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Las nuevas generaciones de estúpidos diseñadas a la carta están aceptando su esclavitud sin la más mínima objeción

Pepe Luengo

En España, los empleadores del sector hostelero se quejan de que no encuentran personal para trabajar. Se refieren a esa franja de gente joven, sin oficio ni beneficio, que el sistema ha creado en las últimas décadas y cuya única salida parece ser la de camarero a tiempo parcial.

Las nuevas generaciones de jóvenes ya no tienen sueños ni, por supuesto, ganas de trabajar. Lo único que les interesa es estar todo el santo día pegados a su Smartphone mirando chorradas. Pero esto no se les ha ocurrido a ellos solitos, no. Esto ha sido el fruto de una programación, ya que, como he dicho tantas veces, la gente no nace estúpida, a la gente se le hace estúpida.

Como podrás imaginar, en un momento como el actual, donde contamos con los mejores medios de todos los tiempos, no es de recibo que tengamos una mayoría de jóvenes ignorantes sin futuro.

Las nuevas generaciones de estúpidos no han crecido en los árboles. Han sido meticulosamente “educadas” en la incultura. Y, claro está, es precisamente por su incultura que les va como les va. Y la verdad es que no les va nada bien.

Según datos de la OMS y de UNICEF, más del 20% de los adolescentes de todo el planeta tienen serios trastornos mentales y el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años.

La pregunta es: ¿qué les están metiendo en la cabeza a nuestros jóvenes para que actúen de esa manera? Pues cosas como estas:

Que algunos hombres y mujeres han nacido en un cuerpo equivocado. Que en España hay reconocidos 37 géneros distintos y 10 orientaciones sexuales diferentes. Que los niños tienen que ser sexualmente activos y pueden y deben tener sexo con quien les dé la gana, incluso con adultos. Que ser Drag Queens a los 10 años mola un montón. Que ser transexual es hermoso. Y, en general, que cualquier tipo de aberración y degeneración es tolerancia.

Luego está toda la retahíla política: racismo, sexismo, democracia, capitalismo, izquierda, derecha, república, socialismo, fascismo, comunismo, globalismo, LGBTI, Nuevo Orden Mundial,….

Siguiendo con la idiotización de la sociedad llegó la falsa pandemia, el cambio climático antropogénico, la guerra de Ucrania, la crisis energética, el colapso económico y la inflación.

La última memez que se les ha ocurrido, para seguir enfermando mentalmente a la sociedad, ha sido el “caso Rubiales”: el beso del Presidente de la Real Federación Española de Fútbol a una futbolista en la entrega de medallas del Campeonato del Mundo de Fútbol Femenino donde España quedó campeona.

Y para rematar la faena, están los medios de comunicación tratándonos como si fuéramos retrasados mentales y diciéndonos en cada momento cómo tenemos que actuar. Sin ir más lejos, el domingo 3 de septiembre, una Dana (así denominan ahora a una fuerte tormenta de toda la vida) afecto a la Península Ibérica, sobre todo a la Comunidad de Madrid, donde se declaró “alerta roja”. La televisión estuvo todo el santo día diciendo que no se saliera de casa y que no se cogiera el coche a no ser que fuera estrictamente necesario. Por su parte, los madrileños recibieron una alarma de Protección Civil en su móvil con más de lo mismo. Y digo yo, ¿cómo hemos podido sobrevivir, los que ya tenemos una edad, sin que nadie nos dijera lo que teníamos que hacer si llovía, nevaba o hacía calor?

Evidentemente, esto está hecho con toda la intención: empieza siendo una alerta o recomendación, para luego convertirse en una obligación (así se hizo durante la falsa pandemia y así se hará con el falso cambio climático antropogénico).   

En definitiva, si todo esto no es para volver imbécil a la gente me gustaría saber para qué es.

Evidentemente, los jóvenes no son los únicos responsables de su incultura, de su violencia incontrolada y de su pasotismo. La verdadera causa está en la pésima educación que reciben y, sobre todo, en el uso desproporcionado e irresponsable de las nuevas tecnologías.

Para que nos hagamos una idea del nivel cultural de nuestros jóvenes, decir que durante los confinamientos lo más buscado en Google fue “La Isla de las Tentaciones” (reality show donde cinco parejas de jóvenes viajan hasta un enclave de lujo para poner a prueba la fortaleza de su relación).

Pero lo peor está en las nuevas tecnologías. Las nuevas herramientas tecnológicas, con el teléfono móvil a la cabeza, están destrozando a las nuevas generaciones y en menor medida al resto de la sociedad, incluido a los mayores.

Los teléfonos móviles, y la tecnología en general, están teniendo un impacto significativo (me atrevería a decir negativo) en la forma en que las personas interactúan y se relacionan entre sí.

Es ya un hecho contrastado que el uso excesivo de los teléfonos móviles afecta negativamente a la capacidad de concentración y, sobre todo, a la disposición de relacionarse cara a cara. También está comprobado que el acceso constante a la información en línea disminuye la necesidad de retener información en la memoria.

No sé si lo has notado, pero desde que apareció este pequeño aparatito la gente es cada vez más inútil. Ahora los jóvenes (y algunos no tan jóvenes) no saben hacer un viaje de una ciudad a otra sin el GPS del móvil o de su coche. Carecen de capacidad para decidir nada (qué comer, qué película, ver, qué música escuchar, a quién votar, dónde viajar…) que no haya decidido anteriormente alguien en los imbéciles comentarios de las webs que consultan. Casi todo lo hacen “on-line” y, por supuesto, les cuesta horrores mantener una conversación cara a cara con nadie que no sea uno de sus colegas, ya que son incapaces de articular dos palabras seguidas si no van acompañadas de un taco por falta de vocabulario (déjame el “puto” móvil, trae la “jodida” bufanda, estoy hasta los “cojones” de esperar,…).

La relación entre la tecnología y sus efectos en la cognición humana es un tema complejo que, por desgracia, a nadie le preocupa. Bien es verdad que el uso de dispositivos móviles tiene beneficios en términos de acceso a la información, comunicación e incluso productividad. Sin embargo, no es ningún secreto que tienen efectos muy negativos en la cognición. Por lo tanto, estamos en condiciones de afirmar que los teléfonos móviles están haciendo estúpidas a las personas, y esto se sabe.

Nos dicen que la clave está en utilizarlos de manera equilibrada y consciente: ¿alguien lo hace? Efectivamente, se trata de utilizar estos dispositivos de manera racional y equilibrada, establecer límites en el uso y ser consciente de cómo la tecnología afecta la vida cotidiana. Sin embargo, nada de esto le importa a nadie y la gente está más enganchada al móvil que al alcohol, a las drogas o al rocanrol. Evidentemente, las élites dominantes están encantadas con este aparatito, el cual utilizan para crear generaciones de estúpidos a la carta.

Uno de los principios básicos de la filosofía es dudar de todo, incluso aunque parezca obvio. Sin embargo, ahora se está dando un fenómeno que pretende contradecir a la filosofía. Me refiero a la propaganda, que trata de que aceptemos como obvio todo aquello que es razonablemente dudoso.

Y si hay algo dudoso, de entre todas las amenazas que se ciernen sobre nosotros, es la imposición del fraudulento cambio climático antropogénico, el nuevo Tratado de Pandemias de la OMS y la digitalización del sistema monetario.

Si nadie lo remedia, el falso “cambio climático antropogénico” será utilizado para restringir nuestros derechos y libertades más allá de lo que podamos imaginar, el nuevo Tratado de Pandemias dará a la OMS un poder sobre todo el planeta inconmensurable y las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) se utilizarán para anular completamente a los disidentes y mantener a raya al resto.

No nos dejemos engañar. Tanto los teléfonos móviles, como las tarjetas de identificación digital, cámaras de reconocimiento facial, radares de control de velocidad, luces “inteligentes”, electrodomésticos “inteligentes”, coches “inteligentes” o ciudades “inteligentes”,  que están proliferando como setas por todas partes, no son por nuestra seguridad y para hacernos la vida más cómoda, sino que forman parte de un entramado global para el control exhaustivo de toda la humanidad.

Lo lamentable, es que las nuevas generaciones de estúpidos diseñadas a la carta no sólo no están poniendo ninguna objeción al nuevo paradigma orwelliano que les espera, sino que, como predijo Aldous Huxley, estarán encantadas en su prisión sin muros, donde serán mantenidas y entretenidas voluntariamente aplaudiendo su esclavitud. 

Los experimentos de las Fuerzas Armadas de EE. UU. con la guerra climática

Prof Michel Chossudovsky

“El término “técnicas de modificación ambiental” se refiere a cualquier técnica que – mediante la manipulación deliberada de procesos naturales – modifica la dinámica, composición o estructura de la Tierra, incluyendo su biota, litósfera, hidrósfera y atmósfera, así como también el espacio exterior” (Convención sobre la prohibición de utilizar técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines hostiles, Naciones Unidas, Ginebra: 18 de mayo, 1977).

“Científicos militares estadounidenses… están trabajando en sistemas climáticos como armas potenciales. Los métodos incluyen un aumento en la intensidad de las tormentas y la desviación de ríos de vapor de la atmósfera terrestre con el objeto de producir sequías o inundaciones” (The late Rosalie Bertell).

Las armas de energía dirigidas (DEW por sus siglas en inglés) constituyen un sólido negocio de 5.300 millones de dólares (2022) que está programado que aumente a 12.900 millones de dólares para el año 2027. Este mercado militar-industrial impulsado por las ganancias es dominado por seis “contratistas de defensa”, incluidos Raytheon, Northrup Grunman, BAE Systems (plc), Boeing, Lockheed Martin y L3Harris Technologies.

Raytheon y BAE Systems también están involucrados en tecnologías que utilizan técnicas de modificación ambiental (ENMOD por sus siglas en inglés) en nombre de la Fuerza Aérea estadounidense (Michel Chossudovsky, agosto, 2023).

Comencé mi investigación sobre técnicas de modificación ambiental (ENMOD) en 2001, enfocándome en el Sistema de Antenas HAARP, en Gakona, Alaska.

Las instalaciones HAARP estaban en completamente operativas a partir de mediados de los años 90 con capacidades avanzadas.

A pesar de que HAARP fue clausurado en 2014, las técnicas de modificación ambiental se han vuelto altamente sofisticadas y precisas en los últimos diez años. La mayoría de los archivos han sido desclasificados.

En Estados Unidos, las armas de energía dirigidas (DEW) son objeto de investigación de numerosas agencias relacionadas al Pentágono, incluyendo a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, la Oficina de Investigación Naval, entre otras.

Aunque raramente aceptado en el debate del cambio climático global, el clima del planeta ahora puede ser modificado mediante una nueva generación de sofisticadas armas electromagnéticas. Estados Unidos y Rusia han desarrollado habilidades para manipular el clima para uso militar.

Las técnicas de modificación ambiental han sido utilizadas por el ejército estadounidense por más de medio siglo. John von Neumman, matemático estadounidense, junto al Departamento de Defensa de Estados Unidos, inició una investigación sobre la modificación del clima a finales de 1940, durante la Guerra Fría, y anticipó “formas de guerra climática aún inimaginables”. Durante la Guerra de Vietnam, se utilizaron técnicas de siembra de nubes que iniciaron en 1967 bajo el nombre de Proyecto Popeye, su objetivo era extender la temporada de monzones y bloquear el sistema de provisiones de los enemigos a lo largo de Ruta Ho Chi Minh.

El ejército estadounidense ha desarrollado capacidades avanzadas que le permiten alterar modelos climáticos de forma selectiva. Esta tecnología, que se ha estado perfeccionando bajo el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP), es un apéndice de la Iniciativa de Defensa Estratégica – “Guerra de las Galaxias” (Star Wars). [La instalación de HAARP fue cerrada en 2014. Desde entonces, se han implementado instalaciones más avanzadas]. Desde un punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva que opera desde la atmósfera exterior y es capaz de desestabilizar los sistemas agrícolas y ecológicos alrededor del mundo.

La modificación climática, según el Informe Final 2025 de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, “ofrece a los combatientes una vasta gama de posibles opciones para vencer o forzar al adversario”, capacidades que se extienden hasta desencadenar inundaciones, huracanes, sequías y terremotos:

“La modificación del clima conformará la seguridad doméstica e internacional y se podrá llevar a cabo de manera unilateral… Podría tener aplicaciones ofensivas y defensivas e incluso ser utilizada con propósitos disuasivos. La capacidad de generar precipitaciones, neblina y tormentas en el planeta Tierra o modificar el clima espacial… y la producción de un clima artificial forman parte de un conjunto de tecnología [militar]” (El clima como multiplicador de fuerza: Poseyendo el clima en 2025).

En 1977, la Convención Internacional fue ratificada por la a Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual prohibió “el uso de técnicas de modificación ambiental con objetivo militar u hostil que tengan efectos extendidos, duraderos o severos”. Definió a las de técnicas de modificación ambiental como “cualquier técnica que – mediante la manipulación deliberada de procesos naturales – modifica la dinámica, composición o estructura de la Tierra, incluyendo su biota, litósfera, hidrósfera y atmósfera, así como también el espacio exterior”.

A pesar de que la esencia de la Convención de 1977 fue reafirmada en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC por sus siglas en inglés) que fue anunciada en 1992, en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, el debate sobre la modificación del clima para uso militar se ha convertido en un tabú científico.

Los analistas militares han guardado silencio sobre esta materia, los meteorólogos no han realizado investigaciones y los ambientalistas están enfocados en el Protocolo de Kioto sobre los gases de efecto invernadero. No se ha considerado la posibilidad de la manipulación climática o ambiental como parte de la agenda de inteligencia militar, pese a que se reconoce de forma tácita, como parte del debate más extendido sobre el cambio climático bajo los auspicios de las Naciones Unidas.

El Programa HAARP

Establecido en 1992 con base en Gakona, Alaska, HAARP presenta un despliegue de potentes antenas que emiten, a través de ondas de radio de alta frecuencia, cantidades masivas de energía en la ionósfera (capa más externa de la atmósfera). Su construcción fue financiada por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, la Armada de los Estados Unidos y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA). Operado conjuntamente por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea y la Oficina de Investigación Naval, HAARP está formado por un sistema de poderosas antenas capaces de crear “modificaciones locales controladas en la ionósfera”. Según su sitio web, www.haarp.alaska.edu, HAARP es utilizado para “inducir pequeños y localizados cambios en la temperatura de la ionósfera, de manera tal que se puedan estudiar las reacciones físicas mediante otros instrumentos ubicados en el mismo sitio o cerca de las instalaciones de HAARP”.

Sistema de antenas HAARP.

Rosalie Bertell, presidenta del Instituto Internacional de Asuntos de Salud Pública, dice que HAARP opera como:

“Un gigantesco calentador que puede causar graves alteraciones a la ionósfera, al crear no solamente agujeros, sino que también extensas incisiones en la capa protectora que impide que las radiaciones mortales bombardeen al planeta”.

El físico Dr. Bernard Eastlund lo denominó “el calentador ionosférico más grande que se ha construido”.

HAARP es presentado por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos como un programa de investigación, sin embargo, documentos militares confirman que su objetivo principal es “inducir modificaciones ionosféricas” con la expectativa de alterar los modelos climáticos y desestabilizar las comunicaciones y radares.

Según un informe de la Duma Estatal de Rusia (Parlamento ruso):

“Estados Unidos planifica realizar experimentos a gran escala bajo el programa HAARP [y] crear armas capaces de romper comunicaciones de radio y equipos instalados sobre naves espaciales y cohetes, provocar accidentes serios en redes eléctricas y en oleoductos y gasoductos, y tener un impacto negativo en la salud mental de regiones enteras”. *

Un análisis de las declaraciones emitidas por las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos señala lo inconcebible:

La manipulación encubierta de los modelos climáticos, comunicaciones y sistemas de energía eléctrica como un arma de guerra global, le permite a Estados Unidos desestabilizar y dominar regiones enteras.

La manipulación del clima es el arma preventiva por excelencia. Puede ser dirigida en contra países enemigos o “naciones amigas” sin su conocimiento, utilizada para desestabilizar economías, ecosistemas y agricultura. También puede provocar caos en los mercados financieros y de productos básicos. La alteración de la agricultura crea una mayor dependencia hacia los programas de ayuda alimentaria y los productos de granos básicos importados desde Estados Unidos y otros países occidentales.

HAARP fue desarrollado como parte de una asociación angloestadounidense entre Raytheon Corporation, dueños de las patentes de HAARP, las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos y British Aerospace Systems (BAES).

El proyecto HAARP forma parte de las empresas colaborativas en sistemas de armas avanzadas entre los dos gigantes de defensa. El proyecto HAARP comenzó en 1992 por Advanced Power Technologies, Inc. (APTI), sucursal de Atlantic Richfield Corporation (ARCO). APTI (incluyendo a las patentes de HAARP) fue vendido por ARCO a E-Systems Inc, en 1994. E-Systems, tenía contrato con la CIA y el Departamento de Defensa de Estados Unidos, preparó el “Día del Juicio Final”, el cual “permite que el presidente pueda dirigir una guerra nuclear”. Posteriormente, adquirido por Raytheon Corporation, uno de los contratistas de servicios de inteligencia más importantes del mundo. BAES estuvo involucrado en el desarrollo de las etapas avanzadas del despliegue de las antenas de HAARP, bajo contrato en 2004 con la Oficina de Investigación Naval.

La instalación de 132 transmisores de alta frecuencia fue encomendada por BAES a su sucursal estadounidense, BAE Systems Inc. El proyecto, según un informe entregado en julio por Defense News, se llevó a cabo por el departamento de guerra de BAES’s Electronic. En septiembre recibió el máximo premio DARPA por sus logros técnicos en el diseño, construcción y activación del sistema de antenas HAARP.

El sistema HAARP es completamente operacional y, en muchos aspectos, empequeñece a los actuales sistemas convencionales y estratégicos de armas. A pesar de que no hay evidencia concreta de que su uso tenga propósitos militares, documentos de la Fuerza Aérea sugieren que HAARP es una parte integral de la militarización del espacio. Se podría esperar que las antenas ya hayan sido sometidas a pruebas de rutina.

Bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) tiene el mandato de “evaluar información científica, técnica y socioeconómica relevante relacionada con la comprensión del cambio climático”. Este mandato considera la guerra climática. “La geoingeniería es reconocida, pero las aplicaciones militares subyacentes no son objeto de análisis político ni de investigación científica en las miles de páginas de los informes y documentos del IPCC, basados en la experiencia y contribución de alrededor de 2.500 científicos, legisladores y ecologistas. La “guerra climática” es una amenaza potencial para la humanidad, pero ha sido excluida informalmente de los informes por los cuales el IPCC recibió en 2007 el Premio Nobel de la Paz.

La Matanza del Gobierno de EE.UU en Maui (Hawai)

Quienquiera que ponga su mano sobre mí para gobernarme es un usurpador y un tirano y lo declaro mi enemigo~ Pierre Joseph Proudhon 

Estamos en medio de un crimen atroz en lo que falsamente se denomina el Estado “americano” de Hawai, tan vil y malvado, que debería repugnar a todos los que tengan alguna remota posibilidad de mostrar conocimiento mental de la verdad, compasión o empatía. El ataque del Estado contra el pueblo de Maui fue, en mi estudiada opinión, premeditado, brutal, asesino más allá de toda explicación, y dirigido a lograr una agenda preconcebida que era la destrucción total de Lahaina mediante la devastación extrema de la propiedad y la muerte masiva de gran parte de la población local. Esto era necesario en la mente del Estado con el fin de robar la tierra y reconstruir sobre la base del Foro Económico Mundial y el plan de la ONU para las ciudades destruidas, como lo demuestra el malvado pedazo de basura, el gobernador Josh Green, quien inmediatamente afirmó que quería adquirir mediante robo los terrenos y propiedades deliberadamente destruidos para el Estado, mientras aún ardían brasas y no se habían encontrado cadáveres.

