El totalitarismo del culto de la secta Covidiana se impone

The Consent Factory

Traducción de  VerdadyPaciencia

El totalitarismo del  culto de la secta Covidiana se impone

Una de las características del totalitarismo es la conformidad de las masas al relato oficial psicótico. No sólo un relato oficial ordinario, como la “Guerra Fría” o la “Guerra contra el Terror”, o incluso un mito como el “Sueño Americano”. Un relato oficial totalmente delirante que tiene poca o ninguna relación con la realidad y que se contradice por una preponderancia de hechos.

El nazismo y el estalinismo son ejemplos clásicos, pero el fenómeno se observa mejor en las sectas y otros grupos sociales subculturales. Muchos ejemplos os vendrán a la mente: la familia Manson, el Templo del Pueblo de Jim Jones, la Iglesia de las Cienciología, Heavens Gate, etc., cada uno con su propio relato psicótico oficial, es decir, Helter Skelter, el Comunismo Cristiano, Xenu y la Confederación Galáctica, etc.

Al observar la cultura dominante (o al retroceder en el tiempo en el caso de los nazis), la naturaleza delirante de estos relatos oficiales es obvia para la mayoría de las personas racionales. Lo que muchos no entienden es que para aquellos que son víctimas de los mismos (ya sean miembros de cultos individuales o de sociedades totalitarias enteras), estos relatos no se consideran psicóticos. Al contrario, se sienten completamente normales. Todo en su “realidad” social reifica y reafirma el relato, y todo lo que lo impugna o contradice se percibe como una amenaza existencial.

Estos relatos son invariablemente paranoicos, presentando el culto como amenazado o perseguido por un enemigo malvado o una fuerza antagónica de la que sólo la conformidad incuestionable a la ideología de la secta puede salvar a sus miembros. Poco importa si este antagonista sea una cultura dominante, thetán del cuerpo, contrarrevolucionarios, judíos o un virus. Lo que importa no es la identidad del enemigo. Es la atmósfera de paranoia e histeria generada por el relato oficial lo que hace que los miembros de la secta (o de la sociedad) se queden dóciles.

Además de ser paranoicas, estas historias son a menudo incoherentes, ilógicas y… en fin, completamente ridículas.

Esto no los debilita, como se podría suponer. De hecho, aumenta su poder, ya que obliga a sus adherentes a tratar de conciliar sus incoherencias e irracionalidad, y en muchos casos su absurdidad total, con el fin de permanecer en consonancia con la secta. Tal reconciliación es por supuesto imposible, y causa un cortocircuito en las mentes de los miembros del culto y el abandono de cualquier apariencia de pensamiento crítico, que es precisamente lo que el líder del culto quiere.

Además, los dirigentes de la secta cambian a menudo radicalmente estos relatos sin motivo aparente, obligando a los miembros de la secta a renunciar repentinamente (y a menudo incluso a denunciar como “herejía”) a las creencias que se habían visto obligados a profesar anteriormente, y comportarse como si nunca lo habían creído, lo que provoca un nuevo cortocircuito en sus mentes, hasta que finalmente abandonan toda tentativa de reflexión, y se contentan de repetir como un loro sin pensar el absurdo galimatías con el que el líder de la secta les llena la cabeza.

Además, el galimatías del líder de la secta no es tan absurdo como puede parecer a primera vista. La mayoría de nosotros, cuando nos enfrentamos a este galimatías, asumimos que el líder de la secta está tratando de comunicarse y que algo falla en su cerebro. Pero la intención del líder de la secta no es la de comunicar. Su intención es desorientar y controlar la mente del auditor. Escuche a Charlie Manson ” rapear. No sólo lo que dice, sino la forma en que lo dice. Fíjense cómo esparce trozos de verdad en su flujo de sinsentidos libremente asociados, y su uso repetitivo de clichés que terminan con el pensamiento, descrito por Robert J. Lifton como sigue:

“El lenguaje del entorno totalitario se caracteriza por el cliché que pone fin al pensamiento. Los problemas humanos más vastos y más complejos son comprimidos en frases breves, muy selectivas, de tono definitivo y fáciles de recordar y expresar. Se convierten en el principio y el fin de cualquier análisis ideológico”.

– La reforma del pensamiento y la psicología del totalitarismo, 1961.

El totalitarismo del  culto de la secta Covidiana se impone

Si todo esto os suena familiar, tanto mejor. Porque las mismas técnicas que la mayoría de los líderes de sectas utilizan para controlar las mentes de los miembros de sus sectas son usadas por los sistemas totalitarios para controlar las mentes de sociedades enteras… Control del entorno, lenguaje cargado, ciencia sagrada, exigencias de pureza y otras técnicas estándar de control de las mentes. Esto puede sucederle a casi cualquier sociedad, así como cualquiera puede ser presa de una secta, si las circunstancias son las adecuadas.

Esto es lo que le sucede a la mayoría de nuestras sociedades hoy en día. Se está implementando un relato oficial. Un relato oficial totalmente psicótico, no menos delirante que el de los nazis, o de la familia Manson, o de cualquier otra secta.

La mayoría de la gente no puede ver que esto está sucediendo, por la simple razón de que les está sucediendo a ellos. Son literalmente incapaces de reconocerlo. La mente humana es extremadamente resistente e inventiva cuando se la empuja más allá de sus límites. Pregúntele a cualquiera que haya luchado contra la psicosis o haya tomado demasiado LSD. No reconocemos cuando nos volvemos locos. Cuando la realidad se derrumba completamente, la mente crea una narración delirante, que parece tan “real” como nuestra realidad normal, pues incluso una ilusión vale más que el terror delirante del caos total.

