Imperialismo, vacunas… y muertos

ASTRAZENECA

El riesgo de padecer un coágulo sanguíneo grave tras la vacuna de AstraZeneca se ha duplicado en quince días, según las últimas cifras de la Agencia británica que regula los productos sanitarios (MHRA). Los casos han aumentado de 79 a 168 desde el 8 de abril, y las muertes de 19 a 32.

El riesgo de padecer un coágulo de sangre también ha aumentado de uno de cada 250.000 a uno de cada 126.600, lo que supone un incremento de cuatro por cada millón a 7,9 por cada millón.

A principios de este mes, el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) aconsejó que se ofreciera a los menores de 30 años una alternativa a la vacuna de AstraZeneca, porque el riesgo ya no supera los beneficios para los más jóvenes.

El JCVI examinará cuidadosamente los nuevos datos para evaluar si el riesgo sigue valiendo la pena para los grupos de mayor edad, ahora que el riesgo de contraer un coágulo de sangre ha aumentado.

La MHRA instó a las personas a buscar atención médica urgente si experimentan un fuerte dolor de cabeza a partir de unos cuatro días después de la vacunación, que no mejora con analgésicos y empeora al acostarse o agacharse.

También aconseja buscar ayuda si el dolor de cabeza iba acompañado de visión borrosa, confusión, dificultad para hablar, debilidad, somnolencia o convulsiones.

El organismo regulador pidió a las personas que estuvieran atentas a una erupción que pareciera un pequeño hematoma o una hemorragia bajo la piel, a la falta de aire, al dolor en el pecho, a la hinchazón de las piernas y al dolor de estómago persistente.

 

PFIZER

Destacados expertos en salud pública han formado un Comité Popular en Israel (IPC) que acaba de publicar un informe detallado sobre los efectos secundarios de la vacuna de Pfizer.

Las conclusiones no pueden ser más demoledoras: “Nunca ha habido una vacuna que haya perjudicado a tanta gente”, afirman. Es lógico que el informe haya recibido tan escasa cobertura mediática.

Si las cifras del IPC sobre la tasa de mortalidad entre los vacunados son correctas, las del Ministerio de Sanidad han sido falseadas a la baja en más de 22 veces.

Ningún dato coincide con los informes oficiales. Mientras el Ministerio de Sanidad sólo reconoce 45 muertes relacionadas con la vacunación, el IPC asegura que ha recibido 288 sobre fallecimientos, de los cuales el 90 por ciento ocurrieron en los 10 días posteriores a la inoculación.

Si las conclusiones del IPC son ciertas, la vacuna de Pfizer podría estar asociada a más muertes sólo en Israel que la vacuna de AstraZeneca en toda Europa.

El IPC confirma la correlación entre la vacunación y las muertes: “Existe una fuerte correlación entre el número de personas vacunadas por día y el número de muertes por día, en un rango de hasta 10 días, en todos los grupos de edad”.

También revela que “el riesgo de mortalidad tras la segunda vacuna es mayor que el riesgo de mortalidad tras la primera”.

Pero la muerte no es el único riesgo asociado a la vacunación. “A la fecha de publicación del informe, se han acumulado 2.066 informes de eventos adversos que han llegado al Comité de Investigación Civil y los datos siguen llegando. Estos informes indican daños en casi todos los órganos del cuerpo humano… Nuestro análisis reveló una tasa relativamente alta de lesiones cardíacas, ya que el 26 por ciento de todos los eventos cardíacos se produjeron en personas jóvenes de hasta 40 años, siendo el diagnóstico más común en estos casos la miositis o la pericarditis. También hubo una alta tasa de hemorragias vaginales masivas, lesiones neurológicas y daños en los sistemas óseo y cutáneo. Cabe señalar que un número importante de informes de efectos secundarios están relacionados, directa o indirectamente, con la hipercoagulabilidad (infarto), infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, aborto involuntario, alteración del flujo sanguíneo a las extremidades, embolia pulmonar”.

Sin embargo esta tragedia de Israel no es óbice para que la gran farmacéutica firme nuevos acuerdos con la UE.

La Unión Europea negocia con Pfizer el mayor contrato de la historia para suministrar vacunas. Se trata de comprar 1.800 millones de dosis, una cifra astronómica que representa cuatro veces la población de los 27 Estados miembros y el 23 por ciento de la población mundial.