Hoy he visitado los diez principales sitios web de noticias y no he encontrado ni una sola noticia sobre los incendios de Lahaina, excepto una en la que se ve al viscoso Biden durmiendo en una reunión con las víctimas de Maui, después de haberles ofrecido 700 dólares por familia tras haberlo perdido todo, incluidos muchos de sus familiares. En otras palabras, esta historia ha sido deliberadamente borrada de la vista, no diferente de lo que ocurrió después de que el incendio químico intencional devastara East Palestine, Ohio, y dejara a esa ciudad y a muchas otras con contaminantes mortales. De hecho, se construyó una valla negra alta alrededor de la ciudad de Lahaina, a costa de los contribuyentes, por supuesto, y se dio una orden de zona de exclusión aérea para ocultar la espantosa escena del asesinato de cualquier vista y escrutinio.

Lo que es increíblemente preocupante sobre la información relativa a este horrible crimen en Maui por todos los principales medios de comunicación, e incluso muchos sitios alternativos, es que la mayoría siguen llamando a esto un “incendio forestal”, mientras que la evidencia de tal disparate no existe. Las anomalías y reacciones a este supuesto suceso “natural” son asombrosas e irreconocibles, y apestan a corrupción total en los niveles más altos.

Esto fue una apropiación de tierras de proporciones sin precedentes, pero fue mucho peor que eso, ya que los matones del Estado buscaban obtener un alto número de muertes, mientras encerraban a los residentes de Lahaina dentro de los anillos de fuego mortal probablemente causados por ataques de energía dirigida y microondas; creando incendios estratégicamente dirigidos, con un calor que en algunos casos era el doble que el de cualquier incendio forestal. Esto fue claramente evidente dada la fusión de aluminio y acero, y también el derretimiento de parabrisas de automóviles que requiere calor igual o superior a 2.500 grados. Se fundieron coches en los que ni siquiera había indicios de incendio, y la escena era inquietantemente similar, casi exacta, a lo que ocurrió en Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Esto no es coincidencia, es evidente, y revelador de una matanza y destrucción masiva planeada de antemano.

Los incendios de Maui, se dijo que habían sido causados “naturalmente”, una mentira descarada, fueron casi idénticos a los incendios de Paradise, California también; incendios que fueron dirigidos, quemando casas hasta convertirlas en cenizas blancas sin quemar árboles ni plásticos, y en zonas deseadas por los criminales del Estado para reconstruir las llamadas “ciudades inteligentes”. En Lahaina, las casas de los muy ricos se salvaron por arte de magia, al igual que algunos edificios estatales, grandes hoteles y otras zonas favorecidas por el Estado. Pero los hogares y las familias de los residentes locales fueron atacados frontalmente, sin ninguna consideración por las vidas o las propiedades de estas personas inocentes. El “delito” supuestamente cometido, a juicio del Estado, fue no doblegarse y renunciar a sus hogares y vidas voluntariamente, por lo que se creó una acción directa de falsa bandera de matanza y asesinato para completar la agenda del Estado de robo de tierras. Al infierno con la gente y su propiedad fue el grito de guerra privado de estos políticos del Estado y sus asesinos ejecutores llamados policía.

No se encendieron sirenas a pesar de que había 80 sirenas activas en Maui. Se cortó el agua para evitar incendios. Se desconectó el wi-fi y casi toda la energía eléctrica. Se cerraron las carreteras de salida y la policía bloqueó las carreteras para mantener a la fuerza a todos los residentes dentro del perímetro del incendio, causando una muerte masiva intencionada. Se cerraron las escuelas, por lo que los niños se quedaron solos en casa cuando estos incendios intencionados arrasaron Lahaina, y muchos murieron quemados sin ayuda de ningún servicio estatal. Hasta donde yo sé, las cifras reales de muertos se mantienen ocultas. Además. antes y después del incendio, los especuladores intentaban comprar estas propiedades, y mientras aún no se habían encontrado los cadáveres, el gobierno anunció sus intenciones de comprar estas tierras. Ninguna de estas son coincidencias, pero el Estado y sus medios de comunicación cómplices quieren hacer creer que todas estas, y muchas, muchas, más imposibilidades son todas coincidencias. ¿Cómo puede alguien dotado con dos neuronas en la cabeza, aceptar las narrativas propagandísticas presentadas por el malvado Estado?

Soy plenamente consciente, sobre todo teniendo en cuenta la casi total falta de capacidad de pensamiento crítico de las masas, de que lo que expongo aquí será ignorado por una gran parte de la población. El embrutecimiento a largo plazo de los individuos, y la ahora población manipulada digitalmente, ha abrazado la indiferencia hasta tal punto, que ha escapado a toda realidad. De hecho, el sentido común, la lógica y la razón parecen ser casi inexistentes en términos generales.

Es mucho más fácil para el rebaño colectivo creer las narrativas del Estado que hacer el trabajo necesario para averiguar los hechos y la verdad. Por desgracia, la clase dirigente comprende este rasgo de debilidad y apatía que parece haber capturado al gran porcentaje de muertos que caminan entre nosotros. ¿Cuánta más corrupción obvia, mentiras y asesinatos a manos del Estado tendrán que tener lugar antes de que la mayoría llegue a un acuerdo con la realidad de que este mundo se está acabando a favor de la esclavitud masiva y la despoblación? ¿Se defenderá alguna vez el rebaño?

La anexión forzosa de Hawai, el ataque escenificado de Pearl Harbor, las guerras mundiales, la Operación Northwoods, MK Ultra, la crisis de los misiles cubanos, el asesinato de JFK, la Operación Gladio, la agresiva invasión estadounidense tras invasión, la operaciónTormenta del Desierto, el 11-S, la Ley Patriot act, la Guerra del Terror, la falsa “pandemia covid”, el falso “cambio climático”, los vertidos químicos intencionados y la geoingeniería meteorológica. Estos son sólo algunos de los principales acontecimientos de falsa bandera y operaciones de terror gubernamentales que han tenido lugar. Ahora hay incendios provocados deliberadamente en Canadá, en todos Estados Unidos, Hawai, Australia, Turquía, Grecia, China, y muchas otras áreas, y las ovejas siguen escondiendo sus proverbiales cabezas en la arena.

Todo lo que ocurre está planeado y se hace intencionadamente para conseguir un objetivo concreto. Esto se ha esbozado, discutido abiertamente, advertido, escrito en revistas de política en el FEM, la OMS, la ONU, y en casi todas partes por así decirlo. El panorama general se ha discutido durante décadas, y la agenda que se busca es un orden de gobierno mundial, donde la “élite” gobierne todo, y el resto de nosotros seamos esclavos del Estado. Esta agenda es tan clara como el día, así que ¿por qué no puede la humilde manada colectiva ver que la manera de lograr este malvado objetivo es que el Estado destruya el sistema actual a favor de un sistema que permita el control de todos? Cada evento planeado, ya sea fuego, clima, guerra, geoingeniería, producción y uso de armas biológicas, falsos “virus”, y cada supuesta emergencia, se escenifica sólo para crear miedo y pánico a través de la devastación económica, el robo de propiedades, (apropiación de tierras) la digitalización monetaria y de transacciones, la vigilancia masiva, y la censura total.

¿Verán alguna vez los ciegos, oirán alguna vez los sordos, hablarán alguna vez los mudos, o el grueso de esta población dependiente y perezosa, simplemente se sentará encerrada en sus teléfonos móviles y en el absurdo de las “redes sociales”, esperando el fin de los tiempos?

Nadie debe olvidar o ignorar lo que pasó, y está pasando en Maui. Tu vecindario podría ser el siguiente, y ¿qué posibilidades tendrás dados los avanzados sistemas de armamento que están siendo utilizados contra nosotros por el complejo militar industrial, y sus controladores? El gobierno no controla nada, ya que todos los políticos y sus ejecutores están totalmente controlados ellos mismos, y actúan bajo las órdenes de la verdadera clase dominante. Denunciadlos, abandonadlos y eliminadlos, ¡para que los verdaderos gobernantes no tengan cobertura!

“Tengo ciertas reglas por las que vivo. Mi primera regla: no creo nada de lo que me dice el Gobierno. Nada. Cero”.  ~ George Carlin

Gary D. Barnett

garydbarnett

Tiranía posmoderna: Estados del engaño desde el 11-S hasta la Covid-19

William Hawes

Traducción: SOTT.net

Ha pasado más de un año desde que la pandemia de la Covid-19 ha tenido un impacto generalizado en las vidas de la gran mayoría de la humanidad. Desde que la “niebla de guerra” se ha disipado, por así decirlo, ha habido muy poca introspección con respecto al autoritarismo visceral impuesto a la humanidad en la prensa liberal o en el mundo académico. Existen paralelismos espeluznantes entre el pánico generado durante la crisis sanitaria y la reacción al 11 de septiembre. También hay muchas pruebas circunstanciales de conocimiento previo y planificación previa de ambos acontecimientos. A su paso, la histeria colectiva, la propaganda gubernamental, la tiranía, la censura y los sistemas de creencias irracionales surgieron de cada uno de ellos, apoyados por los intereses de la clase dominante y los portavoces de los medios de comunicación de masas.

Aunque muchas políticas relacionadas con la guerra global contra el terror y la pandemia tienen ciertamente impulsos fascistas y totalitarios, existen diferencias clave. Mientras que el fascismo y el totalitarismo se basan en un único déspota y en la marginación de los grupos minoritarios, la tiranía posmoderna opera según los flujos del capitalismo tardío: se fomenta la diversidad y la inclusión; el poder se extiende a través de una oligarquía corporativa, así como de jerarquías políticas, militares y, ahora, médicas; y los efectos económicos y sociales devastadores son engendrados por “causas ausentes”; es decir, motores abstractos del capital: fluctuaciones bursátiles, algoritmos, instrumentos financieros y diversas burbujas y estafas del sector de las Finanzas/Seguros/bienes raíces (FIRE por sus siglas en inglés).

Como era de esperar, la opinión pública está desconcertada ante un elenco rotativo de burócratas y élites con rasgos sociopáticos y narcisistas de diversa índole; sin embargo, los atributos personales de los miembros del elenco son ajenos a la acumulación de capital, el imperialismo y la liquidación de la naturaleza. Está bien utilizar frases como fascista o totalitario en respuesta a las políticas del gobierno por efecto retórico; sin embargo, la mayoría de los estadounidenses no se sienten así ni utilizan esa terminología, que remite a una época más simple de pisar botas. Estamos más bien inmersos en una dictadura del capital.

Un aspecto relacionado con lo que podríamos llamar tiranía posmoderna es la ausencia de metanarrativas. La clase dirigente apuntala cualquier narrativa que convenga a sus intereses en el momento, pero es capaz de deshacerse de ellas a la primera queja seria del público. De 2001 a 2011, dominó la guerra global contra el terrorismo; de 2011 a 2016, fue el “cambio de régimen” en Siria y Libia, con un poco de ISIS y fingido horror por la toma de Crimea por Rusia; de 2016 a 2020, la exagerada conexión del Rusiagate; de 2020-2022, la Covid-19; y ahora la guerra Ucrania-Rusia, en la que se nos dice que la OTAN y EEUU son aliados completamente inocentes que no empezaron, provocaron y manipularon el tablero geopolítico que se remonta a décadas atrás, y que solo quieren ayudar a los indefensos ucranianos.

Sin embargo, después de dos años de estar sometidos a las órdenes tiránicas de un pánico médico autoritario orquestado por las clases dominantes, los títeres políticos transnacionales, así como los “expertos” médicos del establishment que propugnaron afirmaciones fraudulentas e irrisorias una y otra vez, la gente de todo el mundo está despertando al miedo sanitario, así como a la guerra por poderes de Estados Unidos en Ucrania. Hay muchas similitudes sorprendentes entre el ataque de falsa bandera del 11 de septiembre y la alarma sanitaria mundial de Covid-19. Ambos acontecimientos condujeron a la histeria colectiva y a una forma globalizada del síndrome del avestruz, donde la negación y la alucinación colectiva se convirtieron en la norma, allanando el camino para una tiranía imperial más profunda y la obediencia masiva. Recientemente, muchos de los que apoyaron las políticas gubernamentales y las narrativas, incluyendo los confinamientos, las prohibiciones de viajar, los mandatos de vacunación y los pasaportes sanitarios, están pidiendo una “Amnistía Pandémica” con respecto a su comportamiento tiránico e inductor del pánico; y admitiendo que estaban totalmente equivocados, incluso cuando defendían políticas ridículas y mortales y demonizaban a cualquiera que intentara interponerse en su camino.

Revisando el “catalizador”

Los paralelismos entre las reacciones del gobierno ante el 11-S y la pandemia del Sars-CoV-2 son asombrosos. Antes del 11-S, una parte considerable de los ciudadanos estadounidenses no habría tolerado la vigilancia masiva nacional. Del mismo modo, antes de la crisis sanitaria de 2020, las poblaciones se habrían mostrado muy escépticas ante los cierres obligatorios, las absurdas normas de enmascaramiento y los mandatos y la propaganda coercitiva de las vacunas, así como ante el bloqueo del acceso a los viajes, los espacios públicos y las empresas con pasaportes de vacunación. La mayoría interpreta esto como la explotación de una crisis por parte del gobierno, en lugar del conocimiento previo y la planificación previa de los acontecimientos por parte de los gobiernos. Sin embargo, desde el principio, la histeria y la propaganda ya preparadas y fabricadas sugieren una connivencia de las fuerzas de inteligencia militar, industriales, financieras y médicas de la industria y el gobierno.

Los indicadores económicos habían estado parpadeando en rojo durante meses incluso antes de enero de 2020, remontándose a la crisis en el mercado de repos de EE. UU. de septiembre de 2019. Citando a un inversor en CNBC de marzo de 2020:

El virus fue el catalizador, pero no la causa“, afirmó Christopher Whalen, fundador de Whalen Global Advisors. Nuestros amigos de la Reserva Federal han inflado de forma espectacular tanto la renta fija como la variable. Estamos viendo el final del juego de la política monetaria, que llega un punto en el que hay que parar. De lo contrario, se producen burbujas grotescas de activos como las que hemos visto, y el motor se queda sin combustible”. [Énfasis mío]

Reuters coincide, con una importante figura de la Fed soltando la parte tranquila en voz alta: “La ayuda a la pandemia fue también un ‘rescate bancario‘”. El sitio liberal/izquierdista The Intercept resume el juego bastante bien, explicando que la Ley CARES de marzo de 2020 permite:

La compra directa de deuda corporativa -la primera compra de bonos no gubernamentales en la historia de la Fed- estaría ahora permitida. Las empresas han engrosado su endeudamiento en los últimos años, y los expertos lo han identificado como una fuente de grave riesgo económico. Una crisis repentina como la pandemia que acabó con los ingresos no sólo provocaría quiebras, sino que también aceleraría los impagos de bonos, ampliando la tensión a todo el sistema financiero.

Más adelante, el autor señala que la Ley CARES prevé un “Fondo de Estabilización Cambiaria”. Con un valor de 454.000 millones, el dinero está apalancado como un gran banco, lo que permite:

Se crearía un fondo para sobornos de 4,5 billones de dólares, los mercados de valores se dispararían. El valor total del mercado bursátil se desplomó hasta el 103% del PIB, unos 21,8 billones de dólares, el 23 de marzo. El 30 de abril había vuelto al 136,3% del PIB, es decir, 28,9 billones de dólares. Según esta medida, en ese periodo se han creado 7,1 billones de dólares de riqueza bursátil.

En otras palabras, los EE.UU. vieron la escritura en la pared que venía de China: la desaceleración económica y el cierre de fábricas que comenzó en enero de 2020 finalmente estaba afectando al mercado de valores de EE.UU., que se había derrumbado a mediados de marzo de 2020. Sólo la exageración de una pandemia, la supresión de millones de puestos de trabajo y la apertura de nuevas espitas para el sector bancario permitirían a las empresas mantener la rentabilidad. La reestructuración de la deuda era inevitable y la única manera de lograrlo era aprobar la legislación en el Congreso, una tarea nada difícil si se tiene en cuenta que nuestros legisladores son esencialmente grupos de presión de las grandes empresas multinacionales. Las grandes empresas obtuvieron miles de millones en ayudas mientras los trabajadores y las pequeñas empresas se arruinaban.

Una vez establecida la agenda médica, cundió el pánico, y resulta que abarrotar las residencias de ancianos, despedir a un millón de trabajadores médicos y a 40 millones de trabajadores estadounidenses en total, hacer sonar propaganda apocalíptica sin parar, censurar cualquier conversación sobre el uso de vitaminas y suplementos, imponer cierres patronales estresantes y alejar a los pacientes de los médicos puede tener un efecto sobre la mortalidad mundial. Casi nadie en la comunidad médica estaba dispuesto a enfrentarse a esas verdades incómodas, y los que lo hicieron fueron censurados aún más.

Muy poco después de marzo de 2020 se supo cuál sería la tasa de letalidad de la infección: un porcentaje muy bajo, quizás el doble de la tasa de la gripe estacional. A las élites mundiales no les importaba: tenían una agenda entre manos. Independientemente de la gravedad, las élites capitalistas no habrían dejado sin trabajo a 40 millones de estadounidenses e implosionado la economía sin un plan. Y tenían uno preparado: un plan de 5 billones de dólares. Más tarde, las élites estadounidenses no habrían abogado por mandatos coercitivos de vacunación -ponerse la vacuna o perder el trabajo- a menos que la palabra bajara de los escalones más altos de la élite, y aunque muchos, si no la mayoría, de la clase dirigente se lo tragaron al por mayor, está claro que el gobierno federal no iba a dejar que los estados tomaran decisiones basadas en las aportaciones de los funcionarios de salud locales del condado y del estado. La palabra vino de arriba; ciertamente hubo una connivencia evidente para centralizar y organizar el dogma Covid, sí, una “conspiración”, porque pedir al público que “confíe en la ciencia” sólo te lleva hasta cierto punto cuando los datos contradictorios sobre el peligro del virus están delante de sus narices.

Dada la poca fiabilidad de las pruebas iniciales del Sars-CoV-2, el uso deliberado de demasiados ciclos de PCR por prueba, y el simple hecho de que es bastante probable que múltiples cepas y variantes benignas de coronavirus dieran positivo en las pruebas, es fácil ver cómo se fabricó una pandemia global desde el principio. Desde el principio, la propaganda gubernamental que emanaba de los establecimientos médicos, militares y de inteligencia estaba obviamente coordinada, centralizada y dirigida a coaccionar y acobardar a los ciudadanos para que se sometieran a un culto médico globalizado. Las noticias locales y nacionales repetían como loros la misma línea, y una agenda global de bioseguridad de pensamiento de grupo fue empujada a la vanguardia de la sociedad. Es importante recordar que antes de la emergencia declarada, “poner en cuarentena” implicaba restringir el acceso a los enfermos, no a toda la sociedad.