Esto es sobre lo que los totalitarios y los líderes de sectas dependen y explotan para implantar sus relatos en nuestras mentes, y es por ello que los verdaderos rituales de iniciación (en contraposición a los rituales puramente simbólicos) comienzan por atacar la mente del sujeto a través del terror, el dolor, el agotamiento físico, las drogas psicodélicas o cualquier otro medio de obliterar la percepción de la realidad del sujeto. Una vez que esto es hecho y que la mente del sujeto comienza a tratar desesperadamente de construir un nuevo relato para dar sentido al caos cognitivo y al trauma psicológico que está padeciendo, es relativamente fácil de ” guiar” este proceso e implantar el relato que usted quiere, suponiendo que habéis hecho vuestros deberes.

Y es por eso que tanta gente – la gente que es capaz de reconocer fácilmente el totalitarismo en las sectas y en los países extranjeros – no puede percibir el totalitarismo que está tomando forma actualmente, ante sus propios ojos (o más bien, en sus propias mentes). Tampoco pueden percibir la naturaleza delirante del relato oficial del “Covid-19”, como tampoco los de la Alemania nazi podían percibir lo completamente delirante que era su relato oficial de la “raza superior”. Esta gente no es ni ignorante ni estúpida. Han sido iniciados con éxito en un culto, que es esencialmente lo que es el totalitarismo, aunque a una escala de la sociedad.

Su iniciación en el culto Covid comenzó en enero, cuando las autoridades médicas y los medios de comunicación corporativos difundieron El Miedo con proyecciones de cientos de millones de muertos y fotos falsas de personas cayendo en las calles. El condicionamiento psicológico continuó durante meses. Las masas del mundo fueron sometidas a un constante flujo de propaganda, histeria fabricada, especulación salvaje, directivas contradictorias, exageraciones, mentiras y efectos teatrales de mal gusto. Confinamientos/Cuarentenas. Hospitales de campaña y morgues de emergencia. El personal de NHS cantando y bailando sobre TikTok. Los camiones volquetes de la muerte. Las unidades de cuidados intensivos desbordadas. Bebés muertos del Covid. Las estadísticas  manipuladas. Los escuadrones de maleantes. Las máscaras. Y tutti quanti.

Ocho meses después, aquí estamos. El jefe del programa de emergencia sanitaria de la OMS confirmó un IFR del 0,14%, que es más o menos lo mismo que la gripe estacional.

Y aquí están las últimas estimaciones de la tasa de supervivencia del Center for Disease Control:

Edad 0-19 años… 99.997%…

20-49 años… 99.98%…

50-69 años… 99.5%…

70 años y más… 94,6

El argumento de la “ciencia” ha quedado oficialmente desactualizado. Cada vez más médicos y expertos rompen filas y explican que la actual histeria colectiva en torno a los llamados “casos” (que ahora incluyen a personas perfectamente sanas) es esencialmente propaganda sin sentido, por ejemplo, en esta secuencia de la ARD, uno de los principales canales de televisión de Alemania.

Y luego está la situación de Suecia, y otros países que no juegan con el relato  oficial del Covid-19, que se burlan de la histeria actual.

No voy a seguir desmitificando el relato. El hecho es que todos los hechos se encuentran disponibles. No de los sitios web de “los teóricos de la conspiración”. Provienen de fuentes tradicionales y de expertos médicos. Del jodido Centro de Control de Enfermedades.

Lo que no tiene la mínima  importancia, no para los miembros del culto Covid. Los hechos no le importan a los dictadores y a los miembros de la secta. Lo que importa es la lealtad a la secta o al partido.

Lo que significa que tenemos un serio problema, aquellos de nosotros a quienes todavía les importan los hechos, que han intentado de utilizarlos para convencer a los adeptos de la secta del Covid que están equivocados acerca del virus… durante ocho meses hasta este momento.

Si bien es crucial seguir informando y compartiendo los hechos lo más ampliamente posible (lo cual se hace cada vez más difícil debido a la censura de los medios de comunicación alternativos y sociales), es importante aceptar a lo que nos enfrentamos. A lo que nos enfrentamos no es a un malentendido o a un argumento racional sobre hechos científicos. Es un movimiento ideológico fanático. Se trata de un movimiento totalitario mundial… el primero de este tipo en la historia de la humanidad.

No se trata de un totalitarismo nacional, porque vivimos en un imperio capitalista mundial, que no está dirigido por los estados nacionales, sino por entidades supranacionales y por el propio sistema capitalista mundial. Y por lo tanto el paradigma cultura/cultura ha sido invertido. En lugar de ser una isla dentro de la cultura dominante, el culto se ha convertido en la cultura dominante, y los que no nos hemos unido al culto nos hemos convertido en islas aisladas dentro del mismo.

Me gustaría ser más optimista y proponeros algún tipo de plan de acción, pero el único paralelo histórico en el que puedo pensar es la forma en que el cristianismo ha “convertido” al mundo pagano, lo cual no es un buen augurio para nosotros. Mientras estáis sentados en casa durante los confinamientos de la “segunda ola”, deberíais quizás repasar esta historia.