Capitalismo, comunismo, fascismo y democracia: cuatro partes del mismo engaño civilizado

 

Para que el verdadero significado de las cosas no pueda golpear a los goyim antes del momento apropiado, lo enmascararemos bajo un supuesto deseo ardiente para servir a las clases trabajadoras…”

Protocolos de Sión VI

Karl Heinrich Marx (5 de mayo de 1818 – 14 de marzo de 1883), fue un ideólogo político judío alemán del siglo XIX que se presentó al mundo como filosofo, periodista y economista. Es mejor conocido por subvertir el naciente movimiento socialista, muy probablemente financiado por la Casa de Rothschild, aparentemente primos lejano suyos. Siguiendo a su mentor Moses Hess, Marx creó una teoría supuestamente científica conocida como marxismo, que dedicó gran parte de su recorrido a anatemizar y ridiculizar otras teorías socialistas, a las que tildaba de “utópicas”.

Marx procedía de una larga línea de rabinos judíos. Vivía en la calle Dean de Londres, en la miseria, cuando le pidieron a él y Friedrich Engels, en el Red Lion Pub en el Soho, lugar que ambos frecuentaban, que escribieran lo que se convirtió en el Manifiesto Comunista. Su obra más conocida es el libro Das Kapital, que no menciona que el dinero está impreso de la nada y por sus supuestos primos, los Rothschild.

Marx nació en Trier (Tréveris), Reino de Prusia el 5 de mayo de 1818, en el seno de una familia judía Ashkenazi, hijo de Hirschel Levy Mordechai y de Henriette Pressburg. Su familia se cambió de nombre, como tantos otros judíos, para escapar al antisemitismo imperante de la época. El nombre judío de Marx es Chaim Hirschel Mordechai y descendía de los rabinos talmúdicos; su familia ​​paterna habían proporcionado rabinos a Trier desde 1723, siendo el último su abuelo. Su padre, un prestigioso y acomodado abogado, fue quien se cambió el nombre, adoptando como apellido el nombre del fundador de su familia, Marx Levy Mordechai, y germanizando su nombre de Hirschel a Heinrich. Esto era muy común en las familias acomodadas judías para no encontrar obstáculos en sus carreras profesionales y escapar de las inquisidoras miradas de sus conciudadanos.

Durante la Guerra Napoleónica el padre de Marx se convirtió en masón en 1813, uniéndose a su Loge L’Ètoile anséatique (La Estrella Hanseática) en Osnabrück. Esto le hizo ascender en su carrera como abogado y mejorar su posición. Después de la guerra, fingió la conversión al luteranismo como un medio para pasar desapercibido en la sociedad prusiana, y según varios historiadores, infiltrarse en los círculos de poder. Fingió ser un liberal burgués de la Ilustración “asimilado”, interesado en el “pensamiento libre” y rico, poseedor de algunos viñedos de Moselle.

La abuela materna de Marx era Nanette Salomon Barent-Cohen, que pertenecía a una familia adinerada de Amsterdam. Su prima se había casado con Nathan Mayer Rothschild y juntos tuvieron a Lionel Nathan Rothschild, “Barón” y miembro del parlamento británico por la ciudad de Londres.

Los críticos han sugerido que la misión de Marx, financiado por Rothschild, era cooptar y asimilar al movimiento obrero revolucionario. De hecho, en sus obras, los escritores Paul H. Koch (2005) y William J. Sutton (coord. 1983) constatan que los cheques de los Rothschild a Karl Marx para que publicara el Manifiesto Comunista y el Capital se exhiben en el British Museum de Londres. Antes de que Marx escribiera una sola palabra, después de la revolución industrial, el movimiento socialista ya existía en Alemania, Francia, Gran Bretaña y otros lugares. Los marxistas han tratado de monopolizar el socialismo e insisten en que no se puede ser un socialista sin seguir las tesis de Marx.

Una pregunta importante al respecto es “¿quién estaba detrás de Marx?” El libro Der preußische Regierungsagent Karl Marx de Wolfgang Waldner, sugiere – sin pruebas – que, inicialmente, Marx trabajó como espía de la policía para el régimen prusiano. Waldner menciona el hecho de que Marx se casó con Jenny von Westphalen en 1843, quien provenía de una próspera familia prusiana. Su hermano fue Ferdinand von Westphalen, ministro prusiano del Interior desde 1850 hasta 1858. Ferdinand, el cuñado de Marx, era considerado “reaccionario”, y dirigía una vasta red de espías que controlaba a los disidentes.

