Imperialismo, vacunas… y muertos

ASTRAZENECA

El riesgo de padecer un coágulo sanguíneo grave tras la vacuna de AstraZeneca se ha duplicado en quince días, según las últimas cifras de la Agencia británica que regula los productos sanitarios (MHRA). Los casos han aumentado de 79 a 168 desde el 8 de abril, y las muertes de 19 a 32.

El riesgo de padecer un coágulo de sangre también ha aumentado de uno de cada 250.000 a uno de cada 126.600, lo que supone un incremento de cuatro por cada millón a 7,9 por cada millón.

A principios de este mes, el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) aconsejó que se ofreciera a los menores de 30 años una alternativa a la vacuna de AstraZeneca, porque el riesgo ya no supera los beneficios para los más jóvenes.

El JCVI examinará cuidadosamente los nuevos datos para evaluar si el riesgo sigue valiendo la pena para los grupos de mayor edad, ahora que el riesgo de contraer un coágulo de sangre ha aumentado.

La MHRA instó a las personas a buscar atención médica urgente si experimentan un fuerte dolor de cabeza a partir de unos cuatro días después de la vacunación, que no mejora con analgésicos y empeora al acostarse o agacharse.

También aconseja buscar ayuda si el dolor de cabeza iba acompañado de visión borrosa, confusión, dificultad para hablar, debilidad, somnolencia o convulsiones.

El organismo regulador pidió a las personas que estuvieran atentas a una erupción que pareciera un pequeño hematoma o una hemorragia bajo la piel, a la falta de aire, al dolor en el pecho, a la hinchazón de las piernas y al dolor de estómago persistente.

 

PFIZER

Destacados expertos en salud pública han formado un Comité Popular en Israel (IPC) que acaba de publicar un informe detallado sobre los efectos secundarios de la vacuna de Pfizer.

Las conclusiones no pueden ser más demoledoras: “Nunca ha habido una vacuna que haya perjudicado a tanta gente”, afirman. Es lógico que el informe haya recibido tan escasa cobertura mediática.

Si las cifras del IPC sobre la tasa de mortalidad entre los vacunados son correctas, las del Ministerio de Sanidad han sido falseadas a la baja en más de 22 veces.

Ningún dato coincide con los informes oficiales. Mientras el Ministerio de Sanidad sólo reconoce 45 muertes relacionadas con la vacunación, el IPC asegura que ha recibido 288 sobre fallecimientos, de los cuales el 90 por ciento ocurrieron en los 10 días posteriores a la inoculación.

Si las conclusiones del IPC son ciertas, la vacuna de Pfizer podría estar asociada a más muertes sólo en Israel que la vacuna de AstraZeneca en toda Europa.

El IPC confirma la correlación entre la vacunación y las muertes: “Existe una fuerte correlación entre el número de personas vacunadas por día y el número de muertes por día, en un rango de hasta 10 días, en todos los grupos de edad”.

También revela que “el riesgo de mortalidad tras la segunda vacuna es mayor que el riesgo de mortalidad tras la primera”.

Pero la muerte no es el único riesgo asociado a la vacunación. “A la fecha de publicación del informe, se han acumulado 2.066 informes de eventos adversos que han llegado al Comité de Investigación Civil y los datos siguen llegando. Estos informes indican daños en casi todos los órganos del cuerpo humano… Nuestro análisis reveló una tasa relativamente alta de lesiones cardíacas, ya que el 26 por ciento de todos los eventos cardíacos se produjeron en personas jóvenes de hasta 40 años, siendo el diagnóstico más común en estos casos la miositis o la pericarditis. También hubo una alta tasa de hemorragias vaginales masivas, lesiones neurológicas y daños en los sistemas óseo y cutáneo. Cabe señalar que un número importante de informes de efectos secundarios están relacionados, directa o indirectamente, con la hipercoagulabilidad (infarto), infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, aborto involuntario, alteración del flujo sanguíneo a las extremidades, embolia pulmonar”.

Sin embargo esta tragedia de Israel no es óbice para que la gran farmacéutica firme nuevos acuerdos con la UE.

La Unión Europea negocia con Pfizer el mayor contrato de la historia para suministrar vacunas. Se trata de comprar 1.800 millones de dosis, una cifra astronómica que representa cuatro veces la población de los 27 Estados miembros y el 23 por ciento de la población mundial.

Con motivo del nuevo pedido, que suma 41.000 millones de dólares, la multinacional ha aumentado su precio en más de un 50 por ciento, de 12 a 19,50 euros, según el Primer Ministro búlgaro, Boiko Borissov.

“Hay una terrible guerra comercial que está inflando los precios con fuerza”, dice Borissov en un vídeo difundido en Facebook.

“Pfizer estaba a 12 euros, luego pasó a 15,50 euros. Y ahora están firmando contratos por 900 millones de vacunas a 19,50 euros”, dijo el primer ministro búlgaro. “Son 18.000 millones de euros. ¡Aparecerán muchas variantes, y así tendremos una primera inyección, una segunda, luego una tercera y una cuarta! Esto repercutirá en los presupuestos de los próximos años”, añadió Borissov.

Actualmente la Comisión Europea se encuentra en conversaciones con Pfizer para cerrar el suministro de vacunas para 2022 y 2023, y uno de los factores de la negociación son unos precios al alza.

La Comisión Europea se ha negado hasta ahora a revelar el precio de las vacunas. Sin embargo, el pasado mes de diciembre la secretaria de Estado belga, Eva De Bleeker, compartió el coste de las vacunas negociados por la Comisión, así como la cantidad de dosis compradas por su gobierno. Luego, se supo que la dosis de AstraZeneca cuesta 1,78 euros en comparación con los 12 euros de Pfizer.

Recientemente la RAI italiana ha publicado los contratos firmados por la Unión Europea con Pfizer y Moderna para el suministro de vacunas y que Bruselas ha tratado de mantener en secreto hasta ahora.

La demanda y los precios actuales de las vacunas “no están determinados por las condiciones normales del mercado”, dice Frank D’Amelio, director financiero y vicepresidente de Pfizer. “Están impulsados por la situación de pandemia en la que nos encontramos y la necesidad de los gobiernos de adquirir dosis de varios proveedores de vacunas”, dijo el directivo.

“Lo que creemos es que las fuerzas normales del mercado entrarán pronto en acción. Factores como la eficacia, la capacidad de potenciar la inmunidad, serán aún más críticos, y lo vemos como una gran oportunidad para la demanda de nuestra vacuna y para el precio. Así que, en resumen, hay mucho por venir”, añadió.

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Covid-19: servicios de inteligencia y virus de laboratorio

El engaño tiene éxito a veces, pero siempre termina por suicidarse .(Gibran Khalil Gibran)

El virus del SARS-CoV-2 puede haber venido de un laboratorio. Esta vez quien lo admite es la jefe de los servicios secretos más importantes del mundo, los americanos, Avril Haines, la “profetisa de la pandemia” por predecir una terrible enfermedad respiratoria por coronavirus en una conferencia en 2018, después de llamar a un “orden mundial”  y habiendo dirigido el sospechoso simulacro, el evento 201, sobre un contagio planetario simulado, financiado, entre otros, por Bill & Melinda Gates.

El 14 de abril, la Directora de Inteligencia Nacional, la mencionada Avril Haines, reveló que, tras más de un año de decidida investigación, las agencias de espionaje estadounidenses no tenían respuestas concretas a las preguntas básicas sobre los orígenes del coronavirus de 2019.

“Es absolutamente correcto que la comunidad de inteligencia no sabe exactamente dónde, cuándo o cómo se transmitió inicialmente el virus Covid-19”, dijo Haines a los miembros del Comité de Inteligencia del Senado. “Los integrantes se han aglutinado en torno a dos teorías alternativas, si estos escenarios surgieron de forma natural por el contacto humano con animales infectados, o si fue un accidente de laboratorio”.

INTELIGENCIA Y VIRUS DE LABORATORIO

Para dar cuenta de las sensacionales declaraciones de la jefa de la ODNI, la oficina que coordina toda la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos de la que dependen 17 agencias federales, entre ellas las más poderosas del planeta como la Agencia Central de Inteligencia CIA (contraespionaje civil) y la Agencia de Seguridad Nacional NSA (militar) estuvo el periodista de investigación alemán Kit Klarenberg en un excelente artículo en Russia Today en el que se reconstruyó la historia de la pandemia a través de análisis de inteligencia y de la ciencia.

