La gran farsa del coronavirus: la vacuna es la enfermedad

La actual generación de vacunas podría suponer un grave riesgo para la salud pública. Lo dice hasta el prestigioso Instituto Salk en su artículo, titulado “The novel coronavirus’ spike protein plays additional key role in disease” (“La proteína de espiga del nuevo coronavirus desempeña un papel clave adicional en la enfermedad”), donde muestra que la “proteína Spike”, distintiva del SARS-CoV-2, daña las células, confirmando que Covid-19 es una enfermedad principalmente vascular”. Aunque el artículo se centra estrictamente en los problemas de Covid-19, inevitablemente plantea cuestiones sobre las nuevas vacunas que contienen miles de millones de proteínas en forma de espiga que podrían aumentar enormemente el riesgo de enfermedad grave o muerte.

Los investigadores crearon un “pseudo-virus” que estaba rodeado por la clásica corona de proteínas de espiga del SARS-CoV-2, pero que no contenía ningún virus real. La exposición a este pseudovirus provocó daños en los pulmones y las arterias de un modelo animal, lo que demuestra que la proteína de espiga por sí sola es suficiente para causar la enfermedad. Las muestras de tejido revelaron la inflamación de las células endoteliales que recubren las paredes de las arterias pulmonares. (Nota: Las células endoteliales vasculares recubren todo el sistema circulatorio, desde el corazón hasta los capilares más pequeños) …

Esto demuestra que, en primer lugar es posible crear un virus artificial, y en segundo lugar, que el virus por sí mismo no infecta ni produce enfermedad alguna, siendo solamente un paquete de información genética, envuelto en una proteína; en algunos casos estas proteínas tienen espigas que utilizan para introducirse en las células del cuerpo y a veces esto produce una reacción en las células, pudiendo desencadenar desequilibrios en el cuerpo, lo que común y erróneamente se define como enfermedad.

Pero el experimento del Instituo Salk tiene más miga, porque luego, el equipo reprodujo este proceso en el laboratorio exponiendo las células endoteliales sanas (que recubren las arterias) a la proteína de espiga. Demostraron que la proteína de espiga dañaba las células al unirse a la enzima AC2 (enzima convertidora de angiotensina 2).

Estudios anteriores mostraron un efecto similar cuando las células fueron expuestas al SARS-CoV-2, pero este es el primer estudio que muestra que el daño se produce cuando las células son expuestas sólo a la proteína de espiga.

Este nuevo documento de investigación es el equivalente a una bomba de hidrógeno. Lo cambia todo al confirmar lo que los críticos de las vacunas han teorizado durante meses sin poder demostrarlo.

Ahora hay pruebas sólidas de que:

1. El Covid-19 es principalmente un síndrome del sistema vascular (el sistema vascular, también conocido como sistema circulatorio, está formado por los vasos que transportan la sangre y la linfa por todo el cuerpo) y no del sistema respiratorio.

2. El principal desencadenante es la proteína de espiga (una glicoproteína que sobresale de la envoltura de algunos virus). Aun así por sí mismo esto no es suficiente para enfermar un cuerpo sano y equilibrado, pese a lo que se empeñen en repetir los defensores de la teoría microbiana del contagio. Un cuerpo en equilibrio puede deshacerse de la alteración externa con mayor o menor facilidad pero si un cuerpo está expuesto además a otras causas “patógenas” (químicos, radiaciones, mala alimentación, estrés, contaminación, fatiga, falta de sueño o de ejercicio, tóxicos,…) un nuevo factor desequilibrante, en este caso la espiga s de una proteina, puede desencadenar lo que los médicos llaman una enfermedad.

En otras palabras, si el Covid-19 es principalmente una enfermedad vascular, y si el principal instrumento de daños físicos es la proteína de espiga, entonces ¿por qué se inyecta a la gente con miles de millones de proteínas de espiga?

“Durante el último año se nos ha dicho que el único papel que debía desempeñar la proteína de espiga era entrar en las células humanas. (Pero) está claro que no es eso lo que hace, (ya que) te da una enfermedad, una enfermedad vascular. Una enfermedad vascular puede tener muchas manifestaciones. Puede tratarse de una trombosis de las venas sinusales, de coágulos de sangre, de hematomas y de afecciones más prolongadas.

