Las vacunas contra el coronavirus amenazan la fertilidad y nos mutan geneticamente

Hasta los propios médicos y biólogos (los que no están recibiendo un sobrecito por mirar hacia otro lado), al menos los que han querido averiguar algo más de este “coronavirus” por su cuenta, reconocen que las vacunas que se están fabricando pueden tener efectos desastrosos sobre nuestro cuerpo y que en una epidemia lo que menos se necesita es una vacuna.

En muchos países éstas ya son obligatorias, en otros (caso de Dinamarca o Serbia) la protesta en la calle ha echo recular a los gobiernos en su intentos por instaurar la vacunación obligatoria. España anunciará en breve su plan de vacunación masiva. Además de ser un hecho terrible y de que las vacunas convencionales contienen numerosos elementos nocivos (como ya hemos explicado en este blog) hay que añadir que las nuevas vacunas transgénicas llevan ADN y ARN y pueden alterar funciones del organismo humano. En los animales ya lo están haciendo.

A continuación reproducimos este interesante artículo sobre las vacunas ADN y ARNm, no tiene desperdicio.

Problemas de fertilidad de la vacuna contra COVID-19

El médico genetista Dr. Luis Marcelo Martínez (MN 107982)  enfatizó que “desde 1999 se sabe en el ámbito de la biología molecular que hay una familia de enzimas llamadas enzimas convertidoras de angiotensina que tienen una importante relación con la fertilidad y la reproducción porque intervienen en la génesis de los espermatozoides y la producción de hormonas sexuales masculinas”. “En el 2000 se descubre la enzima ACE2 en Inglaterra y se hicieron pruebas para conocer dónde muestra su actividad en el organismo y se vio que su presencia es elevada en el testículo, en el riñón y en el corazón, en tanto en el tejido respiratorio su presencia es mínima, para ser más claro, está 51 veces más presente en el testículo que en el pulmón -continuó-. Esto fue ratificado por otros investigadores de biología molecular hasta que en 2003 en el Instituto de Investigación del Sida dijeron con un relato carente de todo sustento que los virus corona entran al organismo a través de estas enzimas ACE2, que esa es la puerta de entrada de un virus que se lo ha descrito en todos los libros de medicina como rinovirus, o sea, virus que entran por la nariz y en la mayoría de los casos no generan más que un resfrío común”.

¿Acaso un virus de preferencia respiratoria puede desarrollar afinidad natural por una molécula que prácticamente no está presente en el epitelio respiratorio?.  

Dr. Luis Marcelo Martinez

Pues ese fue el relato científico de la virología que nunca fue refutado, y a partir de eso se anuncia esta nueva variante viral en 2019 en una publicación del New England Journal of Medicine que describía el caso de tres pacientes que murieron de neumonía de cuyos cuerpos no se hicieron autopsia y de los que se dijo que fue aislada esta nueva variante viral”. Dos meses después se declaró la pandemia en el mundo.

Y sobre ese punto -el aislamiento del virus, paso clave para la producción de una vacuna- agregó: “Hay algunos artículos chinos, coreanos y de la India que dicen qe se aisló el virus SARS-CoV-2 pero si se ahonda en los textos, llegan a describir hasta lo que se llama acción citopatológica en un cultivo de células lo que quiere decir que no llegan a obtener el virus entero purificado para de allí sacar el material genético y purificar.

Eso no ocurrió. El manual de instrucciones del kit de PCR del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los EEUU al 19 de julio del corriente año dice en su página 39 que no hay aislamiento viral, por lo tanto no hay sustento científico sólido para decir que un nuevo virus está circulando en el mundo”.

Para el médico pediatra y profesor emérito de medicina homeopática Eduardo Yahbes (MN 30101), las vacunas en estudio “en principio son un procedimiento que ni siquiera puede llamarse vacuna porque se trata de un mecanismo de ingeniería genética”.

Dr. Eduardo Yahbes 

 

“Ya en las (vacunas) que se ensayaban contra el SARS se vio en animales que provocan esterilidad”, enfatizó.