La admisión, aunque sólo sea hipotética de la “fuga del laboratorio” (una teoría más moderada que la de una liberación intencionada, lo que es un clamor popular), es una revelación sensacional por tres razones. En primer lugar, porque Haines,  demócrata que ya había sido sub-directora de la CIA en la administración Obama, fue requerida por Joseph Biden en la cúpula de la inteligencia de Estados Unidos y nombrada por el Senado al día siguiente de la toma de posesión del nuevo presidente en la Casa Blanca, confirma las acusaciones de que el SARS-CoV-2 fue construido artificialmente y lanzado, una acusación que incluso fue hecha por el ex presidente de los EE.UU Donald Trump, acusado inmediatamente de conspiración por los propios demócratas.

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Mucho más que una mascarilla

Desde el inicio de la pandemia de Covid-19 observamos que el uso generalizado de ‎mascarillas quirúrgicas no responde a una necesidad sanitaria y que en realidad ‎reactiva un comportamiento arcaico. El uso constante y generalizado de máscaras ‎provoca comportamientos psicóticos, lo cual ya se confirma con el actual y comprobado ‎incremento de los problemas psiquiátricos.‎

La imposición del uso generalizado de la mascarilla quirúrgica se ha convertido en el símbolo de la ‎gestión de la «pandemia». Esta imposición no es de carácter sanitario y demuestra la existencia ‎de un razonamiento que no tiene nada que ver con el sentido común. Es una orden que ‎se presenta simultáneamente como una ley y como la destrucción de la ley. Con esa orden ‎se perpetra una separación del orden político. ‎

Las razones de la imposición del uso generalizado de la mascarilla quirúrgica pueden resumirse de ‎la siguiente manera: sin ella no habría ninguna expresión clara de la «extrema» gravedad que ‎supuestamente tiene el Covid. La centralidad del uso de la mascarilla reside en el hecho que, ‎al recordarnos constantemente la «pandemia», esa imposición nos pone también ‎constantemente bajo la mirada del poder, confiscando así nuestra intimidad. ‎

Con esa medida la consciencia se reduce a un «sufrirse a sí mismo». «Experimentar el ‎no poder salir de sí mismo» [1]» no es algo exterior, no ocupa una parte de nuestra existencia sino que ‎se convierte en nuestra vida misma. ‎

Lo que así se siente deja su huella en quien se enfrenta al Covid ya que es un discurso ‎sin palabras, que no puede inscribirse y así tomar cuerpo. Es algo que impide el olvido y que ‎no puede rechazarse. Al reactivarse constantemente, la obligación del uso de la mascarilla ‎nos trae eternamente de regreso al trauma. ‎

El discurso sobre la «pandemia» se opone a la cultura, nos encierra en «la vida desnuda». ‎Ese discurso amenaza la capacidad de todo ser humano de rechazar –para no sentirse ‎petrificado. La máscara-corona revela directamente lo Real humano, más precisamente, su «ser ‎para la muerte». ‎

La obligación se convierte entonces en una ley suprema que condiciona nuestra «libertad» e ‎instituye una relación negativa consigo mismo y con el otro. Nos conmina a renunciar a ‎nuestra vida. Al no poder ser canalizada a través de la cultura, lo real de la muerte abarca la ‎totalidad de nuestra existencia. ‎

De esa manera, la máscara-corona no es la articulación de lo simbólico y lo real. ‎Por consiguiente, ya no es una máscara ya que no hace el papel de velo. Al contrario de la ‎máscara griega o romana, la máscara-corona no oculta el rostro… lo hace desaparecer. ‎

Portar una máscara cumplía una función de protección del cuerpo simbólico. Ahora, la máscara-‎corona es una profanación del cuerpo social e individual. Ya no es, como la máscara de la ‎antigüedad griega, una articulación entre lo visible y lo invisible y ya no permite el posible acceso ‎a algo real pero oculto tras un velo. La máscara-corona es, al contrario, una provocación de ‎lo Real, que permite desencadenar la pulsión de muerte. ‎

La pulsión de muerte es la estructura misma de la pandemia. Genérica y universal, «se basa en ‎una angustia fisiológica y en la rabia impotente» [2] del infans [3], de quien no puede hablar. Impide todo libre arbitrio e induce una aceptación ‎generalizada del uso de la máscara. Esa pulsión se convierte en la reivindicación de un ideal ‎consistente en escapar a la condición humana y aceptar así el paso al transhumanismo. ‎

Un «hacer ver»

Es, efectivamente, en el marco de un «hacer ver» que la OMS recomienda el uso de la ‎mascarilla [4], aunque reconoce que la mascarilla ‎no permite detener el virus ni proteger a quien la porta. La ventaja que ve la OMS en esa ‎medida reside en la modificación de los comportamientos de las poblaciones, a las que ‎se estimula a fabricar ellas mismas sus propias mascarillas y a participar así activamente en ‎su propia destrucción. ‎

Para la OMS, la mascarilla se convierte también en «un medio de expresión corporal», adecuado ‎para favorecer la aceptación global de las medidas de «protección» [5]. Aunque ‎la actuación del poder tenga por efecto verdadero la propagación de la enfermedad, usar la ‎mascarilla se convierte en un pedido de protección. La máscara-covid es así una forma de ‎comunión con la autoridad, una adhesión que muestra como aceptamos someternos a ‎conminaciones que nos impiden ser nosotros mismos. ‎

El poder presenta la «pandemia» bajo el aspecto aterrador de una vida contaminada ‎‎ [6]. ‎Su existencia se construye entonces como un hecho social «total, irreversible, imprevisible e ‎irreparable» [7]. El uso permanente de la mascarilla ‎se convierte entonces en el paradigma de la catástrofe. Es la exhibición, por los portadores ‎mismos de la mascarilla, de las medidas que no sólo no los protegen sino que los debilitan ‎tanto física como psíquicamente. La adhesión al discurso del poder es una fijación mortífera a ‎lo que dice el poder, es el resultado de una técnica de sumisión en la cual quienes llevan el peso ‎de la carga del sometimiento son los individuos mismos que se someten. ‎

Al portar la mascarilla, somos portadores de nuestra culpabilidad –somos culpables de ser un ‎vector de transmisión de la enfermedad, pecado que debemos expiar exagerando ‎nuestra propia sumisión. A pesar de que la instrucción de portar la mascarilla es respetada por la ‎enorme mayoría de la población, constantemente siguen conminándonos a llevarla. Presentada ‎inicialmente como una medida temporal, hoy nos dicen que, a pesar de la vacunación, el uso de ‎la mascarilla seguirá siendo necesario [8].‎

La máscara-corona se inscribe en la ideología de la transparencia. El rostro que la máscara ‎disimula desaparece como simple reflejo de la mirada del otro [9]. ‎Nos remite a una imagen abierta, de la cual el portador no puede ausentarse. La máscara ‎permite así una identificación con la mirada hipnotizante. El resultado es una relación incestuosa, ‎una fusión con el disfrute del poder, que cae en la categoría de lo obsceno. ‎

La máscara como técnica de encierro

En todas partes del mundo, el poder ha puesto en práctica técnicas de aislamiento cada vez más ‎sofisticadas, como las prisiones del tipo F [10] que deben provocar en el preso un estado del privación ‎sensorial. El aislamiento caracteriza la modernidad. Está presente simultáneamente en ‎la sociedad y en la prisión. En la pandemia, la técnica de encierro se vincula a la ‎postmodernidad. El confinamiento, el uso de la máscara o las medidas de “distanciamiento ‎social” no tienen por único objetivo aislar del ‎cuerpo social el cuerpo de quien puede ser portador del covid, también apunta a aislarlo de sí mismo. ‎

El tratamiento que actualmente se da a nuestro cuerpo hace recordar de inmediato la técnica de ‎encierro utilizada en la prisión [estadounidense] de Guantánamo. Ese campo de detención ‎inaugura una nueva exhibición, pero no del cuerpo, como en tiempos de los reyes de Francia o la ‎imposición del trabajo del inicio del capitalismo, sino de su imagen, más precisamente de una ‎negación de la imagen del cuerpo. ‎

‎[En Guantánamo] no sólo se cubría los ojos a los presos poniéndoles ‎antiparras opacas, la nariz y la boca también estaban recubiertos por una mascarilla quirúrgica. ‎De hecho, se confisca el cuerpo del preso, no para someterlo sino para encerrarlo en ‎sí mismo. Nada debe desviar del encierro la mente de un preso ya que el preso debe ver ‎el encierro como algo que no tiene principio y, sobre todo, que tampoco tiene final [11]. ‎