¿Crees que es una buena idea eludir las primeras (barreras) de tu sistema “inmunológico,” e inyectar miles de millones de proteínas de espiga en tus células dada las informaciones que acaba de publicar el Instituto Salk?

Los investigadores del Instituto Salk nos han dicho -sin ninguna ambigüedad- que la proteína de espiga es un componente fundamental de la enfermedad de Covid-19. Sí, es cierto que la proteína de espiga, junto con la proteína N, no se replicará. Sin embargo, miles de millones de estas proteínas inducidas por la inyección de la vacuna tienen la capacidad de crear daños en tu sistema vascular. Esto es lo que dice el estudio y lo que ha publicado un importantísimo centro de estudios biológicos.

No se trata de una teoría de la conspiración. Creo que a estas alturas hay suficiente información como para preguntarte si nos van a decir la verdad en los próximos días, porque esa información debería estar en la portada de todos los periódicos y en todos los canales de noticias. Y lo que deberían decir es esto: “La base fundamental y tecnológica sobre la que se basan todas las vacunas que se han distribuido en Occidente es errónea. Pensábamos que la proteína de espiga sólo entraría en las células para crear anticuerpos, de modo que si te enfrentabas al “virus salvaje”, no se adheriría a tus células, pero estábamos equivocados. Nos equivocamos porque la proteína de espiga en sí misma puede crear enfermedades, y si se inyectan miles de millones de ellas en tu cuerpo habrá manifestaciones de enfermedad en muchos casos.”

No es seguro inyectar miles de millones de proteínas de espiga en un músculo, porque evita las capas de tu sistema “inmunitario” que podrían haber neutralizado potencialmente el virus … Al cruzar el umbral del cuerpo humano inyectando estos compuestos, no le está dando a tu sistema “inmunitario” la oportunidad de montar una respuesta suficientemente fuerte a la proteína de espiga para neutralizarla. Si acepta (tomar) una de estas vacunas, (la vacuna) contendrá esta proteína de espiga causante de la enfermedad. … Ahora nos toca a nosotros intentar arreglar el error que han cometido.” Robin Monotti Graziadei

Perfectamente expresado y justo en el blanco. Graziadei extrapola el significado oculto del informe Salk y aclara su importancia. ¿Cómo reaccionarán los funcionarios de salud pública, los políticos, los medios de comunicación y el resto del bando pro-vacunas a estas revelaciones, especialmente con el imprimátur del Instituto Salk colocado en la portada del informe? ¿Intentarán esconder el asunto bajo la alfombra o desviar la atención de la “opinión pública” hacia las fabulosas “variantes”? ¿O intentarán algo totalmente diferente, como afirmar que una clase de proteína de espiga es saludable mientras que otras causan enfermedades prolongadas y la muerte? ¿Qué van a hacer?

Y, no lo olvidemos, los fabricantes de vacunas tienen plena inmunidad legal por las lesiones que producen. La inmunidad legal significa impunidad.

Entonces, ¿qué efecto tendrán estas proteínas de espiga en las personas que han sido vacunadas?

Esto es lo que dicen los Médicos por la Ética de Covid en su último artículo publicado:

“Las vacunas son peligrosas tanto para las personas sanas como para las que padecen enfermedades crónicas preexistentes por las siguientes razones: riesgo de alteraciones letales y no letales de la coagulación de la sangre, incluyendo trastornos de la coagulación, trombosis cerebral, derrame cerebral e infarto de miocardio; reacciones autoinmunes y alérgicas; potenciación de la enfermedad por los anticuerpos; impurezas de las vacunas debido a la fabricación apresurada y a las normas de producción no reguladas… cabe esperar que todas las vacunas de ARNm causen coagulación sanguínea y trastornos hemorrágicos… Las vacunas no son seguras”.

El reumatólogo pediátrico Dr. J. Patrick Whelan planteó el problema en una carta a la FDA:

“Me preocupa que las nuevas vacunas destinadas a crear inmunidad contra la proteína de espiga del SARS-CoV-2 puedan causar daños microvasculares en el cerebro, el corazón, el hígado y los riñones de una forma que no parece haber sido evaluada actualmente en los ensayos de seguridad de estos tratamientos potenciales.

