Por qué la mandíbula se parecía tanto a la de un orangután?

A pesar de que el sitio de excavación estaba notablemente desprotegido, con transeúntes frecuentando el sitio para husmear libremente durante semanas, Chardin pronto regresó una vez más de vacaciones y tropezó convenientemente con un diente que nadie más vio. Este segundo descubrimiento trascendental envió nuevamente su meteoro cada vez más al espacio y no fue hasta años después (¡1953!) que los científicos que estudiaban los restos demostraron de manera concluyente que el Hombre de Piltdown realmente era una mandíbula de mono teñida y afeitada junto con un cráneo humano. El verdadero dueño del diente encontrado por Chardin era un perro (pintado y afeitado cuidadosamente para adaptarlo a la mandíbula).

Después de la Primera Guerra Mundial, Chardin se encontró destinado en China, donde viviría los siguientes 20 años de su vida.

Chardin lo vuelve a hacer: el engaño del hombre de Piltdown 2.0

Chardin se mantuvo muy ocupado viajando por China, Tíbet, Xinjiang y Birmania entre 1923 y 1945. En un momento, Chardin pasó algunos meses en Pekín (el actual Beijing), donde se unió a una expedición financiada por la Fundación Rockefeller que descubrió un nuevo eslabón perdido en 1926. La sospecha de que el anterior Hombre de Piltdown era un engaño se estaba extendiendo por toda la comunidad científica, pero eso Esto no impidió que Chardin publicara varios artículos científicos sobre su nuevo hallazgo, creando una nueva sensación en todo el mundo.

Finalmente, se descubrió realmente un eslabón perdido entre los simios y el hombre y finalmente se pudo decir que la teoría de Darwin era cierta. Incluso le pusieron un nombre: Hombre de Pekín.

Lamentablemente, cualquiera que deseara investigar estas afirmaciones no tuvo suerte, ya que los cientos de fragmentos de hueso fueron rápidamente arrojados en una caja para ser enviados a los EE. UU. para un examen más detenido, cuando se perdieron misteriosamente y nunca más fueron encontrados. Curiosamente, Chardin no parecía sentir ningún remordimiento por esta pérdida y no hizo ningún intento de localizar el preciado hallazgo. Simplemente les dijo a sus amigos que no tenía sentido llorar por la leche derramada y que todos deberían pasar el día con una fe renovada en que el darwinismo debe ser aceptado como la esencia del cristianismo.

Para demostrar la fuerza duradera de este fraude de Piltdown 2.0, los científicos hasta el día de hoy lo tratan como un hecho consumado y continúan escribiendo disculpas por los huesos perdidos.

Extraterrestres o monos: redefiniendo los orígenes de la humanidad, dos fraudes a la vez

Vale la pena recordar aquí que el jesuita Chardin no era un sensacionalista aburrido que buscaba darle vida a su vida o buscar dinero como un P.T. Barnum. Chardin siempre fue un ideólogo devoto comprometido a derribar los cimientos del espíritu judeocristiano y se veía a sí mismo como una forma de “nuevo Moisés” que supervisaba la creación de una nueva orden religiosa controlada por un nuevo sacerdocio secular de élites. En 1936, Chardin afirmó: “Lo que domina cada vez más mi interés es el esfuerzo por establecer dentro de mí y difundir a mi alrededor una nueva religión (llamémosla un cristianismo mejorado si se quiere) cuyo Dios personal ya no es el gran terrateniente neolítico. de tiempos pasados, sino el Alma del mundo”.

Chardin fue un devoto de la eugenesia durante toda su vida y arrojó un odio feroz hacia los negros y los chinos a pesar de haber estado exiliado en China durante más de 20 años. También era amigo cercano de otro eugenista llamado Sir Julian Huxley y juntos estos dos ingenieros sociales dieron forma a una nueva religión sintética que Chardin denominó “Transhumanismo” en 1954.

No es una paradoja que el ateo radical Huxley y el sacerdote jesuita Chardin encontraran el uno en el otro un espíritu afín.

Julian había trabajado duro durante décadas tratando de salvar el trabajo de su abuelo al reenvasar a Darwin junto con H.G. Wells y J.B.S. Haldane bajo un nuevo sistema llamado La Nueva Síntesis Evolutiva (descrita en Uniqueness of Man de Huxley citado por Chardin). Esta “Nueva Síntesis” era esencialmente idéntica a la tesis de Chardin excepto que carecía de cualquier pretensión de armonizar con las Escrituras bíblicas.

Chardin estaba tan conmovido por la admiración no sólo por Julian sino por todo el clan Huxley, que escribió “El lugar del hombre en la naturaleza” de 1949 como un homenaje a “El lugar del hombre en la naturaleza y otros ensayos antropológicos” de Thomas Huxley de 1904. Julián, a su vez, quedó tan conmovido por la tesis de Chardin que escribió la introducción al famoso tratado del sacerdote El fenómeno del hombre.

En su Futuro del Hombre, Chardin escribió que su Punto Omega “representa nuestro paso, por traducción o desmaterialización, a otra esfera del Universo: no un fin del Ultrahumano sino su acceso a una especie de Transhumano en el nivel último del corazón de las cosas”.

Julian Huxley rindió homenaje al engaño del hombre de Pekín de Chardin mientras discutía sus puntos de vista paralelos sobre el transhumanismo en 1957, escribiendo en su New Bottles for New Wine: “Creo en el transhumanismo: una vez que haya suficientes personas que realmente puedan decir eso, la especie humana estará en el umbral de un nuevo tipo de existencia, tan diferente de la nuestra como lo es la nuestra de la del hombre de Pekín. Por fin cumplirá conscientemente su verdadero destino”.

Hacia el final de su vida, un amigo le preguntó cómo se sentía acerca de que la Iglesia todavía prohibiera la publicación de sus obras. Él respondió diciendo: “Tengo tantos amigos ahora, en buenas posiciones estratégicas, que no temo al futuro. He ganado el juego”.

En lugar de Dios, Chardin y Julian promovieron una teología neodarwiniana de la “complejidad”, que era una fuerza amoral que empujaba a la humanidad hacia una futura “singularidad” que vería la creación de una nueva era y una nueva especie humana.

En su Comment je vois les Choses, Chardin dice: “En nuestra perspectiva moderna de un Universo en proceso de cosmogénesis, el problema del mal ya no existe”. Los acontecimientos están “esencialmente sujetos al juego de las probabilidades del azar en sus disposiciones… es absolutamente incapaz de progresar hacia la unidad sin engendrar [el mal] aquí o allá por necesidad estadística”.

Esta nueva era pasó a llamarse ‘la singularidad’ por transhumanistas modernos como Ray Kurzweil, que acompañará a un nuevo sistema de controles por parte de un sacerdocio tecnocrático, y al igual que la operación dirigida por la CIA que dio origen al mito OVNI de los nuevos dioses desde los primeros días de la Guerra Fría hasta la “gran revelación” actual, hay un denominador común detrás de la normalización de la hipótesis de los ‘orígenes del mono’ de Darwin ligada a un mecanismo de mutación aleatorio desprovisto de moralidad… y la nueva hipótesis de los ‘orígenes extraterrestres’ de Los orígenes amorales de la humanidad.

Sudáfrica publica el contrato firmado con Pfizer para el suministro de vacunas contra el ‘covid’

Los tribunales sudafricanos han impuesto a su gobierno lo que en Europa no ha sido posible: la publicación de los contratos firmados entre Pfizer y el gobierno para la compra de las vacunas contra el “covid” (1).

Los contratos ponen de relieve que la vacunación se realizó sin el más mínimo respeto al principio de precaución, es decir, sin los preceptivos ensayos previos. “El producto ha completado los ensayos clínicos de Fase 2b/3 y, a pesar de los esfuerzos de investigación, desarrollo y fabricación de Pfizer, el producto puede no tener éxito debido a dificultades o fallas técnicas, clínicas, regulatorias, de fabricación, de envío, de almacenamiento u otras”.

La vacuna fue improvisada a toda velocidad. No se sabía el alcance de los efectos adversos: “El Comprador reconoce que la vacuna y los materiales relacionados con la vacuna, y sus componentes y materiales constitutivos, se encuentran en rápido desarrollo debido a la situación de emergencia y continuarán estudiándose después del suministro de la vacuna al Comprador en virtud de este Acuerdo. El comprador reconoce además que los efectos a largo plazo y la eficacia de la vacuna no se conocen en este momento y que puede haber efectos indeseables de la vacuna que aún no se conocen”.

Todos son beneficios. La multinacional no corría con ningún gasto: “El comprador es responsable de todos los costos relacionados con la retirada o retirada del mercado del producto en Sudáfrica, incluidos, entre otros, los costos razonables incurridos por o en nombre de Pfizer y sus afiliados o de BioNTech y sus empresas afiliadas […] excepto en la medida en que dicha retirada o retirada del mercado resulte de una mala conducta intencionada por parte del fabricante”.

Tampoco tenía ninguna responsabilidad: “Pfizer no es responsable por la falta de entrega de dosis de acuerdo con las fechas de entrega establecidas en este documento (aparte de lo expresamente previsto en este Acuerdo), y dicha falta de entrega no le da al Comprador el derecho de cancelar pedidos de cantidades de productos”.

Todo lo que aseguraron los medios de comunicación sobre la vacuna de Pfizer era, pues, falso. Nunca un fármaco se inoculó con tan absoluta falta de garantías por parte del fabricante.

Esta publicación por orden judicial marca un hito histórico. Hasta ahora las empresas farmacéuticas no han publicado toda la información necesaria para proceder a una revisión sobre la eficacia y la seguridad de las vacunas contra el coronavirus. Según un estudio de la la Universidad de Toronto y de la ONG alemana “Transparencia Internacional”, sólo han publicado el 45 por ciento de los datos de las pruebas clínicas de las vacunas, y de ellos, el 41 por ciento no aportó más que las conclusiones. En otras palabras, lo que sabemos de ellas es insignificante y no hay manera alguna de comprobar si la propaganda sobre su “efectividad” es cierta.

Las conclusiones se basan en el análisis de los datos clínicos de los estudios de efectividad de una veintena de las vacunas, entre ellas las de Pfizer, AstraZeneca y Moderna, y 183 contratos entre gobiernos y farmacéuticas.

La opacidad de los ensayos de las vacunas y la censura existente sobre los contratos de los gobiernos europeos con las farmacéuticas, no es ninguna novedad, a pesar de que la transparencia en los ensayos clínicos es la única forma de comprobar su seguridad y eficacia.

Con respecto a los contratos, “Transparencia Internacional” critica que de los pocos que se han hecho públicos, casi todos incluyen omisiones significativas de información clave, como el precio total a pagar, el precio de cada dosis y el calendario de entregas.

Sólo el 7 por ciento de los contratos se han difundido por los canales oficiales y de ellos, sólo uno no fue censurado. No obstante, se sabe que los países pobres pagan más por la misma vacuna que los más desarrollados. Por ejemplo, Sudáfrica pagó un 25 por ciento más por dosis que la Unión Europea, motivo por el que tal vez el tribunal haya ordenado al gobierno la publicación de los contratos.

“Transparencia Internacional” insta a la industria farmacéutica a hacer públicos los protocolos de los ensayos clínicos, anunciando sus resultados generales a los medios y poniendo todos los detalles a disposición de los científicos y de las revistas especializadas para que sean revisados pero hasta el momento la industria farmacéutica “calla como una perra”

La publicación del contrato sudafricano, sin ser un mega notición – ya se sabe lo que hay bajo el sol y quien no lo sepa, es caso perdido – sí que pone a las claras y prueba de manera definitiva que todo el aspecto sanitario de esta coronafarsa ha sido, como mínimo, un fraude para favorecer a las farmacéuticas. La pregunta, centrándonos sólo en este estrecho ámbito es, cómo ha alguien en su sano juicio se le ocurre firmar un contrato en el que corre con todos los gastos y las responsabilidades sin que además se le ofrezcan garantías de lo que compra. O bien nos gobiernan deficientes mentales (algo palpable notorio en la mayoría de los casos, jodánse no haber votado) o bien gobiernan los lacayos de los mismos dueños de las farmacéuticas que firman eso porque quien lo paga y lo sufre todo es usted (jódanse no haber votado).

Así está el tema, amigos.

TerraIndomita

Notas

(1) https://healthjusticeinitiative.org.za/pandemic-transparency/

Fuentes

mpr21.info

swissinfo.ch

Gran Hermano: su WiFi ahora se puede utilizar para “ver” toda su casa

Cuando la policía sospechó que Danny Kyllo, un hombre de Oregón, cultivaba cannabis en su casa, se dirigieron a su casa con un dispositivo de imagen térmica para escanearlo. Encontraron bolsillos calientes en la casa, que se utilizaron para obtener una orden de registro y posteriormente arrestar a Kyllo.

Afortunadamente, una decisión de la Corte Suprema de 5-4 dictaminó que la exploración era una búsqueda ilegal según la Cuarta Enmienda, que requería una orden judicial que la policía no obtuvo. Obtenga uno por privacidad, pero el gobierno está a punto de tener a su disposición una herramienta mucho más controvertida y peligrosa para monitorear lo que sucede dentro de su hogar.

A diferencia de una cámara termográfica, este dispositivo ya está en su casa y usted lo coloca allí.

¿Cómo funciona?

WiFi son ondas electromagnéticas en los rangos de 2.4 y 5 GHz. Es lo mismo que la luz que ves, sólo que puede atravesar las paredes debido a su longitud de onda mucho más larga. Al igual que la luz (y la ecolocalización), estas ondas también se reflejan en varias superficies y, cuando se reconstruyen adecuadamente, pueden usarse para crear una imagen.

El desarrollo de esta tecnología se remonta al menos a julio de 2005, donde investigadores afirmaron en un simposio del IEEE que habían creado un sistema de radar de imágenes de pulso corto de alta resolución y banda ultra ancha que opera alrededor de 10 GHz. Las aplicaciones eran explícitamente para uso militar y policial, lo que les proporcionaba una “mejor conciencia de la situación”.