En el uso de la máscara-corona volvemos a encontrar las últimas funciones de un encierro ‎sin límite de tiempo. Cubrir las manos con guantes y el uso permanente de la mascarilla médica ‎no son los únicos procedimientos similares al campo de detención de Guantánamo. ‎En ambos casos, el encarcelamiento es a la vez externo e interno. Nos encierra en nuestra ‎impotencia y nos lleva a un estado, más o menos avanzado, de privación sensorial, elemento ‎productor de sicosis. Incomunicado de los demás y de sí mismo, el psicótico está ‎‎«en comunicación» sólo con el virus y con las conminaciones de las autoridades. Los cuerpos ‎enmascarados hacen visible la invisibilidad de la guerra contra el coronavirus, actuando de la ‎misma manera que las imágenes de Guantánamo, que dieron existencia a la guerra contra el ‎terrorismo. ‎

La fábrica de psicosis

A través de las imágenes de Guantánamo el espectáculo mira al espectador por el «hueco de ‎la mirada» [12]. El espectador se ve atrapado en la pulsión escópica, donde ‎lo esencial es mirarse ser mirado. Esa pasividad es participación en el dejar hacer, en el ‎dejar mostrar, en el dejar decir y gozar de ello. ‎

Al igual que la recepción, sin condena explícita, de las imágenes de Guantánamo, el enrolamiento ‎personal en la «guerra contra el coronavirus» es una etapa adicional en la renuncia a nuestra ‎propia humanidad. ‎

El consentimiento ante lo que se dice y se muestra no es sólo pasivo sino también activo. ‎La persona ya no está simplemente en estado de sideración ante algo visible que puede ‎considerar exterior sino que tiene que rehacerse e integrar activamente la movilización que ‎se impone debido a la pandemia, tiene que estar «en marcha», participar en su propia ‎destrucción como ser humano así como en su recomposición como «transhumano». En la ‎‎«guerra contra el coronavirus», ya no hay distinción interior/exterior. Esta fusión de tipo ‎psicótico existe, no sólo a nivel individual sino también societal. ‎

La fabricación de la sicosis es, desde hace tiempo, una ocupación de nuestros dirigentes. ‎Las técnicas de privación sensorial aplicadas en Guantánamo permitían producir –en sólo 2 días– ‎individuos psicóticos en materia de comportamiento. Esas técnicas eran una aplicación directa ‎de las investigaciones de psicólogos dedicados al estudio del comportamiento, como Donald ‎O. Hebb, de la universidad Mac Gill, en Quebec [13].‎

En el marco de la «guerra contra el coronavirus» y de experimentos como los procedimientos de ‎torturas aplicadas en Guantánamo, el cuerpo es capturado, pero no para destrozarlo ‎como antes, tampoco para disciplinarlo como en la organización capitalista del trabajo, sino para ‎ser aniquilado. Se trata, en este caso, de una condición previa, el objetivo es imponer una ‎reconstrucción en el marco del transhumanismo. ‎

Una captura de lo Real

La «guerra contra el coronavirus» va más allá de la «lucha antiterrorista». No está ‎en conflicto contra una parte de la población sino contra una categoría de la población, pero ‎convoca lo Real, ataca la posibilidad misma de lo viviente. El poder, a través de la tecnociencia, ‎compite con lo que se le escapa permanentemente. ‎

El uso de la máscara es una anticipación de la captura de lo real humano. Se inscribe en un ‎procedimiento de evitación relacional que hace que el otro deje de existir. Se captura algo de ‎lo Real: el deseo de relacionarse. A partir de ahí, la gente que se pone la máscara ya no es ‎portadora de la palabra sino del grito de quien se ha convertido en nadie. Esa gente exhibe ‎a la vez el rechazo al otro y lo que resulta de ese rechazo, su propia aniquilación. ‎

El uso de la máscara-corona produce una pérdida de «la apetencia simbólica», de ese deseo de ‎relacionarse que se manifiesta más allá de la satisfacción de las necesidades elementales de la ‎supervivencia [14].‎

El «encuentro primordial» con el otro es un impulso pulsional, el de la pulsión de la vida, ‎esencial en la construcción de un vínculo con el exterior. Ese don, destinado a actuar al nivel del ‎conjunto de la vida, hoy está siendo atacado por el uso de la máscara. Se convierte en un ‎rechazo al otro, en una destrucción de la «apetencia simbólica», o sea de la condición ‎primordial llamada a garantizar la formación de un vínculo social. Es la materialización de un ‎rechazo al otro y a sí mismo como persona. Es la exhibición de un contagio, ya no de una ‎enfermedad, sino de una concepción escatológica de la imposibilidad de un porvenir humano. ‎

La torre de Babel

La obligación generalizada de portar la máscara es el símbolo de un derrumbe de las fronteras ‎colectivas e individuales, de las fronteras que delimitan los Estados así como de las fronteras que ‎permiten, al diferenciar lo que está afuera y lo que está adentro, la formación de un sujeto ‎individual y colectivo. ‎

El uso generalizado de la máscara es una mordaza. Al suprimir toda singularidad e imponiendo ‎‎«una ausencia de lengua, una imposibilidad de hablar» [15], el uso generalizado ‎de la máscara construye una nueva torre de Babel. Ordena un «a puertas cerradas» ya que ‎se necesitan dos labios que se aparten uno del otro para poder hablar. La máscara-corona ‎impone así la instalación de una nueva universalidad monádica de la condición humana, donde ‎‎«nadie se distingue de los demás». ‎

La frontera es constitutiva del imaginario individual y social. Es lo que permite construir un ‎sentido. En la pandemia, al abolirse su función de mediación, las «instituciones imaginarias de ‎la sociedad», las organizaciones de la sociedad civil, son desactivadas y se convierten en ‎lo contrario de sí mismas. En lugar de establecer un límite ante la omnipotencia del poder, ‎se convierten en una simple correa de transmisión de las imposiciones de ese poder. Se reducen ‎a un acto voluntario de automutilación como expresión de un superyó (surmoi) arcaico que ‎se puede calificar –como lo hace Lacan– de obsceno [16]. ‎

Sin que se identifique claramente un centro de decisión, el uso de la máscara se presenta ‎inmediatamente como una obligación mundial. Al suprimir las fronteras políticas, elimina también ‎toda demarcación entre uno mismo y el otro. La globalización de la «pandemia» borra toda ‎diferencia, exhibe una cuasi desaparición del Estado-nación y borra la persona como entidad ‎jurídica y psíquica. Se opera así, en todos los sentidos, una fusión entre el adentro y el afuera, ‎o sea se instala una sicosis generalizada, llevando a pueblos e individuos a consentir su propia ‎destrucción. ‎

De esa manera, el uso de la máscara-corona provoca una indiferenciación del yo y del no-yo, ‎del sujeto y del objeto. Privado de su capacidad de discernimiento, el individuo ya no puede ‎nombrar lo real. De esa indiferenciación resulta una fusión con las cosas mismas. La máscara-‎corona permite así la instalación de una estructura esquizofrénica, donde el individuo ‎se identifica con los objetos del discurso. Se convierte en su máscara. ‎

«Dar cuerpo» a la pandemia
o dar sentido al «sin sentido»

En Los hermanos Karamazov, Dostoievski nos recordó que lo que caracteriza al ser humano es ‎el abandono de su existencia [17] ‎para entregarla como ofrenda al poder. Aquí, en el manejo de la «pandemia», la renuncia de las ‎poblaciones resulta de la destrucción de las instituciones imaginarias de la sociedad y de ‎su vínculo con el orden simbólico. Esas instancias –como el sindicato, la familia, la iglesia, ‎la prensa, el poder jurídico… organizaciones todas que constituyen una defensa contra el poder ‎absoluto y que son la base del vínculo social– hoy se ven no sólo desactivadas sino invertidas. Ya ‎no hacen cuerpo sino que, al contrario, están impactadas por el proceso de descorporización de ‎la sociedad y movilizadas en la «guerra sanitaria». El cuerpo individual o social ya es sólo una ‎carne marcada por el discurso del poder, por el encuentro del «goce absoluto» [18] característico de la estructura psicótica ‎‎ [19].‎

Estableciendo una ruptura con el otro y consigo mismo, la máscara-corona impone una doble ‎división. Es ante todo un «hacer ver». De esa manera, los medios no deforman la realidad… ‎la fabrican [20]. Instalan un proceso ‎de sideración. El mundo es reducido entonces a un «hacer ver» que convoca al goce [21]. El goce limita y excluye el cuerpo que desea, no aporta sentido sino que ‎es parte de lo impensable, del sin sentido. ‎

El goce, sin sentido y fuera del cuerpo, se hace entonces adictivo. El automatismo de la ‎repetición se impone sobre el principio de realidad. Instaura un goce del traumatismo que, ‎como máquina de repetición, tiene por afecto la liquidación de todo hecho de un sujeto, sea ‎individual o colectivo. Excluido del Otro, el cuerpo se reduce a su realidad anatómica y ‎se convierte en un simple soporte de la pulsión de muerte. ‎