Justo por estas fechas, en 1843, Marx escribe La cuestión judía. En ella describe la relación de los judíos con las finanzas, y su manera de ver el mundo. El tono sobre los judíos no tiene nada que envidiar al empleado por Bakunin tiempo después. Sin embargo, a partir de su matrimonio, Marx deja de lado esta cuestión y años más tarde, comienza a admirar el genio financiero de los Rothschild (como también constataría Bakunin posteriormente).

Además ocurrió otro hecho en el pensamiento de Marx; de estar bajo la influencia del pensamiento de P.J. Proudhon – socialista “utópico” vinculado con el anarquismo – y de escribir sus manuscritos de filosofía política de juventud (1844), Marx pasa a realizar una crítica demoledora e irrespetuosa contra Proudhon, a acercarse de nuevo a Hess – comunista judío alemán, que iba a cambiar su posicionamiento político para convertirse en el precursor del sionismo, a quien Marx ya conocía desde la universidad en Alemania y quien se convertiría en su mentor – y a desviar poco a poco su pensamiento hacia otros derroteros. Esta etapa sucede entre 1843 y 1847, mientras, expulsado de París – donde se había exiliado para huir de la censura alemana por su actividad política – se traslada a Bruselas. En la capital belga comienza una primera transformación política (no será la única) y escribe el Manifiesto comunista. Después vuelve a Alemania y un año más tarde a Inglaterra, lugar donde viviría la mayor parte de su vida. Qué había cambiado en Marx.

Marx se mudó a Londres en 1849 – un año después de haber publicado el Manifiesto Comunista – donde escribió Das Kapital en la sala de lectura del Museo Británico, publicándolo en 1867. A partir de esta obra, Marx comenzó a defender el parlamentarismo como vía para hacer propaganda más efectiva entre las masas y llegar al poder. Hasta esa fecha, la defensa de la democracia parlamentaria en las filas socialistas era anecdótica, suscitando un gran rechazo, especialmente entre los muy activos y grandes opositores del marxismo, los anarquistas. Lionel de Rothschild, en esta época, convenientemente, fue diputado en el parlamento británico por la ciudad de Londres (1847-1868 y 1869-1874).

Los Rothschild (primos terceros de Marx, aunque este hecho aun se discute con gran controversia) y otros sindicatos de finanzas judías fueron muy prominentes en la promoción de la “emancipación judía” y las ideas masónicas, liberales y protestantes que se apoderaron de la sociedad a comienzos del siglo XIX

La idea de Marx como un cómplice de Rothschild fue planteada como una preocupación por su rival contemporáneo en la Primera Internacional, Mikhail Bakunin, en 1869. Bakunin escribió proféticamente:

Este mundo está ahora, al menos en su mayor parte, a disposición de Marx, por un lado, y de Rothschild, por el otro. Esto puede parecer extraño. ¿Qué puede haber en común entre el socialismo y un banco líder? es que el socialismo autoritario, el comunismo marxista, exige una fuerte centralización del estado. Y donde hay centralización del estado, debe haber necesariamente un banco central, y donde existe ese banco, la nación judía parásita, especulando con el trabajo de la gente, será encontrada”. Mikhail Bakunin, Profesión de foi d’un démocrate socialiste russe précédé d’une étude sur les juifs allemands, 1869. http://en.metapedia.org/wiki/Karl_Marx

En su «Carta a los internacionales de Bolonia», de diciembre de 1871 (que se encuentra en el Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam), en el contexto de un manifiesto antagonismo hacia los judíos, identificando a Marx como una expresión de dicha comunidad, Bakunin señala la relación de éste con los Rothschild, en los siguientes términos: “…como son los judíos en todos los lugares, agentes de comercio, académicos, políticos, periodistas, en una palabra, correctores de literatura, a la vez intermediarios de las finanzas, ellos se apoderan de toda la prensa de Alemania, comenzando por los periódicos de los monárquicos más absolutistas hasta de los periódicos absolutistas, radicales y socialistas, y desde hace mucho tiempo reinan en el mundo del dinero y de las grandes especulaciones financieras y comerciales: de esa forma, teniendo un pie en el banco, acaban de colocar en estos últimos años el otro pie en el socialismo y han posado sus nalgas en la literatura cotidiana de Alemania. Qué puede salir de esta literatura, pues.
Bien, todo este mundo judío que forma una única secta explotadora, una especie de sanguijuela de la gente, un parásito colectivo devorador y organizado, no sólo a través de las fronteras de los Estados, sino de todas las diferencias de opiniones políticas, el mundo está actualmente, en gran parte por lo menos, a disposición de Marx por un lado y de los Rothschild por el otro. Yo sé que los Rothschild, como reaccionarios que son, aprecian mucho los méritos del comunista Marx y, a su vez, el comunista Marx se siente inevitablemente arrastrado, por una atracción instintiva y una admiración respetuosa, en la dirección del genio financiero de los Rothschild. La solidaridad judía, esta solidaridad tan fuerte que se mantuvo a lo largo de toda la historia, los une.
Esto debe parecer extraño. ¿Qué pueden tener en común el socialismo y el gran banco? Es que el socialismo autoritario o comunismo de Marx busca una fuerte centralización del estado, y allí, donde exista la centralización del estado, debe haber necesariamente un Banco Central del Estado, y allí, donde existe tal banco, los judíos siempre estarán seguros de no morir de frío o de hambre» (Compilación en portugués «Bakunin por Bakunin»: Coletivo Sabotagem; https://we.riseup.net/livros-sabotagem)