Unos años después, en 2008, investigadores de la UC Santa Bárbara crearon un enfoque inicial para imágenes con WiFi que presentaron en IEEE ACC 2009. Un año más tarde demostraron la viabilidad de este enfoque.

La carrera está en marcha

Al percibir el potencial de esta nueva tecnología de vigilancia, otros investigadores comenzaron a seguir adelante. Inicialmente, los avances fueron lentos pero, en 2017, dos investigadores en Alemania demostraron la capacidad de crear imágenes WiFi utilizando técnicas tomadas del campo de la holografía. Según Philipp Holl, un estudiante universitario y autor principal del estudio quien trabajó con Friedemann Reinhard de la Universidad Técnica de Munich para desarrollar el nuevo método, “En los últimos dos años se ha visto una explosión de métodos para imágenes pasivas de Wi-Fi”.

En aquel momento, la tecnología sólo podía distinguir formas aproximadas de las cosas. “Si hay una taza de café sobre una mesa, es posible que veas que hay algo allí, pero no puedes ver la forma”, dice Holl, “pero sí puedes distinguir la forma de una persona o un perro en un sofá. En realidad, cualquier objeto que mida más de 4 centímetros”.

Comienza la controversia

En 2018, el equipo de UC Santa Bárbara publicó un artículo titulado “¿Y tú Alexa?” examinando las amenazas potenciales de esta tecnología emergente. Examinaron el problema de la detección adversa de WiFi y el riesgo para la privacidad resultante del despliegue generalizado de dispositivos inalámbricos, que podrían usarse para rastrear su ubicación física precisa, movimiento y otras propiedades fisiológicas.

Afortunadamente, también proponen algunas contramedidas para defenderse contra tales ataques para reducir la cantidad y calidad de las señales WiFi capturadas por el atacante, como Geo-fencing y limitación de velocidad. Sin embargo, estos métodos no son tan efectivos con los dispositivos IoT debido a la frecuencia con la que realizan transmisiones.

El avance

Hasta ese momento era necesario utilizar frecuencias superiores a las del WiFi comercial (2.4 y 5 GHz) para conseguir resoluciones de imagen decentes. Todo eso cambió en febrero de 2019 cuando un equipo de la Universidad Estatal de Michigan publicó un artículo en IEEE Access describiendo cómo pudieron utilizar señales a 5.5 GHz, que coincide con el protocolo WiFi 802.11n/ac, para crear una imagen 2-D de dos esferas reflectantes y un objetivo reflectante en forma de X, concluyendo que “es posible obtener imágenes 2-D completas”. capturando las señales WiFi presentes en entornos típicos”.

Agregar IA y pasar al 3-D

En MobiCom 2020, investigadores de la Universidad de Buffalo, presentó su tecnología WiPose, promocionado como “el primer marco de construcción de poses humanas en 3-D que utiliza dispositivos WiFi comerciales”. Este sistema utiliza la tecnología de imágenes 2-D discutida anteriormente para construir un avatar 3-D de los humanos capturados por él. El sistema utiliza un modelo de aprendizaje profundo que codifica el conocimiento previo de los esqueletos humanos en el proceso de construcción del modelo 3D.

https://youtube.com/watch?v=WoCMlDM2NiE%3Ffeature%3Doembed%26enablejsapi%3D1

En 2019, el excontratista de DARPA Ray Liu lanzó su primer producto comercial en el Detección WiFi dominio. Presentado como una forma de “hacer el mundo más seguro, más saludable y más inteligente”, se dejaron de lado los usos militares y policiales originales mencionados cuando nació esta tecnología en 2005. La compañía afirma que la tecnología es tan precisa que puede detectar su respiración utilizando nada más que señales WiFi estándar.

En un blog de la empresa de 2021, Liu analiza el desarrollo de IEEE 802.11bf, un nuevo protocolo WiFi cuyo objetivo es estandarizar las imágenes WiFi en todos los dispositivos, facilitando así a empresas como la suya la explotación de redes inalámbricas compatibles. Liu fue elegido para servir como Presidente del IEEE para 2022, y el nuevo estándar continúa desarrollándose para este día.

Se han realizado más mejoras en la propia tecnología de imágenes. A finales de 2021 otro papel fue presentado al IEEE y describe cómo los investigadores pudieron lograr resultados de imágenes de alta resolución con señales WiFi comerciales utilizando formación de haces en el protocolo 802.11n/ac.

Listo para la producción

Es posible que el sistema de imágenes WiFi perfecto acaba de ser presentado al mundo en diciembre 2022, cuando investigadores de la Universidad Carnegie Mellon combinaron lo último en tecnología de detección WiFi con un motor de estimación de la forma humana conocido como Pose densa.

(Columna izquierda) DensePose basado en imágenes (Columna derecha) DensePose basado en WiFi

DensePose es una tecnología desarrollado por Meta/Facebook, a partir de 2018. Es muy similar al sistema WiPose que discutimos anteriormente y tiene como objetivo “mapear todos los píxeles humanos de una imagen RGB a la superficie 3D de un cuerpo humano”. Los investigadores modificaron DensePose para que, en lugar de tomar una imagen RGB, fuera compatible con las imágenes producidas por tecnologías de detección WiFi de última generación. El sistema resultante “Puede detectar la postura de los humanos en una habitación basándose únicamente en las señales WiFi que pasan por el entorno”.

Los nuevos ojos del Gran Hermano

Es revelador cómo el discurso de esta tecnología ha pasado del uso militar y policial a mantener a las personas seguras en sus propios hogares. El verdadero propósito de esto es obviamente para las fuerzas del orden, el ejército y las agencias de inteligencia. Ya vivimos con una vigilancia digital masiva y si no crees que esto no se incorporará a sus planes para monitorear todo lo que haces, entonces no has estado prestando atención.

Además de colocar cámaras CCTV en los espacios habitables de todos, esta tecnología ofrece una forma integral y sumamente subrepticia de poner ojos en cada habitación de su casa y lugar de trabajo. De hecho, esto puede convertirse en la norma. Con Casi un tercio de la Generación Z está a favor de la instalación de cámaras de vigilancia gubernamentales en su hogar., este método menos intrusivo puede encontrar un apoyo aún más amplio entre las masas a las que se les ha lavado el cerebro. Será posible saber en qué parte de la casa estás y qué estás haciendo exactamente, desde sentarte en el baño hasta hacer el amor.

Hemos visto con qué facilidad las agencias de inteligencia pueden obtener órdenes secretas para vigilar a cualquier persona de particular interés. También hemos visto lo fácil que es para alguien convertirse en blanco de vigilancia. Es muy posible que algún día encuentres tu enrutador WiFi y puntos de acceso enviando imágenes a una agencia alfabética a la que no le gustaron tus publicaciones en las redes sociales, mientras matones armados esperan el momento perfecto para ejecutar su próxima redada sin llamar.

Technocracynews

Las nuevas generaciones de estúpidos diseñadas a la carta están aceptando su esclavitud sin la más mínima objeción

Pepe Luengo

En España, los empleadores del sector hostelero se quejan de que no encuentran personal para trabajar. Se refieren a esa franja de gente joven, sin oficio ni beneficio, que el sistema ha creado en las últimas décadas y cuya única salida parece ser la de camarero a tiempo parcial.

Las nuevas generaciones de jóvenes ya no tienen sueños ni, por supuesto, ganas de trabajar. Lo único que les interesa es estar todo el santo día pegados a su Smartphone mirando chorradas. Pero esto no se les ha ocurrido a ellos solitos, no. Esto ha sido el fruto de una programación, ya que, como he dicho tantas veces, la gente no nace estúpida, a la gente se le hace estúpida.

Como podrás imaginar, en un momento como el actual, donde contamos con los mejores medios de todos los tiempos, no es de recibo que tengamos una mayoría de jóvenes ignorantes sin futuro.

Las nuevas generaciones de estúpidos no han crecido en los árboles. Han sido meticulosamente “educadas” en la incultura. Y, claro está, es precisamente por su incultura que les va como les va. Y la verdad es que no les va nada bien.

Según datos de la OMS y de UNICEF, más del 20% de los adolescentes de todo el planeta tienen serios trastornos mentales y el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años.

La pregunta es: ¿qué les están metiendo en la cabeza a nuestros jóvenes para que actúen de esa manera? Pues cosas como estas:

Que algunos hombres y mujeres han nacido en un cuerpo equivocado. Que en España hay reconocidos 37 géneros distintos y 10 orientaciones sexuales diferentes. Que los niños tienen que ser sexualmente activos y pueden y deben tener sexo con quien les dé la gana, incluso con adultos. Que ser Drag Queens a los 10 años mola un montón. Que ser transexual es hermoso. Y, en general, que cualquier tipo de aberración y degeneración es tolerancia.

Luego está toda la retahíla política: racismo, sexismo, democracia, capitalismo, izquierda, derecha, república, socialismo, fascismo, comunismo, globalismo, LGBTI, Nuevo Orden Mundial,….

Siguiendo con la idiotización de la sociedad llegó la falsa pandemia, el cambio climático antropogénico, la guerra de Ucrania, la crisis energética, el colapso económico y la inflación.

La última memez que se les ha ocurrido, para seguir enfermando mentalmente a la sociedad, ha sido el “caso Rubiales”: el beso del Presidente de la Real Federación Española de Fútbol a una futbolista en la entrega de medallas del Campeonato del Mundo de Fútbol Femenino donde España quedó campeona.

Y para rematar la faena, están los medios de comunicación tratándonos como si fuéramos retrasados mentales y diciéndonos en cada momento cómo tenemos que actuar. Sin ir más lejos, el domingo 3 de septiembre, una Dana (así denominan ahora a una fuerte tormenta de toda la vida) afecto a la Península Ibérica, sobre todo a la Comunidad de Madrid, donde se declaró “alerta roja”. La televisión estuvo todo el santo día diciendo que no se saliera de casa y que no se cogiera el coche a no ser que fuera estrictamente necesario. Por su parte, los madrileños recibieron una alarma de Protección Civil en su móvil con más de lo mismo. Y digo yo, ¿cómo hemos podido sobrevivir, los que ya tenemos una edad, sin que nadie nos dijera lo que teníamos que hacer si llovía, nevaba o hacía calor?

Evidentemente, esto está hecho con toda la intención: empieza siendo una alerta o recomendación, para luego convertirse en una obligación (así se hizo durante la falsa pandemia y así se hará con el falso cambio climático antropogénico).   

En definitiva, si todo esto no es para volver imbécil a la gente me gustaría saber para qué es.

Evidentemente, los jóvenes no son los únicos responsables de su incultura, de su violencia incontrolada y de su pasotismo. La verdadera causa está en la pésima educación que reciben y, sobre todo, en el uso desproporcionado e irresponsable de las nuevas tecnologías.

Para que nos hagamos una idea del nivel cultural de nuestros jóvenes, decir que durante los confinamientos lo más buscado en Google fue “La Isla de las Tentaciones” (reality show donde cinco parejas de jóvenes viajan hasta un enclave de lujo para poner a prueba la fortaleza de su relación).

Pero lo peor está en las nuevas tecnologías. Las nuevas herramientas tecnológicas, con el teléfono móvil a la cabeza, están destrozando a las nuevas generaciones y en menor medida al resto de la sociedad, incluido a los mayores.

Los teléfonos móviles, y la tecnología en general, están teniendo un impacto significativo (me atrevería a decir negativo) en la forma en que las personas interactúan y se relacionan entre sí.

Es ya un hecho contrastado que el uso excesivo de los teléfonos móviles afecta negativamente a la capacidad de concentración y, sobre todo, a la disposición de relacionarse cara a cara. También está comprobado que el acceso constante a la información en línea disminuye la necesidad de retener información en la memoria.

No sé si lo has notado, pero desde que apareció este pequeño aparatito la gente es cada vez más inútil. Ahora los jóvenes (y algunos no tan jóvenes) no saben hacer un viaje de una ciudad a otra sin el GPS del móvil o de su coche. Carecen de capacidad para decidir nada (qué comer, qué película, ver, qué música escuchar, a quién votar, dónde viajar…) que no haya decidido anteriormente alguien en los imbéciles comentarios de las webs que consultan. Casi todo lo hacen “on-line” y, por supuesto, les cuesta horrores mantener una conversación cara a cara con nadie que no sea uno de sus colegas, ya que son incapaces de articular dos palabras seguidas si no van acompañadas de un taco por falta de vocabulario (déjame el “puto” móvil, trae la “jodida” bufanda, estoy hasta los “cojones” de esperar,…).

La relación entre la tecnología y sus efectos en la cognición humana es un tema complejo que, por desgracia, a nadie le preocupa. Bien es verdad que el uso de dispositivos móviles tiene beneficios en términos de acceso a la información, comunicación e incluso productividad. Sin embargo, no es ningún secreto que tienen efectos muy negativos en la cognición. Por lo tanto, estamos en condiciones de afirmar que los teléfonos móviles están haciendo estúpidas a las personas, y esto se sabe.

Nos dicen que la clave está en utilizarlos de manera equilibrada y consciente: ¿alguien lo hace? Efectivamente, se trata de utilizar estos dispositivos de manera racional y equilibrada, establecer límites en el uso y ser consciente de cómo la tecnología afecta la vida cotidiana. Sin embargo, nada de esto le importa a nadie y la gente está más enganchada al móvil que al alcohol, a las drogas o al rocanrol. Evidentemente, las élites dominantes están encantadas con este aparatito, el cual utilizan para crear generaciones de estúpidos a la carta.

Uno de los principios básicos de la filosofía es dudar de todo, incluso aunque parezca obvio. Sin embargo, ahora se está dando un fenómeno que pretende contradecir a la filosofía. Me refiero a la propaganda, que trata de que aceptemos como obvio todo aquello que es razonablemente dudoso.

Y si hay algo dudoso, de entre todas las amenazas que se ciernen sobre nosotros, es la imposición del fraudulento cambio climático antropogénico, el nuevo Tratado de Pandemias de la OMS y la digitalización del sistema monetario.