El lenguaje no sólo era orwelliano, sino que estaba escrito a partir de guiones del Departamento de Defensa y la comunidad de Inteligencia. Se nos dijo que “nos refugiáramos en casa”, y que los médicos y las enfermeras estaban en la “primera línea” de la lucha. Sin duda, estaban diseñados para evocar imágenes de guerra y crear una atmósfera apasionada en la que la disidencia quedara marginada, repitiendo la conformidad ideológica a pies juntillas que se produjo tras el 11-S. Frases como distanciamiento social y rastreo de contactos entraron en el léxico sin apenas rechistar. Curiosamente, tras más de un año de soportar leyes absurdas y siempre cambiantes, Gran Bretaña jugó con la idea de ofrecer a sus ciudadanos “pases de libertad” para aquellos lo suficientemente obedientes como para someterse a pruebas con frecuencia, siendo su recompensa la “libertad” de salir de su propia casa.

Los informes canadienses y británicos confirman la propaganda poco ética para coaccionar, asustar y culpabilizar a la población civil. Un psicólogo británico calificó su programa gubernamental de “totalitario”. Todos los principales medios de noticias de Estados Unidos desde marzo de 2020 hasta febrero de 2022 se parecían a una versión liberal del escándalo de difusión de Sinclair de 2018, en el que el conglomerado de medios, que tiene un sesgo de derechas conocido, hizo que 193 presentadores de noticias locales repitieran el mismo guion de un minuto, palabra por palabra, advirtiendo sobre las “noticias falsas” y las “historias falsas” que proliferaban en las redes sociales y las noticias principales, haciéndose eco de la retórica de Trump en ese momento.

Se ridiculizó la inmunidad natural, se prohibieron las reuniones en público, se prohibieron las visitas a los hogares, se consideró que la vacuna era la única respuesta a la amenaza, e incluso los defensores de la salud que recordaban con sentido común que había que tomar vitaminas y suplementos fueron tachados de chiflados poco serios.

Una pregunta pertinente sobre la que reflexionar es la siguiente: dado el repunte de supuestas muertes por Sars-CoV-2 en torno a marzo de 2020, ¿estaba justificada una agitación mundial de cierres, restricciones de viajes, limitación de movimientos fuera de casa y límites a las reuniones? En retrospectiva, muchos estadounidenses, si no la mayoría, dicen ahora que no. Sin embargo, el hecho es que muchos observadores astutos estaban llamando al farol de la Organización Mundial de la Salud, el CDC, y los establecimientos médicos y de seguridad nacional desde el principio. Esas voces fueron censuradas y silenciadas por una oligarquía corporativista empeñada en imponer el dolor a las pequeñas empresas y al ciudadano medio. Millones de personas perdieron sus medios de vida y las pequeñas empresas nunca se recuperaron.

Otra pregunta relacionada: ¿cómo y por qué el estamento médico se vio tan impulsado a combatir una amenaza aguda para la salud causada por el virus Sars-CoV-2, pero permanece dormido cuando la pobreza global es claramente la primera causa de muerte en el mundo, seguida del cáncer y las enfermedades cardiacas? Se nos hizo creer que se podía poner el mundo patas arriba para luchar contra un virus, pero no se puede hacer nada para paliar las principales causas de muerte, la pobreza: los problemas de salud estructurales y crónicos están fuera de la mesa, ya que están causados por el inexorable afán del capitalismo de lucrarse, contaminar y empobrecer a la mayoría de los habitantes de la Tierra.

Incluso la OMS admite que ¼ del total de muertes actuales son atribuibles a “entornos de pobreza”, es decir, condiciones de pobreza extrema, enfermedades evitables, inanición y malnutrición. En 2012 se produjeron 12,6 millones de muertes al año, pero el total es indudablemente mayor hoy en día, probablemente unos 20 millones. La OMS también admite que unos 2 millones de personas mueren cada año solo en China a causa de la contaminación atmosférica, con unos 6,7 millones de muertes anuales en todo el mundo. ¿Dónde está el clamor y la movilización mundial para poner fin a estos problemas mucho más mortíferos?

¿Pudo haber un camino más racional, en el que las personas mayores de, digamos, 60 o 65 años, las más propensas a verse afectadas, podrían haber sido protegidas con planes voluntarios para restringir el contacto interpersonal, así como haberles dado acceso a los mejores cuidados y medicinas, mientras que al resto del mundo se le permitiría seguir adelante sin medidas draconianas? Sin duda, los profesionales médicos de Estados Unidos podrían haber desarrollado un plan junto con gobiernos que permitieran la libertad de movimiento, como en Suecia y Japón. El camino, sin embargo, fue bloqueado por el estado de seguridad nacional en conjunción con autoridades sanitarias no elegidas, la Big Tech, la Big Pharma y capitalistas globales deseosos de instituir medidas represivas y sacar trillones de una reestructuración de la economía mundial. La economía mundial necesitaba un “Gran Reinicio” para centralizar y comprar pequeñas empresas por centavos de dólar, y el sistema financiero se tambaleaba volviendo a septiembre de 2019. Inquietantemente, esta secuencia de acontecimientos recuerda a la última vez que el estado de seguridad nacional rehízo el mundo, después del 11-S.

La máscara se cae

Muchos izquierdistas señalaron que el paro laboral de los cierres patronales nos daría tiempo para reflexionar sobre la inhumanidad, la sobreproducción, la alienación y la explotación inherentes al capitalismo. Sin duda, esto era cierto. Sin embargo, lo que la mayoría pasó por alto fue la ridiculez de que los pobres y las clases trabajadoras siguieran trabajando mientras a las clases privilegiadas de cuello blanco se les ofrecía un respiro de la rutina de la cultura del trabajo. Había, y hay, una desigualdad inherente y un desequilibrio de poder en hacer que restaurantes y conductores entreguen paquetes y comida a la puerta de uno mientras se reprende a esas mismas personas que se niegan a enmascararse (incluso al aire libre, absurdamente).

Los placeres culpables de la clase media y alta de vivir en una sociedad consumista acurrucados en casa con televisión en streaming y comida para llevar abrumaron la necesidad de solidaridad con los pobres y las clases trabajadoras, que en muchos casos no podían ni querían refugiarse o recibir una inyección experimental de un gobierno que ha tratado a los pobres y a las minorías como cobayas humanas o algo peor durante toda su historia.

La necesidad sentida de seguridad frente a un contagio agudo, al tiempo que se resistía a lidiar con las complejidades y la culpabilidad de formar parte de una máquina de muerte global-imperial-capitalista, personificaba la posición de la izquierda occidental. Aparte de las respuestas obvias: “¡Por eso necesitamos una sanidad universal!”, etc., apenas se habló de la causa número uno de las pandemias reales: nuestra proximidad a una agricultura animal inhumana e insalubre. La respuesta instintiva colectiva, basada en el miedo, fue el sacrificio inhumano de decenas de millones de animales: las estimaciones sugieren que más de 10 millones de gallinas, quizás entre 5 y 10 millones de cerdos y 17 millones de visones fueron sacrificados debido a la “sobreproducción” y, en el caso de los visones, a la posibilidad de propagación del Sars-CoV-2.

Breve recapitulación de nuestra distopía del siglo XXI

Hace veintitrés años, muchas personas de todo el mundo albergaban grandes esperanzas con la llegada del nuevo milenio. Era el año 2000 y, a ojos inexpertos, el panorama mundial parecía halagüeño. La narrativa del “fin de la historia” de Fukuyaman seguía dominando tras casi una década de dominio sin oposición de Estados Unidos en los mercados financieros mundiales y de hegemonía militar y política. No había grandes guerras entre las potencias mundiales y la economía global proporcionaba nuevas vías de riqueza a las clases medias de todo el mundo.

La fiesta no duró mucho. Resultó que la globalización, ese término comodín sacado a relucir una y otra vez tanto por los internacionalistas liberales como por los realistas conservadores para defender el reinado aparentemente interminable de los capitalistas, tenía muchas grietas en los cimientos. La idea de que los Estados occidentales eran “repúblicas democráticas” que velaban por los intereses de los ciudadanos empezó a desmoronarse. Los rendimientos decrecientes del capitalismo, así como la descarada corrupción empresarial y gubernamental, empezaron a perturbar la confianza de las clases medias mundiales. Ya no se podía garantizar el consentimiento de los gobernados; y al derrumbarse la fachada de legitimidad democrática, los gobiernos occidentales, encabezados por Estados Unidos, empezaron a buscar una nueva fuerza ideológica para justificar el capitalismo neoliberal.

Los acontecimientos mundiales empeoraron rápidamente desde los primeros meses del nuevo milenio. En marzo del 2000 estalló la burbuja de las puntocom, con pérdidas que acabaron alcanzando los 1,75 billones sólo en Estados Unidos. La pérdida total de capitalización bursátil se estimó en 5 billones al final de la recesión, en 2002. En Estados Unidos se perdieron más de 2,2 millones de puestos de trabajo y el desempleo siguió aumentando hasta mediados de 2003.

En noviembre de 2000, las reñidas elecciones entre Bush y Gore llegaron a un punto muerto. Un golpe judicial en el Tribunal Supremo falló a favor de Bush por 5-4, deteniendo de hecho el recuento. Hubo relativamente poca oposición pública, y la falta de resistencia real por parte de la maquinaria del partido demócrata consolidó el golpe, y la “junta Bush-Cheney”, como la llamaba el difunto Gore Vidal, se hizo con el poder. [Aunque dadas las tendencias neoliberales y globalistas de Al Gore, parece dudoso, en retrospectiva, que las cosas hubieran sido muy diferentes. ]


Puede que los verdaderos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 permanezcan siempre parcialmente envueltos en el misterio, pero algunos indicios reveladores apuntan a lo obvio: una conspiración en la que el gobierno estadounidense desempeñó un papel activo en la orquestación de la secuencia de acontecimientos que llamamos 11-S. Cualquier análisis superficial de las “teorías de la conspiración” y de los descubrimientos de los movimientos de la verdad sobre el 11-S muestra los evidentes agujeros de la historia oficial. Examinar y asimilar todas las pruebas lleva a la conclusión inevitable: los acontecimientos del 11-S fueron una bandera falsa, orquestada por nuestro propio gobierno, y los autores siguen en libertad, al igual que con el asesinato de JFK.

Casi todo el mundo mayor de treinta años recuerda lo que vino después, aunque la mayoría se resista a recordarlo. El régimen de Bush culpó a Al Qaeda antes del final de la noche, los noticiarios mostraron las torres cayendo sin parar y las alertas terroristas codificadas por colores se convirtieron en nuestra “nueva normalidad” (en breve hablaremos de la siguiente iteración). Se puso en marcha un eje del mal; cualquier país que se opusiera vagamente al imperialismo estadounidense fue incluido en la lista de los malos, y se decretó una nueva “cruzada”, con amenazas explícitas de “si no estás con nosotros, estás contra nosotros”. Poco después, los misteriosos ataques con ántrax barrieron la nación y cautivaron a EEUU, incluso cuando quedó meridianamente claro que el tipo de ántrax utilizado era una versión altamente militarizada procedente de un biolaboratorio estadounidense, lo que sólo podía significar que había sido robado y liberado deliberadamente por altos elementos de nuestro propio gobierno.

El estado de excepción se normalizó inmediatamente. Se construyó un nuevo estado de vigilancia, la Patriot Act y la AUMF permitieron el asesinato extrajudicial, la tortura, y los programas de espionaje comenzaron a expandirse globalmente. Oficialmente se declaró la guerra a Irak y Afganistán; extraoficialmente, las Fuerzas Especiales y las operaciones encubiertas se extendieron a unas 130 naciones. El imperio se expandía y se movía, especialmente en Oriente Medio, Asia Central y el norte de África, donde el control sobre el acceso a los combustibles fósiles, junto con la supremacía continuada del petrodólar, es primordial para mantener la hegemonía mundial en la actualidad.

El estado de excepción permanente

Al poder le encantan las catástrofes: el tema recurrente aquí es que cuando ocurren desastres no naturales, los gobiernos occidentales se unen y conspiran rápidamente para obtener beneficios rápidos, mantener el control y flexibilizar el poder sobre las naciones más débiles.

En nuestra época, los regímenes autoritarios han defendido la suspensión permanente de los derechos de sus propios ciudadanos, así como de los derechos humanos y el derecho internacional. Este concepto fue popularizado por Giorgio Agamben en su libro de 2005, Estado de excepción. Agamben utiliza el ejemplo de la definición de soberanía del jurista nazi Carl Schmitt: el soberano es quien decide la excepción. Al derogar los derechos de sus propios ciudadanos en respuesta a una emergencia, tanto los regímenes nominalmente democráticos como los dictatoriales pueden utilizar la amenaza de futuras catástrofes para instalar estados policiales permanentes, declarar la ley marcial y normalizar lo que antes se consideraba extralegal en el marco de la ley en nombre de la seguridad nacional.

El núcleo imperial se decantó por un modelo de eficacia probada: programar al público para que aceptara que cada catástrofe causada por el sistema global capitalista es una emergencia a la que hay que responder con una sociedad cada vez más autoritaria. Las tácticas del Estado policial, tomadas de la Alemania nazi, se normalizaron a medida que las fuerzas económicas, políticas e ideológicas que respaldaban la Guerra contra el Terror veían poca resistencia por parte de una ciudadanía desconcertada y temerosa. Este proceso se conoce como estado de excepción, codificado originalmente en la ley por el jurista nazi Carl Schmitt. Una definición sucinta puede encontrarse aquí:

El [estado de excepción] define una condición especial en la que el orden jurídico está realmente suspendido debido a una emergencia o a una grave crisis que amenaza al Estado. En tal situación, el soberano, es decir, el poder ejecutivo, prevalece sobre los demás y las leyes y normas básicas pueden ser violadas por el Estado mientras hace frente a la crisis.

´Casi todos los momentos políticos importantes de los últimos veintidós años se utilizaron como excusa para ampliar y profundizar el Estado de seguridad nacional y el dominio corporativo. Este proceso ha desempoderado efectivamente a las masas occidentales hasta tal punto que la mayoría de las poblaciones occidentales, incluidas muchas de las clases medias, tienen efectivamente relaciones neofeudales y deudoras con las fuerzas del Estado y del mercado.

La escritora Naomi Klein describió bastante bien el nuevo modelo neoliberal globalizado en su libro de 2007 La doctrina del shock, en el que el capitalismo del desastre se convierte en una fuerza de “destrucción creativa”, llevando a continentes enteros a una espiral de endeudamiento con préstamos del Banco Mundial y el FMI, al tiempo que militariza y financiariza las economías occidentales para servir a los intereses de Wall Street y el Pentágono, mientras destruye las pequeñas empresas y parasita a las clases trabajadoras. Poco después, el jefe de gabinete del presidente Obama, Rahm Emmanuel, dijo la parte silenciosa en voz alta al hablar de la crisis financiera, cuando se refirió a los billones de dinero público utilizados para apuntalar nuestro sistema bancario no regulado. Y soltó:

Uno nunca quiere que una crisis grave se desperdicie. Y lo que quiero decir con eso [es] que es una oportunidad para hacer cosas que crees que antes no podías hacer.

¿Cómo podemos definir nuestro tiempo? De nuevo, la frase tiranía posmoderna encaja mejor que describir el momento actual como totalitario o fascista. Esas dos palabras se han usado tanto, intercambiándolas, que han perdido mucho significado y lustre para la gente de hoy. Aunque muchas de las diversas respuestas gubernamentales al 11-S y a la Covid tienen ciertamente elementos de regímenes totalitarios, fascistas y dictatoriales, la terminología está anticuada en cierto sentido. Ya no se ajusta al momento histórico y casi nadie ve realmente a Joe Biden o Emmanuel Macron como líderes totalitarios. No es necesario un solo déspota para que el sistema continúe. A lo que nos enfrentamos es a una dictadura del dinero, una oligarquía dedicada a garantizar el movimiento fluido del capital. Vivimos en un esquema piramidal, económica y socialmente: un sistema de pequeños tiranos formado por tu jefe, tu alcalde, tu casero, el presidente de tu asociación de propietarios (HOA), etc. De hecho, sólo en Estados Unidos hay millones de pequeños tiranos; la burguesía y sus millones de ejecutores: jueces, policías y militares, políticos, abogados, todos los que sirven a la propiedad privada, a una injusta jerarquía laboral y, como hemos visto, la mayoría de los médicos que estaban ansiosos por imponer y aprobar los pequeños dictados que hemos consagrado en la ley.

2019: proliferan las protestas en todo el mundo

Además de pruebas bien documentadas como la financiación estadounidense de la investigación del coronavirus, el Evento 201 y muchas otras actividades sospechosas, hay otra prueba circunstancial que vincula el conocimiento previo y la planificación previa de la pandemia. En 2019, las protestas mundiales alcanzaron un punto álgido sin precedentes en la historia moderna, y un comentarista bautizó ese año como “La era de las protestas masivas“. El 30 de diciembre de 2019, Robin Wright publicó una columna en The New Yorker titulada: “La historia de 2019: protestas en todos los rincones del planeta“. Un punto destacado de la pieza afirma:

“‘La gente en más países está usando el poder popular que en cualquier otro momento de la historia registrada. Los movimientos de masas no violentos son los principales desafíos a los gobiernos hoy en día’, me dijo Erica Chenoweth, politóloga de Harvard. Esto representa un cambio pronunciado en el panorama mundial de la disidencia”.

The Washington Post bautizó 2019 como “El año de la protesta callejera global“. Bloomberg proclamó que “Un año de protestas provocó cambios en todo el mundo“. En Irak, Irán, Hong Kong, Sudán, Argelia, Chile y muchas otras naciones se produjeron interrupciones masivas de los gobiernos. Los ciudadanos de a pie se estaban convirtiendo en una molestia para la circulación fluida de capitales. Los gobiernos se vieron obligados a enfrentarse a retos que habían estado ignorando durante décadas, a medida que el aumento de los costes de los alimentos, la vivienda, la calefacción y los materiales se disparaba en todo el mundo. De repente, en enero de 2020, el inminente espectro de una “pandemia mundial” puso fin a todo ello, de forma instantánea.

Las ventajas para los gobiernos eran obvias. No más protestas. Se acabaron las concentraciones públicas. Se acabaron los ciudadanos molestos que exigían precios más bajos para los productos, más programas sociales y protestaban contra los impuestos injustos y los gobernantes autoritarios. Sin ninguna organización presencial, el impulso del poder popular a partir de 2019 se extinguió rápidamente.

Cambio de objetivos: De “dos semanas para aplanar la curva” al Estado de bioseguridad

Al igual que el 11-S, la justificación y la adhesión continuada a la propaganda oficial del gobierno se basaban en la obediencia total y la conformidad social: la presión de grupo a nivel familiar, comunitario, laboral y público contribuyó a crear una atmósfera de histeria, pánico y paranoia. Poco después del 11-S, el gobierno estadounidense cambió sus prioridades: de la invasión de Afganistán y la expulsión de los talibanes y Al Qaeda, a la invasión de Irak en 2003, que costó la vida a un millón de iraquíes, y luego a la guerra global contra el terror (recuérdese que el general estadounidense Wesley Clark admitió que la intención del Pentágono era invadir las naciones del llamado “eje del mal” y acabar con “siete países en cinco años“). La tortura y la vigilancia masiva fueron sancionadas y aplaudidas, la Patriot Act y la AUMF fueron aprobadas por el Congreso.

