La medicina: el brazo armado del Nuevo Orden Mundial

El filósofo Giorgio Agamben tomó partido en el asunto covid basándose en los conceptos que había desarrollado en el curso de sus análisis, y en primer lugar el concepto de “nuda vida”.

Al principio fue Foucault y su concepto de “biopoder”: a partir del siglo XVIII, la evolución política no se dirigió (en contra de lo que proclamaba la Ilustración) hacia una mayor libertad, sino al contrario, hacia el totalitarismo. Armado con nuevos conocimientos y técnicas, el poder puede no sólo castigar en caso de transgresión (una operación rudimentaria), sino gobernar la vida entera de todos los sujetos, mediante un cúmulo, no de leyes, sino de simples directivas administrativas que enmarcan la menor de nuestras actividades (Tocqueville, que ya había hecho, ciertamente de forma menos sistemática, esta observación, hablaba, no de biopoder, sino de “monstruo blando”). Pero el análisis foucaultiano sólo puso en cuestión el poder del Estado, y sus seguidores están ahora esencialmente en el campo liberal, y siguen la corriente políticamente correcta: entre ellos no se alza ninguna voz para defender nuestras libertades concretas.

Agamben, en cambio, analiza el verdadero poder, que es el del capitalismo, y hace oír su protesta contra un biopoder (poder sobre la vida) que ahora es sólo un tanatopoder (poder de la muerte): el objetivo de “hacer vivir”, justificación de toda la empresa totalitaria, es ahora sólo la máscara de “hacer morir”. No se puede evitar pensar en el poder nazi, que pasó del “espacio vital” (hacer vivir a los alemanes) a los campos de concentración y a la agresión contra el resto (hacer morir a los no arios)

El poder médico desempeña aquí un papel fundamental. Es cierto que la medicina ya era un brazo armado del poder a finales del siglo XVIII: permitía, de forma económica (sin “sacar los tanques a la calle“), disciplinar a la población medicalizando la vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Pero lo inédito de la crisis de covid es que ejerció su función mediante la negativa a tratar (impuesta por el poder político), organizando así la mortalidad atribuida a covid. El poder pudo así operar en bucle, y de manera absoluta: apoyándose en el número de muertos así obtenido, propagó obsesivamente el miedo a morir, lo que llevó a la aceptación de todas las medidas liberticidas. El paralelismo con la mafia, que extorsiona imponiendo su protección contra los abusos que ella misma comete, es evidente. La política, en el sentido de los debates e intercambios de ideas sobre la mejor manera de resolver los problemas de una comunidad, ha desaparecido así, para ser sustituida por una única pregunta: ¿cómo evitar morir? La vida social, afectiva y cultural, todo lo que conforma el “bios”, ha desaparecido ante el imperativo de la “zoé”, la vida cruda, biológica, la “nuda vida” de Agamben.

Ahora, en el opúsculo de Agamben “Guerra Civil”, publicado en 2015, basado en dos seminarios celebrados en 2001, encontramos una alegoría, o una premonición exacta de la situación actual.

En la segunda parte del libro, Agamben examina el Leviatán de Hobbes a partir de su famoso frontispicio de 1651, que representa a un rey con una espada en una mano y un báculo de obispo en la otra, símbolos de los poderes temporal y espiritual, de pie sobre un paisaje de campo que rodea una gran ciudad. A Agamben le sorprende que esta ciudad (como el campo) esté vacía de habitantes. Pero si se observa con más detenimiento, se advierte que en la parte derecha de la ciudad (izquierda para el lector), la zona del poder político, hay guardias armados, y en la parte izquierda, la zona del poder religioso, hay dos figuras cerca de la catedral, que hay que examinar con una lupa para darse cuenta de que son dos “médicos de la peste”, reconocibles por sus máscaras de largos picos. (Puede sorprender que los médicos, que tratan el cuerpo, aparezcan del lado de las autoridades religiosas: una notable anticipación de nuestros tiempos, en los que la supervivencia del cuerpo ha sustituido a la del alma, y la figura del médico ha suplantado a la del sacerdote). El pueblo está, pues, ausente, representado sólo por las fuerzas que aseguran su sumisión al poder.