Con motivo del nuevo pedido, que suma 41.000 millones de dólares, la multinacional ha aumentado su precio en más de un 50 por ciento, de 12 a 19,50 euros, según el Primer Ministro búlgaro, Boiko Borissov.

“Hay una terrible guerra comercial que está inflando los precios con fuerza”, dice Borissov en un vídeo difundido en Facebook.

“Pfizer estaba a 12 euros, luego pasó a 15,50 euros. Y ahora están firmando contratos por 900 millones de vacunas a 19,50 euros”, dijo el primer ministro búlgaro. “Son 18.000 millones de euros. ¡Aparecerán muchas variantes, y así tendremos una primera inyección, una segunda, luego una tercera y una cuarta! Esto repercutirá en los presupuestos de los próximos años”, añadió Borissov.

Actualmente la Comisión Europea se encuentra en conversaciones con Pfizer para cerrar el suministro de vacunas para 2022 y 2023, y uno de los factores de la negociación son unos precios al alza.

La Comisión Europea se ha negado hasta ahora a revelar el precio de las vacunas. Sin embargo, el pasado mes de diciembre la secretaria de Estado belga, Eva De Bleeker, compartió el coste de las vacunas negociados por la Comisión, así como la cantidad de dosis compradas por su gobierno. Luego, se supo que la dosis de AstraZeneca cuesta 1,78 euros en comparación con los 12 euros de Pfizer.

Recientemente la RAI italiana ha publicado los contratos firmados por la Unión Europea con Pfizer y Moderna para el suministro de vacunas y que Bruselas ha tratado de mantener en secreto hasta ahora.

La demanda y los precios actuales de las vacunas “no están determinados por las condiciones normales del mercado”, dice Frank D’Amelio, director financiero y vicepresidente de Pfizer. “Están impulsados por la situación de pandemia en la que nos encontramos y la necesidad de los gobiernos de adquirir dosis de varios proveedores de vacunas”, dijo el directivo.

“Lo que creemos es que las fuerzas normales del mercado entrarán pronto en acción. Factores como la eficacia, la capacidad de potenciar la inmunidad, serán aún más críticos, y lo vemos como una gran oportunidad para la demanda de nuestra vacuna y para el precio. Así que, en resumen, hay mucho por venir”, añadió.

ASTRA, PFIZER, MODERNA

Dado el gran volumen de efectos adversos conocidos notificados para con las vacunas de la Covidien-19 mediante el Programa de Tarjeta Amarilla, y para favorecer la identificación de nuevos problemas de seguridad con las vacunas de la COVID-19, le pedimos que a partir de ahora únicamente nos notifique los efectos adversos siguientes:»

Así reza la alerta de seguridad 2021016 emitida por el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluyna en febrero de este año, que pide a los profesionales sanitarios reporten aquellos casos que, tras la inoculación de la vacuna contra el coronavirus produzcan episodios «desconodidos/graves, sobre todo si motivan un ingreso hospitalario, ponen en peligro la vida o tienen un desenlace mortal.»

La nota hace hincapié en que se reporten los siguientes efectos secundarios: «anafilaxia, arritmia, fallo cardiaco, cardiomiopatía de estrés, enfermedad arterial coronaria, miocarditis, muerte súbita o muerte de cualquier causa, síndrome de Guillain-Barré, encefalomielitis diseminada aguda, narcolepsia, convulsión generalizada , meningoencefalitis, mielitis transversa, parálisis facial de Bell, vasculitis cutánea, eritema multiforme, microangiopatía, alteraciones de la coagulación (tromboembolia y hemorragias), trombocitopenia idiopática, artritis aséptica aguda, síndrome del distrés respiratorio agudo, Covidien-19 (enfermedad aumentada tras la inmunización), anosmia y ageusia y daño hepático o renal agudo.»

 

Cuestión de oferta y demanda

Por otro lado en Estados Unidos, la oferta de vacunas excede con mucho a la demanda, dado que cada vez aumenta más y más el número de gente que se niega a recibir el pinchacito salvador. Por ello las autoridades, no sólo en EE.UU sino en todo el mundo, redoblan sus esfuerzos para aumentar la vacunación.

La oferta de vacunas está empezando a superar rápidamente la demanda en Estados Unidos. Las cobayas no acuden a las citas y los gobiernos están implementando diversas formas de incentivarlas.

Hasta el viernes, el 49 por ciento de los adultos estadounidenses había recibido al menos una dosis de la vacuna.