A partir de ese momento, el uso de la máscara es un consentimiento de las poblaciones a ‎su propia destrucción, es la aceptación del gesto de deponer nuestro cuerpo, como se deponen ‎las armas. El cuerpo debe desaparecer para que pueda aparecer la «pandemia». ‎

Es también un «» a la muerte del sujeto parlante y es una aceptación del hecho de verse ‎capturado por el poder. La máscara actúa como una marca que da cuerpo a la enfermedad. En ‎esta situación, los individuos ya no tienen un cuerpo sino que son el cuerpo de la «pandemia», como antes fueron el cuerpo de las víctimas de la masacre [perpetrada en París, ‎en las oficinas de] Charlie Hebdo, al adoptar el eslogan «Je suis Charlie» (en español, ‎‎“Yo soy Charlie” [22]. ‎

«La inseguridad sufrida»,
una voluntad de goce

La «guerra contra el coronavirus» es una máquina de procurar goce. Basada en una supresión ‎del derecho, fusiona la violencia con lo sagrado. Nos confirma que la cuestión central en el ser ‎humano, como individuo sin comunicación con el Otro, no es el problema de la libertad sino, ‎más fundamental aún, el del goce. En este caso, el goce ya no está articulado al cuerpo y gira ‎sobre sí mismo, forma lo que el psicoanálisis llama una compulsión de repetición. Se trata de un ‎goce mortífero donde la energía vital, convocada por la orden del superyó, se vuelve contra ‎sí misma. ‎

Este goce constituye un imperativo categórico que rechaza todo lo que puede limitarlo. A través ‎del uso generalizado de la máscara, pone en escena lo obsceno. Convertido en «el amo del ‎tiempo» [23]», el virus encarna el Amo único y la ‎única Ley, a los cuales los individuos deben someterse voluntariamente. Los individuos ‎se convierten en soldados de la pandemia, actores de su propia destrucción. ‎

La inseguridad se hace general y obstaculiza la posibilidad de estar con el otro. Ya no estamos ‎en el plano del lenguaje sino de lo que se siente [24], ya no como el ‎‎«sentimiento de inseguridad», tal y como lo ha desarrollado la «lucha antiterrorista», sino en ‎‎«la inseguridad que se siente». Así, el uso de la máscara-corona produce, a través del discurso ‎del poder, un «sentimiento que alcanza un grado tal de intensidad… que ha generado ‎en muchos… un verdadero “deseo de catástrofe”» [25]. Ese sentimiento se convierte en voluntad ‎de goce, respaldando la ofrenda de su cuerpo y de su vida a los imperativos de la potencia ‎estatal. ‎

Con ello se opera una transformación al nivel de la conciencia. Esta no es ya la de un objeto ‎determinado sino la de quien sufre, de un «dado originario» que sustituye la percepción. ‎El individuo se ve entonces desvinculado del lenguaje y se involucra «en la nada» [26]», en «la absoluta positividad cósica». Nos convertimos en la cosa de ‎una máscara, en portador de la mirada del poder. ‎

Cuando nos sufrimos, no podemos pensar ya que el lenguaje está instrumentalizado, ‎se convierte en un simple medio de comunicación, de «comunión» o de «contagio», como ‎plantea Georges Bataille. Para Bataille, comunicar es «una idea de fusión», es salir de sí mismo ‎y fundirse con el otro [27]. Aquí, la mónada, que se siente a través de la ‎pandemia, comulga y fusiona con el poder. ‎

Desenmascarar la pulsión de muerte

Confirmando que el principio de identidad reside esencialmente en el rostro, el uso de ‎la máscara se presenta como un dado originario, portador de un desorden obsesivo compulsivo ‎que impide toda inscripción del otro. Se ve así que «deshacerse temporalmente [del rostro] ‎‎mediante el uso de una máscara… es un acto donde el individuo… traspasa el umbral de una ‎posible metamorfosis» [28].‎

Si bien el rostro esconde «el ser para la muerte» y hace posible el vínculo social, la máscara-‎corona es un desvelamiento que escamotea los trazos de su portador. «Abre el cerrojo del yo y ‎libera la pulsión» [29]. El uso de la máscara-corona, como soporte del aparataje ‎pulsional, es el corazón del dispositivo «sanitario». Su función es descomponer el cuerpo ‎simbólico, aniquilar lo que nos hace humanos. ‎

Este «des-vínculo» desencadena la pulsión de muerte, productora de una automutilación de ‎su portador. Debido a la obligación de portar la máscara, esta pulsión insiste, se repite bajo la ‎forma de un trauma, rompiendo los cuerpos individual y social [30]. ‎

Al no poder articularse con el campo del otro, es una descorporización, un «flujo de lo vivido» ‎‎ [31] que se convierte en una compulsión repetitiva. ‎El uso de la máscara impide toda ruptura con el discurso del poder y permite el eterno regreso ‎del trauma. Es un fetiche que sustituye cualquier simbolización. ‎

Sin embargo, el hecho de simbolizar ya es establecer una distancia con respecto a la conminación ‎del superyó y existir como un «nosotros», es rechazar que nos «asalten uno por uno» [32] en esta guerra contra el género humano y ‎contrarrestar así un «ataque contra el colectivo a través de los individuos».

 
 

[1] Olivier Clain, «Fonder le symbolique? Sur la mort et la loi», Intervention au colloque du CNRS, Actualités du symbolique, 25 de ‎octubre de 2004, p. 9.

[2] Martine Coeren, «Dansez sur moi, dansez ‎surmoi», ‎‎Le Bulletin freudien, n° 45, enero de 2005.

[3] Para los sicoanalistas, el término ‎‎infas designa un bebé que todavía no tiene acceso al uso de la palabra.

[4] OMS, «Conseils sur le port du masque dans le cadre de la COVID-19: orientations ‎provisoires», 5 de junio de 2020.

[5] Alexandra Henrion-Caude, ‎‎«On vous dit tout sur les masques», 26 de septiembre de 2020.

[6] Dictionnaire des risques, sous la direction de Ives Dupont, Armand Colin, 2006, Introduction.

[7] Dictionnaire des risques, Op.cit.

[8] «Malgré les vaccins, il va falloir continuer à porter le ‎masque» [En español, “A pesar de la vacunación, habrá que seguir ‎usando la máscara”], Courrier International, 9 de diciembre de 2020.

[9] Tülay Umay, «Transparence», Solidarités, 9 de junio de 2009.

[10] La prisión de «tipo F» se basa en la concepción ‎carcelaria de aislamiento del preso político, lo cual quiere decir que la detención del preso ‎político es repensada de manera individual. Ese proyecto, de inspiración occidental, proviene del ‎modelo de tipo celular estadounidense.

[11] Jean-‎Claude Paye, L’Emprise de l’image, Editions Yves Michel, 2011, «Guantánamo comme réel de la ‎lutte antiterroriste», pp.140 a 147.

[12] Antonio Quinet, Le plus de regard, Destins de la pulsion scopique, Editions du ‎Champ lacanien, Paris, 2003.

[13] In Un taxi pour l’enfer, film documental ‎estadounidense, realizado por Alex Gibney en 2007.

[14] Gracilia C. Crespin, «La vitalité rationnelle du bébé», ‎‎Yacapa.be, p.9.

[15] Stéphane Zagdanski, «La tour ‎de Babel».

[16] Martine Coenen, Op. Cit, p.88.

[17] Ver, Jean-Claude Paye, Tülay Umay, «Coronavirus: Une nouvelle ‎inquisition» [En ‎español, “Coronavirus: una nueva inquisición”], Mondialisation.ca, 9 de diciembre de 2010.

[18] El autor utiliza ‎aquí el término francés «jouissance», corrientemente utilizado en el psicoanálisis lacaniano y ‎traducido como «goce».

[19] Didier Moulinier, Dictionnaire de la perversion, L’Harmattan 2002. p.76.

[20] Conférence de Philippe Meirieu, «Les enfants de cinéma» – Rencontre nationale École et cinéma– octubre de 2004.

[21] Jacques ‎Lacan introdujo primeramente, en el campo del psicoanálisis, el término «goce» en relación con ‎su uso jurídico, o sea el goce de un bien como hecho separado de su sola propiedad. Lacan ‎aportaría después una redefinición de esa pulsión de muerte freudiana como una pulsación de ‎goce, y una pulsación de goce que insiste mediante y en la cadena significante inconsciente. Lacan ‎resitúa por tanto todo el tema del goce en el centro mismo del campo y de la función de la ‎palabra y el lenguaje.