Si nadie lo remedia, el falso “cambio climático antropogénico” será utilizado para restringir nuestros derechos y libertades más allá de lo que podamos imaginar, el nuevo Tratado de Pandemias dará a la OMS un poder sobre todo el planeta inconmensurable y las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) se utilizarán para anular completamente a los disidentes y mantener a raya al resto.

No nos dejemos engañar. Tanto los teléfonos móviles, como las tarjetas de identificación digital, cámaras de reconocimiento facial, radares de control de velocidad, luces “inteligentes”, electrodomésticos “inteligentes”, coches “inteligentes” o ciudades “inteligentes”,  que están proliferando como setas por todas partes, no son por nuestra seguridad y para hacernos la vida más cómoda, sino que forman parte de un entramado global para el control exhaustivo de toda la humanidad.

Lo lamentable, es que las nuevas generaciones de estúpidos diseñadas a la carta no sólo no están poniendo ninguna objeción al nuevo paradigma orwelliano que les espera, sino que, como predijo Aldous Huxley, estarán encantadas en su prisión sin muros, donde serán mantenidas y entretenidas voluntariamente aplaudiendo su esclavitud. 

Los experimentos de las Fuerzas Armadas de EE. UU. con la guerra climática

Prof Michel Chossudovsky

“El término “técnicas de modificación ambiental” se refiere a cualquier técnica que – mediante la manipulación deliberada de procesos naturales – modifica la dinámica, composición o estructura de la Tierra, incluyendo su biota, litósfera, hidrósfera y atmósfera, así como también el espacio exterior” (Convención sobre la prohibición de utilizar técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines hostiles, Naciones Unidas, Ginebra: 18 de mayo, 1977).

“Científicos militares estadounidenses… están trabajando en sistemas climáticos como armas potenciales. Los métodos incluyen un aumento en la intensidad de las tormentas y la desviación de ríos de vapor de la atmósfera terrestre con el objeto de producir sequías o inundaciones” (The late Rosalie Bertell).

Las armas de energía dirigidas (DEW por sus siglas en inglés) constituyen un sólido negocio de 5.300 millones de dólares (2022) que está programado que aumente a 12.900 millones de dólares para el año 2027. Este mercado militar-industrial impulsado por las ganancias es dominado por seis “contratistas de defensa”, incluidos Raytheon, Northrup Grunman, BAE Systems (plc), Boeing, Lockheed Martin y L3Harris Technologies.

Raytheon y BAE Systems también están involucrados en tecnologías que utilizan técnicas de modificación ambiental (ENMOD por sus siglas en inglés) en nombre de la Fuerza Aérea estadounidense (Michel Chossudovsky, agosto, 2023).

Comencé mi investigación sobre técnicas de modificación ambiental (ENMOD) en 2001, enfocándome en el Sistema de Antenas HAARP, en Gakona, Alaska.

Las instalaciones HAARP estaban en completamente operativas a partir de mediados de los años 90 con capacidades avanzadas.

A pesar de que HAARP fue clausurado en 2014, las técnicas de modificación ambiental se han vuelto altamente sofisticadas y precisas en los últimos diez años. La mayoría de los archivos han sido desclasificados.

En Estados Unidos, las armas de energía dirigidas (DEW) son objeto de investigación de numerosas agencias relacionadas al Pentágono, incluyendo a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, la Oficina de Investigación Naval, entre otras.

Aunque raramente aceptado en el debate del cambio climático global, el clima del planeta ahora puede ser modificado mediante una nueva generación de sofisticadas armas electromagnéticas. Estados Unidos y Rusia han desarrollado habilidades para manipular el clima para uso militar.

Las técnicas de modificación ambiental han sido utilizadas por el ejército estadounidense por más de medio siglo. John von Neumman, matemático estadounidense, junto al Departamento de Defensa de Estados Unidos, inició una investigación sobre la modificación del clima a finales de 1940, durante la Guerra Fría, y anticipó “formas de guerra climática aún inimaginables”. Durante la Guerra de Vietnam, se utilizaron técnicas de siembra de nubes que iniciaron en 1967 bajo el nombre de Proyecto Popeye, su objetivo era extender la temporada de monzones y bloquear el sistema de provisiones de los enemigos a lo largo de Ruta Ho Chi Minh.

El ejército estadounidense ha desarrollado capacidades avanzadas que le permiten alterar modelos climáticos de forma selectiva. Esta tecnología, que se ha estado perfeccionando bajo el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP), es un apéndice de la Iniciativa de Defensa Estratégica – “Guerra de las Galaxias” (Star Wars). [La instalación de HAARP fue cerrada en 2014. Desde entonces, se han implementado instalaciones más avanzadas]. Desde un punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva que opera desde la atmósfera exterior y es capaz de desestabilizar los sistemas agrícolas y ecológicos alrededor del mundo.

La modificación climática, según el Informe Final 2025 de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, “ofrece a los combatientes una vasta gama de posibles opciones para vencer o forzar al adversario”, capacidades que se extienden hasta desencadenar inundaciones, huracanes, sequías y terremotos:

“La modificación del clima conformará la seguridad doméstica e internacional y se podrá llevar a cabo de manera unilateral… Podría tener aplicaciones ofensivas y defensivas e incluso ser utilizada con propósitos disuasivos. La capacidad de generar precipitaciones, neblina y tormentas en el planeta Tierra o modificar el clima espacial… y la producción de un clima artificial forman parte de un conjunto de tecnología [militar]” (El clima como multiplicador de fuerza: Poseyendo el clima en 2025).

En 1977, la Convención Internacional fue ratificada por la a Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual prohibió “el uso de técnicas de modificación ambiental con objetivo militar u hostil que tengan efectos extendidos, duraderos o severos”. Definió a las de técnicas de modificación ambiental como “cualquier técnica que – mediante la manipulación deliberada de procesos naturales – modifica la dinámica, composición o estructura de la Tierra, incluyendo su biota, litósfera, hidrósfera y atmósfera, así como también el espacio exterior”.

A pesar de que la esencia de la Convención de 1977 fue reafirmada en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC por sus siglas en inglés) que fue anunciada en 1992, en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, el debate sobre la modificación del clima para uso militar se ha convertido en un tabú científico.

Los analistas militares han guardado silencio sobre esta materia, los meteorólogos no han realizado investigaciones y los ambientalistas están enfocados en el Protocolo de Kioto sobre los gases de efecto invernadero. No se ha considerado la posibilidad de la manipulación climática o ambiental como parte de la agenda de inteligencia militar, pese a que se reconoce de forma tácita, como parte del debate más extendido sobre el cambio climático bajo los auspicios de las Naciones Unidas.

El Programa HAARP

Establecido en 1992 con base en Gakona, Alaska, HAARP presenta un despliegue de potentes antenas que emiten, a través de ondas de radio de alta frecuencia, cantidades masivas de energía en la ionósfera (capa más externa de la atmósfera). Su construcción fue financiada por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, la Armada de los Estados Unidos y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA). Operado conjuntamente por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea y la Oficina de Investigación Naval, HAARP está formado por un sistema de poderosas antenas capaces de crear “modificaciones locales controladas en la ionósfera”. Según su sitio web, www.haarp.alaska.edu, HAARP es utilizado para “inducir pequeños y localizados cambios en la temperatura de la ionósfera, de manera tal que se puedan estudiar las reacciones físicas mediante otros instrumentos ubicados en el mismo sitio o cerca de las instalaciones de HAARP”.

Sistema de antenas HAARP.

Rosalie Bertell, presidenta del Instituto Internacional de Asuntos de Salud Pública, dice que HAARP opera como:

“Un gigantesco calentador que puede causar graves alteraciones a la ionósfera, al crear no solamente agujeros, sino que también extensas incisiones en la capa protectora que impide que las radiaciones mortales bombardeen al planeta”.

El físico Dr. Bernard Eastlund lo denominó “el calentador ionosférico más grande que se ha construido”.

HAARP es presentado por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos como un programa de investigación, sin embargo, documentos militares confirman que su objetivo principal es “inducir modificaciones ionosféricas” con la expectativa de alterar los modelos climáticos y desestabilizar las comunicaciones y radares.

Según un informe de la Duma Estatal de Rusia (Parlamento ruso):

“Estados Unidos planifica realizar experimentos a gran escala bajo el programa HAARP [y] crear armas capaces de romper comunicaciones de radio y equipos instalados sobre naves espaciales y cohetes, provocar accidentes serios en redes eléctricas y en oleoductos y gasoductos, y tener un impacto negativo en la salud mental de regiones enteras”. *

Un análisis de las declaraciones emitidas por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos señala lo inconcebible:

La manipulación encubierta de los modelos climáticos, comunicaciones y sistemas de energía eléctrica como un arma de guerra global, le permite a Estados Unidos desestabilizar y dominar regiones enteras.

La manipulación del clima es el arma preventiva por excelencia. Puede ser dirigida en contra países enemigos o “naciones amigas” sin su conocimiento, utilizada para desestabilizar economías, ecosistemas y agricultura. También puede provocar caos en los mercados financieros y de productos básicos. La alteración de la agricultura crea una mayor dependencia hacia los programas de ayuda alimentaria y los productos de granos básicos importados desde Estados Unidos y otros países occidentales.

HAARP fue desarrollado como parte de una asociación angloestadounidense entre Raytheon Corporation, dueños de las patentes de HAARP, las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y British Aerospace Systems (BAES).

El proyecto HAARP forma parte de las empresas colaborativas en sistemas de armas avanzadas entre los dos gigantes de defensa. El proyecto HAARP comenzó en 1992 por Advanced Power Technologies, Inc. (APTI), sucursal de Atlantic Richfield Corporation (ARCO). APTI (incluyendo a las patentes de HAARP) fue vendido por ARCO a E-Systems Inc, en 1994. E-Systems, tenía contrato con la CIA y el Departamento de Defensa de Estados Unidos, preparó el “Día del Juicio Final”, el cual “permite que el presidente pueda dirigir una guerra nuclear”. Posteriormente, adquirido por Raytheon Corporation, uno de los contratistas de servicios de inteligencia más importantes del mundo. BAES estuvo involucrado en el desarrollo de las etapas avanzadas del despliegue de las antenas de HAARP, bajo contrato en 2004 con la Oficina de Investigación Naval.

La instalación de 132 transmisores de alta frecuencia fue encomendada por BAES a su sucursal estadounidense, BAE Systems Inc. El proyecto, según un informe entregado en julio por Defense News, se llevó a cabo por el departamento de guerra de BAES’s Electronic. En septiembre recibió el máximo premio DARPA por sus logros técnicos en el diseño, construcción y activación del sistema de antenas HAARP.

El sistema HAARP es completamente operacional y, en muchos aspectos, empequeñece a los actuales sistemas convencionales y estratégicos de armas. A pesar de que no hay evidencia concreta de que su uso tenga propósitos militares, documentos de la Fuerza Aérea sugieren que HAARP es una parte integral de la militarización del espacio. Se podría esperar que las antenas ya hayan sido sometidas a pruebas de rutina.

Bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) tiene el mandato de “evaluar información científica, técnica y socioeconómica relevante relacionada con la comprensión del cambio climático”. Este mandato considera la guerra climática. “La geoingeniería es reconocida, pero las aplicaciones militares subyacentes no son objeto de análisis político ni de investigación científica en las miles de páginas de los informes y documentos del IPCC, basados en la experiencia y contribución de alrededor de 2.500 científicos, legisladores y ecologistas. La “guerra climática” es una amenaza potencial para la humanidad, pero ha sido excluida informalmente de los informes por los cuales el IPCC recibió en 2007 el Premio Nobel de la Paz.

La Matanza del Gobierno de EE.UU en Maui (Hawai)

Quienquiera que ponga su mano sobre mí para gobernarme es un usurpador y un tirano y lo declaro mi enemigo~ Pierre Joseph Proudhon 

Estamos en medio de un crimen atroz en lo que falsamente se denomina el Estado “americano” de Hawai, tan vil y malvado, que debería repugnar a todos los que tengan alguna remota posibilidad de mostrar conocimiento mental de la verdad, compasión o empatía. El ataque del Estado contra el pueblo de Maui fue, en mi estudiada opinión, premeditado, brutal, asesino más allá de toda explicación, y dirigido a lograr una agenda preconcebida que era la destrucción total de Lahaina mediante la devastación extrema de la propiedad y la muerte masiva de gran parte de la población local. Esto era necesario en la mente del Estado con el fin de robar la tierra y reconstruir sobre la base del Foro Económico Mundial y el plan de la ONU para las ciudades destruidas, como lo demuestra el malvado pedazo de basura, el gobernador Josh Green, quien inmediatamente afirmó que quería adquirir mediante robo los terrenos y propiedades deliberadamente destruidos para el Estado, mientras aún ardían brasas y no se habían encontrado cadáveres.

Hoy he visitado los diez principales sitios web de noticias y no he encontrado ni una sola noticia sobre los incendios de Lahaina, excepto una en la que se ve al viscoso Biden durmiendo en una reunión con las víctimas de Maui, después de haberles ofrecido 700 dólares por familia tras haberlo perdido todo, incluidos muchos de sus familiares. En otras palabras, esta historia ha sido deliberadamente borrada de la vista, no diferente de lo que ocurrió después de que el incendio químico intencional devastara East Palestine, Ohio, y dejara a esa ciudad y a muchas otras con contaminantes mortales. De hecho, se construyó una valla negra alta alrededor de la ciudad de Lahaina, a costa de los contribuyentes, por supuesto, y se dio una orden de zona de exclusión aérea para ocultar la espantosa escena del asesinato de cualquier vista y escrutinio.

Lo que es increíblemente preocupante sobre la información relativa a este horrible crimen en Maui por todos los principales medios de comunicación, e incluso muchos sitios alternativos, es que la mayoría siguen llamando a esto un “incendio forestal”, mientras que la evidencia de tal disparate no existe. Las anomalías y reacciones a este supuesto suceso “natural” son asombrosas e irreconocibles, y apestan a corrupción total en los niveles más altos.