Tan pronto como se anunció la pandemia en marzo de 2020, los objetivos siguieron moviéndose, desde un período en el que se nos dijo que dos semanas de aislamiento serían suficientes para aplanar la curva de la infección hasta casi dos años de normas absurdas para el enmascaramiento, los cierres, las reuniones públicas, las reuniones domésticas, las vacunas y los pasaportes. Las patrañas seguían acumulándose, a medida que se difundían “opiniones de expertos” cada vez más ilógicas para “protegernos”, o eso nos decían. Pronto quedó claro que los propios cierres estaban matando a mucha gente. Muchos “expertos médicos” creíbles que creían en la gravedad de la pandemia fueron tajantes sobre los encierros: eran una forma de “democidio“, y muchos estimaron que aproximadamente un tercio de las muertes excesivas fueron causadas por los encierros. Se evitaron las revisiones rutinarias, las residencias de ancianos estaban abarrotadas, se desatendía a los ancianos, lo cual era innecesario, y se despidió a más de un millón de trabajadores sanitarios precisamente cuando habrían sido más útiles, al menos según la narrativa oficial.

Los irracionales mandatos de uso de mascarillas carecían por completo de base científica, especialmente los requisitos de uso de mascarillas al aire libre en las principales ciudades y, ridículamente, en las playas y en diversas zonas recreativas al aire libre. En cualquier caso, no fue hasta diciembre de 2021 que una figura médica importante admitió lo obvio: “las máscaras de tela son inútiles” y poco más que decoraciones faciales. La mascarilla fue el símbolo del buen ciudadano durante dos años; cualquiera que no estuviera de acuerdo era acusado y desprestigiado sin tener en cuenta la ciencia real. Muchos análisis de ensayos controlados aleatorios (ECA) se hicieron con virus anteriores. Por no mencionar el hecho básico de que las tasas de infección y mortalidad fueron básicamente las mismas en los 39 estados de EE.UU. que impusieron el uso obligatorio de mascarillas frente a los 11 que no lo hicieron.

La confusión de la tasa de letalidad (CFR) con la tasa de letalidad de la infección (IFR) en los principales medios de comunicación hizo que la enfermedad pareciera mucho más mortal de lo que realmente era. La probabilidad real de que adultos jóvenes y sanos murieran de Covid-19 era minúscula.

El distanciamiento social se convirtió en de rigor entre las clases dirigentes, así como entre los liberales acomodaticios de clase media-alta (y tristemente, muchos izquierdistas), incluso cuando la probabilidad de enfermedad moderada a grave en personas sanas jóvenes o incluso de mediana edad era casi nula. El espectro del sujeto occidental posmoderno alienado y acomodado, con todo su cúmulo de ansiedades y neurosis, empezó a desenrollarse, a implosionar; un proceso de involución que alimenta el narcisismo solipsista inherente al capitalismo tardío.

Las tendencias sociopáticas de nuestras élites, acentuadas y destiladas a lo largo de siglos de guerra de clases en la cultura occidental, salieron a la luz. Las clases profesionales medias-altas, atentas a las tendencias de sus señores a distanciarse de la chusma, estaban ansiosas por repetir como loros los dictados de sus gobernantes. Los vencedores de la clase alta se condenaron a sí mismos a una senda de política de pureza neovictoriana. Hay que separar a los limpios de los sucios. Los creyentes educados en la “ciencia” son claramente racionales; las hordas antivacunas ciertamente deben estar actuando por puro interés propio y resentimiento. Huelga decir que se hizo poco o ningún autoexamen de la reacción exagerada de pánico de los autoritarios liberales acomodados, que francamente cayó dentro de un espectro de comportamiento agorafóbico e hipocondríaco.

Las tasas de mortalidad eran pura ciencia basura, sobreestimadas con el fin de exprimir la atmósfera de pandemónium, por no mencionar las recompensas monetarias para los hospitales y las corporaciones sanitarias. Como muchos ya saben, “morir con” Covid se confundió con “morir de” el virus, y se presionó a los médicos para que incluyeran el Sars-CoV-2 en los certificados de defunción.

Imponer la vacuna experimental a niños y adultos jóvenes sanos era totalmente innecesario y perjudicial. Los riesgos de problemas cardíacos superaban los insignificantes beneficios de la vacuna para los jóvenes. Esto fue obvio desde el principio y el estamento médico continuó con su papel de brazo propagandístico de la Big Pharma en lugar de considerar objetivamente los hechos. Un estudio mostró una irrisoria y vergonzosa eficacia del 12% para los niños de 5 a 11 años.

Estimación de la ONU sobre el hambre extrema, la inseguridad alimentaria y la inanición

Poco después de que comenzaran los bloqueos en marzo de 2020, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU lanzó una advertencia:

El número de personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria aguda (IPC/CH 3 o peor) aumentará a 265 millones en 2020, 130 millones más que los 135 millones de 2019, como resultado del impacto económico de la COVID-19, según una proyección del PMA. La estimación se anunció junto con la publicación del Informe mundial sobre crisis alimentarias, elaborado por el PMA y otros 15 socios humanitarios y de desarrollo.

En efecto, el gobierno y los arquitectos privados de los cierres estaban totalmente dispuestos a sacrificar a cientos de millones de minorías más jóvenes y pobres de los países menos desarrollados para proteger a las poblaciones de más edad, más ricas y más blancas de las naciones desarrolladas del muy bajo potencial de enfermedad y, sí, de una posible muerte. Mientras que muchos izquierdistas se apresuran a señalar las “zonas de sacrificio” económicas donde las violaciones laborales son la norma y la explotación económica es rampante, guardaron silencio principalmente sobre el potencial de muerte masiva, inanición y la explosión de la pobreza extrema debido a las políticas de bloqueo. De hecho, muchos izquierdistas apoyaron alegremente los cierres patronales y las restricciones contra los no vacunados; y no eran conscientes en absoluto o fingían ignorancia de la devastación económica que desencadenaban.

La paradoja de África

Los conjuntos de datos obvios para analizar la eficacia de las vacunas experimentales serían Occidente, con niveles muy altos de vacunación, frente a África, con porcentajes extremadamente bajos. Aunque obviamente muchos países tenían información incompleta debido a la falta de recursos, resulta obvio que las vacunas tuvieron un efecto nulo sobre la transmisión o la reducción de las muertes. De hecho, las tasas de mortalidad en las naciones africanas son tan bajas que los expertos simplemente se encogen de hombros. Una visión holística atribuiría el exceso de muertes por “Covid-19” directamente a los estilos de vida poco saludables, el suministro de alimentos tóxicos, las industrias químicas no reguladas y las condiciones estresantes endémicas de la vida occidental.

Los lamentos de Agamben

De entrada, Giorgio Agamben cuestionó los motivos de los cierres, señalando con razón que el miedo a la muerte y la elevación de la ciencia como nueva religión habían reducido a comunidades y gobiernos a cuantificar la supervivencia básica -la “vida desnuda” (bare life en inglés)- como más valiosa que las libertades humanas tangibles. Como dijo en una entrada del blog de marzo de 2020:

El miedo es mal consejero, pero saca a la luz muchas cosas que pretendías no ver. Lo primero que muestra claramente la ola de pánico que ha paralizado el país es que nuestra sociedad ya no cree en nada que no sea la vida desnuda. Está claro que los italianos están dispuestos a sacrificarlo prácticamente todo, las condiciones normales de vida, las relaciones sociales, el trabajo, incluso las amistades, los afectos y las convicciones religiosas y políticas, con tal de no caer enfermos. La vida desnuda -y el miedo a perderla- no es algo que una a los hombres, sino que los ciega y los separa.

En mayo de 2020, Agamben se explaya sobre la noción de la medicina como culto moderno y sus numerosos paralelismos con los dogmas cristianos.

Es inmediatamente evidente que se trata de una práctica cultual y no de una exigencia científica racional. La causa más frecuente de mortalidad en nuestro país son, con diferencia, las enfermedades cardiovasculares y se sabe que éstas podrían disminuir si se practicara un estilo de vida más sano y se siguiera una dieta determinada. Pero a ningún médico se le había ocurrido que esta forma de vida y de alimentación, que recomendaba a los pacientes, se convirtiera en objeto de una legislación legal, que decretara ex lege [como cuestión de derecho] lo que hay que comer y cómo hay que vivir, transformando toda la existencia en una obligación sanitaria. Precisamente esto es lo que se ha hecho y, al menos por ahora, la gente ha aceptado como si fuera obvio renunciar a su libertad de movimiento, de trabajo, de amistades, de amor, de relaciones sociales, a sus convicciones religiosas y políticas.

Incluso la harinosa Organización Mundial de la Salud se vio obligada a admitir en octubre de 2020 que los cierres eran extremadamente perjudiciales para las comunidades pobres y minoritarias de todo el mundo y que debían utilizarse como “muy, muy último recurso“. Esto no impidió que los gobiernos y los asesores médicos siguieran clamando por más restricciones y cierres durante diecisiete meses más, incluso cuando Agamben y muchos otros, incluidos muchos expertos que firmaron la Declaración de Great Barrington, se manifestaban en contra de la extralimitación política.

El ensayo general de Latour: Correcto por las razones equivocadas

En un artículo muy citado de marzo de 2020, el sociólogo francés Bruno Latour planteaba una interesante pregunta sobre los encierros: “¿Es esto un ensayo general?”. El problema de su formulación, por supuesto, es que cree que los gobiernos impusieron inocentemente los protocolos de cierre en respuesta a un peligro claro y presente; así como su creencia de que los gobiernos, en el futuro, impondrán cierres en respuesta al cambio climático pensando en la reducción de las emisiones de carbono. Más bien, deberíamos darnos cuenta de que los gobiernos, en connivencia con los megarricos y las corporaciones multinacionales, impusieron bloqueos con el fin de beneficiarse del colapso y resurgimiento de los mercados de valores, disciplinar al público con el fin de aceptar políticas draconianas de “nueva normalidad”, y acelerar el proceso de identificaciones biométricas, vigilancia omnímoda, una caída en el nivel de vida, y avanzar en un sistema de crédito social basado en recompensas y castigos.

El viejo método panem et circenses para distraer a las masas ya no puede mantener unida a una sociedad cada vez más polarizada que se divide en enclaves de “posverdad” donde la desconfianza y la paranoia surgen de la alienación y la explotación del capitalismo tardío. Una sociedad en la que dos de las mayores narrativas políticas globales son tan ridículas como Q-Anon y el Rusiagate no tiene por qué desestimar la evidente conspiración y colusión implicadas en la promulgación de una pandemia exagerada y fabricada.

Latour tiene razón al afirmar que esto es una especie de ensayo general. Lamentablemente, como muchos liberales típicos, da por sentado que los gobiernos se preocupan por nuestros intereses y reaccionan ante hechos objetivos y realidades médicas. En un futuro próximo, los gobiernos probablemente promulgarán restricciones de viaje y cierres patronales no sólo para reducir las emisiones de carbono, sino más bien para entrenar a los ciudadanos a aceptar las raciones de alimentos, la falta de combustibles fósiles debido a los altos precios y los problemas de suministro, la reducción del nivel de vida y la falta de bienes y provisiones. En este proceso de disciplinar y castigar a las masas, muchos se verán obligados a aceptar cualquier edicto gubernamental que se promulgue, a riesgo de perder el empleo, el aislamiento social o algo peor, tal y como presenciamos durante la pandemia. El próximo bloqueo podría estar diseñado y planificado de antemano precisamente para evitar protestas, rebeliones y revoluciones que surgirán a medida que se profundice la podredumbre del capitalismo.

¿Tiranía médica?¿La OMS pregunta?

Un informe reciente muestra que una fundación privada creada para financiar la Organización Mundial de la Salud, llamada Fundación OMS, explica que el 40% de las donaciones proceden de donantes anónimos. La posibilidad de que surjan conflictos de intereses es inevitable, ya que obviamente sólo las personas y grupos relacionados con la Gran Farma querrían mantener en el anonimato el destino de sus fondos para sobornos.

La OMS está formulando un Tratado de Pandemia global para obligar a las naciones a aceptar la próxima pandemia, si las élites globales son tan tontas como para intentar instituir otra ronda de autoritarismo médico.

Al igual que el 11-S, los preparativos del “acontecimiento” Covid-19, así como sus primeras fases, siguen envueltos en el secreto, la desinformación y una red de mentiras. A todos se nos mostraron imágenes de ciudadanos chinos muertos tendidos en las calles, aunque no está claro si se trataba del virus, o incluso de la ciudad de Wuhan o de la provincia de Hubei en algunos casos. Se nos dijo que el virus se originó en un húmedo mercado del centro de la ciudad, aunque ahora sabemos que ese vínculo nunca se ha demostrado, y lo más probable es que se lanzara como hipótesis para satisfacer a la opinión pública, pero lo más probable es que fuera una cínica estratagema de inteligencia, un caso clásico de despiste, especialmente desde que ahora sabemos que una secreta unidad de inteligencia médica estadounidense admitió haber rastreado el Covid en noviembre de 2019, y posiblemente mucho antes.

Cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia mundial el 11 de marzo de 2020, había alrededor de 118.000 casos en todo el mundo y menos de 5.000 muertes declaradas.En términos relativos, esas cifras eran bastante bajas y no había razón para declarar el Sars-CoV-2 una emergencia de salud pública basándose en las cifras. Las tasas de mortalidad estimadas fueron sacadas de la nada por un completo fraude, Neil Ferguson, del Imperial College de Londres, quien infringió las normas de bloqueo que él mismo ayudó a implantar.

Las pruebas PCR fueron declaradas el patrón oro a pesar de que Kary Mullis, uno de sus inventores, declaró públicamente que las pruebas no se hicieron para demostrar la existencia de infecciones activas. Además, el ciclo de las pruebas se fijó deliberadamente demasiado alto, lo que dio lugar a una cantidad incalculable de falsos positivos. Las tasas de mortalidad se dispararon milagrosamente en el caso de la “Covid-19” porque se presionó a médicos y forenses para que incluyeran la enfermedad como causa de muerte incluso sin un resultado positivo en las pruebas; cualquier “caso sospechoso” podía incluirse en la lista. La gripe, la neumonía y todas las demás enfermedades respiratorias desaparecieron por arte de magia y la Covid llenó el vacío, disparando las cifras.

Por no mencionar que el efecto de declarar una pandemia mundial indujo necesariamente una respuesta de estrés por parte de la población mundial, lo que, junto con el periodo de finales de invierno (marzo-abril) en el hemisferio norte, contribuyó definitivamente al exceso de muertes. De hecho, muchas organizaciones médicas establecidas admiten libremente que los cierres fueron responsables de un porcentaje significativo (muchos dicen que hasta un tercio) del exceso de muertes, sin embargo, de alguna manera se las han arreglado para eximirse de responsabilidad por clamar por los cierres como focas amaestradas. Junto con la pérdida de puestos de trabajo, el confinamiento en casa y la falta de comunidad, hay que señalar que al igual que gritar fuego en un cine lleno de gente es casi seguro que cause algún tipo de evento violento, gritar “pandemia” a través de un ciclo de noticias 24/7 hará lo mismo.

Al igual que la información diaria tras el 11-S, con las noticias nocturnas explicando el riesgo de ataques terroristas en la nación en rojo, naranja o amarillo, los casos diarios, las hospitalizaciones y las muertes; todos recordamos el circo 24/7 diseñado para asustar a la población y mantener la obediencia. En este ambiente de pánico deliberadamente inculcado, la clase dirigente alteró fundamentalmente el panorama: tras una breve caída del mercado bursátil, la economía digital y las empresas tecnológicas se recuperaron rápidamente y experimentaron un auge: el sector tecnológico, las grandes farmacéuticas, las empresas de servicios web y básicamente todas las grandes corporaciones relacionadas tangencialmente con la prestación de servicios en Internet se hicieron de oro.

En pocas semanas, se planteó la necesidad de una vacuna. Muchos virus estacionales aparecen y desaparecen en cuestión de meses, pero de alguna manera la clase médica fue capaz de darse cuenta de que sólo una vacuna sería capaz de detener esta enfermedad. Las empresas farmacéuticas simplemente intentaban sacar provecho de una nueva pandemia exagerada, publicitada por los medios de comunicación y protegida por la clase dirigente. El hecho de que se hicieran tantos recortes, sin estudios a largo plazo, todo para comercializar una tecnología de ARNm no probada, no pareció inquietar al menos a la mitad del público, que clamó abiertamente por bloqueos, vacunas, pasaportes y medidas autoritarias que serían impensables unos años antes.

Ridículos mandatos de enmascaramiento entraron en vigor – llevar mascarilla al aire libre era obligatorio en muchas ciudades de todo el mundo. Nunca se presentó ninguna base científica. También se implantaron pasaportes de vacunación, a pesar de que la inmunidad natural era 27 veces mayor en algunos casos. ¿Intentaban las autoridades sanitarias ser demasiado precavidas o había planes más siniestros en juego? ¿Se impusieron prácticas médicas institucionales simplemente para que las empresas farmacéuticas obtuvieran beneficios?

El simple hecho de que una vacuna peligrosa y no probada se promoviera y se impusiera a varios niveles, y de que tanta gente se la tragara tan cómodamente, demuestra lo eficaz que puede ser la propaganda moderna. No se necesitaban armas, pero se podía perder el trabajo, la posición en la comunidad, los amigos, la familia y las relaciones sociales. Se llevó a cabo un vasto experimento social y se demonizó a cualquiera que se atreviera a cuestionar “la ciencia”, en lugar de confiar ciegamente en un sistema sanitario capitalista en el que los beneficios siempre han primado sobre los intereses de las personas.

El frenesí en torno a la Covid-19 puede haber tenido, en efecto, un poco de suerte, al menos aquí en Estados Unidos. Fue, por supuesto, el presidente Trump quien restó importancia al virus al principio. Por lo tanto, cualquier otra persona que se alineara con sus puntos de vista sobre la Covid era vista como un narcisista repugnante, un torpe indiferente dispuesto a poner los beneficios corporativos por encima de la vida humana. Imagina un universo alternativo en el que Trump o una figura presidencial estadounidense autoritaria y de derechas como él se tomara el virus muy en serio, con cierres al estilo chino. ¿Seguiría la gente clamando por vacunas obligatorias y por la excomunión de amigos, familiares y compañeros de trabajo? Probablemente no, pero nunca lo sabremos.

Los pasaportes de vacunación amenazaban con segregar a la sociedad basándose en una visión francamente fascista de lo limpio frente a lo impuro. Los activistas antivacunas y las personas normales que se negaban a recibir una inyección experimental eran vilipendiados injustamente. Como muchos señalaron, la falta de reducción de la transmisión en los vacunados hacía que toda la perspectiva de la vacunación obligatoria fuera inútil, anticientífica, contraproducente y simplemente errónea.

En noviembre de 2021, el conflicto llegó a su punto álgido cuando Biden, dirigiéndose a los no vacunados, comentó: “Hemos sido pacientes. Pero nuestra paciencia se está agotando. Y vuestra negativa nos ha costado a todos”. Propuso un plan para realizar pruebas semanales o vacunar a todos los trabajadores de todas las empresas estadounidenses con más de 100 empleados, así como un mandato para unos 17 millones de trabajadores sanitarios.

El sujeto posmoderno: La fabricación de lo hiperreal

Los paralelismos entre el 11-S y la Covid-19 van mucho más allá de sus campañas propagandísticas iniciales. En última instancia, parte de la razón por la que la propaganda contemporánea es tan eficaz reside en la estructura psicológica de la conciencia posmoderna. La seguridad, la estabilidad y la protección se consideran los productos finales de la civilización de masas. Incluso uno de los grandes charlatanes de la década de 1990, Francis Fukuyama, fue lo suficientemente astuto como para advertir los paralelismos entre el sujeto posmoderno y la noción de Nietzsche del “último hombre”.

