España prepara un centro de tecnología cerebral

La evolución de tecnologías capaces de interactuar con el cerebro es cada vez más preocupante. Este tipo de dispositivos han “aumentado la capacidad de los médicos para tratar enfermedades como el Párkinson o la depresión profunda”, pero son capaces de alterar la personalidad de los pacientes e interpretar un gran número de datos extraídos de su mente. El riesgo, a parte de la propia tecnología en sí y lo que puede causar en el ser humano, es que empresas y estados intenten aprovechar sus posibilidades y los incorporen a la tecnología de consumo.

La empresa Neuralink de Elon Musk, el proyecto AlterEgo del MIT o el propio Pentágono (a través de su departamento DARPA) son proyectos que buscan desarrollar interfaces funcionales entre cerebro y máquina. El pasado abril Neuralink mostró a un mono controlando un videojuego a través de un chip implantado en su cabeza. El metaverso y las gafas capaces de leer el movimiento del globo ocular de Meta también anticipan esta evolución. Marcan la llegada de artefactos y sistemas de inteligencia artificial que pueden recoger datos del comportamiento y decisiones de las personas sin la intermediación de una pantalla, directamente de su cuerpo.

De ahí nació el concepto de “neuroderechos”. La privacidad de los datos cerebrales, la garantía de que la tecnología no manipula la independencia en la toma de decisiones o el derecho a que no se recojan y almacenen datos del subconsciente de una persona ya no son términos de ciencia ficción. En septiembre, Chile se convirtió en el primer país en aprobar una ley específica de neuroderechos en la que se recogen estas protecciones, pero no es el único que ha iniciado este camino. Cuando te hablan de “neuroderechos” y de privacidad es cuando es más claro que eso ya no lo vas a tener más. La prueba está en internet.

En España los neuroderechos forman parte de la carta de derechos digitales, un documento sin impacto legal pero que el Gobierno se ha comprometido a seguir. “Es un marco de referencia para todos los poderes públicos”, detalló Pedro Sánchez durante su presentación, a la que asistieron la vicepresidenta Nadia Calviño y las ministras de Ciencia y de Justicia. La impulsora del proyecto fue la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (SEDIA), que adelanta que una de sus primeras aplicaciones prácticas será la creación de “un centro de referencia internacional en neurotecnología”, en el que se investigarán tecnologías de interacción con el cerebro.

Sinergias entre diferentes campos

“El objetivo del centro es crear un ámbito adecuado para descifrar computaciones cerebrales y desarrollar nuevas terapias desde la perspectiva de la ética y el humanismo tecnológico”, explica a Salvador Esteban, director general de Inteligencia Artificial. El “humanismo tecnológico” – es decir, el transhumanismo, hablando en plata – es uno de los pivotes conceptuales del Gobierno. Lo utiliza para definir un tipo de desarrollo de nuevas tecnologías.

El proyecto se denomina SpainNeuroTech y su primera aplicación práctica será la investigación. Entender cómo funciona el cerebro para “contrarrestar trastornos neurológicos y psiquiátricos”, benevolentia suma dixit. “Para ello la neurociencia tendrá que crear nuevas tecnologías inexistentes, que permitan crear una interfaz cerebro-máquina, tanto para leer la actividad como para escribir la actividad cerebral”, detalla la SEDIA. “Una tecnología así podría ayudar en el tratamiento del Alzheimer, la esclerosis múltiple y otras enfermedades neurológicas y psiquiátricas”. Tanta preocupación ahora por parte del gobierno por estas enfermedades, en el contexto de la agenda 2030 y del gran reinicio, en el de la 4ª revolución industrial y el tranhumanismo, promovida por Klaus Schwab, no puede presagiar nada bueno.

Otra de las patas del proyecto es desarrollar “un ecosistema de innovación y un contexto adecuado para el fomento de startups” centradas neurotecnología e inteligencia artificial, avanza Esteban.

“Debe ser un centro interdisciplinar que dé cabida a científicos, expertos en datos, ingenieros, psicólogos, médicos y emprendedores, expertos en neurotecnología en general que sepan alcanzar sinergias con otras áreas. La cuestión es conseguir el máximo alcance posible aplicando el mayor número de combinaciones que podamos abordar en el ámbito tecnológico, médico y empresarial”, abunda el responsable de IA del Gobierno: “El objetivo macro es ser líderes mundiales en el ámbito de la neurotecnología”.

Las experiencias recopiladas en la investigación sobre cómo funciona el cerebro para el tratamiento de enfermedades van a tener aplicaciones prácticas fuera de la medicina. Una de ellas mejorar los procesos que utilizan los sistemas de inteligencia artificial para que se parezcan más a él. “Emular el funcionamiento del cerebro va a mejorar mucho los algoritmos de IA. El cerebro es uno de los sistemas más perfectos y complejos que existen, es muy eficiente y tiene un gasto energético mínimo. Copiar todo eso sería el cierre del círculo”, afirma Laura Flores, subdirectora de Inteligencia Artificial de la SEDIA. Traducido: más control.

El primer centro

La neurociencia, neurotecnología y los neuroderechos son territorios con prácticamente todo el camino por recorrer. La intersección entre ellas y con el mundo de la empresa aún está inexplorada. El centro que propone el Gobierno sería el primero de su clase, nace sin una referencia internacional previa. “Hemos hecho estudio de todas las iniciativas alrededor de las neurotecnologías que hay en el mundo. La intención en esta proyecto es coger los puntos fuertes de cada una e intentar hacer un centro pionero”, revela Flores.

Por ello, el Gobierno ha pedido a los interesados que envíen propuestas sobre cómo debería ser ese centro y los proyectos que podría albergar. “Deben enmarcarse en torno a cinco líneas de trabajo”, especifica la SEDIA: “(1) el fomento de la investigación en el ámbito de la neurotecnología y la inteligencia artificial; (2) la aplicación de los resultados para el beneficio de la sociedad; (3) la transferencia de conocimiento; (4) la generación de talento, atracción de talento internacional y retención de talento extranjero; y (5) la identificación y posterior desarrollo de soluciones para mitigar el impacto ético de las neurotecnologías”. Élites del mundo, fondos de inversión, laboratorios y corporaciones, esperamos sus órdenes, sería más bien lo que el gobierno está diciendo. Por nuestro bien, obviamente:

La Manifestación de Interés estará abierta a las empresas de cualquier tamaño y centros públicos de toda índole. No hay límites económicos al importe de la propuesta”, avanza el Gobierno.

El presupuesto final de SpainNeuroTech no está definido y dependerá de las propuestas que se reciban, aunque saldrá en su totalidad de los fondos europeos del Plan de Recuperación.

Qué cosas, ¿no? Parafraseando la canción “O esclavos” del nuevo grupo de Evaristo Páramos (legendario cantante de La Polla Records) Tropa do Carallo: “¿nadie siente un escalofrío”?.

 

Fuentes

eldiario.es