Esto fue una apropiación de tierras de proporciones sin precedentes, pero fue mucho peor que eso, ya que los matones del Estado buscaban obtener un alto número de muertes, mientras encerraban a los residentes de Lahaina dentro de los anillos de fuego mortal probablemente causados por ataques de energía dirigida y microondas; creando incendios estratégicamente dirigidos, con un calor que en algunos casos era el doble que el de cualquier incendio forestal. Esto fue claramente evidente dada la fusión de aluminio y acero, y también el derretimiento de parabrisas de automóviles que requiere calor igual o superior a 2.500 grados. Se fundieron coches en los que ni siquiera había indicios de incendio, y la escena era inquietantemente similar, casi exacta, a lo que ocurrió en Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Esto no es coincidencia, es evidente, y revelador de una matanza y destrucción masiva planeada de antemano.

Los incendios de Maui, se dijo que habían sido causados “naturalmente”, una mentira descarada, fueron casi idénticos a los incendios de Paradise, California también; incendios que fueron dirigidos, quemando casas hasta convertirlas en cenizas blancas sin quemar árboles ni plásticos, y en zonas deseadas por los criminales del Estado para reconstruir las llamadas “ciudades inteligentes”. En Lahaina, las casas de los muy ricos se salvaron por arte de magia, al igual que algunos edificios estatales, grandes hoteles y otras zonas favorecidas por el Estado. Pero los hogares y las familias de los residentes locales fueron atacados frontalmente, sin ninguna consideración por las vidas o las propiedades de estas personas inocentes. El “delito” supuestamente cometido, a juicio del Estado, fue no doblegarse y renunciar a sus hogares y vidas voluntariamente, por lo que se creó una acción directa de falsa bandera de matanza y asesinato para completar la agenda del Estado de robo de tierras. Al infierno con la gente y su propiedad fue el grito de guerra privado de estos políticos del Estado y sus asesinos ejecutores llamados policía.

No se encendieron sirenas a pesar de que había 80 sirenas activas en Maui. Se cortó el agua para evitar incendios. Se desconectó el wi-fi y casi toda la energía eléctrica. Se cerraron las carreteras de salida y la policía bloqueó las carreteras para mantener a la fuerza a todos los residentes dentro del perímetro del incendio, causando una muerte masiva intencionada. Se cerraron las escuelas, por lo que los niños se quedaron solos en casa cuando estos incendios intencionados arrasaron Lahaina, y muchos murieron quemados sin ayuda de ningún servicio estatal. Hasta donde yo sé, las cifras reales de muertos se mantienen ocultas. Además. antes y después del incendio, los especuladores intentaban comprar estas propiedades, y mientras aún no se habían encontrado los cadáveres, el gobierno anunció sus intenciones de comprar estas tierras. Ninguna de estas son coincidencias, pero el Estado y sus medios de comunicación cómplices quieren hacer creer que todas estas, y muchas, muchas, más imposibilidades son todas coincidencias. ¿Cómo puede alguien dotado con dos neuronas en la cabeza, aceptar las narrativas propagandísticas presentadas por el malvado Estado?

Soy plenamente consciente, sobre todo teniendo en cuenta la casi total falta de capacidad de pensamiento crítico de las masas, de que lo que expongo aquí será ignorado por una gran parte de la población. El embrutecimiento a largo plazo de los individuos, y la ahora población manipulada digitalmente, ha abrazado la indiferencia hasta tal punto, que ha escapado a toda realidad. De hecho, el sentido común, la lógica y la razón parecen ser casi inexistentes en términos generales.

Es mucho más fácil para el rebaño colectivo creer las narrativas del Estado que hacer el trabajo necesario para averiguar los hechos y la verdad. Por desgracia, la clase dirigente comprende este rasgo de debilidad y apatía que parece haber capturado al gran porcentaje de muertos que caminan entre nosotros. ¿Cuánta más corrupción obvia, mentiras y asesinatos a manos del Estado tendrán que tener lugar antes de que la mayoría llegue a un acuerdo con la realidad de que este mundo se está acabando a favor de la esclavitud masiva y la despoblación? ¿Se defenderá alguna vez el rebaño?

La anexión forzosa de Hawai, el ataque escenificado de Pearl Harbor, las guerras mundiales, la Operación Northwoods, MK Ultra, la crisis de los misiles cubanos, el asesinato de JFK, la Operación Gladio, la agresiva invasión estadounidense tras invasión, la operaciónTormenta del Desierto, el 11-S, la Ley Patriot act, la Guerra del Terror, la falsa “pandemia covid”, el falso “cambio climático”, los vertidos químicos intencionados y la geoingeniería meteorológica. Estos son sólo algunos de los principales acontecimientos de falsa bandera y operaciones de terror gubernamentales que han tenido lugar. Ahora hay incendios provocados deliberadamente en Canadá, en todos Estados Unidos, Hawai, Australia, Turquía, Grecia, China, y muchas otras áreas, y las ovejas siguen escondiendo sus proverbiales cabezas en la arena.

Todo lo que ocurre está planeado y se hace intencionadamente para conseguir un objetivo concreto. Esto se ha esbozado, discutido abiertamente, advertido, escrito en revistas de política en el FEM, la OMS, la ONU, y en casi todas partes por así decirlo. El panorama general se ha discutido durante décadas, y la agenda que se busca es un orden de gobierno mundial, donde la “élite” gobierne todo, y el resto de nosotros seamos esclavos del Estado. Esta agenda es tan clara como el día, así que ¿por qué no puede la humilde manada colectiva ver que la manera de lograr este malvado objetivo es que el Estado destruya el sistema actual a favor de un sistema que permita el control de todos? Cada evento planeado, ya sea fuego, clima, guerra, geoingeniería, producción y uso de armas biológicas, falsos “virus”, y cada supuesta emergencia, se escenifica sólo para crear miedo y pánico a través de la devastación económica, el robo de propiedades, (apropiación de tierras) la digitalización monetaria y de transacciones, la vigilancia masiva, y la censura total.

¿Verán alguna vez los ciegos, oirán alguna vez los sordos, hablarán alguna vez los mudos, o el grueso de esta población dependiente y perezosa, simplemente se sentará encerrada en sus teléfonos móviles y en el absurdo de las “redes sociales”, esperando el fin de los tiempos?

Nadie debe olvidar o ignorar lo que pasó, y está pasando en Maui. Tu vecindario podría ser el siguiente, y ¿qué posibilidades tendrás dados los avanzados sistemas de armamento que están siendo utilizados contra nosotros por el complejo militar industrial, y sus controladores? El gobierno no controla nada, ya que todos los políticos y sus ejecutores están totalmente controlados ellos mismos, y actúan bajo las órdenes de la verdadera clase dominante. Denunciadlos, abandonadlos y eliminadlos, ¡para que los verdaderos gobernantes no tengan cobertura!

“Tengo ciertas reglas por las que vivo. Mi primera regla: no creo nada de lo que me dice el Gobierno. Nada. Cero”.  ~ George Carlin

Gary D. Barnett

garydbarnett

Tiranía posmoderna: Estados del engaño desde el 11-S hasta la Covid-19

William Hawes

Traducción: SOTT.net

Ha pasado más de un año desde que la pandemia de la Covid-19 ha tenido un impacto generalizado en las vidas de la gran mayoría de la humanidad. Desde que la “niebla de guerra” se ha disipado, por así decirlo, ha habido muy poca introspección con respecto al autoritarismo visceral impuesto a la humanidad en la prensa liberal o en el mundo académico. Existen paralelismos espeluznantes entre el pánico generado durante la crisis sanitaria y la reacción al 11 de septiembre. También hay muchas pruebas circunstanciales de conocimiento previo y planificación previa de ambos acontecimientos. A su paso, la histeria colectiva, la propaganda gubernamental, la tiranía, la censura y los sistemas de creencias irracionales surgieron de cada uno de ellos, apoyados por los intereses de la clase dominante y los portavoces de los medios de comunicación de masas.

Aunque muchas políticas relacionadas con la guerra global contra el terror y la pandemia tienen ciertamente impulsos fascistas y totalitarios, existen diferencias clave. Mientras que el fascismo y el totalitarismo se basan en un único déspota y en la marginación de los grupos minoritarios, la tiranía posmoderna opera según los flujos del capitalismo tardío: se fomenta la diversidad y la inclusión; el poder se extiende a través de una oligarquía corporativa, así como de jerarquías políticas, militares y, ahora, médicas; y los efectos económicos y sociales devastadores son engendrados por “causas ausentes”; es decir, motores abstractos del capital: fluctuaciones bursátiles, algoritmos, instrumentos financieros y diversas burbujas y estafas del sector de las Finanzas/Seguros/bienes raíces (FIRE por sus siglas en inglés).

Como era de esperar, la opinión pública está desconcertada ante un elenco rotativo de burócratas y élites con rasgos sociopáticos y narcisistas de diversa índole; sin embargo, los atributos personales de los miembros del elenco son ajenos a la acumulación de capital, el imperialismo y la liquidación de la naturaleza. Está bien utilizar frases como fascista o totalitario en respuesta a las políticas del gobierno por efecto retórico; sin embargo, la mayoría de los estadounidenses no se sienten así ni utilizan esa terminología, que remite a una época más simple de pisar botas. Estamos más bien inmersos en una dictadura del capital.

Un aspecto relacionado con lo que podríamos llamar tiranía posmoderna es la ausencia de metanarrativas. La clase dirigente apuntala cualquier narrativa que convenga a sus intereses en el momento, pero es capaz de deshacerse de ellas a la primera queja seria del público. De 2001 a 2011, dominó la guerra global contra el terrorismo; de 2011 a 2016, fue el “cambio de régimen” en Siria y Libia, con un poco de ISIS y fingido horror por la toma de Crimea por Rusia; de 2016 a 2020, la exagerada conexión del Rusiagate; de 2020-2022, la Covid-19; y ahora la guerra Ucrania-Rusia, en la que se nos dice que la OTAN y EEUU son aliados completamente inocentes que no empezaron, provocaron y manipularon el tablero geopolítico que se remonta a décadas atrás, y que solo quieren ayudar a los indefensos ucranianos.

Sin embargo, después de dos años de estar sometidos a las órdenes tiránicas de un pánico médico autoritario orquestado por las clases dominantes, los títeres políticos transnacionales, así como los “expertos” médicos del establishment que propugnaron afirmaciones fraudulentas e irrisorias una y otra vez, la gente de todo el mundo está despertando al miedo sanitario, así como a la guerra por poderes de Estados Unidos en Ucrania. Hay muchas similitudes sorprendentes entre el ataque de falsa bandera del 11 de septiembre y la alarma sanitaria mundial de Covid-19. Ambos acontecimientos condujeron a la histeria colectiva y a una forma globalizada del síndrome del avestruz, donde la negación y la alucinación colectiva se convirtieron en la norma, allanando el camino para una tiranía imperial más profunda y la obediencia masiva. Recientemente, muchos de los que apoyaron las políticas gubernamentales y las narrativas, incluyendo los confinamientos, las prohibiciones de viajar, los mandatos de vacunación y los pasaportes sanitarios, están pidiendo una “Amnistía Pandémica” con respecto a su comportamiento tiránico e inductor del pánico; y admitiendo que estaban totalmente equivocados, incluso cuando defendían políticas ridículas y mortales y demonizaban a cualquiera que intentara interponerse en su camino.

Revisando el “catalizador”

Los paralelismos entre las reacciones del gobierno ante el 11-S y la pandemia del Sars-CoV-2 son asombrosos. Antes del 11-S, una parte considerable de los ciudadanos estadounidenses no habría tolerado la vigilancia masiva nacional. Del mismo modo, antes de la crisis sanitaria de 2020, las poblaciones se habrían mostrado muy escépticas ante los cierres obligatorios, las absurdas normas de enmascaramiento y los mandatos y la propaganda coercitiva de las vacunas, así como ante el bloqueo del acceso a los viajes, los espacios públicos y las empresas con pasaportes de vacunación. La mayoría interpreta esto como la explotación de una crisis por parte del gobierno, en lugar del conocimiento previo y la planificación previa de los acontecimientos por parte de los gobiernos. Sin embargo, desde el principio, la histeria y la propaganda ya preparadas y fabricadas sugieren una connivencia de las fuerzas de inteligencia militar, industriales, financieras y médicas de la industria y el gobierno.

Los indicadores económicos habían estado parpadeando en rojo durante meses incluso antes de enero de 2020, remontándose a la crisis en el mercado de repos de EE. UU. de septiembre de 2019. Citando a un inversor en CNBC de marzo de 2020:

El virus fue el catalizador, pero no la causa“, afirmó Christopher Whalen, fundador de Whalen Global Advisors. Nuestros amigos de la Reserva Federal han inflado de forma espectacular tanto la renta fija como la variable. Estamos viendo el final del juego de la política monetaria, que llega un punto en el que hay que parar. De lo contrario, se producen burbujas grotescas de activos como las que hemos visto, y el motor se queda sin combustible”. [Énfasis mío]

Reuters coincide, con una importante figura de la Fed soltando la parte tranquila en voz alta: “La ayuda a la pandemia fue también un ‘rescate bancario‘”. El sitio liberal/izquierdista The Intercept resume el juego bastante bien, explicando que la Ley CARES de marzo de 2020 permite:

La compra directa de deuda corporativa -la primera compra de bonos no gubernamentales en la historia de la Fed- estaría ahora permitida. Las empresas han engrosado su endeudamiento en los últimos años, y los expertos lo han identificado como una fuente de grave riesgo económico. Una crisis repentina como la pandemia que acabó con los ingresos no sólo provocaría quiebras, sino que también aceleraría los impagos de bonos, ampliando la tensión a todo el sistema financiero.