Hoy en día, el barniz de conceptos idealistas como la libertad, la democracia y la igualdad, que se suponía debían sustentar e inspirar a la colectividad a alcanzar mayores cotas, se está desvaneciendo ante la enorme desigualdad mundial, los desastres medioambientales, la catástrofe climática y las despiadadas campañas de propaganda de los medios de comunicación. A medida que el nivel de vida material se estanca y se desmorona, incluso en el mundo desarrollado, un número cada vez mayor de personas se ve obligado a competir por los mismos recursos, perpetuando en la población una mentalidad basada en la escasez. Casi todas las cuestiones socioeconómicas se plantean como una competición binaria de suma cero entre el bien y el mal, en la que apenas se permiten matices ni cuestiones morales.

En este frágil entorno social, no es de extrañar que los ciudadanos acudan en masa a las narrativas y campañas de propaganda prefabricadas. La propaganda de la clase dominante se traga acríticamente, precisamente porque ofusca, enmascara y adormece el dolor de vivir en la última etapa del colapso capitalista. Una de las razones por las que los liberales occidentales, e incluso la mayor parte de la “izquierda”, cayeron en la farsa que supuso la sobredimensionada operación psicológica médica global que llamamos pandemia de Covid-19, es porque el sujeto posmoderno ha profundizado demasiado en lo hiperreal, donde los símbolos, las relaciones sociales e incluso la ciencia se convierten en imitaciones baratas de sí mismos. Esta es precisamente la razón por la que tantas personas, al comienzo de los cierres en marzo de 2020, comentaron que “se sentían como si estuvieran viviendo en una película”. Los pseudoeventos inducidos por los medios de comunicación ya no pueden distinguirse hoy de las emergencias médicas graves, igual que hace veintidós años el pánico masivo tras el 11-S produjo la misma niebla de guerra y odio irracional al otro.

Imbuidos de significado y propósito, los ciudadanos que llevaban mascarilla, se vacunaban y portaban el pasaporte de vacunación ahora podían sentir una causa común con otros miembros de la comunidad; sentimientos de bienestar inducidos artificialmente, conjurados a través de los órganos de los medios de comunicación y destilados en eslóganes pegadizos como “confía en la ciencia”. El valor-signo de “hacer lo correcto” se convirtió en una fuerza poderosa, y la clase dirigente lo utilizó como arma para adaptarse a diversos objetivos.

Muchas de estas agendas eran, de hecho, conspiraciones reales para: establecer un estado de bioseguridad permanente; establecer una versión suave de la ley marcial donde los movimientos de las personas están restringidos y rastreados; fabricar una falsa narrativa de vacunas seguras para financiar una nueva industria de tecnologías de ARNm, crear un camino hacia pasaportes sanitarios, identificaciones digitales, monedas digitales de bancos centrales y sistemas de crédito social; destruir la clase trabajadora y las pequeñas empresas de clase media, y preparar psíquicamente a la población mundial para una caída en los niveles de vida, una caída en el acceso a bienes, servicios y recursos, así como el racionamiento; proporcionar una excusa para prohibir las protestas; continuar la amplia militarización de la sociedad, así como la aplicación de un régimen mundial de cumplimiento ideológico y obediencia.

Las grandes farmacéuticas, Wall Street, Silicon Valley y las comunidades militar y de inteligencia se confabularon para desplumar a los pobres y a las clases trabajadoras: el hecho de que no se pueda encontrar una evidencia definitiva para cada una de estas partes interconectadas y móviles de la economía y el gobierno no refuta este hecho básico. Mientras tanto, las corporaciones norteamericanas seguían enriqueciendo al 1% que ganó billones durante la pandemia. Se emitieron edictos médico-autoritarios sin ninguna ciencia real que los respaldara. La vigilancia y el control de la población siempre han estado a la vanguardia de las agendas de las élites para gestionar la vida del siglo XXI. Los flujos globales de personas, información, bienes y pensamiento revolucionario ya no pueden ser escenificados por las élites capitalistas tiránicas mientras las condiciones se deterioran en todo el planeta. Hay que montar un espectáculo cada diez o veinte años.

Las múltiples caras y estrategias de marca de la élite global salen a la luz: la “nueva normalidad”, “no poseer nada y ser feliz”, “enmascararse”, “seguir la ciencia” y el escenario de “paso a paso” para implantar la tiranía planetaria son vistos por la clase dominante como pasos necesarios para asegurar los beneficios y el control en un panorama económico y político cada vez más inestable. Sus sueños tecno-feudales son nuestras pesadillas, mientras continúan la monotonía del trabajo capitalista y los caprichos de la guerra imperial. Nuestros amos ofrecen poco respiro a las masas de la humanidad, ya que han impuesto un espectáculo totalizador. El comportamiento sectario dominó tras el 11-S; el miedo exagerado al terrorismo y el racismo antimusulmán impregnaron el país, al igual que hace uno o dos años seguían dominando el miedo exagerado al virus y la aversión basada en el autoritarismo y el rechazo instantáneo de cualquiera que se mostrara escéptico ante las grandes farmacéuticas y el gobierno.

Aunque la narrativa haya cambiado y la farsa que supuso la reacción a un virus relativamente leve haya retrocedido, el potencial de las campañas de propaganda y miedo contra el colectivo global sigue existiendo. Son precisamente las cualidades de la posmodernidad, como el fin de las metanarrativas, la desrealización del sujeto, la hiperrealidad, la naturaleza del espectáculo y los pseudoeventos, guiados por los intereses de la clase dominante e impuestos sobre nosotros por el capitalismo, los que permiten la recurrencia de estas fuerzas de cambio de paradigma para dominar la vida social. Los paralelismos de dos de los mayores acontecimientos geopolíticos del siglo XXI, el 11-S y el susto sanitario de la Covid-19, revelan los fundamentos de los regímenes globales de crueldad, dominación y opresión. Y ciertamente no hay mucho de “nuevo” o “normal” en nada de esto.

[Nota de TerraIndomita: donde dice virus, léase tóxico o patógeno, donde habla de infección, léase afección y donde el autor escribe contagio, léase transmisión o intoxicación]

Penas de cárcel para quienes no descarbonicen sus viviendas en Reino Unido

Terra Indomita

Reino Unido impondrá multas de hasta 15.000 libras esterlinas (17.455 euros) y penas de un año de prisión a los propietarios de viviendas que incumplan las normas de neutralidad de carbono al negarse a instalar bombas de calor y otros cambios energéticos.

Es una sanción detrás de otra que acabará atosigando a la inmensa mayoría de la población británica. Los infractores ya están pagando hasta 14,60 euros al día para poder conducir un coche que no cumple los criterios de la zona “ulez”. La sangría no ha hecho más que empezar.

Según la nueva legislación, que fue aprobada por la Cámara de los Comunes, los propietarios de inmuebles podrían terminar tras las rejas si no instalan una bomba de calor.

Cualquiera que venda o alquile una propiedad deberá obtener un certificado de eficiencia energética. Los inspectores tendrán la facultad de ordenar “mejoras” e impedir la venta o alquiler del inmueble si no se cumplen al pie de la letra. Estas mejoras incluirán la instalación de bombas de calor, aislamiento de habitaciones, doble acristalamiento y “dispositivos inteligentes”.

La instalación obligatoria de refrigeradores, lavadoras, calentadores de agua y más, todos conectados a internet, permitirá al gobierno y a las compañías de energía monitorear el consumo de electricidad y cortar el suministro si creen que el usuario está consumiendo demasiado.

Los debates parlamentarios sobre la nueva ley no han podido ser más delirantes. La diputada Caroline Lucas pidió el fin de toda exploración de gas y petróleo, con el argumento de que Reino Unido debe liberarse de la dependencia de Putin.

Ed Miliband, Secretario de Estado de Energía y Cambio Climático, propuso una enmienda para obligar a la red eléctrica a deshacerse de todos los combustibles fósiles para 2030.

Sólo 19 diputados votaron en contra del proyecto de ley, que llega tras un fallo de los altos tribunales británicos que instan a espolear el cambio energético.

Este fallo se produjo en julio de 2022; el Tribunal Superior del Reino Unido determinó que el gobierno no había presentado una estrategia adecuada para cumplir con sus ambiciones de cero emisiones netas para 2050 y le ordenó que esbozara un plan detallado de reducción de emisiones. El gobierno debía, por orden del tribunal, presentar un nuevo plan antes de abril de 2023.

La demanda fue presentada ante el Tribunal Superior por las ONG Friends of the Earth, ClientEarth y The Good Law Project, que argumentaron que el gobierno no estaba cumpliendo con sus obligaciones en virtud de la Ley de Cambio Climático de 2008. La Ley de Cambio Climático estableció que es el deber del Secretario de Estado garantizar que el Reino Unido reduzca sus emisiones en un 100% en comparación con 1990 para 2050.

Según los demandantes, la Estrategia Net Zero del gobierno, presentada el año pasado justo antes de las reuniones de la COP26 en Glasgow, no incluía los datos necesarios para evaluar su eficacia en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, una afirmación que el tribunal consideró justificada. Ahora, el gobierno, una vez acabado el plazo que tenía hasta abril de 2023 para presentar un nuevo informe de Estrategia Net Zero que describa y cuantifique las formas en que sus políticas de cero neto lograrán los objetivos de emisiones, ha llevado a votación parlamentaria este nuevo proyecto de ley, con sanciones incluídas, para la descarbonización. Como ya se ha visto, el gobierno ha ganado la votación por un amplísimo margen.

Este es el último de una serie de casos judiciales iniciados por ONG contra gobiernos e instituciones por su “falta de acción para contrarrestar el cambio climático”: el Informe de Litigios Climáticos Globales 2020 del Programa para el Medio Ambiente de la ONU encontró que entre 2017 y 2020, el número de tales casos judiciales creció de 884 en 24 países a por lo menos 1550 en 38 países.

Los tribunales encuentran cada vez más a los gobiernos culpables de no hacer lo suficiente contra el cambio climático. A principios de 2021, un tribunal de París determinó que el estado francés no había tomado medidas suficientes en un caso presentado por cuatro Organizaciones No Gubernamentales y, como tal, era parcialmente responsable del cambio climático. En un fallo de seguimiento en octubre pasado, ordenó al gobierno reducir las emisiones de carbono del país en alrededor de 15 millones de toneladas, para alcanzar la meta establecida en el primer presupuesto de carbono (2015-2018) para fines de 2022.

El gobierno del Reino Unido ahora tiene que, una vez prepararado un nuevo informe de Estrategia Net Zero que cuantifique claramente las reducciones de emisiones, ponerlo en práctica en forma de ley. “La adición de puntos de datos medibles promoverá la transparencia y la rendición de cuentas en la acción climática. Esto sigue una tendencia general de hacer que los objetivos climáticos se basen más en datos, en lugar de aspiraciones, para combatir el greenwashing”, declaran las ONG.

El momento de esta revisión es interesante, ya que la guerra entre Ucrania y Rusia y la “amenaza resultante de una escasez de gas natural” ha llevado a muchos países europeos a priorizar la seguridad energética sobre la descarbonización, mediante la aprobación de nuevos desarrollos de combustibles fósiles en casa. De hecho, al menos tres nuevos desarrollos de petróleo y gas o carbón han sido aprobados por el gobierno del Reino Unido desde la COP26.

Objetivos climáticos basados ​​en datos

Las nuevas mediciones y la base de las nueves leyes sobre el clima “se basan en la tecnología blockchain para desarrollar objetivos climáticos alineados con datos medibles y para realizar un seguimiento de ellos a lo largo del tiempo y a través de las fronteras. De hecho, el blockchain se basa en la gobernanza y el almacenamiento de datos descentralizados”, según el portal Climatetrade. Además, dado que todos los datos almacenados en blockchain son inmutables, permite una trazabilidad completa en todas las transacciones.

Todas las soluciones que intentará implementar la ley británica de descarbonización se basan en la infraestructura blockchain, lo que respalda los “esfuerzos de transparencia e informes ESG de las empresas y garantiza el impacto real de sus actividades de compensación de carbono.”

Así pues vemos que cuando el Estado no se esfuerza lo suficiente o no es lo suficientemente rápido para imponer las nuevas agende verde globalista, las ONG (muchas de ellas de grandes filántropos multimillonarios, o financiadas mediante “donaciones” por grandes fondos de inversión) y el aparato judicial, espolean y sirven de animador para aplicar las medidas de la agenda 2030. La separación de poderes funciona y ahora los británicos que no reformen su vivienda para hacer de ella un espacio “inteligente”, es decir que no dejen que el control social entre a sus domicilios, irán a prisión o tendrán que aflojarse el bolsillo.

Fuentes

mpr21.info

Comercio climático

El blanqueamiento del Estado por las religiones políticas

Muchos antropólogos han definido como característica esencial de la especie humana la de proyectarse, más allá de su extinción personal, como una especie trascendente y religiosa. Los primeros vestigios de cultura de la especie “homo” son diversas formas  de enterramiento que atestiguan lo primario de este impulso.

Esta tendencia elemental del animal consciente de su finitud, para dar un sentido y una certeza a su vida concreta y temporal ante la infinitud y desconocimiento del mundo natural, dio pie a la constitución de cánones simbólicos que fundamentalmente sacralizaban los usos y costumbres del grupo social, recogiendo un ethos identitario que daba estabilidad a la comunidad, a la par que permitía una interactuación con las fuerzas naturales aún desconocidas, con rituales (de fecundidad, de buena caza, de sanación, etc.) seguramente coordinados por individuos carismáticos que hacían las veces de mediadores mágicos (gurús, médiums, curanderos, etc.). Los trabajos de campo antropológicos en comunidades aisladas sin contaminación civilizatoria parecen avalar este planteamiento.

Como siempre, la presencia de estructuras de Poder institucionalizadas con el desarrollo de la división en clases, vinieron a agenciarse de estas tendencias y a pervertir a su favor el mundo simbólico sacralizado, constituyéndose en casta sacerdotal carismática que interactuaba con el ente divino, haciendo de la Religión una parte más de la dominación Política.

Desde este punto de vista, podríamos decir que en las sociedades jerarquizadas toda religión es una forma de religión política, dado que entra dentro de la imposición ideológica de las elites al pueblo, creando una divinidad a medida de sus intereses de control social, apoyados en fastuosos rituales y complejos entramados de explicaciones cósmicas, donde se acomplejaba y empequeñecía al individuo, supeditándolo sumisamente a los intereses de los poderosos.

Pero el concepto de religión política, tal como se usa actualmente, no puede generalizarse tanto, apelando simplemente al interés que saca el Poder del “opio” religioso. Es necesario, además, que los conceptos que conforman el imaginario simbólico  se encarnen en figuras políticas o sociales, y que se veneren con el mismo entusiasmo y devoción que las religiones tradicionales[1]. Y para ello, requisito previo es que el individuo ya forme parte de una sociedad de masas y urbanita, uniformizada por la escuela pública, el cosmopolitismo y la industria, que reduzca en alto grado su capacidad reflexiva y que sea muy impresionable vía sentidos y emoción, con una mentalidad infantilizada y gregaria: el ciudadano. Volveremos sobre ello más adelante.

La experiencia religiosa es cautivadora. Al ser omnicomprensiva reduce mucho la angustia existencial, genera unos lazos intensos con la comunidad de fieles, orienta el comportamiento dando un código ético y, sobre todo, tiene grandes atractivos para los dirigentes: es un potente revulsivo para la acción (la Fe mueve montañas). Además, al ser emotiva y “visceral”, es fácilmente manipulable con los elementos fastuosos de la propaganda y difícilmente rebatible, porque las creencias son infalsables.

En tiempos premodernos, el maridaje entre poder político y poder religioso muchas veces terminaba con el endiosamiento de los gobernantes[2], pero desde la época contemporánea, con el agotamiento de la fórmula de gobernar del Antiguo Régimen, el desarrollo del conocimiento del mundo natural y la nueva manera mecanicista de pensar, que desde el racionalismo cartesiano había expulsado de la naturaleza a Dios, el Poder estatal cambió su discurso metafísico de autojustificación y, usando como chivo expiatorio las viejas estructuras eclesiásticas, presentó un nuevo Corpus simbólico lleno de conceptos etéreos que buscaba trasladar la experiencia religiosa trascendente a contenidos terrenales e inmanentes, como Razón, Progreso, Libertad[3].

Ahora se trataba de entusiasmar al pueblo con el Dios republicano, igual de sádico, imperialista y tiránico que el del Antiguo Testamento, que demandaba su tributo de sangre y de devotos para llevar a cabo sus planes de expansión e imposición. Por eso Voltaire reconocería impúdicamente que si “la idea de divinidad no existiera, habría que inventarla”.

La Revolución Francesa inauguró esta nueva forma de “hacer política” de la Modernidad, blindándose de toda crítica gracias a la sacralización de unos Principios generales, y por tanto vacíos, que se definían por vía negativa, es decir, postulándose como lo contrario de toda la estructura anterior, una religión política que anatemizaba a todos los que se opusieran a sus verdaderos proyectos liberticidas, militaristas y recaudatorios al tildarlos simplemente de “catolicistas ultramontanos”[4].

Esta religión política que divinizaba la Libertad republicana (el famoso cuadro de “La libertad guiando al pueblo” de Delacroix) posibilitó el salto cualitativo en el desarrollo de las estructuras estatales, unificando el territorio, imponiendo el francés como lengua única y asentando las levas por conscripción que permitieron al Estado francés alimentar sus guerras imperialistas, expandiéndose por Europa y África y sacando provechosos botines de guerra.  

La Libertad se convirtió así en el primer símbolo secular sacralizado, y todavía sigue siéndolo  hoy por los sistemas políticos actuales. Se inauguró también el manido recurso de apelar a la idea de que la “Libertad” siempre está en peligro, y hay que protegerla, con más leyes, más policía, más cárceles y más escuelas adoctrinadoras, o sea, más Estado. Pronto, todos los Estados europeos copiaron en sus hojas de ruta la exitosa fórmula liberal francesa para llevar a cabo sus “revoluciones pasivas”, y ese “discurso de la libertad” permitía captar adhesiones para exterminar con total impunidad a los movimientos refractarios a la pérdida de soberanía comunal que todavía se mantenían en amplias zonas, especialmente en el sur europeo. La continua guerra civil en el Estado Español (guerras carlistas, movimientos cantonalistas, revueltas antiquintas, etc.) que duró todo el siglo XIX y el primer tercio del XX, fue buena muestra de ello.

Esta nueva manera de dominar por el pensamiento tuvo como efecto el aumento de los instrumentos  del control mental de la sociedad. El sistema de adoctrinamiento de las masas sufrió así un cambio sustancial, y tanto la prensa como, sobre todo, la escuela pública, fueron los mecanismos de difusión que conformaron el pensamiento único del catecismo liberal de manera más efectiva que el vetusto sistema del sermón dominical de antaño.

Muestra de la eficacia del nuevo sistema de instrucción pública y de la prensa “libre”, con su inculcación del amor a la Patria, fue la carnicería de la I Guerra Mundial, que diezmó literalmente a la población masculina europea y que fue alimentada y estimulada desde las escuelas, universidades y periódicos de cada país contendiente[5].

Sin demorarnos en detallar la sacralización de las figuras políticas del Partido, la raza o la Patria que los totalitarismos de derecha o izquierda hicieron en los años 30, ya profusamente analizadas (véase nota 1), ahora nos toca analizar de qué manera se ha implementado la embriaguez de la experiencia religiosa para sostener a las sociedades descreídas contemporáneas, en lo que vamos a denominar “Religiones Políticas de segunda generación”, porque no se beatizan figuras directamente vinculadas al Poder, sino otras que indirectamente sirven para reforzar la maquinaria del Estado y sus intereses estratégicos.