Pero la relación del “socialismo científico” con la gran banca no acaba aquí. La conexión Rothschild habría empezado cuando el ‘Bund der Gerechten’ (Liga de los Justos), más tarde conocido como el ‘Bund der Kommunisten’ (Liga de los Comunistas), le pagó a Marx, exiliado en Bruselas, para escribir el ‘Manifiesto Comunista’, predecesor del Partido Comunista que, en realidad, fue financiado por los Rothschild.

Debemos recordar, además, que a los dos años de llegar a Londres y de vivir en la penuria (con el único sostén económico de su gran amigo, el socialista e industrial Engels) Marx fue empleado por Lord Palmerston (Henry John Temple, vizconde Palmerston).
El pragmatismo político de Lord Palmerston se resume en su frase «Inglaterra no tiene aliados eternos, y no tenemos enemigos perpetuos. Nuestros intereses son eternos y perpetuos, y nuestra obligación es vigilarlos». Palmerston era liberal, favorable al progreso tecnológico y completamente opuesto a la noción de gobierno democrático en Gran Bretaña. En la mejor tradición del liberalismo económico, defendía la noción de estado policial para proteger la propiedad privada, noción que defiende nmuchas ideologías (algunas sustituyendo la propiedad privada por la propiedad del estado) pero que pocas se atreven a defender en público tan abiertamente.

Según diversos historiadores (entre ellos Koch, J. Sutton, Estulin, Hetting…) Palmerston empleó a Marx para idear un nuevo sistema de gobierno y economía diseñado, deliberadamente, para fracasar y como respuesta al Banco Nacional de Lincoln, contrario a un banco central en EE.UU (banco que finalmente se establecería en 1913: la Reserva Federal, creada por Rockefeller y participada por Rothschild). Palmerston y su sector bancario consideraban que el Banco Nacional de Abraham Lincoln era una amenaza directa a la hegemonía inglesa y la banca del Imperio Británico.

El secretario de Economía de Rusia Sergei Witt trabajaba para instalar la idea de Lincoln en el Banco Nacional de Rusia, mientras que Bismark lo estaba haciendo en Alemania. En China después de la Primera Guerra Mundial hubo un movimiento hacia un Banco Nacional empujado por el lider nacionalista, afincado en Estados Unidos, Sun Yat Sen.

El objetivo del cartel de la corona y Lord Palmerston de Gran Bretaña era empujar a los rusos contra Alemania y reemplazar las tendencias nacionalistas con un sistema falso llamado ‘comunismo’, en realidad un capitalismo de estado burocrático y muy autoritario, para que Inglaterra continuara manteniendo su hegemonía. Así, la ‘Primera Guerra Mundial’ y la ‘Guerra Civil China’, fueron provocadas por banqueros británicos y holandeses que, incluso, no permitieron que la familia real inglesa fuera al rescate de sus primos hermanos, el Zar Nicolas de Rusia y su familia, asesinados por los bolcheviques.

Tal vez el aspecto más pronunciado y consistente de la ideología de Marx fue su desprecio contra Rusia. Y eso explica también su relación con Palmerston y con Urquhart (cartista y diputado con quien coincidía en apoyar a Turquía contra Rusia). Marx y Engels consideraban a los rusos y eslavos en general poco menos que como bárbaros (aunque mantenían, sin embargo, cordial y estrecha relación epistolar con revolucionarios rusos como Lavrov o Vera Zasulich ); de hecho, en sus polémicas con Bakunin era muy común que Marx, faltón empedernido, le descalificara empleando términos como “gordo tártaro” o “patán eslavo”. Si hubiera vivido para ver a sus herederos ideológicos, los judíos rusos bolcheviques Leon Trotsky, Grigory Zinoviev o Martov camaradas de Lenin, su líder, masacrándolos por millones,…