Más adelante, el autor señala que la Ley CARES prevé un “Fondo de Estabilización Cambiaria”. Con un valor de 454.000 millones, el dinero está apalancado como un gran banco, lo que permite:

Se crearía un fondo para sobornos de 4,5 billones de dólares, los mercados de valores se dispararían. El valor total del mercado bursátil se desplomó hasta el 103% del PIB, unos 21,8 billones de dólares, el 23 de marzo. El 30 de abril había vuelto al 136,3% del PIB, es decir, 28,9 billones de dólares. Según esta medida, en ese periodo se han creado 7,1 billones de dólares de riqueza bursátil.

En otras palabras, los EE.UU. vieron la escritura en la pared que venía de China: la desaceleración económica y el cierre de fábricas que comenzó en enero de 2020 finalmente estaba afectando al mercado de valores de EE.UU., que se había derrumbado a mediados de marzo de 2020. Sólo la exageración de una pandemia, la supresión de millones de puestos de trabajo y la apertura de nuevas espitas para el sector bancario permitirían a las empresas mantener la rentabilidad. La reestructuración de la deuda era inevitable y la única manera de lograrlo era aprobar la legislación en el Congreso, una tarea nada difícil si se tiene en cuenta que nuestros legisladores son esencialmente grupos de presión de las grandes empresas multinacionales. Las grandes empresas obtuvieron miles de millones en ayudas mientras los trabajadores y las pequeñas empresas se arruinaban.

Una vez establecida la agenda médica, cundió el pánico, y resulta que abarrotar las residencias de ancianos, despedir a un millón de trabajadores médicos y a 40 millones de trabajadores estadounidenses en total, hacer sonar propaganda apocalíptica sin parar, censurar cualquier conversación sobre el uso de vitaminas y suplementos, imponer cierres patronales estresantes y alejar a los pacientes de los médicos puede tener un efecto sobre la mortalidad mundial. Casi nadie en la comunidad médica estaba dispuesto a enfrentarse a esas verdades incómodas, y los que lo hicieron fueron censurados aún más.

Muy poco después de marzo de 2020 se supo cuál sería la tasa de letalidad de la infección: un porcentaje muy bajo, quizás el doble de la tasa de la gripe estacional. A las élites mundiales no les importaba: tenían una agenda entre manos. Independientemente de la gravedad, las élites capitalistas no habrían dejado sin trabajo a 40 millones de estadounidenses e implosionado la economía sin un plan. Y tenían uno preparado: un plan de 5 billones de dólares. Más tarde, las élites estadounidenses no habrían abogado por mandatos coercitivos de vacunación -ponerse la vacuna o perder el trabajo- a menos que la palabra bajara de los escalones más altos de la élite, y aunque muchos, si no la mayoría, de la clase dirigente se lo tragaron al por mayor, está claro que el gobierno federal no iba a dejar que los estados tomaran decisiones basadas en las aportaciones de los funcionarios de salud locales del condado y del estado. La palabra vino de arriba; ciertamente hubo una connivencia evidente para centralizar y organizar el dogma Covid, sí, una “conspiración”, porque pedir al público que “confíe en la ciencia” sólo te lleva hasta cierto punto cuando los datos contradictorios sobre el peligro del virus están delante de sus narices.

Dada la poca fiabilidad de las pruebas iniciales del Sars-CoV-2, el uso deliberado de demasiados ciclos de PCR por prueba, y el simple hecho de que es bastante probable que múltiples cepas y variantes benignas de coronavirus dieran positivo en las pruebas, es fácil ver cómo se fabricó una pandemia global desde el principio. Desde el principio, la propaganda gubernamental que emanaba de los establecimientos médicos, militares y de inteligencia estaba obviamente coordinada, centralizada y dirigida a coaccionar y acobardar a los ciudadanos para que se sometieran a un culto médico globalizado. Las noticias locales y nacionales repetían como loros la misma línea, y una agenda global de bioseguridad de pensamiento de grupo fue empujada a la vanguardia de la sociedad. Es importante recordar que antes de la emergencia declarada, “poner en cuarentena” implicaba restringir el acceso a los enfermos, no a toda la sociedad.

El lenguaje no sólo era orwelliano, sino que estaba escrito a partir de guiones del Departamento de Defensa y la comunidad de Inteligencia. Se nos dijo que “nos refugiáramos en casa”, y que los médicos y las enfermeras estaban en la “primera línea” de la lucha. Sin duda, estaban diseñados para evocar imágenes de guerra y crear una atmósfera apasionada en la que la disidencia quedara marginada, repitiendo la conformidad ideológica a pies juntillas que se produjo tras el 11-S. Frases como distanciamiento social y rastreo de contactos entraron en el léxico sin apenas rechistar. Curiosamente, tras más de un año de soportar leyes absurdas y siempre cambiantes, Gran Bretaña jugó con la idea de ofrecer a sus ciudadanos “pases de libertad” para aquellos lo suficientemente obedientes como para someterse a pruebas con frecuencia, siendo su recompensa la “libertad” de salir de su propia casa.

Los informes canadienses y británicos confirman la propaganda poco ética para coaccionar, asustar y culpabilizar a la población civil. Un psicólogo británico calificó su programa gubernamental de “totalitario”. Todos los principales medios de noticias de Estados Unidos desde marzo de 2020 hasta febrero de 2022 se parecían a una versión liberal del escándalo de difusión de Sinclair de 2018, en el que el conglomerado de medios, que tiene un sesgo de derechas conocido, hizo que 193 presentadores de noticias locales repitieran el mismo guion de un minuto, palabra por palabra, advirtiendo sobre las “noticias falsas” y las “historias falsas” que proliferaban en las redes sociales y las noticias principales, haciéndose eco de la retórica de Trump en ese momento.

Se ridiculizó la inmunidad natural, se prohibieron las reuniones en público, se prohibieron las visitas a los hogares, se consideró que la vacuna era la única respuesta a la amenaza, e incluso los defensores de la salud que recordaban con sentido común que había que tomar vitaminas y suplementos fueron tachados de chiflados poco serios.

Una pregunta pertinente sobre la que reflexionar es la siguiente: dado el repunte de supuestas muertes por Sars-CoV-2 en torno a marzo de 2020, ¿estaba justificada una agitación mundial de cierres, restricciones de viajes, limitación de movimientos fuera de casa y límites a las reuniones? En retrospectiva, muchos estadounidenses, si no la mayoría, dicen ahora que no. Sin embargo, el hecho es que muchos observadores astutos estaban llamando al farol de la Organización Mundial de la Salud, el CDC, y los establecimientos médicos y de seguridad nacional desde el principio. Esas voces fueron censuradas y silenciadas por una oligarquía corporativista empeñada en imponer el dolor a las pequeñas empresas y al ciudadano medio. Millones de personas perdieron sus medios de vida y las pequeñas empresas nunca se recuperaron.

Otra pregunta relacionada: ¿cómo y por qué el estamento médico se vio tan impulsado a combatir una amenaza aguda para la salud causada por el virus Sars-CoV-2, pero permanece dormido cuando la pobreza global es claramente la primera causa de muerte en el mundo, seguida del cáncer y las enfermedades cardiacas? Se nos hizo creer que se podía poner el mundo patas arriba para luchar contra un virus, pero no se puede hacer nada para paliar las principales causas de muerte, la pobreza: los problemas de salud estructurales y crónicos están fuera de la mesa, ya que están causados por el inexorable afán del capitalismo de lucrarse, contaminar y empobrecer a la mayoría de los habitantes de la Tierra.

Incluso la OMS admite que ¼ del total de muertes actuales son atribuibles a “entornos de pobreza”, es decir, condiciones de pobreza extrema, enfermedades evitables, inanición y malnutrición. En 2012 se produjeron 12,6 millones de muertes al año, pero el total es indudablemente mayor hoy en día, probablemente unos 20 millones. La OMS también admite que unos 2 millones de personas mueren cada año solo en China a causa de la contaminación atmosférica, con unos 6,7 millones de muertes anuales en todo el mundo. ¿Dónde está el clamor y la movilización mundial para poner fin a estos problemas mucho más mortíferos?

¿Pudo haber un camino más racional, en el que las personas mayores de, digamos, 60 o 65 años, las más propensas a verse afectadas, podrían haber sido protegidas con planes voluntarios para restringir el contacto interpersonal, así como haberles dado acceso a los mejores cuidados y medicinas, mientras que al resto del mundo se le permitiría seguir adelante sin medidas draconianas? Sin duda, los profesionales médicos de Estados Unidos podrían haber desarrollado un plan junto con gobiernos que permitieran la libertad de movimiento, como en Suecia y Japón. El camino, sin embargo, fue bloqueado por el estado de seguridad nacional en conjunción con autoridades sanitarias no elegidas, la Big Tech, la Big Pharma y capitalistas globales deseosos de instituir medidas represivas y sacar trillones de una reestructuración de la economía mundial. La economía mundial necesitaba un “Gran Reinicio” para centralizar y comprar pequeñas empresas por centavos de dólar, y el sistema financiero se tambaleaba volviendo a septiembre de 2019. Inquietantemente, esta secuencia de acontecimientos recuerda a la última vez que el estado de seguridad nacional rehízo el mundo, después del 11-S.

La máscara se cae

Muchos izquierdistas señalaron que el paro laboral de los cierres patronales nos daría tiempo para reflexionar sobre la inhumanidad, la sobreproducción, la alienación y la explotación inherentes al capitalismo. Sin duda, esto era cierto. Sin embargo, lo que la mayoría pasó por alto fue la ridiculez de que los pobres y las clases trabajadoras siguieran trabajando mientras a las clases privilegiadas de cuello blanco se les ofrecía un respiro de la rutina de la cultura del trabajo. Había, y hay, una desigualdad inherente y un desequilibrio de poder en hacer que restaurantes y conductores entreguen paquetes y comida a la puerta de uno mientras se reprende a esas mismas personas que se niegan a enmascararse (incluso al aire libre, absurdamente).

Los placeres culpables de la clase media y alta de vivir en una sociedad consumista acurrucados en casa con televisión en streaming y comida para llevar abrumaron la necesidad de solidaridad con los pobres y las clases trabajadoras, que en muchos casos no podían ni querían refugiarse o recibir una inyección experimental de un gobierno que ha tratado a los pobres y a las minorías como cobayas humanas o algo peor durante toda su historia.

La necesidad sentida de seguridad frente a un contagio agudo, al tiempo que se resistía a lidiar con las complejidades y la culpabilidad de formar parte de una máquina de muerte global-imperial-capitalista, personificaba la posición de la izquierda occidental. Aparte de las respuestas obvias: “¡Por eso necesitamos una sanidad universal!”, etc., apenas se habló de la causa número uno de las pandemias reales: nuestra proximidad a una agricultura animal inhumana e insalubre. La respuesta instintiva colectiva, basada en el miedo, fue el sacrificio inhumano de decenas de millones de animales: las estimaciones sugieren que más de 10 millones de gallinas, quizás entre 5 y 10 millones de cerdos y 17 millones de visones fueron sacrificados debido a la “sobreproducción” y, en el caso de los visones, a la posibilidad de propagación del Sars-CoV-2.

Breve recapitulación de nuestra distopía del siglo XXI

Hace veintitrés años, muchas personas de todo el mundo albergaban grandes esperanzas con la llegada del nuevo milenio. Era el año 2000 y, a ojos inexpertos, el panorama mundial parecía halagüeño. La narrativa del “fin de la historia” de Fukuyaman seguía dominando tras casi una década de dominio sin oposición de Estados Unidos en los mercados financieros mundiales y de hegemonía militar y política. No había grandes guerras entre las potencias mundiales y la economía global proporcionaba nuevas vías de riqueza a las clases medias de todo el mundo.

La fiesta no duró mucho. Resultó que la globalización, ese término comodín sacado a relucir una y otra vez tanto por los internacionalistas liberales como por los realistas conservadores para defender el reinado aparentemente interminable de los capitalistas, tenía muchas grietas en los cimientos. La idea de que los Estados occidentales eran “repúblicas democráticas” que velaban por los intereses de los ciudadanos empezó a desmoronarse. Los rendimientos decrecientes del capitalismo, así como la descarada corrupción empresarial y gubernamental, empezaron a perturbar la confianza de las clases medias mundiales. Ya no se podía garantizar el consentimiento de los gobernados; y al derrumbarse la fachada de legitimidad democrática, los gobiernos occidentales, encabezados por Estados Unidos, empezaron a buscar una nueva fuerza ideológica para justificar el capitalismo neoliberal.

Los acontecimientos mundiales empeoraron rápidamente desde los primeros meses del nuevo milenio. En marzo del 2000 estalló la burbuja de las puntocom, con pérdidas que acabaron alcanzando los 1,75 billones sólo en Estados Unidos. La pérdida total de capitalización bursátil se estimó en 5 billones al final de la recesión, en 2002. En Estados Unidos se perdieron más de 2,2 millones de puestos de trabajo y el desempleo siguió aumentando hasta mediados de 2003.

En noviembre de 2000, las reñidas elecciones entre Bush y Gore llegaron a un punto muerto. Un golpe judicial en el Tribunal Supremo falló a favor de Bush por 5-4, deteniendo de hecho el recuento. Hubo relativamente poca oposición pública, y la falta de resistencia real por parte de la maquinaria del partido demócrata consolidó el golpe, y la “junta Bush-Cheney”, como la llamaba el difunto Gore Vidal, se hizo con el poder. [Aunque dadas las tendencias neoliberales y globalistas de Al Gore, parece dudoso, en retrospectiva, que las cosas hubieran sido muy diferentes. ]


Puede que los verdaderos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 permanezcan siempre parcialmente envueltos en el misterio, pero algunos indicios reveladores apuntan a lo obvio: una conspiración en la que el gobierno estadounidense desempeñó un papel activo en la orquestación de la secuencia de acontecimientos que llamamos 11-S. Cualquier análisis superficial de las “teorías de la conspiración” y de los descubrimientos de los movimientos de la verdad sobre el 11-S muestra los evidentes agujeros de la historia oficial. Examinar y asimilar todas las pruebas lleva a la conclusión inevitable: los acontecimientos del 11-S fueron una bandera falsa, orquestada por nuestro propio gobierno, y los autores siguen en libertad, al igual que con el asesinato de JFK.

