El control del cerebro: neuromarketing, ondas y vacunas

¿Te has despertado y lo primero que se viene a la mente es la necesidad de comprar algo? Pues, es posible que las grandes compañías estén insertando publicidad en tus sueños.

Un grupo de 40 científicos expertos en el estudio del sueño han denunciado el uso de videos y audios diseñados para infiltrarse en el sueño de las personas, una práctica que están utilizando grandes compañías y que se ejecuta mediante imágenes, sonidos y otras señales sensoriales que estimulan las visiones oníricas nocturnas, lo que se conoce como «incubación de sueños».

Esta práctica no es nueva. En el pasado se inventaron rituales y técnicas con la cual se podía cambiar el contenido de los sueños. Estas personas usaban técnicas como la meditación, la pintura, la oración o el uso de sustancias.

Con la ciencia actual, los científicos pueden identificar cuándo la mayoría de las personas entran en la etapa donde se producen la mayoría de los sueños. Dicha etapa es conocida como Movimiento Ocular Rápido, o REM, por sus siglas en inglés.

Consiguen identificarla al monitorear las ondas cerebrales, los movimientos oculares e, incluso, la respiración o ronquidos.

En los últimos años se ha descubierto que estímulos externos pueden alterar el contenido de los sueños. De hecho, este año se realizó un experimento con soñadores lúcidos que respondieron preguntas matemáticas mientras dormían.

Adam Haar, científico cognitivo y doctor en filosofía del MIT, desarrolló un guante que puede guiar los sueños con temas específicos. Esto se debe a señales de audio cuando el durmiente alcanza la etapa de sueño susceptible.

Ahora, tres compañías (Microsoft y dos aerolíneas) lo han contactado para que les ayude en proyectos de incubación de sueños.

Por otro lado, Deirdre Barrett, investigadora de sueños de la Universidad de Harvard, trabajó durante este año en publicidad para la compañía de cervezas Molson Coors Beverage Company, durante el Super Bowl.


Siguiendo las instrucciones de la empresa, hizo que 18 personas vieran un video de 90 minutos con cas
cadas, aire fresco de la montaña y la cerveza Coors, justo antes de dormir.

Cuando los participantes despertaron, cinco informaron que soñaron con la marca de la cerveza, aunque el resultado final de la investigación no ha sido mostrado.

Barrett declaró a la revista científica, Science, que no considera dicha investigación como un experimento real. Aunque reconoció recientemente que el anuncio de la empresa usa terminología científica similar a los experimentos de control mental.

También se defendió de varias acusaciones, asegurando que las estrategias publicitarias en sueños tendrían poco impacto práctico. Pero no todos los científicos piensan de la misma forma.

Antonio Zadra, investigador de sueños de la Universidad de Montreal, declaró lo siguiente:

«Podemos ver las olas formando un tsunami que vendrá, pero la mayoría de la gente simplemente duerme en una playa sin darse cuenta».

El neurocientífico de Harvard, Robert Stickgold, es aún más drástico. Para él, las grandes compañías vienen por nuestros sueños, y la mayoría ni se ha dado cuenta.

Los científicos que han firmado una denuncia sobre estas prácticas oníricas señalan que no existe ninguna regulación sobre ellas. Las empresas podrían, incluso, usar altavoces inteligentes, como Alexa, para detectar etapas de sueño de las personas y reproducir sonidos que influyan en los mismos.

Tore Nielsen, investigador de sueños de la Universidad de Montreal, que no firmó la declaración asegura que, a pesar de que la preocupación de sus colegas es legítima, dicha práctica no funcionará al menos que el soñador sea consciente de la manipulación y esté dispuesto a participar.

«No estoy demasiado preocupado, como tampoco me preocupa que la gente pueda ser hipnotizada contra su voluntad. Si de hecho sucede y no se toman medidas regulatorias para prevenirlo, entonces creo que estaremos en camino hacia un estado de Gran Hermano. Si nuestros sueños pueden modificarse o no, probablemente sería la menor de nuestras preocupaciones.»

Podríamos estar ante las puertas de una manipulación de las masas como nunca se había visto, por eso incluso varios científicos se están levantando ante estas prácticas. El control que quieren aplicar contra la población es cada vez mayor y no se limita a la inducción de necesidades o deseos mediante medios audiovisuales sino que va más allá e incluye también el control remoto del cerebro.

Todo está aquí.  En los artículos anteriores de este sitio se ha argumentado que el objetivo final de las “vacunas” es integrar puntos cuánticos en las neuronas, lo que permitirá el control remoto del cerebro mediante señales inalámbricas.