Una encuesta reciente reveló que sólo el 61 por ciento de los adultos dice haber recibido la vacuna o quiere hacerlo cuanto antes, un 13 por ciento dice que “definitivamente” no se vacunará y el 7 por ciento dijo que sólo se vacunaría si fuera necesario.

Las autoridades sanitarias afirman que el país necesita alcanzar una tasa de vacunación de entre el 70 por ciento y el 90 por ciento para lograr eso que los “expertos” llaman “inmunidad de rebaño”.

El viernes el gobernador de Pensilvania, Tom Wolf, hizo un llamamiento para que los residentes se vacunen, ya que las clínicas de todo el estado informaron de que cada día cientos, si no miles, de citas estaban quedando disponibles.

Casi la mitad de los trabajadores de los asilos de Pensilvania han rechazado la vacuna, una prueba más de “lo difícil que será superar la reticencia a vacunarse en un futuro próximo”.

En algunos Estados las tasas de vacunación son tan bajas que sus dirigentes están estudiando diversas formas de incentivarlas.

Luisiana ha recurrido a las bandas de música tocando en los puestos de vacunación que funcionan las 24 horas diarias y con dosis entregadas a los pescadores comerciales a pocos minutos de los muelles.

El Departamento de Salud de Alaska está estudiando la posibilidad de crear clínicas de vacunación en los aeropuertos.

El instituto sanitario de Ohio ha pedido a los proveedores de vacunas que establezcan lugares cerca de las paradas de autobús y que consideren la posibilidad de ofrecer servicios de vacunación móviles.

En Connecticut, el departamento de salud ha puesto en marcha una iniciativa para llamar directamente a los residentes para concertar citas.

Mississippi trabaja con organizaciones locales para llevar las vacunas directamente a las viviendas de los ancianos.

La agencia sanitaria de Alabama ha estudiado la reticencia a las vacunas para elaborar mensajes que acaben con las dudas sobre las mismas.

Imperialismo y vacunas

No sólo Estados Unidos trabaja con tanto ahínco para vacunar a la población, India comenzó una gran campaña de vacunación con el objetivo de vacunar a más de 300 millones de personas (¿será por eso que aumenta de manera dramática el número de muertos, supuestamente de covid-19?) y Gran Bretaña se encuentra entre los países donde más se vacuna. ¿A qué responde tanto interés? Bueno al menos en el caso británico quizás a que su ministro de sanidad es accionista de una empresa de suministros sanitarios.

Los políticos, los empresarios y la sanidad forman un entramado muy estrecho de intereses comunes, sin los cuales no es posible entender las decisiones aprobadas durante la pandemia, especialmente en un momento de privatización de los sistemas públicos de salud. Algunos los consideran como “corrupción”, pero algo totalmente institucionalizado.

Por ejemplo, el ministro británico de Sanidad, Matt Hancock, posee acciones en una empresa suministradora del NHS, el sistema público de salud.

En marzo, dijo que había adquirido más del 15 por ciento de Topwood, que en 2019 obtuvo autorización de suministros.

La empresa, especializada en el almacenamiento seguro, codificación y escaneado de documentos, también ha conseguido este año 300.000 libras esterlinas en contratos con el NHS de Gales.

En marzo del año pasado, Hancock declaró en el registro de intereses de los diputados que había adquirido más del 15 por ciento de las acciones de Topwood, dentro de un “acuerdo de gestión delegada”.

Los registros de contratos públicos muestran que en 2019 el NHS en Inglaterra otorgó un lugar a la empresa en su marco de servicios empresariales compartidos como un proveedor potencial para los fideicomisos locales, al año siguiente de que Hancock se convirtiera en ministro.

El registro de diputados no menciona que su hermana Emily Gilruth -involucrada en la empresa desde su fundación en 2002- posee una participación mayor y es directora, ni que Topwood tiene vínculos con el NHS.

El secretario de Sanidad de los laboristas, Jonathan Ashworth, dijo que era chocante que una empresa vinculada a la familia de Hancock se hubiera asegurado un puesto en el NHS como proveedor. “Lamentablemente, no creo que a nadie le sorprenda el amiguismo de este Gobierno”, añadió.

La vicepresidenta del Partido Nacional Escocés, Kirsten Oswald, dijo que el “amiguismo tory” estaba “muy extendido en Westminster”.