¿Cómo no pensar en los dos ciclos que hemos vivido recientemente? Primero, en Francia en 2018-19, la revuelta de los chalecos amarillos, sofocada por la policía, armada, en vez de con mosquetes, con escopetas y lanzadores de pelotas de caucho; luego, en 2020-21, el terror covidiano, administrado por los medios de comunicación y los médicos de plató. Estos últimos han sustituido a los “generales de escena” de la Guerra del Golfo, ¿es esto un progreso? En 2003, fue necesaria la guerra para imponer un sistema de información totalitario en el que todos los medios de comunicación, todos los canales, escuchaban lo mismo; hoy, la censura puede imponerse sin ningún problema incluso en tiempos de paz. Pasar de los generales de etapa a los médicos de etapa es, por el contrario, una verdadera escalada de totalitarismo.

Así que este es nuestro “paisaje después de la batalla“: un régimen en el que la política y los ciudadanos han desaparecido; todo lo que queda es, en palabras de Agamben, una “multitud disuelta”, masas atomizadas y no organizadas (los partidos políticos ya no las representan), invisibles, de las que sólo quedan las máscaras (al igual que, del gato de Cheshire, sólo la sonrisa, o más bien la mueca). Sólo la policía puede moverse libremente, sólo los médicos de plató tienen derecho a hablar. Así, la democracia residual de los covid sólo se compone de los dos tipos de perros guardianes que vigilan al rebaño, que se reduce a ser objeto de represión u objeto de cuidado (o de rechazo de cuidado). Nuestro régimen alcanza así la ademia (ausencia de personas) que se describe en el frontispicio del Leviatán.

Esta situación no es realmente patológica, sino que entra en la lógica de la democracia burguesa: el pueblo sólo puede actuar a través de sus representantes, y en cuanto éstos son elegidos, desaparecen como súbditos y sólo tienen que obedecer. Pero hemos llegado al final de esta lógica: el pueblo, que no tiene ningún estatuto jurídico real, ya no está capacitado para elegir a sus representantes, que de hecho están cooptados: la llamada Asamblea Nacional ya no representa nada, y las elecciones presidenciales no son más que un teatro de marionetas cuyos hilos son movidos por los medios de comunicación para distraer a los pacientes potenciales que somos.

Lars von Trier fue un profeta cuando en 1994 hizo de su Gran Hospital, llamado el Reino, la alegoría de todo el país, o más bien de Europa. Como muestra de su profecía tenemos los confinamientos, las medidas, las vacunas… y llegando al paroxismo los pasaportes covid en Francia, Italia, Australia, Israel, varios estados de EE.UU y un auténtico apartheid que toma tintes terribles en Austria, donde su canciller, Alexander Schallenberg, y el ministro de Sanidad, Wolfgang Mückstein, anunciaron nuevas restricciones sanitarias, que se impondrán en cinco niveles.

No habrá un nuevo confinamiento a escala general para toda la población, como en otoño del año pasado, pero sí medidas más estrictas para las personas no vacunadas. Schallenberg, del Partido Popular Austriaco, lo explicó con una falsedad característica: “Debe quedar claro para todas las personas no vacunadas que no sólo son responsables de su propia salud, sino también de la de sus semejantes. El sistema sanitario está sobrecargado, porque todavía hay demasiados indecisos y procrastinadores que no quieren vacunarse”.

A partir del nivel tres, cuando la tasa de ocupación de las unidades de cuidados intensivos supere el 20 por ciento (400 camas), la prueba de antígenos pierde su validez en toda Austria. Eso significa que sólo podrán viajar a cualquier lugar las personas que se hayan vacunado, las que se hayan recuperado o las que tengan la prueba PCR en vigor. La novedad desde el viernes es que esta medida entra en vigor inmediatamente, cuando se supera el valor límite.

La cuarta fase del plan entrará en vigor cuando la tasa de ocupación sea del 25 por ciento o se ocupen 500 camas de cuidados intensivos. Las personas no vacunadas tendrán prohibida la entrada a restaurantes, hoteles, eventos, instituciones culturales, instalaciones de ocio o eventos deportivos. Esto también se aplica si se presenta una prueba negativa, ya sea una prueba de antígeno o una PCR.

La quinta etapa comienza cuando la ocupación de las unidades de cuidados intensivos supere las 600 camas (o el 30 por ciento). Esta etapa conlleva “restricciones de salida” para los no vacunados y el confinamiento conocido de las fases anteriores de la pandemia. No se permitirán salidas en su vida privada a los que no se vacunen, salvo en casos excepcionales. Sólo se les permite ir a hacer la compra a la tienda o de camino al trabajo.

