Las neuroarmas y la batalla mundial por el control del cerebro humano

En diciembre de 2021, la escuela de posgrado naval de Monterey, California, aprobó para su publicación el estudio de sus alumnos Joshua D. Gramm y Brian A. Branagan con el título “Neurowar Is Here!” (La neuroguerra está aquí), que les valió un máster en Ciencias en Análisis de Defensa. (mira esto). En el estudio afirmaron:

“La competencia entre grandes potencias ha regresado al primer plano de las relaciones internacionales, a medida que China y Rusia buscan disputar el liderazgo global de Estados Unidos… esta competencia es en última instancia una batalla… para manipular y controlar tanto a los adversarios como a las poblaciones nacionales por igual. La batalla por la influencia comienza y termina en la mente humana, donde se percibe la realidad” (pág. V).

Identificaron las neuroarmas como las armas de esta batalla, “que apuntan específicamente al cerebro o al sistema nervioso central para afectar el estado mental, la capacidad mental y, en última instancia, el comportamiento de la persona objetivo de una manera específica y predecible” (pág.3). ¿No significa esto que vivimos en un mundo en el que los medios de comunicación (a petición de los gobiernos) ocultan a la gente la batalla en curso por el control de sus mentes y pensamientos?

En el año 2000 el Grupo para el Futuro de la Ciencia y la Tecnología (STOA) del Parlamento Europeo publicó el estudio sobre Tecnologías de Control de Multitudes, donde admitía que “En octubre de 1999 la OTAN anunció una nueva política sobre armas no letales y su lugar en los arsenales aliados.” y explicó que

“La tecnología antimaterial y de control de multitudes no letal más controvertida propuesta por Estados Unidos son las llamadas armas de radiofrecuencia o de energía dirigida, que supuestamente pueden manipular el comportamiento humano en una variedad de formas inusuales” y “la mayor preocupación son los sistemas que puede interactuar directamente con el sistema nervioso humano… La investigación realizada hasta la fecha tanto en Estados Unidos como en Rusia se puede dividir en dos áreas relacionadas: (i) control mental individual y (ii) control de multitudes” (pág. XIV, LIIII).

El hecho de que los medios de comunicación de los países de la OTAN nunca hayan discutido públicamente esas armas demuestran que los estados miembros de la OTAN firmaron un acuerdo por el que clasificarían su existencia. En consecuencia, la única manera de prohibir esas armas es desclasificarlas mediante un apoyo masivo a su prohibición. Si esto sucede, la UE, que actualmente está trabajando en la legislación sobre inteligencia artificial, tendrá que incluir allí, para seguir siendo una estructura de poder democrática ante el público en general, la prohibición del uso de energías que permitan utilizar la inteligencia artificial y las neurotecnologías para el control remoto del sistema nervioso humano.

De hecho, la UE es la única gran aglomeración de estados que no posee tecnología de manipulación masiva de cerebros humanos. China, con la ayuda de Rusia, terminó recientemente la construcción de su sistema en Sanya, en la provincia de Hainan (ver esto y esto), Estados Unidos opera el sistema HAARP y Rusia opera el sistema Sura . Todos estos sistemas son, entre otros, capaces de producir fuertes corrientes eléctricas en la ionosfera transmitiendo allí, mediante sistemas de antenas terrestres, microondas pulsadas en frecuencias cerebrales. Esas corrientes alternas producen en la ionosfera fuertes ondas electromagnéticas en frecuencias cerebrales que alcanzan grandes áreas del planeta y controlarán la actividad cerebral de sus poblaciones (el sistema Starlink de Elon Musk con 20.000 satélites alrededor del planeta podría usarse para el mismo propósito, o sistema de satélites 5G, si pulsaran sus transmisiones en las frecuencias del cerebro humano).

Actualmente no existe ningún acuerdo internacional que prohíba el uso de inteligencia artificial y neurotecnologías para el control remoto del sistema nervioso humano, los pensamientos, las emociones, el subconsciente, etc. No hay otra explicación para ello que la de que las grandes potencias compiten por dominar el mundo de esta manera. En 1997, el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de EE. UU. publicó el libro “Revolución en asuntos militares y conflictos sin guerra”, donde escribía:

”Los posibles o potenciales partidarios de la insurgencia en todo el mundo fueron identificados utilizando la base de datos integrada interinstitucional integral. Estos fueron categorizados como “potenciales” o “activos”, y se utilizaron sofisticadas simulaciones de personalidad para desarrollar, adaptar y enfocar campañas psicológicas para cada uno” (págs. 24-25).

Este es un proyecto estadounidense para el control global del mundo. No hay duda de que también se están desarrollando proyectos similares en China y Rusia (aunque para controlar un cerebro individual es necesario utilizar energía dirigida ).

Mojmir Babacek