[22] Tülay Umay, «Je suis Bruxelles», Mondialisation.ca, 1º de abril de 2016.

[23] Según el ex primer ministro belga Elio di Rupo, «es el virus el amo del tiempo». Ver, ‎‎Elio Di Rupo: «C’est le virus qui est le maître du temps», L’Avenir, 10 de marzo de 2021.

[24] Johannes Lohmann, «Le rapport de l’homme ‎occidental au langage, conscience et forme inconsciente du discours», Revue Philosophique ‎de Louvain, quatrième série, Tome 72, n° 16, 1974, pp. 721-766.

[25] Dictionnaire des risques, sous la direction ‎de Ives Dupont ,Armand Colin, introduction, p. 7.

[26] Jean-‎François Courtine, «Réduction, construction et destruction. D’un dialogue à trois: Natorp, ‎Husserl, Heidegger, ‎‎Archéo-Logique, 2013.

[27] Candy Hoffmann, «Le sacré chez Georges Bataille», ‎‎Communication, lettres et sciences du langage, Vol. 5, n° 1, agosto de 2011, p. 74, Universidad ‎de Montreal y Universidad París IV-Sorbona.

[28] David Le Breton, «Masquer», presentación de Le Breton D., ‎‎Des visages. Essai d’anthropologie, Métailié, París, 1992.

[29] Ibidem.

[30] Jean-Jacques Tyszler, «La ‎pulsion de mort», EPhEP, Cours Histoire et ‎Psychopathologie de J-J. Tyszler, 16 de octubre de 2014.

[31] Jean-François Courtine, Op. Cit., p. 574.

[32] Daniel ‎Sibony, «La pandémie corona, petit journal d’idées», Sur et ‎autour de Philippe Sollers, 28 de abril de 2020.

La Red de Control Corporativo Global

Mientras millones de personas caen en la pobreza debido a las medidas por el coronavirus, en lo que ya es la mayor crisis económica de la historia, menos de un puñado de grandes empresas dominan todos los aspectos de nuestra vida. Puede parecer exagerado, pero desde el desayuno que tomamos hasta el colchón en el que dormimos y todo lo que llevamos y consumimos entre medias depende en gran medida de estas corporaciones.

Son enormes empresas de inversión que determinan el curso del flujo de dinero. Son los protagonistas de la obra que estamos presenciando.

¿Cómo funciona?

Tomemos como ejemplo a Pepsico. Es la empresa matriz de muchas empresas de refrescos y aperitivos. Las llamadas marcas de la competencia proceden de fábricas de unas pocas corporaciones que monopolizan toda la industria. En la industria de los alimentos envasados, hay unas pocas grandes empresas, como Unilever, Coca-Cola Company, Mondelez y Nestlé.

La mayoría de las marcas de la industria alimentaria pertenecen a alguna de estas corporaciones. Las grandes empresas están en la bolsa y tienen a los grandes accionistas en el consejo de administración.

En fuentes nada sospechosas de antisistema, como Yahoo Finance, podemos ver información detallada de la empresa, como por ejemplo quiénes son los mayores accionistas. Tomemos de nuevo Pepsico, como ejemplo. Alrededor del 72% de las acciones son propiedad de nada menos que 3.155 inversores institucionales. Se trata de sociedades de inversión, fondos de inversión, compañías de seguros, bancos y, en algunos casos, gobiernos.

¿Quiénes son los mayores inversores institucionales de Pepsico? Sólo 10 de los inversores poseen juntos casi un tercio de las acciones. Los 10 principales inversores suman un valor de 59.000 millones de dólares, pero de esos diez, sólo tres poseen más acciones que los otros siete. Recordémoslos y busquemos quién posee más acciones de Coca-Cola Company, el mayor competidor de Pepsi.

La mayor cantidad de acciones es, de nuevo, propiedad de inversores institucionales. Veamos los 10 primeros y empecemos por los seis últimos. Cuatro de estos inversores institucionales también aparecen en los seis últimos puestos de Pepsico. Son Northern Trust, JPMorgan-Chase, Geode Capital Management y Wellington Management. Ahora, veamos los tres mayores propietarios de acciones. Son BlackRock, Vanguard y State Street. Estas son las mayores empresas de inversión del mundo, por lo que Pepsico y Coca-Cola no son competidores, en absoluto.

Las otras grandes empresas propietarias de un sinfín de marcas, como Unilever, Mondelez y Nestlé, pertenecen al mismo pequeño grupo de inversores. Pero no sólo en la industria alimentaria aparecen sus nombres. Descubramos en la poco sospechosa de subversión Wikipedia cuáles son las mayores empresas tecnológicas.

Big Tech

Facebook es el propietario de Whatsapp e Instagram. Junto con Twitter, forman las plataformas de redes sociales más populares. Alphabet es la matriz de todas las empresas de Google, como YouTube y Gmail, pero también es el mayor inversor en Android, uno de los dos sistemas operativos de casi todos los smartphones y tabletas. El otro sistema operativo es el IOS de Apple. Si añadimos a Microsoft, vemos cuatro empresas que hacen el software de casi todos los ordenadores, tabletas y smartphones del mundo.

Veamos quiénes son los mayores accionistas de estas empresas. Tomemos Facebook: vemos que el 80% de las acciones son propiedad de inversores institucionales. Son los mismos nombres que aparecieron en la industria alimentaria; los mismos inversores están en los tres primeros puestos. El siguiente es Twitter. Forma con Facebook e Instagram los tres primeros puestos. Sorprendentemente, esta empresa también está en manos de los mismos inversores. Los vemos de nuevo, con Apple e incluso con su mayor competidor, Microsoft.

También, si miramos a otras grandes empresas de la industria tecnológica que desarrollan y fabrican nuestros ordenadores, televisores, teléfonos y electrodomésticos, vemos a los mismos grandes inversores, que juntos poseen la mayoría de las acciones. Esto es cierto para todas las industrias.

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El entramado de las políticas sanitarias

Detrás de esta mal llamada pandemia hay muchos intereses, y sucesiones de hechos muy sospechosas. ¿A quién beneficia todo esto? ¿De dónde salen las medidas implementadas? Empecemos desde el principio

La UE planificó los pasaportes de vacunación 20 meses antes de la pandemia

La mayoría de nosotros empezamos a escuchar sobre los “pasaportes de vacunación” sólo después de la pandemia, cuando los diferentes gobiernos empezaron a hacer hincapié en la necesidad de implementarlos como requisito para viajar a otros países o incluso para acceder a lugares públicos.

Sin embargo, la planificación para llevar a cabo el concepto de “pasaporte de vacunación” comenzó 20 meses antes del estallido de la pandemia. El objetivo no se restringe a la emisión de un documento que restrinja al acceso o el movimiento hacia ciertos lugares. Lo que se prevé es todo un ecosistema COVID, un futuro en el que todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas serán controlados y regulados según los caprichos de las élites globalistas que manejan la industria farmacéutica.

Hoja de ruta de los pasaportes de vacunación

La propuesta inicial de los “pasaportes de vacunación” fue publicada por primera vez el 26 de abril de 2018 por la Comisión Europea. La propuesta, ignorada por los medios de masas, quedó enterrada en lo más profundo de un documento que trata de la “Cooperación reforzada contra las enfermedades prevenibles por vacunación”.

Según la hoja de ruta inicial (publicada a principios de 2019) para implementar la propuesta de la Comisión Europea, la acción principal era “examinar la viabilidad de desarrollar una tarjeta/pasaporte de vacunación común” para los ciudadanos europeos que sea “compatible con los sistemas de información de inmunización electrónica y reconocida para su uso a través de las fronteras.”

Se preveía obtener una propuesta legislativa para 2022, en Europa.

En la propuesta también se menciona terminología que no era tan común antes del brote, como “brotes inesperados” y “contrarrestar las dudas sobre las vacunas”.

Otros puntos del documento de la hoja de ruta incluían el apoyo a la autorización de “vacunas innovadoras, incluso para amenazas sanitarias emergentes”.

Al afirmar que la “industria de fabricación de vacunas” tiene un “papel clave” en la consecución de los objetivos descritos en el documento de la hoja de ruta, enumera “la mejora de la capacidad de fabricación de la UE” y la constitución de reservas de vacunas como otros puntos de acción que deben aplicarse.

La hoja de ruta también se centra en el fortalecimiento de las “asociaciones existentes” y la “colaboración con actores e iniciativas internacionales”, y hace referencia a la Cumbre Mundial de Vacunación que se celebró en 2019. Los asistentes y la agenda de esta cumbre también son reveladores.