Marx usó el periódico Neue Rheinische Zeitung para intentar incitar una guerra contra Rusia. Esta rusofobia también estaba detrás de la extraña alianza con el parlamentario, David Urquhart – cartista y político, pro-turco y anti-ruso, que polemizó con Palmerston, quien presionó al gobierno inglés para entrar en la guerra de Crimea contra el país eslavo – cuando se mudó a Londres. Marx apoyó los artículos de Urquhart en los que se instaba a la entrada de Inglaterra en la guerra contra Rusia. Henry Hyndman, quien pasó muchas horas en la compañía de Marx, en su obra Registro de una vida aventurera atribuyó esta obsesión anti-rusa al etnocentrismo judío de Marx. Los soviéticos trataron de ocultar este hecho sobre Marx.

Palmerston y Rothschild, éste último con el aparente beneplácito de Marx, tenían planes para Rusia. Estos planes no fueron concretados, sin embargo, hasta décadas después de la muerte de Marx, a través de uno de los testaferros del clan Rothschild, Jacob Schiff. La Standard Oil de Rockefeller también entró en escena y entre ambos clanes continuaron con su maniobra de cooptar el socialismo y financiaron más tarde la revolución bolchevique.

Lenin y Trotsky, herederos de Marx, comenzaron su andadura conjunta en Londres, centro del poder Rothschild, donde escribían para el diario “Iskra”, financiado por la Sociedad fabiana, facción socialdemócrata del socialismo y apéndice de la política de los Rothschild.

Trotsky viajó a New York (1910) y, desde Wall Street, Jacob Schiff, le entregó 20 millones de dólares de la época para financiar al partido bolchevique. Ese dinero salió de la Banca Rothschild, de la banca Morgan y de la Standard Oil. Posteriormente el partido, y luego el gobierno bolchevique, siguió recibiendo financiación de Wall Street, en esta ocasión de la Standard Oil de Rockefeller. El motivo era doble.

Por un lado los Rothschild querían hundir la Rusia zarista y acabar con los autócratas que la gobernaban con mano de hierro, la dinastía Romanov. Evidentemente esto no era por el altruismo y el compromiso humanitario del clan financiero, ni por querer poner fin a las innumerables penalidades que sufría el pueblo ruso. La motivación era menos prosaica, sencillamente los Romanov se negaban a establecer en Rusia un banco central, y, como ya se ha explicado, el ministro S. Witt empezó a establecer las bases para crear una banco nacional, a imitación del que quiso implantar Lincoln, para que sirviera no de base bancaria centralizada, sino de soporte de una economía controlada por el gobierno y no por banqueros privados.

Por otro lado, la Standard Oil quería acabar con la competencia petrolera. Solamente la región circundante de Baku (hoy capital de Azerbayán), provincia del Imperio Ruso, producía más petróleo que todos los Estados Unidos. La Standard Oil regó al recién impuesto gobierno revolucionario bolchevique con dinero a cambio de la distribución del petróleo ruso. Tras la revolución rusa había estallado una guerra civil, en la que se produjeron – según el historiador Nicolas Werth – cerca de 300 intentonas revolucionarias locales contra el nuevo poder soviético. Éstas estaban protagonizadas por anarquistas, comunistas no bolcheviques, socialistas revolucionarios, mencheviques, nacionalistas y ejércitos campesinos, que luchaban (a veces en conjunción, otras por separado) contra el nuevo yugo rojo. Al mismo tiempo se creó un bando, el ejército blanco, compuesto por monárquicos y liberales, para luchar contra los bolcheviques y contra una parte de los oposición al bolchevismo, que estaba financiado por la corona británica, con el objetivo de restituir el zarismo (aunque Nicolás I Romanov ya había muerto). En este marco de guerra, las arcas del estado estaban vacías, los bolcheviques apenas si podían contener los envites de sus enemigos y la Standard Oil podía rellenar esas arcas. A cambio, Rockefeller se quedaba con el petróleo ruso, pues controlaba su distribución y, a partir de 1921, con la Nueva Economía Política de Lenin (instigada por Schiff) la petrolera estadounidense pudo adueñarse además de muchos de esos pozos. Para establecer los pagos, lo más conveniente, según Rockefeller y Schiff, era que el Banco Nacional pasara a ser un Banco Central, algo que coincidía con el programa del Manifiesto Comunista de Marx, con lo que el Banco Central de la URSS se creó y Rockefeller y Rothschild pudieron controlarlo. De hecho el primer plan quinquenal de Stalin fue financiado por Rothschild… hasta que el dictador georgiano empezó a tomar el control del banco y a desembarazarse de la influencia de la gran banca internacional y ese fue uno de los motivos, entre otros tantos, de la II Guerra Mundial, pero eso es otra historia.