Casi todo el mundo mayor de treinta años recuerda lo que vino después, aunque la mayoría se resista a recordarlo. El régimen de Bush culpó a Al Qaeda antes del final de la noche, los noticiarios mostraron las torres cayendo sin parar y las alertas terroristas codificadas por colores se convirtieron en nuestra “nueva normalidad” (en breve hablaremos de la siguiente iteración). Se puso en marcha un eje del mal; cualquier país que se opusiera vagamente al imperialismo estadounidense fue incluido en la lista de los malos, y se decretó una nueva “cruzada”, con amenazas explícitas de “si no estás con nosotros, estás contra nosotros”. Poco después, los misteriosos ataques con ántrax barrieron la nación y cautivaron a EEUU, incluso cuando quedó meridianamente claro que el tipo de ántrax utilizado era una versión altamente militarizada procedente de un biolaboratorio estadounidense, lo que sólo podía significar que había sido robado y liberado deliberadamente por altos elementos de nuestro propio gobierno.

El estado de excepción se normalizó inmediatamente. Se construyó un nuevo estado de vigilancia, la Patriot Act y la AUMF permitieron el asesinato extrajudicial, la tortura, y los programas de espionaje comenzaron a expandirse globalmente. Oficialmente se declaró la guerra a Irak y Afganistán; extraoficialmente, las Fuerzas Especiales y las operaciones encubiertas se extendieron a unas 130 naciones. El imperio se expandía y se movía, especialmente en Oriente Medio, Asia Central y el norte de África, donde el control sobre el acceso a los combustibles fósiles, junto con la supremacía continuada del petrodólar, es primordial para mantener la hegemonía mundial en la actualidad.

El estado de excepción permanente

Al poder le encantan las catástrofes: el tema recurrente aquí es que cuando ocurren desastres no naturales, los gobiernos occidentales se unen y conspiran rápidamente para obtener beneficios rápidos, mantener el control y flexibilizar el poder sobre las naciones más débiles.

En nuestra época, los regímenes autoritarios han defendido la suspensión permanente de los derechos de sus propios ciudadanos, así como de los derechos humanos y el derecho internacional. Este concepto fue popularizado por Giorgio Agamben en su libro de 2005, Estado de excepción. Agamben utiliza el ejemplo de la definición de soberanía del jurista nazi Carl Schmitt: el soberano es quien decide la excepción. Al derogar los derechos de sus propios ciudadanos en respuesta a una emergencia, tanto los regímenes nominalmente democráticos como los dictatoriales pueden utilizar la amenaza de futuras catástrofes para instalar estados policiales permanentes, declarar la ley marcial y normalizar lo que antes se consideraba extralegal en el marco de la ley en nombre de la seguridad nacional.

El núcleo imperial se decantó por un modelo de eficacia probada: programar al público para que aceptara que cada catástrofe causada por el sistema global capitalista es una emergencia a la que hay que responder con una sociedad cada vez más autoritaria. Las tácticas del Estado policial, tomadas de la Alemania nazi, se normalizaron a medida que las fuerzas económicas, políticas e ideológicas que respaldaban la Guerra contra el Terror veían poca resistencia por parte de una ciudadanía desconcertada y temerosa. Este proceso se conoce como estado de excepción, codificado originalmente en la ley por el jurista nazi Carl Schmitt. Una definición sucinta puede encontrarse aquí:

El [estado de excepción] define una condición especial en la que el orden jurídico está realmente suspendido debido a una emergencia o a una grave crisis que amenaza al Estado. En tal situación, el soberano, es decir, el poder ejecutivo, prevalece sobre los demás y las leyes y normas básicas pueden ser violadas por el Estado mientras hace frente a la crisis.

´Casi todos los momentos políticos importantes de los últimos veintidós años se utilizaron como excusa para ampliar y profundizar el Estado de seguridad nacional y el dominio corporativo. Este proceso ha desempoderado efectivamente a las masas occidentales hasta tal punto que la mayoría de las poblaciones occidentales, incluidas muchas de las clases medias, tienen efectivamente relaciones neofeudales y deudoras con las fuerzas del Estado y del mercado.

La escritora Naomi Klein describió bastante bien el nuevo modelo neoliberal globalizado en su libro de 2007 La doctrina del shock, en el que el capitalismo del desastre se convierte en una fuerza de “destrucción creativa”, llevando a continentes enteros a una espiral de endeudamiento con préstamos del Banco Mundial y el FMI, al tiempo que militariza y financiariza las economías occidentales para servir a los intereses de Wall Street y el Pentágono, mientras destruye las pequeñas empresas y parasita a las clases trabajadoras. Poco después, el jefe de gabinete del presidente Obama, Rahm Emmanuel, dijo la parte silenciosa en voz alta al hablar de la crisis financiera, cuando se refirió a los billones de dinero público utilizados para apuntalar nuestro sistema bancario no regulado. Y soltó:

Uno nunca quiere que una crisis grave se desperdicie. Y lo que quiero decir con eso [es] que es una oportunidad para hacer cosas que crees que antes no podías hacer.

¿Cómo podemos definir nuestro tiempo? De nuevo, la frase tiranía posmoderna encaja mejor que describir el momento actual como totalitario o fascista. Esas dos palabras se han usado tanto, intercambiándolas, que han perdido mucho significado y lustre para la gente de hoy. Aunque muchas de las diversas respuestas gubernamentales al 11-S y a la Covid tienen ciertamente elementos de regímenes totalitarios, fascistas y dictatoriales, la terminología está anticuada en cierto sentido. Ya no se ajusta al momento histórico y casi nadie ve realmente a Joe Biden o Emmanuel Macron como líderes totalitarios. No es necesario un solo déspota para que el sistema continúe. A lo que nos enfrentamos es a una dictadura del dinero, una oligarquía dedicada a garantizar el movimiento fluido del capital. Vivimos en un esquema piramidal, económica y socialmente: un sistema de pequeños tiranos formado por tu jefe, tu alcalde, tu casero, el presidente de tu asociación de propietarios (HOA), etc. De hecho, sólo en Estados Unidos hay millones de pequeños tiranos; la burguesía y sus millones de ejecutores: jueces, policías y militares, políticos, abogados, todos los que sirven a la propiedad privada, a una injusta jerarquía laboral y, como hemos visto, la mayoría de los médicos que estaban ansiosos por imponer y aprobar los pequeños dictados que hemos consagrado en la ley.

2019: proliferan las protestas en todo el mundo

Además de pruebas bien documentadas como la financiación estadounidense de la investigación del coronavirus, el Evento 201 y muchas otras actividades sospechosas, hay otra prueba circunstancial que vincula el conocimiento previo y la planificación previa de la pandemia. En 2019, las protestas mundiales alcanzaron un punto álgido sin precedentes en la historia moderna, y un comentarista bautizó ese año como “La era de las protestas masivas“. El 30 de diciembre de 2019, Robin Wright publicó una columna en The New Yorker titulada: “La historia de 2019: protestas en todos los rincones del planeta“. Un punto destacado de la pieza afirma:

“‘La gente en más países está usando el poder popular que en cualquier otro momento de la historia registrada. Los movimientos de masas no violentos son los principales desafíos a los gobiernos hoy en día’, me dijo Erica Chenoweth, politóloga de Harvard. Esto representa un cambio pronunciado en el panorama mundial de la disidencia”.

The Washington Post bautizó 2019 como “El año de la protesta callejera global“. Bloomberg proclamó que “Un año de protestas provocó cambios en todo el mundo“. En Irak, Irán, Hong Kong, Sudán, Argelia, Chile y muchas otras naciones se produjeron interrupciones masivas de los gobiernos. Los ciudadanos de a pie se estaban convirtiendo en una molestia para la circulación fluida de capitales. Los gobiernos se vieron obligados a enfrentarse a retos que habían estado ignorando durante décadas, a medida que el aumento de los costes de los alimentos, la vivienda, la calefacción y los materiales se disparaba en todo el mundo. De repente, en enero de 2020, el inminente espectro de una “pandemia mundial” puso fin a todo ello, de forma instantánea.

Las ventajas para los gobiernos eran obvias. No más protestas. Se acabaron las concentraciones públicas. Se acabaron los ciudadanos molestos que exigían precios más bajos para los productos, más programas sociales y protestaban contra los impuestos injustos y los gobernantes autoritarios. Sin ninguna organización presencial, el impulso del poder popular a partir de 2019 se extinguió rápidamente.

Cambio de objetivos: De “dos semanas para aplanar la curva” al Estado de bioseguridad

Al igual que el 11-S, la justificación y la adhesión continuada a la propaganda oficial del gobierno se basaban en la obediencia total y la conformidad social: la presión de grupo a nivel familiar, comunitario, laboral y público contribuyó a crear una atmósfera de histeria, pánico y paranoia. Poco después del 11-S, el gobierno estadounidense cambió sus prioridades: de la invasión de Afganistán y la expulsión de los talibanes y Al Qaeda, a la invasión de Irak en 2003, que costó la vida a un millón de iraquíes, y luego a la guerra global contra el terror (recuérdese que el general estadounidense Wesley Clark admitió que la intención del Pentágono era invadir las naciones del llamado “eje del mal” y acabar con “siete países en cinco años“). La tortura y la vigilancia masiva fueron sancionadas y aplaudidas, la Patriot Act y la AUMF fueron aprobadas por el Congreso.

Tan pronto como se anunció la pandemia en marzo de 2020, los objetivos siguieron moviéndose, desde un período en el que se nos dijo que dos semanas de aislamiento serían suficientes para aplanar la curva de la infección hasta casi dos años de normas absurdas para el enmascaramiento, los cierres, las reuniones públicas, las reuniones domésticas, las vacunas y los pasaportes. Las patrañas seguían acumulándose, a medida que se difundían “opiniones de expertos” cada vez más ilógicas para “protegernos”, o eso nos decían. Pronto quedó claro que los propios cierres estaban matando a mucha gente. Muchos “expertos médicos” creíbles que creían en la gravedad de la pandemia fueron tajantes sobre los encierros: eran una forma de “democidio“, y muchos estimaron que aproximadamente un tercio de las muertes excesivas fueron causadas por los encierros. Se evitaron las revisiones rutinarias, las residencias de ancianos estaban abarrotadas, se desatendía a los ancianos, lo cual era innecesario, y se despidió a más de un millón de trabajadores sanitarios precisamente cuando habrían sido más útiles, al menos según la narrativa oficial.

Los irracionales mandatos de uso de mascarillas carecían por completo de base científica, especialmente los requisitos de uso de mascarillas al aire libre en las principales ciudades y, ridículamente, en las playas y en diversas zonas recreativas al aire libre. En cualquier caso, no fue hasta diciembre de 2021 que una figura médica importante admitió lo obvio: “las máscaras de tela son inútiles” y poco más que decoraciones faciales. La mascarilla fue el símbolo del buen ciudadano durante dos años; cualquiera que no estuviera de acuerdo era acusado y desprestigiado sin tener en cuenta la ciencia real. Muchos análisis de ensayos controlados aleatorios (ECA) se hicieron con virus anteriores. Por no mencionar el hecho básico de que las tasas de infección y mortalidad fueron básicamente las mismas en los 39 estados de EE.UU. que impusieron el uso obligatorio de mascarillas frente a los 11 que no lo hicieron.

La confusión de la tasa de letalidad (CFR) con la tasa de letalidad de la infección (IFR) en los principales medios de comunicación hizo que la enfermedad pareciera mucho más mortal de lo que realmente era. La probabilidad real de que adultos jóvenes y sanos murieran de Covid-19 era minúscula.

El distanciamiento social se convirtió en de rigor entre las clases dirigentes, así como entre los liberales acomodaticios de clase media-alta (y tristemente, muchos izquierdistas), incluso cuando la probabilidad de enfermedad moderada a grave en personas sanas jóvenes o incluso de mediana edad era casi nula. El espectro del sujeto occidental posmoderno alienado y acomodado, con todo su cúmulo de ansiedades y neurosis, empezó a desenrollarse, a implosionar; un proceso de involución que alimenta el narcisismo solipsista inherente al capitalismo tardío.

Las tendencias sociopáticas de nuestras élites, acentuadas y destiladas a lo largo de siglos de guerra de clases en la cultura occidental, salieron a la luz. Las clases profesionales medias-altas, atentas a las tendencias de sus señores a distanciarse de la chusma, estaban ansiosas por repetir como loros los dictados de sus gobernantes. Los vencedores de la clase alta se condenaron a sí mismos a una senda de política de pureza neovictoriana. Hay que separar a los limpios de los sucios. Los creyentes educados en la “ciencia” son claramente racionales; las hordas antivacunas ciertamente deben estar actuando por puro interés propio y resentimiento. Huelga decir que se hizo poco o ningún autoexamen de la reacción exagerada de pánico de los autoritarios liberales acomodados, que francamente cayó dentro de un espectro de comportamiento agorafóbico e hipocondríaco.

Las tasas de mortalidad eran pura ciencia basura, sobreestimadas con el fin de exprimir la atmósfera de pandemónium, por no mencionar las recompensas monetarias para los hospitales y las corporaciones sanitarias. Como muchos ya saben, “morir con” Covid se confundió con “morir de” el virus, y se presionó a los médicos para que incluyeran el Sars-CoV-2 en los certificados de defunción.

Imponer la vacuna experimental a niños y adultos jóvenes sanos era totalmente innecesario y perjudicial. Los riesgos de problemas cardíacos superaban los insignificantes beneficios de la vacuna para los jóvenes. Esto fue obvio desde el principio y el estamento médico continuó con su papel de brazo propagandístico de la Big Pharma en lugar de considerar objetivamente los hechos. Un estudio mostró una irrisoria y vergonzosa eficacia del 12% para los niños de 5 a 11 años.