Antes de que se apruebe el uso generalizado de cualquiera de estas vacunas en humanos es importante evaluar los efectos de la vacunación en el corazón de los individuos vacunados. Por muy importante que sea detener la propagación del Covid rápidamente mediante la inmunización de la población, sería mucho peor que cientos de millones de personas sufrieran daños duraderos, incluso permanentes, en la microvasculatura de sus cerebros o corazones porque no se ha apreciado un efecto no deseado de las vacunas de proteínas de espiga en estos otros órganos a corto plazo”.

También señalamos que “las vacunas de ARNm liberan una proteína de espiga que se extiende por todo el cuerpo, queda atrapada en el torrente sanguíneo y se acumula en la capa de células (células endoteliales) que recubren los vasos sanguíneos.” Creemos que la nueva investigación del Instituto Salk apoya esta teoría general.

Además, según el Dr. Hyung Chun, cardiólogo de Yale, las células “liberan citoquinas inflamatorias que exacerban aún más la respuesta inflamatoria del cuerpo y conducen a la formación de coágulos de sangre.” Chun dijo: “El endotelio “inflamado” probablemente no sólo contribuye al empeoramiento del resultado en Covid-19, sino que también se considera un factor importante que contribuye al riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares”.

“Las personas con Covid-19 presentan una amplia gama de síntomas neurológicos, como dolores de cabeza, ataxia, alteración de la conciencia, alucinaciones, accidentes cerebrovasculares y hemorragias cerebrales. Pero los estudios de autopsia aún no han encontrado pruebas claras de una invasión viral destructiva en los cerebros de los pacientes, lo que ha llevado a los investigadores a considerar explicaciones alternativas sobre cómo el SARS-CoV-2 causa síntomas neurológicos …

Si no es una infección víral, ¿qué más podría estar causando daño a órganos distantes asociados al Covid-19? …

El culpable más probable que se ha identificado es la proteína espiga Covid-19. Es preocupante que varios estudios han demostrado que las proteínas de espiga por sí solas tienen la capacidad de causar daños generalizados en todo el cuerpo, sin ningún rastro de virus

Lo que hace que este descubrimiento sea tan inquietante es que las vacunas de ARNm de COVID-19 fabricadas por Moderna y Pfizer programan nuestras células para que produzcan esta misma proteína de espiga del coronavirus como una forma de activar nuestros cuerpos para producir anticuerpos contra el virus.” (¿Podría la proteína de espiga de las vacunas de Moderna y Pfizer causar coágulos de sangre, inflamación cerebral y ataques al corazón? Global Research)

Como dice Chun:

“… Los estudios de autopsia aún no han encontrado pruebas claras de la invasión viral destructiva en los cerebros de los pacientes, lo que ha llevado a los investigadores a considerar explicaciones alternativas sobre cómo el SARS-CoV-2 causa síntomas neurológicos…”

Esta observación es correcta. La investigación no indica “invasión viral en el cerebro de los pacientes”.

Por último, Chun reconoce que las nuevas vacunas “programan a nuestras células para que produzcan esa misma proteína de espiga del coronavirus para que nuestro cuerpo produzca anticuerpos contra el virus”.

La producción y distribución de estas inyecciones potencialmente mortales va mucho más allá de la mera imprudencia. Se trata de una catástrofe mundial sin precedentes que podría provocar la muerte de millones de personas.

Al engaño de la teoría microbiana del contagio, de que los virus infectan y crean enfermedad, de que nuestro cuerpo funciona militarmente como un ejército contra invasores invisibles, como si los factores emocionales y el demencial modo de vida al que estamos sometidos (además de la comida basura, desposesión del conocimiento de nuestro cuerpo, tóxicos, químicos, radiaciones, estrés, hambrunas, guerras, ritmos de trabajo, etc) no tuvieran nada que ver, hay que añadirle el gran engaño de la pandemia, maniobra para que las élites acumulen y centralicen aun más el poder.

¿Hasta cuándo continuará esta locura?

 

Fuentes:

Mike Withney – New Report Sheds Light on Vaccine Doomsday Cult

astillas de realidad