Todo este proceso se supo por el congresista norteamericano D. Sutton, quien denunció a Rockefeller en 1919 ante el congreso de EE.UU – en un largo proceso de varios años de duración – por haber financiado a un país comunista, hostil a los Estados Unidos y a su American way of life. Las actas de las sesiones del juicio político a Rockefeller, que por supuesto salió absuelto, se encuentran en la Biblioteca del Congreso de los EE.UU y en los libros que Sutton escribió al respecto.

Por si todo esto fuera poco, Rusia tenía millonarios depósitos, en barras de oro, en la milla cuadrada más rica del mundo ‘The City of London’ que nunca le fueron devueltos. La ‘City’, dentro de la city en Londres, es simple y llanamente la materialización de una auténtica plutocracia medieval, donde el dinero, el poder del capital, se canaliza también en el seno de los poderes políticos institucionalizados.

Rothschild utilizó a Marx para infiltrarse en el movimiento obrero y asimilarlo y años después a sus seguidores, los bolcheviques, para destruir a la competencia y desestabilizar a su favor el no menos pernicioso orden internacional capitalista.

Pero no contentos con haber utilizado al comunismo marxista para fortalecer su poder, los Rothschild y los Rockefeller también estuvieron implicados en la creación y utilización del fascismo, una veresión degenerada y nacionalista – como luego lo sería el estalinismo – del socialismo.. Así por ejemplo, Mussolini recibía 6.400 de los actuales euros semanales de la banca Rothschild (varios cientos de miles de dólares de la época) y Hitler fue financiado por Rockefeller, Harriman y Bush a través del Banco Internacional de Pagos, creado en 1930 para que Alemania terminara de pagar las reparaciones de la I Guerra Mundial pero utilizado en realidad bajo ese pretexto para crear el banco central de los bancos centrales (controlado por 100 banqueros privados, entre ellos Rockefeller, Rothschild, Morgan,… y ubicado en Suiza) y para financiar clandestinamente a la Alemania nazi. El objetivo de esta guerra era amplio (unos quería acabar con la URSS, ya inservible a sus fines, otros acabar con Hitler, otros – como la nobleza austrohúngara – apoyaron a Hitler para utilizar la guerra para desbancar a la élite financiera, etc.) pues había muchos poderes en liza.

Citas de K. Marx

El judío se ha emancipado de una manera judía no solo al obtener poder financiero, sino porque a través de él y sin él, el dinero se ha convertido en una potencia mundial y el espíritu práctico judío se ha convertido en el espíritu práctico de las naciones cristianas. los judíos han llegado tan lejos que los cristianos se han convertido en judíos. Sí, el dominio práctico del judaísmo sobre el mundo cristiano ha alcanzado su expresión normal e inequívoca en América del Norte “. Karl Marx. La cuestión judía (1843)

¿Cuál fue la verdadera base de la religión judía? Necesidad práctica, egotismo. El Dios de la necesidad práctica y el egoísmo es el dinero. El dinero es el Dios celoso de Israel ante quien ningún otro Dios puede soportar. El dinero degrada a todos los dioses y los transforma. El Dios de los judíos se ha convertido en el Dios del universo. El verdadero Dios de los judíos es el dinero. Su Dios es solo una letra de cambio ilusoria”. Karl Marx. La cuestión judía (1843)

Por lo tanto, reconocemos en el judaísmo un elemento antisocial generalmente presente que se ha elevado a su máximo actual por el desarrollo histórico, en el que los judíos colaboraron con entusiasmo, y ahora tiene que disolverse necesariamente. En su significado final, la emancipación de los judíos son la emancipación de la humanidad del judaísmo “. Karl Marx. La cuestión judía (1843)

Las clases y las razas demasiado débiles para dominar las nuevas condiciones de vida deben ceder… Deben perecer en el holocausto revolucionario”. –Karl Marx, Marx People’s Paper, 16 de abril de 1856, Journal of the History of Idea, 1981.

La misión principal de todas las demás razas y pueblos, grandes y pequeños, es perecer en el holocausto revolucionario”. –Karl Marx Die Neue Rheinische Zeitung NZR Enero de 1849, [23].

Fuentes

https://www.henrymakow.com/2018/05/Karl-Marx-Was-Rothschilds-Third-Cousin%20.html

Marta Herring (https://lilianalopezforesi.com.ar/en/noticia/karl-marx-sus-primos-los-rothchild-y-das-kapital)

http://thesocialsciencepost.com/es/2014/12/la-city-una-polis-dentro-de-londres/

Estulin, Daniel. El Club Bildelberg. 2005