Tras la II GM, las clases mandantes occidentales volvieron a tirar de archivo para recomponer su cada vez más desvencijado sistema. De nuevo, la experiencia francesa revolucionaria les dio la solución para la reestructuración  moral de los Estados en la Europa de posguerra, con el beneplácito yanki. Al igual que en 1789, para distanciarse de los horrores a los que se asoció la dominación nazi[6],  la configuración del ideario simbólico en las sociedades occidentales de postguerra se hicieron en contraste con la ideología totalitaria de las potencias vencidas del Eje ítalo-alemán y del nuevo enemigo a las puertas, la Unión Soviética.  El nuevo Estado del bienestar europeo, al calor de la financiación interesada del Plan Marshall, incluyó en su ideario político, los conceptos “libertad, diversidad, e igualdad” como principios rectores en el preámbulo de sus constituciones políticas y agendas culturales[7] que definirían la mentalidad típica de ciudadano medio bienpensante. El único problema era que todos estos conceptos seguían están vacíos, y se llenaron a gusto del Poder, según sus intereses estratégicos y políticos de ingeniería social. Actualmente, esos intereses pasan por la feminización del ámbito laboral, por la apuesta por el “gran recambio” étnico-cultural y por la esterilización y asexualización de las nuevas generaciones, acentuando el invierno demográfico. Las nuevas religiones políticas han subido a los altares seculares a la mujer, al inmigrante y al homosexual, como encarnaciones de símbolos sagrados a los que hay que proteger y promocionar, y cuya entronización no puede ser cuestionada ni discutida,  bajo el anatema de “machista”, “xenófobo” u “homófobo”, lo que, en general, se resume con una etiqueta: “facha”.

De poco sirve exponer que el régimen nazi, o aquí el franquista, incorporaron profusamente a la mujer al trabajo, que las Secciones de Asalto, al igual que la Sección Femenina, eran reservorios homosexuales o que tanto Franco como Hitler incorporaron a sus ejércitos a musulmanes y negros, sufragando jugosamente a los países africanos por su inestimable apoyo. Por mucha documentación que se aporte, las creencias fideístas están libre de refutaciones.

Las razones por las que la maquinaria propagandística de creación de conciencia incide tanto en la santísima trinidad  “mujer-inmigrante-homosexual” estriban en la nueva reestructuración estratégica que los desgastados Estados europeos han  decidido asumir. La baja productividad y el invierno demográfico de la población, unidos al coste de su sistema de subsidiarización, les hace estar desde hace tiempo en bancarrota, además de perder fuelle en la escena internacional de rapiñas por el reparto del pastel. Los constantes varapalos que desde el final de la II GM han sufrido las potencias europeas en sus áreas de influencia (actualmente Níger, en el área francófona africana) son ejemplo de la clara debilidad que presenta su estructura política, productiva y social. Para mejorar los ratios, los Estados europeos necesitan renovar su desilusionado parque de fuerza laboral y ciudadana con savia nueva, estimulada y motivada en salvar a la Patria, bien sea en la campaña de la producción, como en la campaña militar: aquí radica el interés por la incorporación total de las féminas a la producción, que si bien ya existía en gran porcentaje, la idea de vender esta operación como “liberadora” y “progresista” le daba un punto de motivación en su dedicación y esmero para las tareas asalariadas.

Igual pasa con los inmigrantes que, fascinados por las infraestructuras de subsidiación y de consumo, pueden mejorar los índices de productividad del envejecido y desilusionado obrero medio nacional. Por lo que respecta a los homosexuales, qué mejor ciudadano que el gay consumista y desenfadado, preocupado por la moda y su vida nocturna promiscua, para  ocupar los puestos del sector servicio de trato con el cliente.

Pero además, hay una ventaja añadida en la promoción divinizante de estos tres prototipos que las religiones políticas difunden sin descanso, y es el aumento de la crispación dentro de las clases populares[8]. El Estado medra con  la balcanización social, cuanto más caos, más demanda de orden, y por tanto es una justificación de la violencia institucional que lo imponga. La descarada perturbación de la igualdad jurídica que se introdujo con la LIVG, con la inversión de la carga de la prueba en favor de la mujer, junto con las subvenciones otorgadas a las denunciantes estimulando así el aumento del enfrentamiento y la incitación de desencuentros; el choque de civilizaciones, que constantemente se sufre en los barrios populares donde recalan las gentes inmigrantes con sus nuevas costumbres no siempre enriquecedoras, y las campañas de “educación” sexual que se imparten en los colegios entre niños y niñas aun sin despertar su “conciencia” hormonal, promocionando la asexualización en el deseo amoroso y, por tanto, la incitación a las experiencias homosexuales como algo guay y liberador (salir del armario), hacen que se genere recelo, repudio y rechazo en el seno de las gentes sencillas hacia esos sectores a los que se les da ventaja, lo que retroalimenta la visión sobre  la zafiedad y retraso del pueblo que la clase media woke tiene en su imaginario.

“Show must go on” cantaba el multimillonario homosexual Freddy Mercury, tan inclusivo en sus bacanales, llenas de prostitutas y prostitutos, que también tenían cabida enanos calvos sobre cuyas cabezas se esnifaba coca. Esto es precisamente lo que hace el Estado del siglo XXI en su huida hacia delante, con la potenciación de estas Religiones Políticas de segunda generación que buscan, como dice su líder coyuntural actual, “no dejar nadie atrás”, es decir, seguir con la integración, que en realidad es un intrusismo en las vidas de las gentes, regulando todo, controlando todo, dominando todo. La frenética actividad de mover el vagón de un tren detenido zarandeándole para generar sensación de movimiento (como el chiste soviético de la era Brézhnev) puede que dé réditos políticos, pero siguen siendo gastos improductivos colosales que, en cualquier momento, llevarán al colapso del erario y al aumento de la dependencia de instituciones internacionales y de su sistema crediticio. El Estado es blanqueado con esa autoencomendada labor mesiánica de reconducir al pueblo extraviado y sin cultura hacia el camino luminoso y bien pertrechado del “Progreso”, y las religiones políticas del feminismo, el multiculturalismo y el “LGTBismo” hacen de blanqueadores en este proceso de reestructuración del ente estatal.

¿Cuánto durará esta ficción disfuncional? Los conflictos entre las figuras divinizadas no han tardado en estallar: mujeres violadas por inmigrantes (el caso espeluznante, tanto por su brutalidad como por su ocultamiento mediático, de la joven en Cherburgo, o los abusos de manadas de jóvenes inmigrantes en el Estado Español, igualmente ninguneadas por la Prensa), “trans” demandados por mujeres al participar en competiciones femeninas, inmigrantes que acusan a mujeres por denuncias falsas para obtener permiso de residencia… En este frankenstein social en que se han convertido las fragmentadas sociedades europeas, lo que se busca es preparar la futura ascensión del “cirujano de hierro”, o posiblemente cirujana, que imponga sin fisuras ni tonterías la Razón de Estado a todo el cuerpo social, con la aquiescencia de la santísima trinidad:  mujer-inmigrante-homosexual.

Jesús Trejo

 Notas

[1] “Fascismo: Historia e interpretación”, Emilio Gentile, pp. 219-247, Alianza. El concepto de religión política comenzó a usarse en la década de los 30 para tratar de englobar el asombroso fenómeno de las catarsis colectivas que se dieron en el nacimiento de los totalitarismos fascista y nazi en Italia y Alemania.

[2] En el Antiguo Egipto, el endiosamiento del Faraón permitía crear un cinturón protector alrededor de su figura que le preservaba de los cuestionamientos populares, al igual que los emperadores romanos o, más adelante, durante la unión entre poder civil y religioso a partir de la figura del Imperator del Sacro Imperio Romano Germánico en la Europa medieval. Eric Voegelin, “Las religiones políticas”, Ed. Trotta, p. 36., hace retrotraer al reinado de Amenhotep III (sobre el 1400 a.n.e.), luego autoproclamado Akhenaton, la primera expresión de Religión Política, entendida ésta como un constructo creado por el Poder político que dota de divinidad a una fuerza natural, inmanente, sobre la que se tiene Poder: el Sol.

[3] Los Enciclopedistas, no tuvieron ningún empacho en endiosar al mismo Estado como Ente omnipotente, omnisciente y proveedor, con la atildada fórmula del “Ser Supremo”, algo de lo que se encargó luego la filosofía de Hegel y la positivista de Auguste Comte en darle un corpus teórico de soporte. Hoy día se mantiene esa idea de que sin Estado no podríamos vivir, como antiguamente defendían los creyentes ante los ateos.

[4] Así ocurrió en la masacre de La Vendée, donde llevando como bandera la primera religión política implementada, el liberalismo anticatólico, se hizo una espeluznante escabechina entre la población campesina, siendo habitual ensartar a niños en las bayonetas, hundir barcazas repletas de campesinos y quemar en hornos a mujeres y niños. “La Revolución Francesa”, Antonio González Pacheco, pp. 160-168.

[5] El papel de la escuela pública en la inculcación del patriotismo aún no ha sido apenas denunciado. “Las drogas en la guerra”, Lukazs Kamienski, p. 467.

[6] El sadismo y las violaciones masivas que los aliados perpetraron entre la población civil europea, no solo entre los vencidos, sino también dentro de los países liberados, ha sido también cuidadosamente escamoteado de la opinión pública. Por no hablar del racismo que países como EE.UU., Francia o Inglaterra mantuvieron dentro de sus fronteras imperiales.

[7] En “La CIA y la guerra fría cultural” de F. S. Sanders, se expone con profusión de datos la injerencia sin tapujos que el Estado norteamericano ejerció en el moldeamiento de la nueva mentalidad europea, desustancializada con el arte abstracto, el rock americano desenfadado y los clichés de la cultura pop, en un proyecto de infantilización mental que preparara a las nuevas generaciones a la aceptación.

[8] Las políticas de discriminación positiva han sido siempre la causa de fricciones y desencuentros entre las clases desfavorecidas. El Estado que más temprano y masivamente implementó medidas de favorecimiento institucional a sectores desfavorecidos fue la India, buscando integrar a la casta de los “intocables” lo que provocó constantes encontronazos, disputas y alta conflictividad social, porque la visualización siempre conlleva el oscurecimiento de otro sector social, igual o peor situado que el promocionado. Ver “La discriminación positiva en el mundo” de Thomas Sowell. El caso más notorio es la famosa “basura blanca” norteamericana, el sector de población igual de empobrecido que los negros pero que se sitúa al margen de las subvenciones por su color de piel, y que fue el soporte principal de Trump en las elecciones del 2016.

BRICS: lo MISMO de SIEMPRE

THE ACORN

La cruda realidad detrás del aparentemente refrescante ascenso de los países BRICS contra el imperialismo estadounidense y europeo se está volviendo cada vez más   evidente .

La evidencia histórica y contemporánea presentada en este sitio en julio no parece haber sido suficiente para frenar el entusiasmo por una versión renovada, moderna, ilustrada y multipolar del NUEVO ORDEN MUNDIAL entre la totalidad de nuestros lectores.

Así que dirigiríamos a estos individuos esperanzados a la declaración BRICS firmada por los estados miembros después de la reciente cumbre en Johannesburgo, Sudáfrica, para recibir una refrescante ducha de agua fría geopolítica.

Para dar una idea de la cuestión, el término “desarrollo sostenible” aparece no menos de 21 veces en el documento e “inclusivo” “integrador” ¡17 veces!

Los nuevos chicos del bloque BRICS se comprometen a “defender el derecho internacional, incluidos los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas como su piedra angular indispensable”, prometiendo así su lealtad a la CRIMINOCRACIA mundial establecida.

Redoblan su apuesta añadiendo: “Reiteramos nuestro compromiso de mejorar y reforzar la gobernanza mundial global”

Así que eso está muy claro –más control global de arriba hacia abajo– e incluso llegan a declarar que esto debería llevarse a cabo de la manera “ÁGIL” recomendada específicamente por Klaus Schwab del FEM en su libro de 2018 Shaping the Future of the Fourth Industrial . Revolución: una guía para construir un mundo mejor

La declaración de los BRICS se hace eco de la insistencia de la mafia industrial mundial globalizada en que los derechos humanos incluyen algo llamado “el derecho al desarrollo”, y que dichos “derechos” deben implementarse y aplicarse “en el nivel de la gobernanza global mundial”

¡No están ocultando su agenda de Estado mundial!

El tema de “reconstruir mejor” encuentra su camino en la declaración, incluso si se evita esa frase exacta, presumiblemente para no alarmar a todos los fanáticos y fanáticas de los BRICS.

Dicen:“Hacemos un llamado a la comunidad internacional para que apoye a los países a trabajar juntos hacia la recuperación económica pospandémica.

“Hacemos hincapié en la importancia de contribuir a la reconstrucción y el desarrollo de los países que salen de un conflicto y hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que ayude a los países a alcanzar sus objetivos de desarrollo”

Y luego añaden:“Buscaremos identificar soluciones para acelerar la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”

No se trata sólo de aplicar, sino de acelerar, y el mismo término aparece en una sección sobre industrialismo, lo cual no es sorprendente, ya que, en realidad, es exactamente lo mismo que “desarrollo sostenible”

La banda de los BRICS declara:“Nos comprometemos a fortalecer la cooperación dentro de los BRICS para intensificar la Asociación BRICS para la Nueva Revolución Industrial (PartNIR) y crear nuevas oportunidades para acelerar el desarrollo industrial…

“Reiteramos nuestro compromiso de continuar el debate sobre el establecimiento del BCIC en cooperación con la ONUDI para apoyar conjuntamente el desarrollo de habilidades de la Industria 4.0 entre los países BRICS y promover asociaciones y una mayor productividad en la Nueva Revolución Industrial” [Banco de Conocimiento Industrial (BCI) es un proyecto del Programa para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial ONUDI]

Así que la “Nueva Revolución Industrial” es otro término para la Cuarta Revolución Industrial; nuevamente, en gran medida la agenda de Klaus Schwab que está muy presente en este caso

El camino del “ desarrollo ” por el que están siendo conducidos los países BRICS es un camino bien  trillado y recontra transitado.

En primer lugar, los proyectos industriales costosos deben definirse como algo bueno, por lo que en este sentido la declaración dice: “Reconocemos que las inversiones en infraestructura apoyan el desarrollo humano, social, ambiental y económico.

“Observamos que la demanda de infraestructura está creciendo, con una mayor necesidad de escala, innovación y sostenibilidad”.

Luego, para pagar esta infraestructura supuestamente esencial, se les anima a abrir las puertas a los parásitos financieros extranjeros y a pedir enormes préstamos a los banqueros mundiales detrás de todo este tinglado de un gran negocio.

Por supuesto, lo expresan de manera un poco diferente:“Reconocemos además que aprovechar los recursos limitados de los gobiernos para catalizar el capital privado, la experiencia y la eficiencia será fundamental para cerrar la brecha de inversión en infraestructura en los países BRICS”

Los intereses que impulsan la agenda de los BRICS son demasiado obvios con la declaración de que “nos oponemos a las barreras comerciales, incluidas aquellas que tienen como pretexto la lucha contra el cambio climático”

Una y otra vez, el programa del Gran Reinicio del Gran Reajuste surge en la declaración emitida por esta alianza de naciones supuestamente nueva e independiente.

“Nos comprometemos a intensificar nuestros esfuerzos para mejorar nuestra capacidad colectiva para la prevención, preparación y respuesta a pandemias globales, y a fortalecer nuestra capacidad para luchar colectivamente contra cualquier pandemia de este tipo en el futuro.

“En este sentido, consideramos importante continuar nuestro apoyo al Centro Virtual de Investigación y Desarrollo de Vacunas de los BRICS.

“Esperamos con interés la celebración de la Reunión de Alto Nivel sobre Prevención, Preparación y Respuesta a Pandemias el 20 de septiembre de 2023 en la Asamblea General de las Naciones Unidas y pedimos un resultado que movilice la voluntad política y el liderazgo continuo en este asunto”.

¿“LIDERAZGO” POR PARTE DE QUIÉN?

Finalmente, debemos mencionar una línea bastante extraña en la declaración que vincula a Covid con la amenaza del “terrorismo”, destacando y subrayando “la necesidad de un enfoque global y equilibrado de toda la comunidad internacional para frenar eficazmente las actividades terroristas, que suponen una grave amenaza, incluso en el actual entorno pandémico”

El documento añade:“Damos la bienvenida a las actividades del Grupo de Trabajo Antiterrorista de los BRICS y sus cinco subgrupos basados ??en la Estrategia Antiterrorista de los BRICS y el Plan de Acción Antiterrorista de los BRICS. Esperamos seguir profundizando la cooperación antiterrorista”.

¡Vamos, amigos BRICS! ¡Este es claramente el mismo viejo sistema que ha estado ejecutando y dirigiendo el espectáculo durante mucho tiempo!

Traducción INFOPOSTA

Razones para decir no al tratado internacional de pandemias

Marta Domènech Flores

Desde hace décadas estamos inmersos en una crisis sistémica; una muestra de ese declive es la degradación política e institucional que vivimos. Es por esto que cada vez vemos con mayor nitidez que la clase política consigue llegar y mantenerse solo cuando no pone problemas a los que mandan. Desgraciadamente en nuestra sociedad […] los partidos que alcanzan el poder, a pesar de sus aparentes diferencias, permanecen alineados a los mismos objetivos y agendas del poder; por eso durante la pandemia hemos vivido un alud de sometimiento, una escalada de pérdida de derechos y libertades, nunca vista desde que estamos en democracia.

Un ejemplo de este avasallamiento y consecuente maltrato a la población ha sido el decreto de confinamiento y de no libre circulación, una decisión que no respondía a criterios epidemiológicos puesto que no había habido precedentes de confinamientos masivos de personas sanas. Aunque muchas personas todavía se crean el relato oficial, es verdad también que en la medida que han ido desarrollándose los hechos y aflorando nuevas contradicciones más personas nos hemos dado cuenta de que las medidas sanitarias que se aplicaron durante la covid han acabado produciendo el efecto contrario, haciendo realidad el dicho popular que ha sido peor el remedio que la enfermedad.

Los datos muestran que, por ejemplo, el confinamiento ha tenido un efecto devastador. A primeros de este año, El Nacional.cat publicó que en 2021 un total de 4.003 personas se suicidaron en España. Explica que ha habido una subida general en todas las franjas y subraya como especialmente preocupante el incremento del número de jóvenes que se han quitado la vida, destacando los adolescentes entre 10 y 14 años: una horquilla de edad en el que el suicidio se disparó un 134%. Por lo que se refiere a los jóvenes entre los 15 y los 29 años, el suicidio es la principal causa absoluta de muerte. 

El confinamiento ha sido demoledor para la infancia. Los niños y las niñas tuvieron menos derechos que los perros viéndose obligados a permanecer en casa encerrados días seguidos, los más pobres en pisos sin balcón ni terraza ni jardín, mientras veían cómo las mascotas salían a pasear varias veces al día. Por no entrar en el obligado lavado sistemático con geles hidroalcohólicos, productos muchos de los cuales contienen elementos potencialmente cancerígenos y que degradan la microbiota dérmica de las manos delicadas como las de los niños y mayores. O por no entrar en los efectos por el uso continuado de la mascarilla que todo el mundo sabía que para los más pequeños supondría, como mínimo, un impedimento para la correcta adquisición del lenguaje y la socialización.