En 2017, cuando era secretario de Estado de Digital, Cultura, Medios de Comunicación y Deporte, Hancock declaró que su hermano era director de una empresa de crowdfunding de inversiones llamada Crowd2Fund.

o mismo que la declaración de pandemia, las vacunas expresan las contradicciones entre las grandes potencias y cada país sigue la política que le imponen dichas potencias, sin que tengan margen para añadir o quitar.

Al mismo tiempo, las opiniones que se difunden son consecuencia de lo mismo y, en el caso de España, siguen a la Unión Europea, que también carece de margen de maniobra porque ni siquiera ha sido capaz de fabricar una vacuna propia.

Un pequeño grupo de potencias marca la pauta: “El principal asesor de la Casa Blanca para el Hemisferio Occidental en materia de seguridad, Juan González, alertó en Buenos Aires sobre la estrategia que mantienen Rusia y China respecto de la venta y distribución de vacunas al mundo y advirtió que sólo Estados Unidos cuenta con un plan global de recuperación pospandemia”.

La traducción al román paladino es la siguiente: las vacunas no son un instrumento de salud pública sino de hegemonía. Sólo las multinacionales ligadas al imperialismo pueden distribuirlas, y si alguien no obedece, no tendrá dinero para salir de la pandemia, o sea, de la bancarrota económica.

El seguidismo es la otra cara de la hegemonía. La mayoría de los países se limitan a seguir la corriente de las grandes potencias y no tienen que plantearse grandes interrogantes, que les llegan resueltos de fábrica. No obstante, al salir del rebufo, las cosas se ven de una manera muy distinta y, desde luego, mucho más diversa y, por lo tanto, compleja.

La perspectiva empieza a desconcertar desde el momento en el que se empiezan a conocer determinadas claves, como que la vacuna rusa Sputnik fue la primera que se elaboró en el mundo y que los primeros ensayos de vacunas comenzaron en agosto del año pasado, solo cinco meses después de que se declarase la pandemia a escala mundial.

Ahora bien, como los asuntos sanitarios no son políticos por sí mismos, alguien los “politiza” y, ese naturalmente, sólo puede ser el Kremlin: “Moscú reclamó victoria en la carrera por la vacuna, como hizo décadas atrás en la carrera espacial al lanzar el satélite Sputnik […] Su despliegue politizado solo sirvió para profundizar el escepticismo en torno a ella”, sentenció el New York Times. El 3 de febrero The Lancet había santificado a la vacuna rusa, pero una revista médica no puede cambiar un dogma ideológico que —como todo lo demás— también viene de fábrica.

Sputnik es la segunda vacuna más utilizada en el mundo. Hay 60 países con una población total de más de 3.000 millones de personas que se están vacunando con ella.

Algunos países la combinan con alguna de las vacunas chinas, que se utilizan en 45 países con una población de otros 3.000 millones de personas.

La vacuna rusa está siendo utilizada en los grandes países asiáticos (India – donde casualidades de la vida, están muriendo miles de personas en plena campaña de vacunación -, Pakistán, Irán, Filipinas) y en el norte de África (Argelia, Túnez, Marruecos, Libia, Egipto). Es un interesante indicador de su confianza en Rusia.

La penetración de las vacunas rusas también es muy elevada en los países más grandes y poblados de América Latina, como Brasil y Argentina. En México la naturaleza política de las vacuna conduce a titulares periodísticos de tipo “México fue una potencia en vacunas”, pero ahora espera la del coronavirus “mirando al exterior”.

Como tantas otras mercancías, las vacunas son un vector de influencia mundial, es decir, que una potencia puede medir su radio de acción en función de los países que distribuyen su vacuna. Por lo tanto, no puede extrañar que Estados Unidos ponga reparos a la aprobación de la vacuna rusa por razones que —obviamente— no son sanitarias.

Para muchos países las vacunas son “la solución” a la pandemia sólo si no son rusas, ni chinas, ni cubanas, de manera que antes dejarían morir a su población que vacunarla con ellas y, en consecuencia, reconocer que han tenido que recurrir a esos países para que les solucionen sus problemas sanitarios, tanto si son reales como si son ficticios.

En varios países los movimientos contra las vacunas no proliferan por sus secuelas adversas sobre la salud sino por motivos claramente políticos, que tienen su origen en la procedencia de la vacuna de países, como China, por ejemplo.

Hay periódicos que sólo hablan de los efectos adversos de las vacunas en países donde la vacuna procede de Rusia o China. Entonces menudean titulares como “Argentina reporta 317 casos adversos tras suministrar la vacuna rusa”, a pesar de que sólo llevaban dos días poniendo inyecciones.