Estimación de la ONU sobre el hambre extrema, la inseguridad alimentaria y la inanición

Poco después de que comenzaran los bloqueos en marzo de 2020, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU lanzó una advertencia:

El número de personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria aguda (IPC/CH 3 o peor) aumentará a 265 millones en 2020, 130 millones más que los 135 millones de 2019, como resultado del impacto económico de la COVID-19, según una proyección del PMA. La estimación se anunció junto con la publicación del Informe mundial sobre crisis alimentarias, elaborado por el PMA y otros 15 socios humanitarios y de desarrollo.

En efecto, el gobierno y los arquitectos privados de los cierres estaban totalmente dispuestos a sacrificar a cientos de millones de minorías más jóvenes y pobres de los países menos desarrollados para proteger a las poblaciones de más edad, más ricas y más blancas de las naciones desarrolladas del muy bajo potencial de enfermedad y, sí, de una posible muerte. Mientras que muchos izquierdistas se apresuran a señalar las “zonas de sacrificio” económicas donde las violaciones laborales son la norma y la explotación económica es rampante, guardaron silencio principalmente sobre el potencial de muerte masiva, inanición y la explosión de la pobreza extrema debido a las políticas de bloqueo. De hecho, muchos izquierdistas apoyaron alegremente los cierres patronales y las restricciones contra los no vacunados; y no eran conscientes en absoluto o fingían ignorancia de la devastación económica que desencadenaban.

La paradoja de África

Los conjuntos de datos obvios para analizar la eficacia de las vacunas experimentales serían Occidente, con niveles muy altos de vacunación, frente a África, con porcentajes extremadamente bajos. Aunque obviamente muchos países tenían información incompleta debido a la falta de recursos, resulta obvio que las vacunas tuvieron un efecto nulo sobre la transmisión o la reducción de las muertes. De hecho, las tasas de mortalidad en las naciones africanas son tan bajas que los expertos simplemente se encogen de hombros. Una visión holística atribuiría el exceso de muertes por “Covid-19” directamente a los estilos de vida poco saludables, el suministro de alimentos tóxicos, las industrias químicas no reguladas y las condiciones estresantes endémicas de la vida occidental.

Los lamentos de Agamben

De entrada, Giorgio Agamben cuestionó los motivos de los cierres, señalando con razón que el miedo a la muerte y la elevación de la ciencia como nueva religión habían reducido a comunidades y gobiernos a cuantificar la supervivencia básica -la “vida desnuda” (bare life en inglés)- como más valiosa que las libertades humanas tangibles. Como dijo en una entrada del blog de marzo de 2020:

El miedo es mal consejero, pero saca a la luz muchas cosas que pretendías no ver. Lo primero que muestra claramente la ola de pánico que ha paralizado el país es que nuestra sociedad ya no cree en nada que no sea la vida desnuda. Está claro que los italianos están dispuestos a sacrificarlo prácticamente todo, las condiciones normales de vida, las relaciones sociales, el trabajo, incluso las amistades, los afectos y las convicciones religiosas y políticas, con tal de no caer enfermos. La vida desnuda -y el miedo a perderla- no es algo que una a los hombres, sino que los ciega y los separa.

En mayo de 2020, Agamben se explaya sobre la noción de la medicina como culto moderno y sus numerosos paralelismos con los dogmas cristianos.

Es inmediatamente evidente que se trata de una práctica cultual y no de una exigencia científica racional. La causa más frecuente de mortalidad en nuestro país son, con diferencia, las enfermedades cardiovasculares y se sabe que éstas podrían disminuir si se practicara un estilo de vida más sano y se siguiera una dieta determinada. Pero a ningún médico se le había ocurrido que esta forma de vida y de alimentación, que recomendaba a los pacientes, se convirtiera en objeto de una legislación legal, que decretara ex lege [como cuestión de derecho] lo que hay que comer y cómo hay que vivir, transformando toda la existencia en una obligación sanitaria. Precisamente esto es lo que se ha hecho y, al menos por ahora, la gente ha aceptado como si fuera obvio renunciar a su libertad de movimiento, de trabajo, de amistades, de amor, de relaciones sociales, a sus convicciones religiosas y políticas.

Incluso la harinosa Organización Mundial de la Salud se vio obligada a admitir en octubre de 2020 que los cierres eran extremadamente perjudiciales para las comunidades pobres y minoritarias de todo el mundo y que debían utilizarse como “muy, muy último recurso“. Esto no impidió que los gobiernos y los asesores médicos siguieran clamando por más restricciones y cierres durante diecisiete meses más, incluso cuando Agamben y muchos otros, incluidos muchos expertos que firmaron la Declaración de Great Barrington, se manifestaban en contra de la extralimitación política.

El ensayo general de Latour: Correcto por las razones equivocadas

En un artículo muy citado de marzo de 2020, el sociólogo francés Bruno Latour planteaba una interesante pregunta sobre los encierros: “¿Es esto un ensayo general?”. El problema de su formulación, por supuesto, es que cree que los gobiernos impusieron inocentemente los protocolos de cierre en respuesta a un peligro claro y presente; así como su creencia de que los gobiernos, en el futuro, impondrán cierres en respuesta al cambio climático pensando en la reducción de las emisiones de carbono. Más bien, deberíamos darnos cuenta de que los gobiernos, en connivencia con los megarricos y las corporaciones multinacionales, impusieron bloqueos con el fin de beneficiarse del colapso y resurgimiento de los mercados de valores, disciplinar al público con el fin de aceptar políticas draconianas de “nueva normalidad”, y acelerar el proceso de identificaciones biométricas, vigilancia omnímoda, una caída en el nivel de vida, y avanzar en un sistema de crédito social basado en recompensas y castigos.

El viejo método panem et circenses para distraer a las masas ya no puede mantener unida a una sociedad cada vez más polarizada que se divide en enclaves de “posverdad” donde la desconfianza y la paranoia surgen de la alienación y la explotación del capitalismo tardío. Una sociedad en la que dos de las mayores narrativas políticas globales son tan ridículas como Q-Anon y el Rusiagate no tiene por qué desestimar la evidente conspiración y colusión implicadas en la promulgación de una pandemia exagerada y fabricada.

Latour tiene razón al afirmar que esto es una especie de ensayo general. Lamentablemente, como muchos liberales típicos, da por sentado que los gobiernos se preocupan por nuestros intereses y reaccionan ante hechos objetivos y realidades médicas. En un futuro próximo, los gobiernos probablemente promulgarán restricciones de viaje y cierres patronales no sólo para reducir las emisiones de carbono, sino más bien para entrenar a los ciudadanos a aceptar las raciones de alimentos, la falta de combustibles fósiles debido a los altos precios y los problemas de suministro, la reducción del nivel de vida y la falta de bienes y provisiones. En este proceso de disciplinar y castigar a las masas, muchos se verán obligados a aceptar cualquier edicto gubernamental que se promulgue, a riesgo de perder el empleo, el aislamiento social o algo peor, tal y como presenciamos durante la pandemia. El próximo bloqueo podría estar diseñado y planificado de antemano precisamente para evitar protestas, rebeliones y revoluciones que surgirán a medida que se profundice la podredumbre del capitalismo.

¿Tiranía médica?¿La OMS pregunta?

Un informe reciente muestra que una fundación privada creada para financiar la Organización Mundial de la Salud, llamada Fundación OMS, explica que el 40% de las donaciones proceden de donantes anónimos. La posibilidad de que surjan conflictos de intereses es inevitable, ya que obviamente sólo las personas y grupos relacionados con la Gran Farma querrían mantener en el anonimato el destino de sus fondos para sobornos.

La OMS está formulando un Tratado de Pandemia global para obligar a las naciones a aceptar la próxima pandemia, si las élites globales son tan tontas como para intentar instituir otra ronda de autoritarismo médico.

Al igual que el 11-S, los preparativos del “acontecimiento” Covid-19, así como sus primeras fases, siguen envueltos en el secreto, la desinformación y una red de mentiras. A todos se nos mostraron imágenes de ciudadanos chinos muertos tendidos en las calles, aunque no está claro si se trataba del virus, o incluso de la ciudad de Wuhan o de la provincia de Hubei en algunos casos. Se nos dijo que el virus se originó en un húmedo mercado del centro de la ciudad, aunque ahora sabemos que ese vínculo nunca se ha demostrado, y lo más probable es que se lanzara como hipótesis para satisfacer a la opinión pública, pero lo más probable es que fuera una cínica estratagema de inteligencia, un caso clásico de despiste, especialmente desde que ahora sabemos que una secreta unidad de inteligencia médica estadounidense admitió haber rastreado el Covid en noviembre de 2019, y posiblemente mucho antes.

Cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia mundial el 11 de marzo de 2020, había alrededor de 118.000 casos en todo el mundo y menos de 5.000 muertes declaradas.En términos relativos, esas cifras eran bastante bajas y no había razón para declarar el Sars-CoV-2 una emergencia de salud pública basándose en las cifras. Las tasas de mortalidad estimadas fueron sacadas de la nada por un completo fraude, Neil Ferguson, del Imperial College de Londres, quien infringió las normas de bloqueo que él mismo ayudó a implantar.

Las pruebas PCR fueron declaradas el patrón oro a pesar de que Kary Mullis, uno de sus inventores, declaró públicamente que las pruebas no se hicieron para demostrar la existencia de infecciones activas. Además, el ciclo de las pruebas se fijó deliberadamente demasiado alto, lo que dio lugar a una cantidad incalculable de falsos positivos. Las tasas de mortalidad se dispararon milagrosamente en el caso de la “Covid-19” porque se presionó a médicos y forenses para que incluyeran la enfermedad como causa de muerte incluso sin un resultado positivo en las pruebas; cualquier “caso sospechoso” podía incluirse en la lista. La gripe, la neumonía y todas las demás enfermedades respiratorias desaparecieron por arte de magia y la Covid llenó el vacío, disparando las cifras.

Por no mencionar que el efecto de declarar una pandemia mundial indujo necesariamente una respuesta de estrés por parte de la población mundial, lo que, junto con el periodo de finales de invierno (marzo-abril) en el hemisferio norte, contribuyó definitivamente al exceso de muertes. De hecho, muchas organizaciones médicas establecidas admiten libremente que los cierres fueron responsables de un porcentaje significativo (muchos dicen que hasta un tercio) del exceso de muertes, sin embargo, de alguna manera se las han arreglado para eximirse de responsabilidad por clamar por los cierres como focas amaestradas. Junto con la pérdida de puestos de trabajo, el confinamiento en casa y la falta de comunidad, hay que señalar que al igual que gritar fuego en un cine lleno de gente es casi seguro que cause algún tipo de evento violento, gritar “pandemia” a través de un ciclo de noticias 24/7 hará lo mismo.

Al igual que la información diaria tras el 11-S, con las noticias nocturnas explicando el riesgo de ataques terroristas en la nación en rojo, naranja o amarillo, los casos diarios, las hospitalizaciones y las muertes; todos recordamos el circo 24/7 diseñado para asustar a la población y mantener la obediencia. En este ambiente de pánico deliberadamente inculcado, la clase dirigente alteró fundamentalmente el panorama: tras una breve caída del mercado bursátil, la economía digital y las empresas tecnológicas se recuperaron rápidamente y experimentaron un auge: el sector tecnológico, las grandes farmacéuticas, las empresas de servicios web y básicamente todas las grandes corporaciones relacionadas tangencialmente con la prestación de servicios en Internet se hicieron de oro.

En pocas semanas, se planteó la necesidad de una vacuna. Muchos virus estacionales aparecen y desaparecen en cuestión de meses, pero de alguna manera la clase médica fue capaz de darse cuenta de que sólo una vacuna sería capaz de detener esta enfermedad. Las empresas farmacéuticas simplemente intentaban sacar provecho de una nueva pandemia exagerada, publicitada por los medios de comunicación y protegida por la clase dirigente. El hecho de que se hicieran tantos recortes, sin estudios a largo plazo, todo para comercializar una tecnología de ARNm no probada, no pareció inquietar al menos a la mitad del público, que clamó abiertamente por bloqueos, vacunas, pasaportes y medidas autoritarias que serían impensables unos años antes.

Ridículos mandatos de enmascaramiento entraron en vigor – llevar mascarilla al aire libre era obligatorio en muchas ciudades de todo el mundo. Nunca se presentó ninguna base científica. También se implantaron pasaportes de vacunación, a pesar de que la inmunidad natural era 27 veces mayor en algunos casos. ¿Intentaban las autoridades sanitarias ser demasiado precavidas o había planes más siniestros en juego? ¿Se impusieron prácticas médicas institucionales simplemente para que las empresas farmacéuticas obtuvieran beneficios?

El simple hecho de que una vacuna peligrosa y no probada se promoviera y se impusiera a varios niveles, y de que tanta gente se la tragara tan cómodamente, demuestra lo eficaz que puede ser la propaganda moderna. No se necesitaban armas, pero se podía perder el trabajo, la posición en la comunidad, los amigos, la familia y las relaciones sociales. Se llevó a cabo un vasto experimento social y se demonizó a cualquiera que se atreviera a cuestionar “la ciencia”, en lugar de confiar ciegamente en un sistema sanitario capitalista en el que los beneficios siempre han primado sobre los intereses de las personas.

El frenesí en torno a la Covid-19 puede haber tenido, en efecto, un poco de suerte, al menos aquí en Estados Unidos. Fue, por supuesto, el presidente Trump quien restó importancia al virus al principio. Por lo tanto, cualquier otra persona que se alineara con sus puntos de vista sobre la Covid era vista como un narcisista repugnante, un torpe indiferente dispuesto a poner los beneficios corporativos por encima de la vida humana. Imagina un universo alternativo en el que Trump o una figura presidencial estadounidense autoritaria y de derechas como él se tomara el virus muy en serio, con cierres al estilo chino. ¿Seguiría la gente clamando por vacunas obligatorias y por la excomunión de amigos, familiares y compañeros de trabajo? Probablemente no, pero nunca lo sabremos.