Los propios psicólogos ya han visto que el confinamiento con escuelas cerradas y las sucesivas restricciones han dejado huella en la salud de los menores. Los datos del Departamento de Salud publicados en enero son abrumadores: el 10,6% de los niños de 4 a 14 años tienen probabilidad de sufrir un trastorno de salud mental (el 7,5% en 2019); la cifra se eleva al 13,5% cuando hablamos de niños de grupos sociales más desfavorecidos. Por lo general, han aumentado los problemas de sueño, la demanda de centros de atención precoz, sobre todo por conductas ansiosas. El impacto del confinamiento ha sido severo a partir de estas edades, con un aumento de la adicción a las pantallas, obesidad y trastornos de la conducta alimentaria.

En cuanto a la otra medida de «salud», la implantación del passcovid ha supuesto una auténtica restricción y suspensión de derechos democráticos. Pero no solo ha sido una ilegalidad al igual que el confinamiento por ser inconstitucional y por incumplir el art. 1 de la Carta Europea de Derechos Fundamentos, sino que los propios técnicos del Consejo Territorial de Salud del Estado, organismo creado por el gobierno español para coordinar y asesorar en materia de salud, lo desaconsejaban. Así lo argumenta la asociación Liberum y lo justifica poniendo a disposición del público el informe oficial. Por tanto, si los técnicos de salud no lo recomendaban llegamos a la conclusión de que se implantó como medida de control social. Una decisión política que sirvió para poner el miedo en el cuerpo y para dejar muy claro que el mundo ya no volvería a ser un lugar seguro, que a partir de ahora vendrían más pandemias y que para estar «tranquilos y seguros» habría que ir acostumbrándose a vivir bajo la imposición de una sociedad digital y de controles sanitarios, ambientales, etc.

El clima de alarma social continuada creada por los medios de comunicación con contadores de muertes y afectados con cifras sacadas de contexto, amenazando e insultando a las personas que no querían o no podían vacunarse, dio barra libre a que algunos mostraran sin ningún pudor el dictador que llevan dentro, como por ejemplo en Galicia, donde Feijóo, sin apoyo del Partido Popular, llegó a querer imponer multas de 1.000 a 3.000 euros y en casos graves de 60.000 euros. Según podemos leer en Redacción Médica esta medida claramente discriminatoria solo encontró el apoyo de JuntsxCat, la única formación de la Cámara Baja del Congreso de Diputados que se mostraba partidaria de la vacunación obligatoria.

El miedo al contagio repetido hasta la exageración por los medios y autoridades sanitarias creó un ambiente de pánico en profesionales y usuarios. Durante la pandemia en España fallecieron más de 35.000 residentes. Amnistía Internacional denuncia los horrores que padecieron; los residentes no fueron derivados a hospitales cuando lo necesitaban, sufriendo graves violaciones de derechos humanos. Pese a la gravedad de lo que ocurrió, el 89% de las investigaciones penales de la Fiscalía han sido archivadas, se han cerrado las comisiones de investigación creadas en algunas CCAA y a fecha de hoy no hay declarada ninguna persona responsable.

En Cataluña, según noticia de El Periódico del 16/02/22 fallecieron más de 9.000 residentes. Ante esta tragedia, ERC, JuntsxCat y PSC aprobaron crear un grupo de trabajo, pero eso sí, a puerta cerrada. Que sepamos no se han atendido las reivindicaciones más básicas de las asociaciones de familiares, quienes necesitan saber qué pasó; si hubo negligencias, maltrato y abandono y, en definitiva, saber quién tomó las decisiones y quién es responsable. Quedará para la historia del Estado español y de las CCAA, para vergüenza de nuestra sociedad, la inhumanidad de estos hechos, silenciados por los medios de comunicación a favor de un consenso político de fondo que asfixia la verdad impidiendo los derechos de los familiares a la justicia, la reparación y la paz espiritual. 

La noticia reciente de «resucitar» otra vez la mascarilla debería servir para darnos cuenta de que si no nos posicionamos, impidiendo que nos manipulen, estaremos en una permanente rueda de hámster. Te invito a entrar en Cochrane, un espacio dedicado a recoger la evidencia científica más actual. En su web dice: «No hay seguridad sobre si el uso de mascarillas médicas o quirúrgicas (N95/P2 o FFP2) ayuda a frenar los virus respiratorios según los estudios evaluados». En el mismo sentido el Dr. Joseph Ladapo, jefe del Departamento de Salud y cirujano general del estado de Florida ha informado en rueda de prensa que, tras realizar dos ensayos clínicos aleatorios, se ha demostrado que no existe evidencia científica de calidad que justifique su uso. 

El empleo continuado de mascarilla, además de las patologías físicas que conlleva (problemas oftalmológicos, dermatológicos, respiratorios, etc.), es una potente herramienta de control social. Los políticos que actualmente «dicen» estar interesados por el medio ambiente, deberían informarse sobre huella ecológica de las medidas que recomiendan. National Geographic a principios de 2021 informó de que se estaban usando 65.000 millones de guantes y 129.000 millones de mascarillas cada mes, lo que equivale a 3 millones de mascarillas por minuto. Las mascarillas no son biodegradables, mayormente están fabricadas de polipropileno, un material que permanece en el medio ambiente durante décadas. Como los gobiernos no han gestionado su eliminación, hoy se encuentran en todos los lugares del planeta, incluso en los océanos.

Por si no tuviéramos suficiente con la mascarilla, en Cataluña, el conseller Balcells nos acaba de «invitar» de nuevo a la vacunación. Podríamos responder al conseller de Sanidad que ya tenemos suficiente con los efectos adversos de la última vacuna que nos recomendaron: El diario Público informa que el Ministerio de Sanidad reconoce que, hasta diciembre de 2022, se habían reportado 84.650 notificaciones de efectos adversos, 14.003 considerados graves y 500 desenlaces mortales en España. En el mismo artículo el Dr. Esteban García Porrero, Premio Nacional Medicina Siglo XXI y responsable de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del Hospital de León, nos hace ver que estas cifras son claramente a la baja; según este médico: «Es inédito que después de una pandemia en la que se ha vacunado a casi la totalidad de la población, no se hayan empezado a estudiar todavía los efectos secundarios. No se están recogiendo datos. A la gente que ingresa con un cáncer no se le pregunta cuántas dosis se puso».

Aunque lo dicho ya es bastante grave de por sí, las cifras podrían ser todavía más altas. Nines Maestro, licenciada en Medicina y Cirugía, ex diputada de Izquierda Unida, ha denunciado los datos de sobremortalidad que aparecen en el Observatorio de Monitorización de la Mortalidad del Instituto de Salud Carlos III. Miles de muertos que se han producido sin que se sepa la causa; para visibilizar esta situación a la que el gobierno español no da explicación se ha creado: www.rompeelsilencio.es

Ya a finales de 2022 Diario16 se había hecho eco de este hecho. En una entrevista Rafael Cascón Porres, ingeniero de la Universidad Politécnica de Madrid y miembro del grupo específico que asesoraba a la Comunidad de Madrid, explicaba que se iban acumulando los días con datos de exceso de número de muertes y que sorprendentemente estas muertes no esperadas eran el doble de las que habían muerto por covid.

¿Cómo se puede guardar silencio frente a los datos de sobremortalidad? ¿Es posible que haya médicos a los que no se les ocurra relacionar determinadas enfermedades o muertes con la vacuna, cuando saben que el producto ha sido experimental y que la gente se vacunó en un ambiente de pánico colectivo bajo la presión de los medios de comunicación y la coacción del Estado y las CCAA? ¿Por qué el sistema de alerta amarilla de Cataluña, que permite recoger los datos de efectos adversos de medicamentos, estuvo inoperativo durante meses? Por otro lado, si es normal que se retiren productos de alimentación cuando existen incidencias de intoxicación, ¿cómo se ha permitido llegar a estas cifras sin haber retirado a los primeros indicios el producto del mercado? ¿Cómo se explica que el Estado, que predicó que eran tan «necesarias, seguras y eficaces» ahora no lleve ante los tribunales a los responsables de los laboratorios? ¿Cómo las autoridades siguen instaladas en la estrategia de vacunación contra la covid cuando se ha visto que ni protegen, ni son seguras ni eficaces? ¿Cuánta más gente debe sufrir las consecuencias de esta manipulación?

Un sufrimiento que desgraciadamente la gente debe vivir en silencio por la incomprensión del sistema sanitario y de la sociedad en general. Así lo explica la periodista y licenciada en Derecho Bea Talegón en «Te podría pasar a ti». Este artículo habla de APAVaC19, una asociación de personas que se vacunaron porque confiaron en que las vacunas eran «seguras y eficaces» y que ahora estan viviendo un auténtico calvario ya que la vacunación ha cambiado su vida drásticamente. Si quieres escuchar el testimonio de algunos afectados, te recomiendo, también de Bea Talegón, la entrevista «APAVaC19: afectados por las vacunas». Como inmediatamente verás, algunos de los casos son realmente impresionantes y, pese a la gravedad, han tenido que sufrir la incredulidad por parte de sus médicos, ya que estos no han querido relacionar los problemas que tienen con los efectos de las inoculaciones y, de hecho, a muchos les han derivado a psiquiatría. Después de más dos años con sus vidas destrozadas piden ayuda para que lo que les ocurre sea reconocido, para recibir el tratamiento adecuado y para que los médicos notifiquen sus casos y de esta forma puedan sean investigados. ¿Pero en manos de quién estamos?

Tal y como muchos lo vemos, estamos en manos, entre otros, de la Comisión Europea (CE), organismo en claro declive institucional, ético y moral. Actualmente está presidida por Ursula von der Leyen, representante del PP europeo y propuesta por Macron, quien pasará a la historia como la presidenta del Pfizergate. El 14/10/22 Diario 16 recogió el informe del Tribunal de Cuentas Europeo que afirmaba que von der Leyen, al frente de las negociaciones, había comprado 80.000 millones de dosis por 171 mil millones de euros y preguntaba que si la población de ciudadanos europeos en 2021 era de 447 millones (tocaría a 178,9 dosis por persona) ¿para quiénes eran tantas dosis? El informe también recogía que en ese momento Francia ya había tenido que echar 3,6 millones de dosis a la basura y que había otros 1.100 millones más que también deberían tirarse, y concluía si esto no era una muestra de abuso de poder y de malversación de fondos públicos.

Von der Leyen, que es quien en teoría debe defender los intereses de los países miembros al frente de la negociación con la BigPharma, negoció el contrato más millonario de la historia sin cumplir con los estándares administrativos de la comisión, vulnerando las normas en el proceso de adquisición de las vacunas de Pfizer, por no hacer pública la documentación de la negociación. Una compra de vacunas basadas en unas tecnologías que no tienen trayectoria de investigación científica; sabiendo esto, von der Leyen promovió su adquisición con el argumento de que eran la «única solución» y facilitó que el contrato tuviera cláusulas secretas y que se eximiera a las farmacéuticos de la responsabilidad de futuras reclamaciones civiles por los efectos adversos.

Mientras incansablemente se nos repetía que la vacuna era «la única solución» y los medios manejaban los contadores de muertes de manera interesada y chapucera, en el mercado para luchar contra el SARS-CoV-2 ya existían otras soluciones. Una de ellas es la ivermectina; según explica la Dra. Karina Acevedo, investigadores de la Universidad Monash (Australia).

Pero no seamos inocentes. ¿Cómo puede compararse el negocio de los 171 mil millones de euros, más los interesantes beneficios provenientes de otras empresas que surgieron gracias a las medidas aplicadas (PCR, test de antígenos, mascarillas, guantes, respiradores, pantallas protectoras, hidrogeles…) que beneficiaron a tantos amigos, familiares de políticos y demás, con un medicamento, por ejemplo, como la ivermectina? De haberse aplicado desde el principio, hubiéramos podido salvar muchas vidas y no se hubiese tenido que exponer a la población a experimentos tan innecesarios como peligrosos, pero eso no lo podían permitir en modo alguno, por la sencilla razón de que este fármaco ya ha perdido la patente y, por tanto, no se le puede sacar rendimiento económico. ¿Y para qué quieren las pandemias sino para sacar beneficios? Por este motivo, casi de inmediato las agencias de «verificación de información» como Maldito Bulo, Newtral, etc., que tanto gustan a los políticos y a la gente que va por la vida creyendo «estar bien informada», empezaron a intoxicar las redes sobre los peligros e inconveniencias de la ivermectina logrando disuadir y poner en contra de su uso a médicos y usuarios. El mismo procedimiento de censura se aplica por sistema al dióxido de cloro, a la ozonoterapia y a cualquier otro producto o terapia que pueda competir con los tratamientos oficiales.

Volviendo a la Comisión Europea y a Ursula von der Leyen, semanas más tarde del escándalo que hemos comentado líneas atrás le estalló otro: el de la controvertida financiación de su esposo. El portal Lecourrier-du-soir.com en octubre de 2022 había revelado que el laboratorio Orgenesis, en el que su marido es uno de los directores ejecutivos, había sido seleccionado casualmente para un proyecto de 320.000 euros financiados por la UE. El citado proyecto estaba destinado al centro de terapia génica de la Universidad de Padua  casualmente encargado de desarrollar tecnología ARN mensajero.

Meses más tarde, el 25/02/23, el propio New York Times es quien ha llevado a los tribunales a Von der Leyen también por la falta de transparencia en los mensajes privados que intercambió con el CEO de Pfizer, Albert Bourla. En el artículo de Diario 16 que lo explica encontramos una nueva información que deberíamos leer dos veces:«Eso mismo le pasó a Ursula cuando era ministra de Defensa de Alemania, y se abrió una investigación por sus mensajes privados con directivos de compañías armamentísticas con las que el gobierno alemán firmó contratos millonarios».

En este deterioro monumental del sistema político e institucional actual, también se encuentra la OMS, la encargada de cuidar de la salud mundial. Si todavía conservas la inocencia te recomiendo el documental de Documentos de La 2 de RTVE: «OMS, ¿En quién confiar?». Un magnífico trabajo, hoy políticamente incorrecto, que explica cómo desde su fundación se ha ido privatizando hasta comprometer totalmente su independencia. Hoy la OMS recibe por dos vías donaciones privadas de la Fundación Bill & Melinda Gates. En cuanto a las farmacéuticas, ya solo en 2016 recibieron 90 millones de dólares de los principales fabricantes de vacunas. Lo más sorprendente es que los que más reverencian sus consejos (ministros, consejeros…) son los que más saben de primera mano que la OMS, al igual que las Agencias del Medicamento, llevan muchos años arrastrando escándalos por soborno, corrupción y puertas giratorias. Es el caso del exdirector del Programa de Medicamentos de la OMS, Germán Velásquez, que en una entrevista en la Cadena Ser en 2016 reveló que tuvo que pedir protección por recibir diversas agresiones y amenazas de muerte, simplemente por querer liberar los medicamentos esenciales de las respectivas patentes.

Como pequeño apunte no podemos pasar por alto que Tedros Adhanom Ghebreyesus, actualmente director de la OMS y casualmente propuesto por Bill Gates, encontró una fuerte oposición por parte del gobierno etíope antes de aceptar el cargo. Según afirma David Steinman, economista nominado al premio Nobel de la Paz en 2019, en la denuncia que presentó ante la Corte Penal Internacional de La Haya, afirmó que cuando Tedros fue ministro de Salud (2005-2012) y uno de los líderes de las fuerzas de seguridad etíopes (2013-2015): «Fue uno de los que tomaron decisiones cruciales en relación con las acciones de los servicios de seguridad que incluyeron matar, detener arbitrariamente y torturar a etíopes”.

Otra denuncia que revuelve el estómago y de la que tampoco sabemos si se han dirimido responsabilidades es la publicada por France 24 el 29/09/21, que informaba que durante los años 2018 y 2020 al menos 21 empleados de la OMS habían sido sospechosos de haber cometido 80 casos de abuso sexual en la República Democrática del Congo, en momentos en los que el país estaba combatiendo una emergencia por brotes de ébola.

Parafraseando el documental de La 2 de RTVE: ¿En quién podemos confiar? ¿En una agencia que desde hace décadas está rodeada de escándalos más propios de la mafia que de una agencia que trabaja para la salud, como el caso de Velásquez o los de sus propios trabajadores? ¿Podemos confiar en su director que, además de tener un pasado oscuro, ha pasado en el cargo una legislatura de cinco años, sin corregir o siquiera denunciar las situaciones descritas?

Sin embargo, después de lo sufrido por la sociedad en general y la distopía de salud vivida, de nuevo con la excusa de la «salud», de estar «mejor preparados y coordinados» ante futuras pandemias (virus, calentamiento global…), la CE ha propuesto a la OMS para liderar la puesta en marcha de la reforma del marco jurídico internacional en la que se basa la arquitectura mundial de emergencias sanitarias, que se concretará con el Tratado Internacional de Pandemias. De aprobarse este tratado tal y como tienen previsto en mayo de 2024, se otorgarían poderes únicos de emergencia a la OMS y se concentrarían en la figura de su actual director. Esta agencia pasaría de hacer recomendaciones a ordenar medidas de obligado cumplimiento por los 194 países miembros y por tanto sus decisiones tendrían una repercusión mundial.

La agencia podría imponer el uso de mascarillas, pruebas PCR, la administración de vacunas i/o determinados medicamentos, confinarse o marcar limitaciones en los desplazamientos bajo el control de certificados digitales, etc. (Casualmente se acaba de anunciar que Bill Gates promueve un nuevo sistema global de identificación digital que podría sustituir al DNI). En caso de aprobarse, la OMS ostentaría suficiente poder para imponer el control y la censura de la información cada vez que creyera amenazados los objetivos de bioseguridad de su agenda.

La modificación del marco jurídico se basa en el principio «One Health», concepto que de entrada parece muy positivo porque conecta la salud de las personas, los animales y el planeta, pero que no es más que la retórica engañosa a la que nos tienen acostumbrados. Lo cierto es que una vez aprobado el tratado sus decisiones podrían afectar al equilibrio de los ecosistemas y alterar los medios de subsistencia, las vidas, la salud y los derechos humanos de personas de todo el mundo. Una auténtica dictadura tecnológica de bioseguridad de la cual la experiencia que hemos vivido durante la pandemia de restricción de derechos y libertades y manipulación ha sido solo el primer capítulo.

A pesar de la trascendencia mundial de lo que se pretende aprobar, se está orquestando con opacidad a través de la CE y la OMS, dos organismos que casualmente están fuera del control democrático ya que sus cargos no pueden ser escogidos democráticamente sino que son puestos a dedo. Llama la atención que tratándose de un tema tan fundamental la Europa de los «derechos» no tiene prevista ninguna consulta ciudadana al respecto.

Una de las pocas objeciones presentadas a este tratado es que su firma comportará una pérdida de soberanía nacional. Para evitar este reproche, el gobierno de Sánchez decidió a través de la Presidencia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) destinar unos 28,7 millones de euros a la construcción de un laboratorio específico de máxima seguridad para la investigación de virus contagiosos entre humanos y animales. Casualmente ha ganado el concurso el grupo Actividades de Construcción y Servicios (ACS) de Florentino Pérez. (14) Florentino, el mismo de la operación Castor, que iba a hacer el depósito de gas natural más grande de España pero que ha terminado siendo una ruina para las arcas públicas; sin embargo, recibió la generosa indemnización de 1.700 millones de euros que pagaremos en la factura del gas hasta 2044. Florentino a día de hoy tiene abierta una denuncia por delito contra el medio ambiente con riesgo para las personas del norte de Castellón y el sur de Tarragona.