Los organismos reguladores, como la FDA en Estados Unidos o la EMA en Europa, no pueden aprobar ese tipo de vacunas porque en la medida en que las vacunas rusas (o chinas, o cubanas) se difunden, el mercado se estrecha para las grandes multinacionales farmacéuticas. Por ejemplo, si la EMA aprobara la Sputnik, Rusia quedaría como el baluarte más importante de la sanidad mundial, lo cual no puede ocurrir bajo ninguna circunstancia. De ahí que la EMA haga lo que le dicten las multinacionales farmacéuticas (por motivos económicos) y los Estados europeos más fuertes (por motivos estratégicos).

Lo estamos comprobando dentro de la Unión Europea, donde tres países miembros, como Hungría, han prescindido de la Unión Europea y están distribuyendo vacunas rusas, chinas e incluso la india . También Eslovaquia comenzó a distribuir la vacuna rusa, sin tener en cuenta los criterios de la Unión Europea.

¿Significa eso que las vacunas rusas o chinas son “mejores”? En absoluto. Dos de las 5 vacunas chinas son de ARNm, como Moderna o Pfizer, y las otras dos, y la Rusa, de virus vectorizado modificado genéticamente, como la de Astra. En este blog ya hemos informado de los efectos de las vacunas chinas. Una vacuna, como nos recuerda el Doctor Enric Costa o la Doctora M.ª José Martínez Albarracín, no deja de ser un sinsentido médico que pone en peligro la salud y suprime el “sistema inmunológico”, de últimas, si alguien esta sano ¿para qué gaitas quiere una vacuna?

Lo único que demuestra esta aparente pelea es la propaganda entre las facciones de la élite en su guerra por controlar el mundo.

Guerra en la que toma partido la OMS, diciendo y desdiciéndose, publicando y retirando informes, apoyando la agenda globalista y contradiciendose todo el tiempo. ¿Será que también las élites se disputan el control de tan nefasta institución? Es normal, esas mismas élites la crearon como herramienta de dominación.

Y qué hace la OMS ahora. Hace un año, cuando la primera oleada de la pandemia llegó a Italia, el gobierno presionó a la OMS para desestimar un informe crítico sobre la gestión política de la misma. Posteriormente, para limpiar su imagen, la OMS presionó al epidemiólogo encargado del informe para que silenciara el asunto.

El personaje de la foto de portada, Ranieri Guerra, subdirector de la OMS, presionó con amenazas, algunas de ellas de tipo económico, para encubrir la responsabilidad del gobierno italiano en la primera ola de la pandemia y, por lo tanto, de él mismo como responsable de los planes de prevención de epidemias.

Los hechos se remontan al 13 mayo del año pasado. La OMS publicó un informe crítico hacia el gobierno italiano titulado “Un desafío sin precedentes, la primera respuesta de Italia al Covid-19” y lo borró veinticuatro horas después. Tiempo atrás, Italia había hecho una contribución económica de 10 millones de dólares a la OMS.

Los tribunales italianos investigan si Guerra amenazó con retirar la subvención a la OMS para que olvidara el informe crítico, aprovechando su doble condición: tenía un pie en la OMS y el otro en el Ministerio de Sanidad italiano.

Guerra era juez y parte y estaba directamente implicado en el informe. La OMS se ha apartado de Guerra y afirma que el documento no se convalidó antes de su publicación. Pero, como cualquier organismo corrupto, la OMS miente más que habla: los fiscales de Bérgamo han descubierto que el informe sí había sido convalidado por la OMS.

Es más, el máximo responsable de la OMS intentó convencer al epidemiólogo Francesco Zambon de que falsificara el informe. Zambon era el encargado de dirigirlo y dimitió el 11 de abril, en cuanto todo empezó a oler a podrido. Le empezaron a llover citaciones, tanto de la OMS como de los tribunales italianos.

La OMS le ordenó a Zambon no declarar, para lo cual debía invocar su inmunidad diplomática.

Es otro ejemplo de que la OMS no es nada distinto de sus Estados miembros y, en consecuencia, sus resoluciones no tienen nada que ver con “la ciencia”. Sus informes aparecen y desaparecen como por ensalmo.

En diciembre del año pasado, el periódico The Guardian habló abiertamente de “conspiración entre la OMS y el gobierno italiano para eliminar de la web el informe”.

Y mientras tanto, la masa viendo la tele.

 

Fuentes:

mpr21.info

RAI

New York Times