Cumbre Mundial de la Vacunación 2019

Las 3 mesas redondas

La cumbre se celebró el 12 de septiembre de 2019, en Bruselas, Bélgica, es decir, justo 3 meses antes del brote de COVID-19. La cumbre no fue informada por la mayoría de los principales medios de comunicación. Fue organizada por la Comisión Europea en cooperación con la O.M.S.

La cumbre se estructuró en torno a tres mesas redondas tituladas:

1. En las vacunas confiamos.
2. La magia de la ciencia.
3. Vacunas que protegen a todos, en todas partes.

 

Miembros notables de la mesa redonda

Los asistentes a esta cumbre fueron líderes políticos, representantes de alto nivel de los ministerios de sanidad, de las Naciones Unidas, destacados académicos, profesionales de la salud y científicos, y sectores no gubernamentales y privados.

Entre los miembros más destacados de estas mesas redondas se encontraban el Dr. Seth Berkley, director general de GAVI, Nanette Cocero, presidenta mundial de Pfizer Vaccines, la Alianza Mundial para la Vacunación, una organización que ha recibido grandes cantidades de fondos de la Fundación Bill y Melinda Gates, y Joe Cerrell, director general de la Fundación Bill y Melinda Gates para la política mundial y la promoción.

Una denunciante de la OMS, la Dra. Astrid Stuckelberger, en una sorprendente confesión, ha puesto al descubierto las actividades sospechosas de Bill Gates y GAVI.

En la 41ª sesión de la Comisión de Investigación de Corona Stuckelberger dijo que las reglas bajo las cuales los países trabajan con la OMS prácticamente ponen a la OMS a cargo de todas las reglas y edictos y anuncios formales —con Gates estando allí mismo como parte del consejo ejecutivo como un estado miembro no oficial, tomando decisiones que afectan al mundo entero.

Planificación de la pandemia

La planificación de la pandemia estuvo claramente presente en esta cumbre. Entre los principales documentos que se distribuyeron a los participantes figuraban informes sobre:

1. La planificación de la preparación ante una pandemia de gripe.
2. Un ejercicio de gripe pandémica para la Unión Europea.
3. Planificación de la preparación para la gripe aviar y la pandemia de gripe.
4. Planificación de la preparación y respuesta ante una pandemia de gripe.
5. Hacia la suficiencia de las vacunas contra la gripe pandémica en la UE.
6. Una “asociación público-privada” sobre las vacunas europeas contra la gripe pandémica.

En todos estos documentos se subraya repetidamente el objetivo de reforzar la colaboración con la industria farmacéutica, así como el mensaje de que una pandemia mundial era ya inevitable.

Se ha descubierto, según extensos intercambios de correos electrónicos obtenidos por un grupo de abogados en un litigio, que el Ministerio del Interior alemán contrató a científicos para que desarrollaran un modelo falso de coronavirus con el fin de justificar un estricto bloqueo.

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Microchips, 5G, la tecnología avanza… hacia nuestro sometimiento

General Electric y el chip para detectar covid

El proyecto, para el que General electric, el gigante energético estadounidense, ha recibido una subvención de 500 mil dólares, es crear un dispositivo, lo suficientemente pequeño como para caber dentro de un teléfono o reloj, que pueda «capturar, detectar e identificar directamente» las partículas del virus COVID-19.

Como venimos publicando hace meses, el COVID es ya toda una industria de un billón de dólares, y quienes se benefician de él se asegurarán de que nunca desaparezca. El Instituto Nacional de Salud (NIH) en los Estados Unidos otorgó una subvención de dos años a el gigante multinacional General Electric para desarrollar un microchip que pueda detectar la presencia de partículas COVID-19. El contrato de dos años comenzó el 21 de diciembre de 2020 y la financiación para el año inicial asciende a $ 581,785. Además, el NIH ha pronosticado que financiará proyectos de este tipo hasta por un total de $ 10 millones.

General Electric recibió la subvención de la agencia de salud del gobierno, ya que los NIH buscan financiar proyectos de desarrollo para «enfoques novedosos y no tradicionales para identificar el virus SARS-CoV-2 actual». El proyecto es crear un dispositivo, lo suficientemente pequeño como para caber dentro de un teléfono o reloj, que pueda «capturar, detectar e identificar directamente» las partículas del virus COVID-19. La idea es que los “biorreceptores” sean capaces de detectar partículas del virus y diferenciarlas de otras partículas con las que entren en contacto. 

Una vez que los sensores hayan determinado la presencia del virus, transmitirán «automáticamente» esta información «a una pantalla táctil u otro dispositivo digital».

El equipo de General Electric con sede en Nueva York está dirigido por uno de sus principales científicos de investigación, Radislav Potyrailo, quien elogió el proyecto como una de las «primeras líneas de defensa». «El santo grial es detectar una sola partícula de virus», dijo .

El equipo de Potyrailo está diseñando una especie de «sabueso digital», un «microchip más pequeño que una moneda de diez centavos con nanopozos o poros diminutos, que solo puede ser activado por una molécula en particular, en este caso, una molécula del coronavirus».

Cada uno de los nanopozos contendrá «biorreceptores» que solo se activarían al reconocer las partículas de virus para las que fueron diseñados. 

A pesar del pequeño tamaño de los sensores, Potyrailo declaró que tendrían «las mismas capacidades de detección que los instrumentos analíticos de alta gama del tamaño de un horno microondas».

Aunque el enfoque inicial es el uso de dispositivos de pantalla táctil para recopilar dichos datos debido a su uso excepcionalmente generalizado en todos los días, la tecnología no se limita solo a los teléfonos. El NIH predijo que podría «integrarse en el teclado, el mouse y otras superficies que se tocan con frecuencia».

Además informan que los sensores podrían integrarse en «la superficie de los detectores de virus especializados», que por lo tanto se utilizarían en lugares públicos para detectar la presencia del virus «en gotitas respiratorias en el aire». Al imaginar que los sensores serían tan comunes como las alarmas contra incendios o los detectores de humo, los NIH propusieron que se pudieran instalar en lugares como «centros de vida para personas mayores, hospitales, aviones y espacios de reunión». 

La tecnología se convertiría así en parte de la vida diaria, y «otras aplicaciones digitales para condiciones de salud y enfermedad capturarán el impacto inmediato de los virus u otros patógenos en la salud y el comportamiento en tiempo real».

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DARPA: chips implantables, biotecnología y robots militares

La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del Pentágono (DARPA) está trabajando en una vacuna COVID que funcionará en todas las variantes y ha desarrollado un microchip implantable que, según dice, monitoreará continuamente el cuerpo humano en busca de signos del virus.

El coronel retirado Matt Hepburn, un médico de enfermedades infecciosas del ejército que encabeza la respuesta de DARPA a la pandemia, apareció en el programa 60 Minutes para demostrar la tecnología.

Sosteniendo un frasco de gel verde similar a un tejido, que contiene el chip, Hepburn proclamó: “Lo pones debajo de la piel y eso te dice que hay reacciones químicas dentro del cuerpo, y esa señal significa que vas a tener síntomas mañana “.

“Es como una luz de ‘revisar el motor'”, agregó Hepburn, y señaló que aquellos con el chip “obtendrían la señal, luego se auto-administrarían una extracción de sangre y se analizarían en el sitio”.

“Podemos tener esa información en tres a cinco minutos”, continuó Hepburn, y agregó “A medida que trunca ese tiempo, a medida que diagnostica y trata, lo que hace es detener la infección en seco”.

Hepburn también declaró que DARPA ha desarrollado un filtro para eliminar el virus de la sangre a través de una máquina de diálisis, y que la FDA lo ha aprobado y ya se ha utilizado en 300 pacientes.

El informe 60 Minutes también destaca cómo el pentágono tiene cientos de muestras de tejido de soldados y marineros infectados con patógenos en todo el mundo, incluida la gripe española de 1918 que mató a millones de personas en todo el mundo.

El científico del Pentágono, el Dr. Kayvon Modjarrad, también destacó que el ejército está desarrollando una vacuna única para COVID, y comentó: “Esto no es ciencia ficción, es un hecho científico”.

“Tenemos las herramientas, tenemos la tecnología, para hacer todo esto ahora mismo”, dijo y explicó que el objetivo es vacunar a las personas contra virus potencialmente mortales que aún no han aparecido.

“Estaremos protegidos contra virus asesinos que no hemos visto o ni siquiera imaginado”, declaró Modjarrad.

Recientemente se reveló que un tercio de los miembros del servicio activo optaron por no tomar la vacuna COVID, y las fuentes afirman que la cifra real probablemente esté más cerca de la mitad.