Dada la calidad humana y moral que podríamos calificar como mínimo de inquietante de las personas que hoy están a la cabeza de estas instituciones y proyectos, es inevitable que nos preguntemos si este laboratorio será de los de ganancia de función. Natalia Prego Cancelo, médica especialista en medicina familiar y comunitaria nos explica en la entrevista que te anexo debajo que con muchas probabilidades el virus de la covid-19 ha sido creado en un laboratorio como los de Wuhan, como muchos de los que hay en Ucrania y en otros países. Nos explica que con la excusa de proteger a la población y a la naturaleza, pagados por los propios gobiernos, se han creado estas instalaciones para aumentar la función de determinados microorganismos que es la de infectar. Estos laboratorios aumentan la virulencia y agresividad de los microorganismos, por eso la covid-19 ha tenido consecuencias muy graves en personas con su sistema inmunitario o terreno ya afectado por problemas subyacentes. Añade que en estas instalaciones se crean verdaderas armas biológicas.

Ante estas afirmaciones gravísimas, es lógico que nos preguntemos cómo hemos podido llegar aquí. ¿Cómo consentimos que se malgaste el dinero público en laboratorios que pueden aumentar los peligros en el mundo, cuando lo que deberíamos hacer es exigir que desmantelaran los actualmente existentes? ¿Cómo ante tanto destrozo pueden continuar los políticos como si nada hubiera pasado y dormir tranquilos? Cada vez somos más las personas que pensamos […] hay que denunciar la corrupción hoy instalada en el corazón del propio sistema, evidenciada por el alto número de médicos, miembros de comités, directivos de hospitales, incluso pediatras, que ensucian la profesión médica y científica, al percibir complementos económicos de los propios fabricantes de vacunas y de los medicamentos que recomiendan a los pacientes.

Ya son demasiadas veces que desde la CE se negocia en secreto […] y que se producen casos de malversación sin que exista ninguna responsabilidad. En cuanto a la OMS, deberíamos superar la idea de aquella institución que se creó con nobles intenciones y darnos cuenta de que del pasado no queda nada, ya que actualmente está financiada por fuertes intereses privados de la BigPharma, que justamente es la principal interesada en que haya enfermedades y proliferen las pandemias en el mundo. Estas instituciones hace tiempo que no trabajan por el bien común, están al servicio de los objetivos de las grandes corporaciones y de millonarios como Bill Gates que juegan a dominar el mundo. En este contexto, mediante un acuerdo con la CE y la comisaría de salud Kyriakides (casualmente propuesta por Ursula van der Leyen) los datos del passcovid de la UE se adaptarán para  el nuevo certificado covid de la OMS, acuerdo que vulnera totalmente la protección de nuestros datos con el objetivo de condicionar nuestras libertades bajo un totalitarismo tecnocrático.

Por todo esto y otras muchas cosas, no vemos nada más contrario a la salud y a la libertad de los pueblos de la Tierra que el Tratado Internacional de Pandemias. Estamos ante un reto importantísimo; de no hacer nada, la firma de este tratado supondrá la instauración de una tecnocracia que al servicio de una falsa bioseguridad eliminará totalmente la libertad de expresión y acabará con las democracias del mundo. Es tiempo de decir no a este tratado, de denunciar la opacidad y totalitarismo de la CE y de la OMS, es tiempo de importunar a los políticos… de hacer pedagogía, de aceptar ir de la mano de organizaciones diversas para defender nuestros derechos y libertades ante los abusos de poder, vengan de quien vengan. También es tiempo de tomar la responsabilidad de nuestra salud, de conocer otras formas de curarnos, de aprender a cuidarnos de forma más preventiva, natural, solidaria y no agresiva, en beneficio propio, de nuestro entorno social y del planeta.

REFERENCIAS

  1. Suicidios de menores y jóvenes:
https://www.elnacional.cat/ca/salut/preocupants-dades-suicidis-menors_976116_102.html
  1. Trastornos mentales de la pequeña infancia:
https://www.social.cat/noticia/16475/els-psicolegs-observen-mes-irritabilitat-ansietat-i-canvis-del-son-en-la-petita-infancia-a
  1. Imposición de multas  de Feijóo a no vacunados:
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2021/02/24/60355919fdddffc2b78b4615.html
  1. Apoyo de JuntsxCat a Feijóo para imponer multas a no vacunados:
https://www.redaccionmedica.com/secciones/parlamentarios/vacuna-covid-multa-unico-apoyo-feijoo-madrid-junts-5712
  1. Amnistia Internacional denuncia la vulneración de derechos humanos en residencias de gente mayor durante la covid-19:
https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/espana-residencias-ene22/
  1. El Parlamento abre una comisión a puerta cerrada para investigar los muertos en residencias en Cataluña:
https://www.elperiodico.cat/ca/societat/20220216/parlament-investigacio-cataluna-residencies-morts-covid-13246559
  1. Cochrane, espacio de evidencia  científica:
https://www.cochrane.org/es/CD006207/ARI_las-medidas-fisicas-como-el-lavado-de-manos-o-el-uso-de-mascarillas-detienen-o-renan-la-propagacion
  1. Mascarillas contaminan el planeta:
https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2021/04/como-impedir-que-las-mascarillas-contaminen-el-planeta
  1. Informe de efectos adversos y muertes reportadas del Ministerio de Sanidad:
https://www.publico.es/sociedad/informe-sanidad-recoge-14000-efectos-graves-500-desenlaces-mortales-vacunas-covid.html?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=web
  1. «Te podria pasar a ti», de Bea Talegon:
https://www.elnacional.cat/ca/videos/bea-talegon-passar_1041867_102.html
  1. Entrevista afectados por las vacunas
https://beatalegon.tv/video/entrevista-apavac-19-afectados-por-las-vacunas/

Escándalo Pfizergate:

  1. https://diario16.com/escandalo-pfizergate-el-tribunal-de-cuentas-europeo-afirma-ante-el-parlamento-la-vulneracion-de-las-normas-en-la-adquisicion-de-las-vacunas-de-pfizer-al-no-presentar-ninguna-documentacion/
  2. Determinación de la efectividad del dióxido de cloro oral en el tratamiento de la covid-19:
https://classic.clinicaltrials.gov/ct2/show/NCT04343742
  1. Aplicación complementaria de la  solucion salina ozonizada en pacientes moderados y severos con neumonía covid-19. Eficacia y tolerabilidad:
https://www.preprints.org/manuscript/202006.0233/v1
  1. Documental: «Oms, ¿En quien confiar?»:
https://www.rtve.es/play/videos/documentos-tv/documentos-tv-oms/4839603/
  1. Entrevista a Germán Velásquez, exdirector del Programa de Medicamentos de la OMS:
https://cadenaser.com/ser/2016/06/16/sociedad/1466079742_072124.html
  1. Denuncia al director de la OMS:
https://elamerican.com/director-oms-enfrenta-cargos-genocidio/?lang=es
  1. Casos de abusos sexuales de trabajadores de la OMS:
https://www.france24.com/es/video/20210928-informe-revela-m%C3%A1s-de-80-casos-de-abusos-sexuales-en-r-d-congo-y-vincula-a-personal-de-la-oms
  1. El Gobierno español adjudica laboratorio contra pandemias a ACS de Florentino Pérez:
https://www.vozpopuli.com/economia_y_finanzas/gobierno-adjudica-laboratorio-contra-pandemias-acs-28-millones-fondos-ue.html

¿Por qué los “antiestatales” siguen apoyando al Estado y a los políticos que quieren gobernar?

“Tenía suficiente inteligencia para abrir la boca cuando quería comer, pero desde luego no más”.

~ P.G. Wodehouse

Una vez más, me parece necesario escribir sobre la locura de los llamados partidarios de la libertad (o cualquier otra persona) que voluntariamente deciden seguir promoviendo a políticos para cargos políticos, como si mantener vivo este sistema atroz y malvado con la “esperanza” de que esta vez funcione, fuera una opción viable. Cada elección trae supuestos individuos y grupos antiestatales haciendo campaña por su(s) candidato(s) de elección, sin siquiera considerar que todo el sistema no sólo es defectuoso más allá de la imaginación, sino que es, y siempre ha sido, y por diseño, controlado, corrupto y criminal desde el principio. Elegir un nuevo amo en un océano de escoria gubernamental nunca conducirá a la libertad y la prosperidad, ya que el problema no es quién gobierna, sino que ese gobierno exista.

Es brutalmente obvio que los políticos, casi todos los políticos, o están totalmente controlados, o son cómplices voluntarios de crímenes contra la humanidad.  Si no fuera así, las cosas no habrían empeorado incesantemente a lo largo de todos los tiempos, independientemente del inútil que haya sido “elegido” (seleccionado) en estas “elecciones” falsas y fraudulentas. A pesar de la afiliación partidista o la retórica, cualquier político electo está de acuerdo en defender las aborrecibles “leyes” del Estado, incluyendo la Constitución creada por el gobierno, que es un asalto contra los derechos naturales y la libertad. Votar es un juego de tontos, y sólo se permite para engañar a los débiles de mente haciéndoles creer que controlan su propio destino. Cualquiera que siga creyendo esas tonterías, es un alma completamente perdida.

Siempre he considerado que votar a un “amo” es una estupidez, pero no espero que quienes se proclaman antiestatales caigan en semejante disparate. No importa quién sea “elegido”, ya que es el sistema el que está podrido, por lo que la simple sustitución de un político por otro no puede traer nunca un buen resultado. La abolición del gobierno o, como mínimo, la eliminación de todo poder para regular o restringir, es necesaria para que exista la libertad.

El enfoque principal de esta diatriba está dirigido a aquellos que dicen ser conservadores, “liberales”, independientes o libertarios, que continúan apoyando y promoviendo este sistema de gobierno al abogar por la elección de diferentes candidatos que trabajan dentro del mismo sistema defectuoso, deshonesto y horrendo que nos trajo esta tiranía extrema en primer lugar. Es como si, ya sea inocentemente o a propósito, creyeran que la simple elección de una nueva cara apagará el fuego del totalitarismo, dejando en su lugar una cábala dominante. Este tipo de razonamiento ilógico no suele basarse en una esperanza ciega, o en la presentación a sabiendas de esta opción ridícula con el fin de mantener una agenda corrupta en su lugar. En cualquier caso, siempre está condenado al fracaso y no hace más que perpetuar la esclavitud de las masas.

No hay necesidad de dar nombres aquí, pero a medida que se acerca otro ciclo de “elecciones”, un circo constante durante toda la historia de este país; una abominación contra todas y cada una de las cosas relacionadas con la libertad, los malvados medios de comunicación dominantes, así como la mayoría de los medios alternativos, inmediatamente toman partido para ver qué criminales elegidos de antemano estarán en el juego. Siempre espero este tipo de comportamiento de la mayoría de los ángulos políticos, pero incluso aquellos que falsamente afirman estar en contra del Estado también se unen a la fiesta. En lo que va de año, y aún faltan 14 meses para las “elecciones” más importantes, los que se proclaman contrarios al Estado, incluidos los “libertarios”, se han subido a bordo de muchos candidatos, incluidos republicanos y demócratas, alabándolos como salvadores de la libertad. Este concepto es demasiado ridículo para ser aceptado por cualquiera que comprenda verdaderamente el gran mal del Estado y sus deseos manipuladores, corruptos, destructivos, viles e inmorales. Incluso si hubiera un “político” que pareciera sincero, algo casi imposible en realidad, nunca podría ser eficaz trabajando dentro de este sistema de total deshonestidad contaminada llamado gobierno; un sistema que ha fracasado miserablemente en crear jamás nada más que terror.

Es como si la historia, la razón, la lógica y la realidad se hubieran sido desechadas por completo, sin tener en cuenta toda cordura, con el fin de cometer los mismos errores perpetuamente, mientras se espera un resultado diferente esta vez. Teniendo en cuenta que esta falsa estrategia no sólo ha fracasado el 100% de las veces durante toda la eternidad, sino que también ha causado matanzas en todo el mundo, asesinatos y devastación económica continuamente, ¿por qué es tan difícil para cualquier ser sensible comprender la verdad de que todos gobiernos y las reglas son el problema y nunca la solución?

Confío en que mis llamamientos a la cordura en relación con la falacia de elegir voluntariamente a los amos de uno, caerán en su mayoría en oídos sordos, ya que a lo largo de mi vida, y antes, este disparate se ha repetido ad infinitum, y los resultados no sólo nunca han cambiado a mejor, sino que en realidad han empeorado, hasta que la sociedad ha permitido ahora la gran posibilidad de sufrimiento y extinción de la humanidad.

Realmente no hay nada más que decir, ya que practicar la locura como si fuera una opción viable para alcanzar la libertad y la iluminación, está impregnada de una estupidez tan extrema que desafía todo tipo de juicio racional e intelecto. Votar a gobernantes y gobiernos para que gestionen sus vidas, con cualquier expectativa de obtener la independencia, es el epítome de la confusión y la ignorancia.

Sólo hay una gran imagen, y es que el Estado es el enemigo mortal de todo lo que es bueno en este mundo. Perpetuar y apoyar la mentira de que el gobierno es necesario, que el control de unos pocos es legítimo, que el gobierno representativo es necesario, que la independencia conduce al caos, y que las leyes arbitrarias impuestas a punta de pistola de alguna manera crean armonía, es el epítome de una sociedad consumida por la irresponsabilidad, y que busca su propia esclavitud.

“Porque al menos dos tercios de nuestras miserias surgen de la estupidez humana, de la malicia humana y de esos grandes motivadores y justificadores de la malicia y la estupidez, el idealismo, el dogmatismo y el celo proselitista en nombre de ídolos religiosos o políticos”

~ Aldous Huxley, Ensayos completos, Vol. I: 1920-1925

Gary D. Barnett

El verano más caluroso de la historia es otro engaño

Mpr21

Hemos pasado el verano soportando falsas noticias acerca de que las temperaturas son las más altas de los últimos cien años, o mil años, o un millón de años… Da igual porque el efecto publicitario es el mismo. El País vuelve a la carga con el mismo fraude: “La crisis climática lleva al planeta al verano más caluroso jamás registrado” (1).

La revista Forbes repite la monserga y ElDiario.es se empacha de sensacionalismo: “Este mes de julio ha sido el más caluroso de nuestra historia documentada y, muy probablemente, de los últimos 120.000 años” (2).

Naturalmente, el calor ha estado acompañado de toda clase de calamidades naturales, desde los incendios de Canadá, hasta inundaciones “sin precedentes” porque, como en las olimpiadas, no hay noticia si no se supera un registro anterior.

Por supuesto, la intoxicación asegura que quienes no tragan con ese cúmulo de imbecilidades son unos reaccionarios “de derechas”, mientras que “los socialdemócratas de todo el mundo comparten un diagnóstico correcto de la crisis climática”, pontifica ElDiario.es.

Este tipo de declaraciones altisonantes son una manipulación desde el principio hasta el final. El aumento del vapor de agua en la atmósfera no está provocado por el calentamiento, como asegura ElDiario.es, sino por la erupción del volcán submarino Hunga Tonga, en el Océano Pacífico, que ha lanzado gigantescas masas de agua a la estratosfera y que explica las altas temperaturas de este verano en ciertas regiones del Hemisferio norte (3).

Los socialdemócratas se cuidan mucho de explicar el lugar en el que han calculado las temperaturas de hace 120.00 años, ni la manera en que la han calculado. Hablan de unas “mediciones directas” que se iniciaron “en el planeta” en 1850, una fecha mágica en la que sitúan el inicio de la revolución industrial y, con ella, del desastre climático.

Las temperaturas se han medido con termómetros, sobre todo desde que Daniel Fahrenheit creó en 1714 un modelo canónico de mercurio y una escala para medir los cambios. Era muy sencillo y bastante preciso. Pero hasta hace muy poco tiempo, casi nadie en el mundo tenía termómetro y, desde luego, no se dedicaba a registrar periódicamente las temperaturas.

Para poder comparar las temperaturas actuales con las de hace 100, 1.000 ó 100.000 años hacen falta series homogéneas de datos que no existen. No hay mediciones directas ni tampoco indirectas obtenidas con un atisbo de fiabilidad. No se sabe cómo se ha podido calcular con un mínimo de certieza la evolución de las temperaturas de los océanos, que suponen el 70 por cien del planeta.

La vara de medir ha cambiado. Desde los años ochenta las temperaturas ya no se obtienen con termómetros sino con sensores de resistencia eléctrica. En otras ocasiones recurren a satélites espaciales, de los que hay varios, y cada uno de ellos muestra tempraturas que no coinciden entre sí. Finalmente, unas mediciones se entremezclan con otras y los datos se barajan como si fuera una partida de cartas con naipes diferentes.

El resultado es aún peor que en los sondeos electorales. Cada empresa obtiene datos diferentes y arroja previsiones muy distintas porque la “cocina estadística” cambia notablemente según el tratamiento de la información bruta. En consecuencia, no sólo ha cambiado la vara de medir; el procedimiento de obtención de las temperaturas es distinto y su tratamiento estadístico también lo es.

Para ilustrar la precaución con la que se deben obtener las temperaturas, hay que recordar artilugios curiosos, como la “garita de Stevenson”, inventado a finales del siglo XIX por el padre del novelista británico para establecer un canon de medida de las temperturas, que consistía en introducirlos en una especie de jaula de madera, a una cierta altura del suelo, con techo y rejilla lateral.

“La garita de Stevenson está hecha de madera con láminas pintadas de color blanco para facilitar la ventilación y, a la vez, proteger a los aparatos de medida de la radiación solar y de la lluvia. La puerta de la garita se orienta al norte con el fin de que el sol no perturbe la medida cuando se hacen las lecturas de las distintas variables”, dice MeteoGalicia.

La inmensa mayoría del mundo ha carecido de mediciones con termómentro y, desde luego, casi nunca se han utilizado el tipo de garitas propuestas por Stevenson, a pesar de lo cual han ingresado en los registros oficiales y se las tiene por buenas mediciones.

Hasta los años setenta del siglo pasado, las garitas estaban en las ciudades, donde el urbanismo ha formado “islas de calor”. Las series históricas están afectadas por su emplazamiento en grandes metrópólis que apenas representan el 4 por cien de la superficie terrestre. Por ejemplo, en Madrid la isla de calor del centro sube las temperturas 8,5ºC por encima de la periferia (4). Se ha tomado la parte (las ciudades) por el todo (el planeta).

Lo que se discute es hasta qué punto las “islas de calor urbano” han alterado las mediciones. En su último informe el IPCC estimó que las “islas de calor urbano” suponen menos del 10 por cien del aumento de la temperatura. Sin embargo, un reciente estudio de 37 investigadores de 18 países diferentes eleva ese porcentaje hasta el 40 por cien (5).

Según los autores, en un siglo la temperatura ha subido 0,89ºC, teniendo en cuenta las áreas urbanas y las rurales. Pero si sólo se tienen en cuenta estas últimas, la subida es de sólo 0,55ºC.

“La comunidad científica aún no está en condiciones de establecer con seguridad si el calentamiento desde 1850 es causado principalmente por el hombre, en su mayor parte natural o alguna combinación de ellos”, concluyen también los autores del estudio.

Si en todos los países del mundo las garitas se traladaran a las zonas rurales y los bosques, nos sorprenderíamos al escuchar que nos ha invadido una ola de frío intenso.

Notas

(1) https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2023-09-02/la-crisis-climatica-lleva-al-planeta-al-verano-mas-caluroso-jamas-registrado.html
(2) https://www.eldiario.es/sociedad/ebullicion-global_129_10480941.html
(3) https://www.livescience.com/planet-earth/climate-change/did-the-tonga-eruption-cause-this-years-extreme-heat
(4) https://www.elmundo.es/madrid/2023/08/18/64de757bfc6c83b9168b4575.html
(5) https://doi.org/10.3390/cli11090179 https://www.mdpi.com/2225-1154/11/9/179