Los pasaportes de vacunación amenazaban con segregar a la sociedad basándose en una visión francamente fascista de lo limpio frente a lo impuro. Los activistas antivacunas y las personas normales que se negaban a recibir una inyección experimental eran vilipendiados injustamente. Como muchos señalaron, la falta de reducción de la transmisión en los vacunados hacía que toda la perspectiva de la vacunación obligatoria fuera inútil, anticientífica, contraproducente y simplemente errónea.

En noviembre de 2021, el conflicto llegó a su punto álgido cuando Biden, dirigiéndose a los no vacunados, comentó: “Hemos sido pacientes. Pero nuestra paciencia se está agotando. Y vuestra negativa nos ha costado a todos”. Propuso un plan para realizar pruebas semanales o vacunar a todos los trabajadores de todas las empresas estadounidenses con más de 100 empleados, así como un mandato para unos 17 millones de trabajadores sanitarios.

El sujeto posmoderno: La fabricación de lo hiperreal

Los paralelismos entre el 11-S y la Covid-19 van mucho más allá de sus campañas propagandísticas iniciales. En última instancia, parte de la razón por la que la propaganda contemporánea es tan eficaz reside en la estructura psicológica de la conciencia posmoderna. La seguridad, la estabilidad y la protección se consideran los productos finales de la civilización de masas. Incluso uno de los grandes charlatanes de la década de 1990, Francis Fukuyama, fue lo suficientemente astuto como para advertir los paralelismos entre el sujeto posmoderno y la noción de Nietzsche del “último hombre”.

Hoy en día, el barniz de conceptos idealistas como la libertad, la democracia y la igualdad, que se suponía debían sustentar e inspirar a la colectividad a alcanzar mayores cotas, se está desvaneciendo ante la enorme desigualdad mundial, los desastres medioambientales, la catástrofe climática y las despiadadas campañas de propaganda de los medios de comunicación. A medida que el nivel de vida material se estanca y se desmorona, incluso en el mundo desarrollado, un número cada vez mayor de personas se ve obligado a competir por los mismos recursos, perpetuando en la población una mentalidad basada en la escasez. Casi todas las cuestiones socioeconómicas se plantean como una competición binaria de suma cero entre el bien y el mal, en la que apenas se permiten matices ni cuestiones morales.

En este frágil entorno social, no es de extrañar que los ciudadanos acudan en masa a las narrativas y campañas de propaganda prefabricadas. La propaganda de la clase dominante se traga acríticamente, precisamente porque ofusca, enmascara y adormece el dolor de vivir en la última etapa del colapso capitalista. Una de las razones por las que los liberales occidentales, e incluso la mayor parte de la “izquierda”, cayeron en la farsa que supuso la sobredimensionada operación psicológica médica global que llamamos pandemia de Covid-19, es porque el sujeto posmoderno ha profundizado demasiado en lo hiperreal, donde los símbolos, las relaciones sociales e incluso la ciencia se convierten en imitaciones baratas de sí mismos. Esta es precisamente la razón por la que tantas personas, al comienzo de los cierres en marzo de 2020, comentaron que “se sentían como si estuvieran viviendo en una película”. Los pseudoeventos inducidos por los medios de comunicación ya no pueden distinguirse hoy de las emergencias médicas graves, igual que hace veintidós años el pánico masivo tras el 11-S produjo la misma niebla de guerra y odio irracional al otro.

Imbuidos de significado y propósito, los ciudadanos que llevaban mascarilla, se vacunaban y portaban el pasaporte de vacunación ahora podían sentir una causa común con otros miembros de la comunidad; sentimientos de bienestar inducidos artificialmente, conjurados a través de los órganos de los medios de comunicación y destilados en eslóganes pegadizos como “confía en la ciencia”. El valor-signo de “hacer lo correcto” se convirtió en una fuerza poderosa, y la clase dirigente lo utilizó como arma para adaptarse a diversos objetivos.

Muchas de estas agendas eran, de hecho, conspiraciones reales para: establecer un estado de bioseguridad permanente; establecer una versión suave de la ley marcial donde los movimientos de las personas están restringidos y rastreados; fabricar una falsa narrativa de vacunas seguras para financiar una nueva industria de tecnologías de ARNm, crear un camino hacia pasaportes sanitarios, identificaciones digitales, monedas digitales de bancos centrales y sistemas de crédito social; destruir la clase trabajadora y las pequeñas empresas de clase media, y preparar psíquicamente a la población mundial para una caída en los niveles de vida, una caída en el acceso a bienes, servicios y recursos, así como el racionamiento; proporcionar una excusa para prohibir las protestas; continuar la amplia militarización de la sociedad, así como la aplicación de un régimen mundial de cumplimiento ideológico y obediencia.

Las grandes farmacéuticas, Wall Street, Silicon Valley y las comunidades militar y de inteligencia se confabularon para desplumar a los pobres y a las clases trabajadoras: el hecho de que no se pueda encontrar una evidencia definitiva para cada una de estas partes interconectadas y móviles de la economía y el gobierno no refuta este hecho básico. Mientras tanto, las corporaciones norteamericanas seguían enriqueciendo al 1% que ganó billones durante la pandemia. Se emitieron edictos médico-autoritarios sin ninguna ciencia real que los respaldara. La vigilancia y el control de la población siempre han estado a la vanguardia de las agendas de las élites para gestionar la vida del siglo XXI. Los flujos globales de personas, información, bienes y pensamiento revolucionario ya no pueden ser escenificados por las élites capitalistas tiránicas mientras las condiciones se deterioran en todo el planeta. Hay que montar un espectáculo cada diez o veinte años.

Las múltiples caras y estrategias de marca de la élite global salen a la luz: la “nueva normalidad”, “no poseer nada y ser feliz”, “enmascararse”, “seguir la ciencia” y el escenario de “paso a paso” para implantar la tiranía planetaria son vistos por la clase dominante como pasos necesarios para asegurar los beneficios y el control en un panorama económico y político cada vez más inestable. Sus sueños tecno-feudales son nuestras pesadillas, mientras continúan la monotonía del trabajo capitalista y los caprichos de la guerra imperial. Nuestros amos ofrecen poco respiro a las masas de la humanidad, ya que han impuesto un espectáculo totalizador. El comportamiento sectario dominó tras el 11-S; el miedo exagerado al terrorismo y el racismo antimusulmán impregnaron el país, al igual que hace uno o dos años seguían dominando el miedo exagerado al virus y la aversión basada en el autoritarismo y el rechazo instantáneo de cualquiera que se mostrara escéptico ante las grandes farmacéuticas y el gobierno.

Aunque la narrativa haya cambiado y la farsa que supuso la reacción a un virus relativamente leve haya retrocedido, el potencial de las campañas de propaganda y miedo contra el colectivo global sigue existiendo. Son precisamente las cualidades de la posmodernidad, como el fin de las metanarrativas, la desrealización del sujeto, la hiperrealidad, la naturaleza del espectáculo y los pseudoeventos, guiados por los intereses de la clase dominante e impuestos sobre nosotros por el capitalismo, los que permiten la recurrencia de estas fuerzas de cambio de paradigma para dominar la vida social. Los paralelismos de dos de los mayores acontecimientos geopolíticos del siglo XXI, el 11-S y el susto sanitario de la Covid-19, revelan los fundamentos de los regímenes globales de crueldad, dominación y opresión. Y ciertamente no hay mucho de “nuevo” o “normal” en nada de esto.

[Nota de TerraIndomita: donde dice virus, léase tóxico o patógeno, donde habla de infección, léase afección y donde el autor escribe contagio, léase transmisión o intoxicación]

Penas de cárcel para quienes no descarbonicen sus viviendas en Reino Unido

Terra Indomita

Reino Unido impondrá multas de hasta 15.000 libras esterlinas (17.455 euros) y penas de un año de prisión a los propietarios de viviendas que incumplan las normas de neutralidad de carbono al negarse a instalar bombas de calor y otros cambios energéticos.

Es una sanción detrás de otra que acabará atosigando a la inmensa mayoría de la población británica. Los infractores ya están pagando hasta 14,60 euros al día para poder conducir un coche que no cumple los criterios de la zona “ulez”. La sangría no ha hecho más que empezar.

Según la nueva legislación, que fue aprobada por la Cámara de los Comunes, los propietarios de inmuebles podrían terminar tras las rejas si no instalan una bomba de calor.

Cualquiera que venda o alquile una propiedad deberá obtener un certificado de eficiencia energética. Los inspectores tendrán la facultad de ordenar “mejoras” e impedir la venta o alquiler del inmueble si no se cumplen al pie de la letra. Estas mejoras incluirán la instalación de bombas de calor, aislamiento de habitaciones, doble acristalamiento y “dispositivos inteligentes”.

La instalación obligatoria de refrigeradores, lavadoras, calentadores de agua y más, todos conectados a internet, permitirá al gobierno y a las compañías de energía monitorear el consumo de electricidad y cortar el suministro si creen que el usuario está consumiendo demasiado.

Los debates parlamentarios sobre la nueva ley no han podido ser más delirantes. La diputada Caroline Lucas pidió el fin de toda exploración de gas y petróleo, con el argumento de que Reino Unido debe liberarse de la dependencia de Putin.

Ed Miliband, Secretario de Estado de Energía y Cambio Climático, propuso una enmienda para obligar a la red eléctrica a deshacerse de todos los combustibles fósiles para 2030.

Sólo 19 diputados votaron en contra del proyecto de ley, que llega tras un fallo de los altos tribunales británicos que instan a espolear el cambio energético.

Este fallo se produjo en julio de 2022; el Tribunal Superior del Reino Unido determinó que el gobierno no había presentado una estrategia adecuada para cumplir con sus ambiciones de cero emisiones netas para 2050 y le ordenó que esbozara un plan detallado de reducción de emisiones. El gobierno debía, por orden del tribunal, presentar un nuevo plan antes de abril de 2023.

La demanda fue presentada ante el Tribunal Superior por las ONG Friends of the Earth, ClientEarth y The Good Law Project, que argumentaron que el gobierno no estaba cumpliendo con sus obligaciones en virtud de la Ley de Cambio Climático de 2008. La Ley de Cambio Climático estableció que es el deber del Secretario de Estado garantizar que el Reino Unido reduzca sus emisiones en un 100% en comparación con 1990 para 2050.

Según los demandantes, la Estrategia Net Zero del gobierno, presentada el año pasado justo antes de las reuniones de la COP26 en Glasgow, no incluía los datos necesarios para evaluar su eficacia en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, una afirmación que el tribunal consideró justificada. Ahora, el gobierno, una vez acabado el plazo que tenía hasta abril de 2023 para presentar un nuevo informe de Estrategia Net Zero que describa y cuantifique las formas en que sus políticas de cero neto lograrán los objetivos de emisiones, ha llevado a votación parlamentaria este nuevo proyecto de ley, con sanciones incluídas, para la descarbonización. Como ya se ha visto, el gobierno ha ganado la votación por un amplísimo margen.

Este es el último de una serie de casos judiciales iniciados por ONG contra gobiernos e instituciones por su “falta de acción para contrarrestar el cambio climático”: el Informe de Litigios Climáticos Globales 2020 del Programa para el Medio Ambiente de la ONU encontró que entre 2017 y 2020, el número de tales casos judiciales creció de 884 en 24 países a por lo menos 1550 en 38 países.

Los tribunales encuentran cada vez más a los gobiernos culpables de no hacer lo suficiente contra el cambio climático. A principios de 2021, un tribunal de París determinó que el estado francés no había tomado medidas suficientes en un caso presentado por cuatro Organizaciones No Gubernamentales y, como tal, era parcialmente responsable del cambio climático. En un fallo de seguimiento en octubre pasado, ordenó al gobierno reducir las emisiones de carbono del país en alrededor de 15 millones de toneladas, para alcanzar la meta establecida en el primer presupuesto de carbono (2015-2018) para fines de 2022.

El gobierno del Reino Unido ahora tiene que, una vez prepararado un nuevo informe de Estrategia Net Zero que cuantifique claramente las reducciones de emisiones, ponerlo en práctica en forma de ley. “La adición de puntos de datos medibles promoverá la transparencia y la rendición de cuentas en la acción climática. Esto sigue una tendencia general de hacer que los objetivos climáticos se basen más en datos, en lugar de aspiraciones, para combatir el greenwashing”, declaran las ONG.

El momento de esta revisión es interesante, ya que la guerra entre Ucrania y Rusia y la “amenaza resultante de una escasez de gas natural” ha llevado a muchos países europeos a priorizar la seguridad energética sobre la descarbonización, mediante la aprobación de nuevos desarrollos de combustibles fósiles en casa. De hecho, al menos tres nuevos desarrollos de petróleo y gas o carbón han sido aprobados por el gobierno del Reino Unido desde la COP26.

Objetivos climáticos basados ​​en datos

Las nuevas mediciones y la base de las nueves leyes sobre el clima “se basan en la tecnología blockchain para desarrollar objetivos climáticos alineados con datos medibles y para realizar un seguimiento de ellos a lo largo del tiempo y a través de las fronteras. De hecho, el blockchain se basa en la gobernanza y el almacenamiento de datos descentralizados”, según el portal Climatetrade. Además, dado que todos los datos almacenados en blockchain son inmutables, permite una trazabilidad completa en todas las transacciones.

Todas las soluciones que intentará implementar la ley británica de descarbonización se basan en la infraestructura blockchain, lo que respalda los “esfuerzos de transparencia e informes ESG de las empresas y garantiza el impacto real de sus actividades de compensación de carbono.”

Así pues vemos que cuando el Estado no se esfuerza lo suficiente o no es lo suficientemente rápido para imponer las nuevas agende verde globalista, las ONG (muchas de ellas de grandes filántropos multimillonarios, o financiadas mediante “donaciones” por grandes fondos de inversión) y el aparato judicial, espolean y sirven de animador para aplicar las medidas de la agenda 2030. La separación de poderes funciona y ahora los británicos que no reformen su vivienda para hacer de ella un espacio “inteligente”, es decir que no dejen que el control social entre a sus domicilios, irán a prisión o tendrán que aflojarse el bolsillo.

Fuentes

mpr21.info

Comercio climático

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