El hallazgo llevó a empresas como TIME a declarar que la ‘vacilación de las vacunas’ está amenazando la seguridad nacional, y que si bien “Estas tropas pueden no ser cooptadas por terroristas nacionales, pero están claramente influenciadas por los teóricos de la conspiración en línea y simplemente no lo hacen”.

El anuncio de DARPA de la tecnología de microchip implantable vinculada al virus y una vacuna probablemente solo servirá para hacer cumplir las preocupaciones que los medios describen continuamente como “teorías de conspiración”.

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Más muertos por las vacunas: Astra, Pfizer, Moderna… y ahora Johnson & Johnson.

Brian Shilhavy 

En lo que probablemente se está convirtiendo en la historia más censurada de la historia de los Estados Unidos, el CDC informó esta semana de que, hasta el 5 de abril de 2021, se habían notificado a VAERS 2794 muertes por inyecciones, después  de las tres inyecciones experimentales, no aprobadas por la FDA, Inyecciones de COVID-19.

El Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas (VAERS) es una base de datos financiada por el gobierno de Estados Unidos que realiza un seguimiento de las lesiones y muertes causadas por las vacunas.

Para poner esto en cierta perspectiva, hubo un total de 345 muertes registradas en VAERS a causa de las vacunas durante todo el año 2020.

Desde 2010 hasta finales de 2020, una década completa que abarca 11 años, se registraron un total de 2.588 muertes por vacunas.

Así, las muertes por vacunas en los tres primeros meses de 2021 han superado ya el número total de muertes de los últimos 11 años.

¿Cómo es que esto no aparece en las noticias?

¿Qué dice el CDC sobre todas estas muertes por inyecciones de COVID-19?

Una revisión de las informaciones clínicas disponibles, incluidos los certificados de defunción, las autopsias y los registros médicos, no reveló ninguna prueba de que la vacunación había contribuido a la muerte de los pacientes. (Fuente.)

Y a juzgar por las encuestas realizadas entre los estadounidenses que están pensando  ponerse una de estas inyecciones experimentales, más de la mitad de la población cree de hecho al CDC de que estas MILES de muertes por las inyecciones son una “coincidencia” y no tienen nada que ver con las inyecciones.

El hecho de que 2.794 personas hayan muerto después de las inyecciones de COVID-19 no solo es noticia principal, es claramente CRIMINAL, porque los lectores nos han dicho que las noticias emitidas por las  cadenas están diciendo a todo el mundo que no ha habido muertes relacionadas con las inyecciones de COVID-19, y pueden decir eso legalmente porque están repitiendo exactamente lo que dice el CDC.

Despierten a la gente. El CDC es una organización privada corrupta que no tiene funcionarios elegidos, y tiene muchas patentes de vacunas y gana dinero con la venta de vacunas.

Se trata de la rama de marketing de la empresa farmacéutica, y la industria farmacéutica tiene, con mucho, más acuerdos criminales con el Departamento de Justicia que cualquier otro sector de nuestra economía.

Además de las 2.794 muertes comunicadas por el CDC a principios de esta semana, su volcado de datos en la base de datos VAERS también revela 56.869 lesiones, incluidas 8.975 visitas a urgencias, 941 discapacidades permanentes y 4.972 hospitalizaciones.

La “vacuna” experimental COVID-19 de Johnson and Johnson relacionada con coágulos sanguíneos, por lo que algunas clínicas han suspendido las inyecciones esta semana

Al menos dos estados de Estados Unidos han suspendido esta semana las inyecciones de COVID-19 de Johnson and Johnson debido a sus graves efectos secundarios.

Una de ellas fue una clínica en Commerce City, Colorado, en un Dick’s Sporting Goods Park. WDTN Canal 2 informó:

El centro de vacunación de masas en Dick’s Sporting Goods Park en Commerce City, Colorado, cerró a primera hora de la tarde del miércoles después de que la gente empezara a tener reacciones adversas a la vacuna COVID-19 de Johnson & Johnson.

Centura Health ha declarado que el 0,8 por ciento de los pacientes – o sea, unas 13 de 1.700 personas – que recibieron la vacuna el miércoles tuvieron reacciones adversas.

El centro de vacunación, cuyo cierre estaba previsto para las 17.00 horas, cerró sobre las 15.30 horas y envió a casa a 640 personas que llevaban horas haciendo cola para vacunarse. Sus horarios de vacunación han sido reprogramados para el domingo, fecha en la que recibirán la vacuna de Pfizer.

Todavía no hay información sobre el número de personas que han tenido reacciones o sobre la gravedad de las mismas. (Fuente.)

Las clínicas de Carolina del Norte en Raleigh, Hillsborough y Chapel Hill han suspendido las vacunas COVID-19 de J&J tras los informes sobre efectos secundarios graves. La AP informa:

Las autoridades sanitarias de Carolina del Norte dijeron el jueves que habían dejado de administrar dosis de Johnson & Johnson en un centro de vacunación masiva en Raleigh y en clínicas de Hillsborough y Chapel Hill después de que al menos 26 personas experimentaran reacciones adversas, incluyendo desmayos.

Cuatro personas han sido trasladadas a hospitales para ser examinadas detenidamente y los funcionarios de salud estatales y federales están estudiando el asunto.

El condado de Wake anunció el jueves por la noche que había dejado de administrar dosis de Johnson & Johnson en el PNC Arena después de que 18 de las más de 2.300 personas vacunadas tuvieran reacciones adversas, incluidas cuatro personas que fueron trasladadas a hospitales y se espera que sean dadas de alta.

La decisión de suspender las vacunas de J&J en el PNC Arena se tomó con menos de dos horas de citas para administrarlas. A los que se encontraban en el lugar se les administraron las vacunas de Pfizer o se les permitió cambiar sus citas existentes con J&J.

Dos clínicas de Hillsborough y Chapel Hill también han optado por dejar de ofrecer la vacuna Johnson & Johnson y están cambiando la fecha de 350 citas para las personas que tenían previsto recibir su inyección de dosis única de J&J el viernes. (Fuente.)

EMA investiga los coágulos de sangre tras las inyecciones experimentales de J&J

A primera hora de la mañana, la Agencia Europea del Medicamento ha dicho que está investigando casos de coágulos de sangre tras las inyecciones de COVID-19 de J&J, después de que se hayan notificado “cuatro casos graves de coágulos de sangre inusuales con bajos níveles de plaquetas tras la vacunación con la vacuna de Johnson & Johnson”. (Fuente.)

Esto se produce después de que se haya confirmado que los coágulos de sangre están relacionados con las inyecciones experimentales de COVID-19 de AstraZeneca. Ver:

Confirmado: la inyección experimental COVID de AstraZeneca provoca coágulos sanguíneos mortales – Se suspenden los ensayos con niños

CDC: ya son 54 las muertes por inyecciones de J&J COVID-19

En Estados Unidos, con el volcado de datos del VAERS publicado hoy, hay un total de 54 muertes por las inyecciones experimentales de COVID de Johnson y Johnson (Janssen).

Una de estas muertes se registró como una “trombosis” (coágulos de sangre). Se cree que es una mujer de 45 años que vive en Virginia.

VAERS ID: 1114806Redacción: Diagnóstico: Trombosis venosa cortical, hemorragia intracerebral masiva con hernia tentorial, trombocitopenia. Presentación clínica y evolución: 1 semana después de recibir la vacuna COVID19 Janssen, el paciente desarrolló un dolor de cabeza que fue empeorando progresivamente.

El 17 de marzo, un paciente se presentó en el hospital con vómitos secos, un empeoramiento repentino de la cefalea y debilidad en el lado L. La evaluación por TDM de la cabeza reveló una gran hemorragia intraparenquimatosa temporal R con un desplazamiento medio de 1,3 cm.

Finalmente fue intubada por un empeoramiento del estado mental. En la evaluación a su llegada al centro médico, se observó que tenía una postura extensora. La repetición de las imágenes reveló un empeoramiento del desplazamiento de la línea mediana hasta 1,6 cm-

La ATC mostró una trombosis de la vena cortical que afectaba al sigmoide transverso y al seno sigmoide derecho con hernia tentorial. El paciente desarrolló una hernia cerebral y se declaró la muerte cerebral el 18 de marzo de 2021.

Hubo otros tres casos de coágulos de sangre después de las inyecciones de J&J en los que el paciente no murió, incluida una mujer de 38 años en Missouri. (Fuente.)

healthimpactnews

Cronología de una pandemia

LA CRONOLOGÍA DE TU ESCLAVITUD QUE COMENZÓ EN 2009 Y QUE AHORA SE VA CONCRETANDO POCO A POCO GRACIAS A LA TECNOLOGÍA ACTUAL

– 2009 – La OMS cambia la definición de pandemia, ya no se basa en la gravedad sino en la prevalencia, a partir de ahora toda gripe es una pandemia. (Muy conveniente).