Dr. Eduardo Yahbes 

 

Al respecto, el Dr. Martínez ahondó: “Son una nueva generación de compuestos, no son vacunas mediante los cuales se ingresaría información genética al organismo para que este fabrique el antígeno sobre el cual se espera una respuesta inmune”. Y tras destacar que “no hay antecedentes científicos que sustenten los efectos esperados y mucho menos su seguridad en seres humanos”, agregó: “Desde enero en que se dio a conocer la aparición de una variante viral recientemente mutada hasta el mes de agosto en que se comenzó a probar distintas vacunas en humanos pasaron siete meses, tiempo que no es suficiente para cumplir con las fases de investigación, ingeniería, además de comprender qué quiero que el organismo fabrique y cómo voy a lograrlo”.

“Por eso el promedio de tiempo para el desarrollo de una vacuna es entre dos y 20 años y acá estamos hablando de nuevos compuestos por lo que es impensado que se vacune a la población completa con un compuesto del que se sabe tan pocofaltan pruebas de seguridad en animales de experimentación -aseguró-. Se saltearon o se acortaron fases y esos tiempos de observación no son ‘acelerables’ porque hay que ver qué ocurre en animales en corto, mediano y largo plazo”.

Y agregó:“Debemos reflexionar acerca de la obligatoriedad de esta vacunación, cuando ésta no es planteada ni siquiera en los países donde estos compuestos son producidos”.

“Si una epidemia se maneja como corresponde epidemiológicamente no es necesaria una vacuna porque se va generando inmunidad y eso hace de cortafuego”

https://cienciaysaludnatural.com/la-declaracion-de-great-barrington/

 

Por otro lado, Yahbes planteó que “son vacunas de las que no hay experiencias en humanos y las experiencias con vacunas similares en animales han sido desastrosas, de allí que plantear su obligatoriedad resulta como mínimo apresurado”.

se plantea vacunar a millones de personas con un antígeno, pero ya se sabe que hay variantes del virus por lo que es conocido que va a mutar y la vacuna no va a servir.

Dr. Eduardo Yahbes 

 

Para él, “si una epidemia se maneja como corresponde epidemiológicamente no es necesaria una vacuna porque se va generando inmunidad y eso hace de cortafuego para que las personas que sí tendrían que tener cierto resguardo estén protegidas”. En ese sentido planteó “darle a la población los elementos nutritivos para que la inmunidad innata haga su trabajo”.

Y en coincidencia con Martínez, hizo referencia a que “la proteína del virus S (spike) se une a una enzima que es la ACE2, que se encuentra sobre todo en el testículo y cumple funciones en la producción de espermatozoides por lo que la vacuna puede bloquear ese proceso y generar esterilidad o infertilidad”.

“Se sabe que los adenovirus tienen como blanco los testículos; por lo que estas vacunas nos va a modificar genéticamente y no se sabe si sus efectos van a ser transitorios o permanentes y si van a ser transmitidos a la descendencia”, concluyó Yahbes, para quien “aquel que obligue a vacunar a una persona puede ser acusado de crimen de lesa humanidad y esos delitos no prescriben”.

En la misma línea, el médico epidemiólogo Mario Borini (MN 4.398.636) habló de la “dificultad de generar una vacuna de ARN”. “Los laboratorios usan el ARN, lo ‘montan’ en un adenovirus que le permite entrar en el núcleo de las células, modifica nuestro ADN y le ordena producir los anticuerpos -describió-. Esa sería una maniobra completamente diferente a las usadas en la vacunación tal como la conocemos”.

Para él, “no se pueden considerar una vacuna si no una tranfección ( introducción de material genético externo en células causando una modificación genética del ADN de efectos desconocidos). “No se trata de una vacuna común en la que se inyecta un antígeno para lograr anticuerpos sino que se inyecta una sustancia que entra en el núcleo y modifica el código genético y lo obliga a producir los anticuerpos, un mecanismo que no se usó jamás y que por supuesto con más necesidad que nunca requiere que se observen los efectos a mediano y largo plazo antes de vacunar a la población general”.

Fuente: cienciaysaludnatural