El artículo de 2017 de la Universidad Rockefeller, titulado “Accionando un interruptor dentro de la cabeza“, lo relaciona todo. En caso de que lo hayas olvidado, fue la Fundación Rockefeller la que publicó “Lock Step” describiendo exactamente el escenario en el que nos encontramos hoy en día donde una “pandemia” se utiliza para instaurar el totalitarismo.

Estos son algunos extractos del artículo:

“Friedman y sus colegas han demostrado que pueden controlar a distancia el apetito y el metabolismo de la glucosa de los ratones mediante una técnica sofisticada para modificar de forma inalámbrica las neuronas en los  cerebros de los animales. Con sólo pulsar un interruptor, son capaces de hacer que los ratones tengan hambre -o suprimir su apetito- mientras los ratones hacen su vida normalmente.”

 “La solución a la que ha llegado el grupo de Friedman, denominada radiogenética o magnetogenética, evita estos problemas. Con su método, publicado el año pasado en Nature, los biólogos pueden activar o desactivar  a voluntad las neuronas de un animal vivo  -de forma rápida, repetida y sin implantes- mediante la ingeniería de las células para hacerlas receptivas a las ondas de radio o a un campo magnético.”

“…Se basa en una proteína verde fluorescente tomada de las medusas, un anticuerpo particular derivado de los camellos, bolsas blandas de partículas de hierro y el equivalente celular de una puerta hecha de una proteína que perfora las membranas, todo ello suministrado e instalado por un virus diseñado genéticamente”.

“El primer reto de los investigadores fue encontrar algo en una neurona que pudiera servir de antena para detectar la señal de radio o el campo magnético entrante. La elección lógica fue la ferritina, … Cada partícula de ferritina contiene en su interior miles de granos de hierro que se agitan en respuesta a una señal de radio, y se desplazan y alinean cuando se sumergen en un campo magnético.”

Friedman ha utilizado anticuerpos para unir la ferritina a la membrana celular.  Los anticuerpos se unen fuertemente a una molécula objetivo. 

La proteína espiga se une al receptor ACE2 con una fuerte afinidad nanomolar, a la par con la fuerza de unión del anticuerpo.  Dado que la Espiga en la “vacuna” ha sido editada, permanece firmemente en su lugar y podría funcionar como un sustituto del anticuerpo utilizado en este estudio.  Además, con el artículo recientemente publicado en el que se demuestra que un híbrido Espiga-Ferritina puede actuar como antígeno en una vacuna (una tapadera para el verdadero propósito), ya sabemos que es posible unir la ferritina a una célula a través de la proteína Espiga.  La ferritina, junto con el grafeno o las nanopartículas magnéticas, también proporciona una explicación razonable para los reportes de magnetismo en los lugares de inyección.

El artículo continúa: “Friedman y Stanley esperan que los biólogos puedan utilizar el sistema de control remoto para abordar una serie de procesos neuronales distintos del apetito”.

¿Podrían ser los procesos neuronales implicados en la rabia violenta o la obediencia incondicional? ¿O podrían simplemente parar los latidos del corazón? 

Una vez que el virus tuvo tiempo suficiente para “infectar” y transformar las neuronas objetivo, los investigadores encendieron un transmisor de radio sintonizado a 465 kHz, un poco por debajo de la banda utilizada para la radio AM.

Las neuronas respondieron. Empezaron a disparar, señalando una escasez de glucosa aunque los niveles de azúcar en sangre del animal eran normales. Y otras partes del cuerpo respondieron igual que lo harían ante un descenso real del azúcar en sangre: los niveles de insulina descendieron, el hígado empezó a producir más glucosa y los animales empezaron a comer más. “En efecto”, dice Friedman, “hemos creado una ilusión de percepción según la cual el animal tenía un nivel bajo de glucosa en la sangre aunque los niveles eran normales”.

Así es, utilizaron ondas de radio para controlar a distancia el cerebro integrado en la nanotecnología.  Este artículo es una aplicación rudimentaria de la tecnología, pero puedes apostar que se ha superado con creces.

Numerosas investigaciones han sido publicadas sobre cómo la proteína de espiga y la ferritina pueden atravesar la barrera hematoencefálica, por lo que no es necesario inyectar la nanotecnología directamente en la cabeza, como menciona el artículo, sino que puede dirigirse allí mediante una inyección en el hombro.  Y en caso de que te  preguntes, las neuronas tienen receptores ACE2 a los que se une la proteína de espiga.

Hay una razón por la que las redes de comunicaciones inalámbricas siguen actualizándose mientras nuestros puentes e infraestructuras se deterioran, y no es para que puedas descargar películas más rápidamente.

Fuentes

beholdthemark

verdadypaciencia

astillasderealidad