– 2009 – 2 meses después se declara la pandemia de gripe A, que luego resultó ser falsa. Pura exageración de la OMS en beneficio del lobby farmacéutico.

– 2010 – Fundación Rockefeller, presenta un documento titulado “Escenarios para el futuro de la tecnología y el desarrollo sostenible”. Este documento explica cómo una pandemia podría llevar a la IMPLANTACIÓN de nuevas tecnologías, como los pasaportes digitales biométricos en la sociedad. Para ello, los gobiernos tuvieron que tomar medidas contundentes como cuarentenas estrictas, rastreo de contactos, distanciamiento social, vacunación masiva, etc. El país que mejor puede hacerlo es China y luego todos siguen a China. Esto destruiría las economías y dio paso a la introducción de la economía digital.

– 2010 – Bill Gates afirma que quiere hacer de esta nueva década, la década de las vacunas. Aquí está haciendo una conferencia TedEx y dice que si nosotros (quién sabe si quiere decir “ellos” o nosotros) hiciéramos un buen trabajo con las vacunas, podríamos reducir la población del planeta en un 10%.

– 2010 – Fundan la farmacéutica ModeRNA, una empresa especializada en la tecnología CRISPR, una tecnología que la propia empresa describe como “un software biológico” que es capaz de programar y manipular el código genético para obtener la respuesta deseada (hasta la fecha, el único producto que ha salido al mercado es esta vacuna covid-19).

– 2014 – Obama da un discurso en el que predice que en unos años habrá una pandemia de un virus transmitido por el aire y que debemos estar preparados.

– 2015 – Bill Gates da la famosa charla TedEx en la que predice que la próxima catástrofe será una pandemia, más peligrosa que una posible tercera guerra mundial con armas nucleares.

– 2016 – Bill Gates crea un programa llamado ID2020, aunque lo lógico sería ID2016, y es un programa con la intención de que todos los habitantes del planeta tengan un pasaporte biométrico digital.

– 2016 – Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, patrocinado por la Fundación Rockefeller, escribe un libro titulado “La 4ª Revolución Industrial”, que trata sobre el siguiente paso hacia una sociedad más tecnológica, una economía digitalizada, una sanidad digitalizada, ciudades inteligentes, etc. Básicamente lo mismo de lo que se habló en el documento de la Fundación Rockefeller de 2010.

– 2017 – El Dr. Fauci, presidente del CDC (Centro de Control de Enfermedades de EEUU), dice como sus dos predecesores, Bush hijo y Obama respectivamente, que se avecina una pandemia catastrófica, pero esta vez le pone una fecha más o menos exacta, sería antes de que termine el mandato del nuevo presidente Donald Trump.

– 2017.- La Universidad Johns Hopkins elabora un informe sobre un hipotético escenario de pandemia de coronavirus “SPARS” que es prácticamente idéntico al escenario actual.

– 2018 – en mayo, se establece oficialmente la Junta Mundial de Vigilancia de la Preparación (GPMB), un organismo creado a partir de la OMS y el Banco Mundial.

– 2019 – en septiembre, el CGPM publica un informe :EL MUNDO EN RIESGO,.

Un informe que dice principalmente que los países deberían destinar mucho más dinero a prepararse para posibles pandemias. En la página 39 del informe y bajo el título: “Indicador (o indicadores) de progreso para septiembre de 2020”.

Entre otras cosas, encontramos esto:

“Las Naciones Unidas llevarán a cabo al menos dos ejercicios de entrenamiento y simulación en todo el sistema, incluyendo uno que implique la liberación deliberada de un patógeno respiratorio mortal”.

– 2019 – En septiembre, Bill Gates, a través de su otra fundación GAVI, se reúne con varios líderes mundiales para pedir dinero para su proyecto global de vacunas, donde VISITA A PEDRO SÁNCHEZ Y LE ENTREGA MÁS DE CIEN MILLONES DE EUROS.

– 2019.- En octubre se realiza el “simulacro de pandemia” Event 201, dirigido por Bill Gates

– 2019.- En diciembre aparecen casos de etiología desconocida en hospitales de wuhan

– 2020.- Se declara el 31 de enero la emergencia sanitaria mundial, y el 11 de marzo la pandemia de Sars-cov-2 que dicen que provoca la enfermedad covid-19

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Los orígenes de la obediencia

¿Es cierto que el falso relato en torno al coronavirus y la Covid-19 se ha logrado imponer internacionalmente por la manipulación de unos grandes medios de comunicación al servicio de los grupos de poder que dominan el mundo? ¿Es correcto decir que la mayoría de la humanidad es un gran rebaño de borregos ignorantes incapaces de reaccionar ante el abuso y las mentiras? ¿Es cierto que mediante el lenguaje se pueden introducir creencias en la mayoría de la población para conseguir unaobediencia total y absoluta? La respuesta a estas preguntas es afirmativa pero esas manipulaciones requieren crear unas condiciones previas que solo pueden imponerse mediante la distorsión de la esencia de lo humano en los comienzos de la vida: embarazo, parto, crianza y primeros años de educación.

En el año transcurrido entre marzo de 2020 y marzo de 2021 se ha conseguido que miles de millones de personas crean en la existencia de un nuevo virus mortífero sin prueba alguna de ello, que renuncien a sus derechos fundamentales y a sus libertades, que acepten solo porque lo dicen sus dirigentes políticos las ideas más absurdas, contradictorias, peligrosas y faltas de sentido común y que las integren y asuman comportándose conforme a ellas. Un terror ciego se ha apoderado de la población del planeta hasta el punto de justificar medidas que atentan contra la salud, ponen en peligro la vida de los niños, están hundiendo la economía de los más débiles, han aniquilado a decenas de miles de ancianos y amenazan con continuar provocando trastornos, enfermedades y muertes.

Eso sí, ha sido un descomunal negocio para los fabricantes de todo tipo de artilugios y productos supuestamente protectores o preventivos por no mencionar fármacos y vacunas. Parece claro que quienes perpetraron esta agresión contra la humanidad tenían objetivos ambiciosos y urgentes de reorganización del poder y reforzamiento de los dogmas de la «moderna» Medicina mecanicista, industrial y deshumanizada con funciones básicas de control. Ya hemos dedicado un buen número de artículos a explicar quiénes son así como a desvelar los detalles de esas mentiras y sus consecuencias de modo que la pregunta que tratamos de responder ahora es: ¿cómo han logrado hacerlo?

El gran sociólogo español Jesús Ibáñez decía que “el orden social solo funciona si es inconsciente” (1). Décadas antes, el científico austríaco Wilhelm Reich había escrito: “Todo orden social produce en la masa de sus componentes la estructura de carácter que necesita para alcanzar sus fines” (2). Y mucho después de ambos Casilda Rodrigáñez y Ana Cachafeiro explicaron con todo detalle cómo, por qué y para qué la clave que permite instaurar el estado de sumisión inconsciente se encuentra en la represión del deseo materno (3).

Pues bien, vamos a apoyarnos en estos y otros autores (4) que de una forma u otra se rebelaron contra ese «orden social» para ponerse del lado de los bebés, analizar el crimen que se comete con ellos desde hace milenios y explicar la función que tiene en nuestras sociedades pobladas de seres deshumanizados -hacen lo que se les ordena creyendo que actúan por voluntad propia- a fin de perpetuar la situación de generación en generación sin que sean conscientes de ello. De hecho algunos llegan al extremo de volverse en contra -a veces de modo violento- de quienes tratan de advertirlos y liberarlos.

Experimentos como el de la cárcel de Stanford o el denominado “experimento de Milgram” llevados a cabo en los años sesenta y setenta del pasado siglo XX demostraron que las personas obedecen incluso órdenes que suponen sufrimiento extremo y peligro de muerte para otras personas si la ideología imperante legitima esa violencia y existe apoyo institucional que fue, en definitiva, lo que ocurrió en la Alemania nazi y llevó a los oficiales juzgados en Núremberg a considerarse «inocentes» porque se habían limitado a «seguir órdenes» (5). Hablamos pues del concepto de «obediencia a la autoridad» y vamos a explicar cómo se logra y con qué objetivos lo que requiere que nos remontemos en el tiempo hasta el comienzo de las relaciones de dominio en las sociedades humanas para, posteriormente, analizar cómo el poder ha creado individuos dóciles y obedientes mediante una agresión biológica llevada a cabo en los comienzos mismos de la vida, durante el embarazo, el parto y los primeros años de crianza.

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