Los niveles de alerta dependen, pues, de las camas existentes en los hospitales, pura arbitrariedad médica. Basta que los recortes presupuestarios amplíen o reduzcan dicho número, para que los recalcitrantes queden en arresto domiciliario, porque son los nuevos delincuentes.

Como ya venimos afirmando desde hace mucho, todo esto es parte de un plan, que introduce pocoa poco nuevos escenarios además del sanitario, burda excusa para terminar de finiquitar desde arriba el capitalismo y sustituirlo por una tecnocracia transhumanista. El ejército austriaco, por ejemplo (ya que hablamos de Austria) ha anunciado que Europa podría sufrir un gran apagón eléctrico por tiempo indefinido. En agosto la ministra de Defensa austríaca, Klaudia Tanner, supervisó unas maniobras militares para responder a un gran apagón eléctrico. “La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo”, asegura la ministra.

El gobierno de Viena ha lanzado una campaña de información sobre el posible apagón eléctrico en Europa, con publicidad en los medios y la difusión de más de 6.000 carteles repartidos por todo el país con el título: “¿Qué hacer cuando todo se detiene?”.

Los militares recomienda tener en casa reservas suficientes al equivalente a dos semanas de acampada, así como pactar de forma previa con familiares y amigos un punto de encuentro y sentar las bases de una red de cooperación vecinal.

Las causas para una posible caída del sistema eléctrico en Europa son muchas, desde fallos técnicos, sobrecargas por picos de demanda, desajustes en el sistema o incluso causas atmosféricas.

La pandemia sirvió de ensayo para este tipo de operaciones militares de ingeniería social. El ejército de Austria informó en 2017 de la amenaza de una posible pandemia como la del coronavirus. El mismo proceso de análisis de datos que se usó para prever la pandemia, recalca el coronel Pierre Kugelweis, es la base para “los extensos preparativos de las Fuerzas Armadas frente a los efectos de un posible apagón”.

Hace unas semanas Facebook, Instagram y otras redes sociales sufrieron una interrupción del servicio que duró varias horas.

Esos mismos días, Reino Unido sufrió una crisis de desabastecimiento que ocasionó que algunas personas no pudieran acceder a servicios básicos. Ahora, el desabastecimiento de microchips unido a la subida de precio de la energía, el encarecimiento de las materias primas y los problemas con el transporte amenazan la campaña comercial del “Black Friday”.

Suiza también prepara a su población y a las empresas para un colapso energético invernal. En Líbano hay apagones constantes desde hace un mes, mientras que Moldavia está en estado de emergencia por un corte en el suministro de gas (importado de Rusia a través de Gazprom). Varias regiones de China sufren cortes de suministro eléctrico durante 9 o 10 horas al día por “falta de carbón” y Alemania también prepara a su población para apagones durante este invierno.

¿Será esto el comienzo de la 5ª fase del plan de dominio global, como ha afirmado también el ex-CEO de Pfizer Mike Yeadon en su artículo El camino hacia un nuevo orden mundial ?

Mike Yeadon, un científico que trabajó para Pfizer, dice: “Nos acercamos a la fase 5 de la tiranía, que es la instauración del caos y la ley marcial (noviembre de 2021-marzo de 2022),  y la mayoría de la gente sigue pensando que vamos a volver a la normalidad.”

Fase 1 – Simular una amenaza y crear miedo. (Diciembre 2019-marzo 2020):

Crear una pandemia en China.

– Matar a decenas de miles de ancianos.

– Aumentar el número de casos y muertes

– Presentar la vacunación como la única solución desde el principio.

– Centrar toda tu atención en Covid-19.

– Resultado: pánico (casi) generalizado.

Fase 2- Sembrar las semillas de la división. (Marzo 2020-Diciembre 2020)
– Imponer múltiples medidas coercitivas innecesarias, liberticidas e inconstitucionales.

– Paralizar el comercio y la economía.

– Observar la sumisión de una mayoría y la resistencia de una minoría rebelde.

– Estigmatizar a los rebeldes y crear una división horizontal.

– Censurar a las personalidades disidentes.

– Castigar la desobediencia.

– Generalizar los tests PCR.

Crear confusión entre casos, infectados, enfermos, hospitalizados y muertos. 

 -Descalificar todos los tratamientos eficaces.

– Esperanza de una vacuna de rescate.

Resultado, pánico (casi) generalizado. 

Fase 3 – Proporcionar una solución traicionera y mortal (diciembre de 2020-junio de 2021):

– Ofrecer una vacuna gratuita para todos.

Prometer protección y vuelta a la normalidad. 

– Establecer un objetivo de vacunación colectiva.

– Simular la recuperación económica parcial.

– Ocultar las estadísticas sobre los efectos secundarios y las muertes por inyecciones.

– Hacer pasar los efectos secundarios de las inyecciones como efectos “naturales” del virus y de la enfermedad.

– Difundir la noción de una variante como una mutación natural del virus.

– Justificar la continuación de las medidas coercitivas no aplicando el umbral de inmunidad colectiva.

– Sancionar a los profesionales de la salud por el ejercicio ilegal de cuidados y curaciones

– Resultado: dudas y sentimientos de traición entre los vacunados, desánimo entre los opositores.

Fase 4 – Instalar el Apartheid y el código QR (junio 2021-octubre 2021):

– Planificar voluntariamente la escasez.

– Imponer la tarjeta sanitaria (código QR) para premiar a los vacunados y castigar a los resistentes.

– Crear un apartheid, de los privilegiados contra el resto.

– Quitar el derecho a trabajar o estudiar a los no vacunados.

– Quitar los servicios básicos a los no vacunados.

– Imponer tests  de pago PCR a los no vacunados.

– Resultado, primera etapa de control digital y empobrecimiento de los opositores.

Fase 5 – Establecer el caos y la ley marcial (noviembre 2021-marzo 2022):

– Aprovechar la escasez de bienes y alimentos.

– Paralizar la economía real y cerrar fábricas y comercios.

– Hacer que el desempleo se dispare.

– Imponer una tercera dosis de la “vacuna” (refuerzo).

– Reanudar la eutanasia de los ancianos.

– Imponer la vacunación obligatoria para todos.

– Ampliar el mito de las variantes, la eficacia de las vacunas y la inmunidad de grupo.

Demonizar a los antivacunas y responsabilizarlos de las muertes.

– Arrestar a los líderes de la oposición.

– Imponer una identidad digital (código QR) a todo el mundo: partida de nacimiento, DNI, pasaporte, permiso de conducir, tarjeta sanitaria…

– Imponer la ley marcial para derrotar a la oposición.

Resultado, segunda etapa de control digital y encarcelamiento o remoción de los opositores.

Fase 6 – Cancelar las deudas y desmaterializar el dinero (marzo de 2022-septiembre de 2022):

– Desencadenar el colapso económico, financiero y bursátil, la quiebra de los bancos.

– Retirar dinero de las cuentas bancarias de los particulares para compensar las pérdidas de los bancos.

– Activar el “Gran Reinicio”.

– Desmaterializar el dinero.

– Cancelar las deudas y los préstamos.

– Imponer el monedero digital. (billetera digital)

– Incautar propiedades y terrenos.

Prohibir todos los medicamentos a nivel mundial.

– Confirmar las vacunas obligatorias semestrales o anuales.

– Imponer el racionamiento de alimentos y una dieta basada en el Codex Alimentarius.

– Extender  las medidas a los países emergentes.

Resultado, tercera etapa de control digital  y la instauración del N.O.M. en todo el planeta.

Nos vienen avisando, viene sucediendo, en marzo de 2020 ya se avisaba de que vendrían vacunas obligatorias con sustancias extrañas y chips que causarían muertes y más control social y que se venía una dictadura. Entonces quien decía esto era un conspiranoico terraplanista de ultraderecha. Está pasando, vienen  nuevos avisos de cosas aun peores ¿hacemos caso esta vez o seguimos viendo la sexta?

 

Fuentes

Mike Yeadon – El camino hacia el nuevo orden mundial

mpr21.info

https://www.derstandard.at/story/2000130664530/stufen-der-pandemie-welche-schritte-zur-bekaempfung-gesetzt-werden

Rosa Llorens – https://www.legrandsoir.info/medecins-et-policiers-seuls-citoyens-du-regime-covidique-une-analyse-d-agamben.html

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